NdA: Esta es la versión en mi castellano (español) nativo de mi historia The Best I Can Do. Pueden encontrar el original en inglés en mi perfil. ¡Gracias por leer!
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1. Día 77, Parte I
Acabo de cerrar un negocio que mantendrá al Imperio alejado de aquí para siempre.
Lando era un cínico y un traidor. Claro que había cerrado un negocio.
Chewie había tratado de advertirle, pero Han no lo había escuchado. Leia había sospechado desde el principio, pero no habían tenido otra opción que recalar aquí. Cualquier otro lugar era demasiado peligroso o estaba fuera del alcance del maltrecho Halcón.
Había disparado, cuatro veces. Leia y Chewie se habían cubierto detrás de él. Darth Vader había frenado los disparos con su enguantada mano y luego le había arrancado el blaster de entre los dedos. Sin tocarlo. El arma había volado a través de la habitación hacia él. Maldita Fuerza.
- Será un honor si nos acompañáis – dijo el Señor Oscuro.
Esto no podía estar pasando. No a ellos, no a Leia nuevamente.
Otra figura apareció junto a Darth Vader. Una figura familiar, vistiendo una armadura mandaloriana gris verdosa. Boba Fett. Tenía que ser él.
- No tuve elección – trató de excusarse Lando. – Llegaron justo antes que ti. Lo siento.
¿Él lo sentía? Que conmovedor. Han miró al Barón de arriba a abajo y luego tomó por la mano a Leia.
- Yo también lo siento – respondió con una mirada asesina en los ojos.
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Finalmente los tenía en su poder. La Princesa, el contrabandista y el wookiee. Tres molestias que pronto serían castigadas por su estupidez. Y en el proceso atraerían a su hijo hacia él.
Darth Vader le indicó a la Princesa que tomara asiento a su derecha, y a Boba Fett que la ayudara con su silla. – Aquí, Capitán Solo – dijo, señalando a su izquierda. El engreído piloto lo ignoró y se sentó junto a la Princesa. Que lo disfrute, pensó el Señor Oscuro. No será por mucho tiempo.
El wookiee había sido llevado a un calabozo. Con un gesto seco, el Sith le indicó al cazarrecompensas y a Calrissian que se retiraran. La compuerta siseó al cerrarse tras de ellos.
- Es un placer encontrarnos nuevamente, Princesa – le dijo a la joven sentaba a su lado. Había crecido desde su último encuentro, madurado. Se la veía más hermosa incluso, si es que eso era posible. Le recordaba vagamente a alguien del lejano pasado.
Tonterías, pensó, descartando la idea.
- No puedo decir lo mismo, Lord Vader – contestó ella.
Ah, siempre una respuesta desdeñosa en sus labios. Eso tampoco duraría. Se pareciera a alguien de su pasado, o no.
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Mis pesadillas eran verdad, pensó la Princesa Leia. Todos vamos a morir.
Lo había visto claramente. Han, tendido en el suelo muy quieto, muy pálido. Vistiendo la misma camisa que se había puesto hoy al arribar a Bespin. Luke, con la cara amoratada y golpeada, y una mano de menos. ¿Estaba Luke aquí? ¿Se encontraba prisionero ya?
El sonido rítmico del respirador de Vader llenaba la habitación. Era imposible adivinar sus pensamientos tras la oscura máscara, pero de alguna manera ella podía sentirlo, tratando de penetrar en su mente. Levantó su propia fachada y dejó que la Princesa de Hielo tomara el control.
- ¿Puedo preguntar que planeáis hacer con nosotros? – Preguntó.
- Es algo que quizá encontréis… interesante… Princesa. Decidme, ¿disfrutasteis el viaje?
Instintivamente, Leia buscó la mano de Han bajo la mesa. ¿Lo sabía?
Al menos habían tenido la noche pasada.
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Han Solo nunca había estado tan cerca del Señor de los Sith antes. Lo encontraba extremadamente atemorizante. Algo muy oscuro lo rodeaba y no era sólo su armadura. El sudor comenzó a perlar la frente del coreliano.
Ella había tomado su mano. Al menos todavía tenían eso. Pero quien sabía por cuanto tiempo… El tipo estaba jugando con ellos. Si los iba a ejecutar, ¿por qué no hacerlo de inmediato? Y estaba forzando a Leia sin piedad a departir con él como si estuvieran en un banquete de la Corte.
Leia se veía – asombrosa. Nunca la había visto más principesca que ahora. Ni siquiera parpadeaba al sostener la mirada de la negra máscara.
Su voz tenía un tono tan helado que apenas la reconocía. Tan diferente de los tiernos, apasionados susurros de la noche pasada.
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Estaban enamorados. Eso era algo que cualquiera podía ver desde un pársec de distancia.
Este hecho lo ponía ligeramente incómodo. Era una debilidad. Había creído que ella era más fuerte, más aguerrida. ¿Y elegir al insignificante contrabandista rebelde como objeto de sus afectos? Era sólo una mujer, después de todo.
De todas maneras, era una ventaja. Podía sentir ya la angustia creciente de los dos amantes.
Sus informantes le habían asegurado que el muchacho estaba enamorado de la princesa y que Solo era su mejor amigo. Los registros de seguridad capturados en Hoth, aunque dañados, lo demostraban claramente. La amistad y el amor eran conceptos sobrevaluados, sin duda. Lord Vader se preguntaba como reaccionaría Luke al enterarse de la traición de su "amigo". Pero a pesar de todo, estos dos eran las personas más cercanas a él y seguramente ya estaría sintiendo que estaban en peligro. Y si no, entonces el Emperador estaba equivocado y Luke podía no ser tan poderoso después de todo.
Su reloj interno le indicó que habían pasado quince minutos desde que les revelara su presencia. Otros quince serían suficientes. Entonces comenzaría la verdadera diversión.
