Saludos. Empiezo nuevo proyecto, pero que ya no debería estar tan nuevo, si no que estoy tardando y punto. Que tampoco es tan raro.

Y bien, me uní a la comunidad de 30vicios en LJ, y cogí de personaje a Regulus Black. Asi que eso, 30 viñetas de Regulus están en camino. Perp como me va a ser...difícil y cansino escribir 30 viñetas serias, voy a dividir el proyecto en 2 "fics". Uno de humor, y otro serio. Por si hay algún error, este es el serio.

Disclaimer: Los personajes no son míos. Solo se los estoy guardando a un amigo. ¿El carnet¿Qué carnet? Soy inocente!

Espero que dejeis reviews, que siempre anima.

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Piano

Su padre casi nunca estaba en casa y, si estaba, jamás pasaba más tiempo del necesario con su familia. De hecho, durante toda su infancia, Regulus solo obtuvo un recuerdo claro de él. Sólo uno para llevar consigo el resto de su vida.

Sirius y él eran niños, y habían estado jugando en el jardín. Algo alejada se oía una suave melodía de piano, desde la casa. De repente habían empezado a discutir, como ocurría siempre que jugaban juntos. Regulus no estaba seguro de por qué había sido, discutían tan a menudo que era difícil acordarse cada vez...

Habían empezado a lanzarse bolas de barro, a lo muggle (eso Regulus lo recordaba bien, porque su madre siempre le recordaba que era de pésimo gusto), y tras darle de lleno a su hermano mayor, había salido corriendo a refugiarse en el interior de la casa. No se dio cuenta entonces, pero seguramente había ido salpicando el pasillo y marcando las pisadas húmedas y embarradas en la moqueta. Sirius seguía de cerca, así que hubo tropezones, y un par de cuadros acabaron cayendo al suelo. Regulus llegaba corriendo a la puerta de la sala de estar en el momento justo en que su madre bajaba por la escalera, alertada por el ruido.

Tenía una expresión furiosa. En Grimmauld Place nadie tenía derecho a interrumpir ese grisáceo silencio. Nadie irrumpía en casa gritando y corriendo, nadie tiraba barro a sus hermanos. En Grimmauld Place no había niños, sino herederos.

Regulus abrió la puerta casi por inercia.

La melodía paró de pronto. El niño vio a su padre, sentado de espaldas, al piano. El hombre se dio la vuelta lentamente, sin demostrar enfado o sorpresa. Se levantó de la silla, y Regulus estaba seguro, fue capaz de entrever los destrozos del pasillo, y a sus dos hijos a través de la puerta entreabierta. Quizás también vio a su madre, súbitamente lívida, parada en la escalera. Todos silenciosos, detenidos.

Su padre caminó lentamente hacia la puerta, y miró al menor de sus hijos directamente a los ojos unos segundos. No dijo nada. Volvió a cerrar la puerta, y desapareció detrás de una suave melodía de piano.

Regulus siempre le recordaría por eso; su padre eran ojos oscuros y tempestuosos, que no había heredado ninguno de sus hijos, su padre era notas de piano detenidas. Era silencio y vacío.