"Antes de que empieces a leer este libro, dejemos las cosas claras. Quiero que hagas tres cosas por mí:
Uno: No te ofendas por nada de lo que leas a continuación.
Dos: Olvida tus inhibiciones
Tres (y muy importante): A partir de ahora, todo lo que voy a contarte debe quedar entre tú y yo"

"La Sociedad Juliette" de Sasha Grey


PDV de Mathias:

*FLASHBACK*

*crash*

"¡Pequeño idiota! ¿¡Dónde carajo te has escondido ahora!? ¡Juro que en cuanto te vea te degollaré, y luego cortaré tus brazos para hacerlos rodajitas y servirlos junto con la sopa de ortigas, y de paso arrancaré tus venas y la decoraré con ellas!"

Aún recuerdo cuando era… éramos, niños. Aquella era donde nada parecía importar, tan solo el hecho de competir por el fin de ser el más grande orgullo de nuestro padre. Retozando por los –en ese entonces –níveos prados de algún lugar donde hoy sería nada más ni nada menos que alguno de nuestros hogares, hoy incluso, teniendo un pasado retorcido, un próspero presente y algún posible destino aún desconocido, no podríamos identificar de qué lugar se trataría en la actualidad.

"No me encuentres… Que por favor no me encuentres…"

Esa arcaica, inmemorial, perecida mansión señorial que aun persigue de tanto en tanto mis pensamientos (y, de alguna manera u otra, ahora más que antes) era el escenario general de nuestros juegos cotidianos. Pasábamos días enteros empujándonos, peleando, apedreándonos, robándonos juguetes, y lo sé perfectamente, ¿Qué tipo de juego es ese en el que se magullan un par de niños los unos a los otros? Ese, damas y caballeros, era el tipo de juego al que nosotros ya estábamos habituados, pero lo que nuestras pequeñas e ingenuas mentes infantiles no llegaron a captar desde un principio fue, el intento que finalmente dio frutos de nuestro padre: instruirnos.

"Aja, ya te vi… Te lo dije, cabeza de trapezoide, puedes correr pero no esconderte"

"Puedes correr pero no esconderte" ¿Cuántas veces habré escuchado eso en mi infancia? Viniendo de la boca de todos; claramente, siempre me lo esperaba. Pero en ese entonces ya estaba resignado ante cualquier tipo de castigo que pudieran proferirme.

*blam*

"¡OUHH!"

Por supuesto que, no hubo día alguno donde no me hubiera llevado una buena tunda. Y ahora que soy –a lo mejor, parcialmente –consciente de la infamia de todo tipo de acciones que en aquella época fue, no algo de tal magnitud, pero pequeños e insignificantes tabúes (y aún hoy, a excepción de escasas partes en este mundo desproporcionado), me doy cuenta de que nunca me detuve a sopesar alguna otra posible opción. Las cosas pudieron haber sido tan diferentes, pude haberme convertido en una ilustre figura de las proezas de la andanza, o bien, dirigirme a mí mismo a un cataclismo inevitable. Aún hoy me pregunto, qué hubiera pasado si alguna vez hubiera dejado que mi ferviente corazón… se congelase… al igual que el de todos ellos…

*FIN DEL FLASHBACK*


¿Qué onda gente? Bien, esta vez estoy tratando de escribir un thriller psicológico. Como luego verán, este fic tiene "mensajes ocultos" a medida que se va desarrollando la historia, aunque a veces alguna que otra cosa sin sentido se me pueda escapar. Este sólo es el prólogo, por lo que no es muy largo, sin embargo prometo más longitud en los siguientes capítulos.
Si deseas entender o descifrar los mensajes ocultos en el prólogo, envíame un PM o bien, escríbeme a mi cuenta de Tumblr: shetalkswithmonsters
Para darme tiempo de escribir y traducir los capítulos del español al inglés, iré actualizando cada dos semanas.

Eso es todo por ahora, Piper fuera~!

Hetalia - Hidekaz Himaruya

Expresión "Cabeza de trapezoide" - ScandiAisu (ya lo borró :'( )