La puerta del salón de clases se abrió, siendo Félix él que entraba de lo más casual. Hasta que Bridgette notó como él tenía su mejilla colorada y sumamente sorprendida le señaló eso.
— ¡Oh! —Exclamó con asombro Bridgette al ver que la mejilla de Félix tenía una marca de una clara cachetada.— ¡Dios mío! —Añadió con las dos manos sobre su cara expresando su impresión como horror.— ¿Quién te hizo eso?
Félix frunció el ceño mientras se sentaba en su asiento. Uno que mantuvo ante los exagerados comentarios de preocupación que hacía Bridgette.
— ¿Necesitas hielo? —Preguntó muy acelerada— ¿Te traigo hielo?
Félix frunció más el ceño, ahora llevando una mano en su mejilla intentando cubrir la marca de la cachetada que hace solo minutos su Lady le dio.
— ¿Te duele?
— No, Bridgette. —Mintió aun si ese sector lo sentía palpitante.— No me duele y no necesito nada.
— ¿Estás seguro? —Cuestionó.— No me sería problema pedirle hielo a la enfermera.
— ¡Te dije que no! —Habló con tal dureza que Bridgette se calló no insistiendo más.
No obstante, al rato, ella preguntó: ¿Qué paso? ¿Quién te hizo eso?
Obviamente Félix no le respondió ¿Por que como podía decirle que Ladybug lo hizo? ¿Que la razón había sido que siendo Chat Noir tocó sus pechos?
Por supuesto, fue un accidente, pero eso no fue suficiente para salir impune. Se ganó la cachetada y la mirada de enojo de su Lady. Bridgette que esperaba la respuesta, se le quedo mirando, mientras recordaba la cachetada que le dio a Chat Noir. Preguntándose a si misma si se había pasado con ese golpe.
Sin embargo de inmediato se le pasó al recordar lo que el gatito hizo, quien, entretanto miraba la mejilla de Félix, esa que tenia los cinco dedos perfectamente marcados y una pregunta surgió en su mente: ¿Quien había sido la tan malvada persona que le hizo una cosa así al pobre de Félix?
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Si solo supiera.
