Clasificación: T-M


Traición

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"Un Amigo, es un enemigo que aún no te ha atacado"

Amaury Rodríguez


Prólogo

Era un bonito día. El cielo estaba pintado de un azul muy hermoso y tenía como compañía nubes distribuidas junto con un sol que iluminaba todo, además de que corría un ligero aire muy agradable. En pocas palabras hacía un clima estupendo. Todo indicaba que este era un día perfecto.

―¡Fuego!

Tan perfecto que le enfermaba.

¿Por qué el día estaba tan jodidamente hermoso en una situación como esta? Le parecía una ironía que, a pesar de todo, los días tenían que mostrarse tan despejados porque era la señal de que sin importar lo que pase, el mundo tiene que seguir girando. Como deseaba que el mundo se hubiera detenido en aquel instante en que toda esta pesadilla comenzó.

Iba corriendo tan rápido como sus piernas se lo permitían, acompañado de sus amigos, para llegar al lugar acordado. Esquivaban balas, flechas y ataques de armas de esas endemoniadas cajas. Y Gokudera Hayato solamente tenía un pensamiento en su mente: ¿por qué todo se había ido a la mierda?

―¡Mátenlos a como dé lugar!

Ah, claro.

―Bastardos―oyó rugir a Yamamoto.

El joven se detuvo y activó su espada.

―¡No seas estúpido! ―dijo desesperado―No pierdas tiempo en intentar luchar con ellos.

Si hubiera una oportunidad de detenerlos no estarían corriendo como niños asustados, él más que nadie debería saberlo.

―Tu nivel de combate es de cuerpo a cuerpo―comentó Mukuro mientras activaba su tridente―Pero el mío no lo es.

Yamamoto soltó un chasquido de fastidio y siguió con el paso. Las ilusiones de Mukuro comenzaron a aparecer por todos lados, al menos eso les daría un poco tiempo. Continuaron casi sin ningún problema, disparos aquí, maldiciones por allá y mentadas hacia ellos; le daban ganas de detenerse y golpear a todos, pero ya faltaba poco. Sólo tenían que soportar un poco más y podrían darle fin a todo este infierno

―¡Cuidado! ―gritó Ryohei

Una criatura cubierta de llamas anaranjadas apareció frente a ellos. Rugió con toda su fuerza y corrió al ataque, a atacarlo a él precisamente. Como pudo, esquivó la garra del animal (si así se le podía considerar).

―¡Mierda! ―gritó enojado.

Estaba a un paso de activar su arma cuando...

¡BOOM!

Antes de que él o cualquiera de sus amigos pudiera haber hecho algún ataque, algo había impactado a la criatura.

―¡Mujer estúpida!

Desde arriba de un edificio en llamas, logró ver a Haru con su arma. Detrás de ella había otras personas, listas para el ataque. Sostenida de un arnés, Haru saltó del edificio hasta llegar frente a ellos. Se quitó su protección y apuntó con su arma a la criatura.

―¡Fuego! ―gritó a todo pulmón.

Desde el edificio, sus compañeros atacaron nuevamente y le dieron a la criatura.

―¡Kyoko-chan, ahora!

De un punto que no había visto, la chica salió y aventó su caja contra la criatura. Ésta comenzó a absorber todas las llamas que le rodeaban.

―E-ese es... ―susurró Lambo asustado al ver cómo había quedado―¿Natsu?

El ahora pequeño león dio un amigable rugido, quiso acercarse a ellos pero Haru disparó al suelo y Natsu saltó con sorpresa, posteriormente miró a los jóvenes confundido.

―¡Hay que continuar! ―dijo Kyoko mientras recogía su caja―No durará mucho en ese estado.

―Creí que ya no había más cajas del Cielo―dijo Chrome sorprendida

―Es la última―respondió la chica.

Avanzaron un poco, pero Natsu los estaba siguiendo.

―Maldición―susurró Yamamoto―No nos deja en paz

―Tal vez ya se calmó―dijo Lambo con un voz de pena hacia el pequeño león. Divisó a I-pin a lo lejos―¡Chicos, ya estamos cerca!

Entonces Natsu rugió. Los chicos se detuvieron y lo miraron, el pequeño comenzó a dar leves convulsiones; luego, todo su cuerpo se comenzó a rodear de llamas anaranjadas.

―¡Se está transformando de nuevo! ―declaró Kyoko―Es increíble, la cantidad de llamas impuras son demasiadas.

―¡No se detengan! ―ordenó Haru

Los compañeros de la joven Miura habían atacado nuevamente antes de que Natsu se transformara por completo. A pesar del desastre que estaba a un paso de desatarse, miró a la Haru y se encontró con esos ojos marrón que tanto adoraba, éstos reflejaban una tremenda determinación; era ridículo incluso pensar en que, a pesar de estar cubierta de mugre, se veía tan guapa como siempre. Haru también lo miró y después asintió, él supo que debían continuar.

Otra vez corrían, ahora acompañados de Kyoko y Haru. El lugar estaba en llamas, era increíble que un bonito día se viera como el infierno mismo. Le partía el corazón ver como la mansión Vongola caía en ruinas. Las pocas personas que estaban de su lado, atacaban a los enemigos para darles tiempo, si todo salía bien (no es que tuvieran otra opción en realidad), sus sacrificios no serían en vano.

―Somos muy pocos―dijo Ryohei con preocupación

―Eso es obvio―comentó Hibari con disgusto en su voz―Le tienen miedo, por eso le hacen caso.

Se acercaron hasta el límite de la mansión, ahí estaban I-pin, Futa e Irie Soichi, los tres lucían sucios y cansados. Lambo le dio un fuerte abrazo a I-pin y después a Futa. Soichi los miró con seriedad, él sostenía una bazooka en sus manos.

―¿Dónde está Giannini? ―preguntó Hibari al no verlo en ningún lugar.

I-pin y Futa bajaron las miradas, mientras que Soichi se aferró más a la bazooka

―No lo logró―susurró Futa

Soichi sacudió un poco su cabeza y luego dijo:

―Una vez que ustedes estén allá, nos retiraremos inmediatamente. Iremos a la base y después I-pin y Futa se les unirán. ¿Quieren que alguien más vaya?

―No―respondió de inmediato―Capaz y uno tenga la intención de matarlo.

―Pero si no logramos descubrir qué fue lo que pasó, vamos a hacer eso ¿verdad, Hayato?

Gokudera frunció un poco el ceño y luego asintió.

―Ya lo sé, mujer estúpida. Ese fue el acuerdo al que llegamos.

Soichi tosió falsamente para volver a tener su atención.

―Pónganse en posición.

Los siete Guardianes y las dos chicas se pusieron en fila, listos para ser disparados por la bazooka

―Recuerden que sólo su mente será la transportada diez años al pasado, por lo tanto no se alteren si se ven más jóvenes.

―Eso quedó claro cuando explicaste el funcionamiento―dijo Mukuro con sarcasmo.

Chrome le pegó en el hombro.

―Es bueno ver que por lo menos te queda algo de humor―Gokudera rodó los ojos―Hazlo de una vez.

Soichi estaba a un paso de dispararles cuando un ataque de llamas le dio en la espalda, quemándosela en el proceso.

―¿Acaso harán un viaje sin mi?

La sangre se les heló al oír esa voz juguetona llena de sadismo. Soichi había soltado la bazooka y antes de que él pudiera tomarla, I-pin se interpuso.

―Muévete―le ordenó.

I-pin no lo pensó y comenzó a atacarlo. Haru había aprovechado ese momento de distracción para tomar la bazooka.

―¡Futa! ―gritó al momento en que le aventó la bazooka.

Cuando I-pin iba a darle una patada en la cara, él la tomó de la pierna y luego sonrió con maldad, emitió llamas con la ayuda de sus guantes y comenzó a quemarle la pierna. La chica gritó de dolor.

―¡Mierda! ―dijo por segunda vez Gokudera antes de ir a ayudarla.

Lo siguiente que supo fue que algo había golpeado al chico, provocando que soltara a I-pin. Haru corrió hasta ella y la ayudó a ponerse de pie, llevándola en donde estaba Soichi.

―¡Futa, dispárales! ―gritó Lambo.

Gokudera notó que él había sido quien lo golpeó usando su Thunder Helm contra él. Vio que Futa ya los estaba apuntando con la bazooka

―¡E-espera! ―Gokudera no podía dejar a los niños solos con él ni tampoco a Haru o a Soichi en esas condiciones

Al parecer Chrome y Ryohei habían pensando lo mismo, pues ellos ya se habían encaminado a atacarlo sin ninguna restricción. Kyoko también quiso ir pero Yamamoto la detuvo.

―No podemos quedarnos todos―dijo con enojo y luego miró al Guardián de la Tormenta―Gokudera, tenemos que irnos ya. Aunque sea sólo nosotros cinco, sabes que no podemos desperdiciar esta oportunidad.

Gokudera de mordió el labio inferior y miró a Yamamoto, Kyoko, Mukuro y Hibari; luego pasó su mirada a los demás.

―Confío en ustedes―dijo mientras se separaba de ellos―Esperen por nosotros y no hagan nada indebido

―¡¿Qué?! ―dijo Mukuro confundido―No estás pensando en...

―¡Futa, hazlo de una vez!

Futa ya no esperó más y nuevamente apuntó la bazooka.

―¡No, no lo harán!

Emitió una onda con sus llamas, zafándose de Chrome, Ryohei y Lambo. Corrió hasta ellos y Futa disparó en ese momento la bazooka, justo cuando iba a tomar a Hibari, Gokudera lo tacleó.

―¡No te saldrás con la tuya, Juudaime! ―le gritó mientras lo mantenía en el suelo.

Sawada Tsunayoshi gritó furioso cuando vio que los cuatro jóvenes habían desaparecido tras el humo rosa.


Comentarios: Que tal a todos. Sí, otra historia más. Como he dicho antes, no soy muy buena con los títulos y éste fue el mejor que se me pudo ocurrir, aunque suene un poco flojo. ¿No les ha pasado que cuando le dan limpieza a su computadora, se encuentran con cada cosa? En mi caso me encontré con muchas ideas de historias y una de las que más me llamó la atención fue esta, y para cuando me había dado cuenta ya tenía escrito todo un capítulo, jaja. Así que bueno, veremos como va todo. Me gustaría que me recomendaran la clasificación de esta historia en el futuro, por el momento la manejaré como T pero tal vez la llegue a cambiar. Muy bien, creo que no tengo nada más que agregar, a lo mejor y puse un poco las cosas confusas pero esa es la intención. Gracias por tomarse su tiempo y que comience esta historia!

Saludos~