Las vacaciones del Decimo Vongola
CAPITULO UNO: SECUESTRO
Tenía un mal presentimiento al acercarse a la habitación del actual líder de la familia más poderosa dentro del mundo de la mafia, como todos los días iría a despertarlo y a darle un informe de las últimas noticias antes del desayuno.
Esa noche no había podido dormir bien, no con la presencia del bastardo guardián de la niebla en la mansión; acababan de rescatarlo de la prisión Vindicare, solo lo había dejado porque el jefe lo había pedido.
-"A veces el Decimo es demasiado bueno y amable."- Sonrió al verse cerca de su destino y aumento mas su sonrisa al imaginarse el desayuno.-"Sera interesante, por fin todos los guardianes estamos bajo el mismo techo".
Toco suavemente en la puerta espero a que el castaño abriera y lo atendiera, se recargo aun lado de la puerta. Se tenso al no recibir por lo menos una palabra por parte de chico, en esta ocasión toco mas fuerte mientras intentaba abrir la puerta; estampo su puño al notar que estaba cerrada.
-Oi, ¿Gokudera que pasa?- se acerco el guardián de la lluvia acompañado del pequeño guardián del rayo, para saber el motivo del escándalo.
-¿Qué ocurre con Tsuna? Aun no se levanta, es raro siempre es el primero en levantarse- comento el pequeño niño. Sin embargo el peli plateado no contesto y siguió con su intento de abrir la puerta.
-Oya, oya ¿por que el escándalo? No puedo creer que así sean todas las mañanas aquí en la casa del Vongola.
El ojiverde al ver al peli azul se abalanzo contra el inmediatamente, el chico simplemente saco su tridente listo para recibirlo y comenzar la pelea, sin embargo alguien detuvo al guardián de la tormenta.
-¡Suéltame Yamamoto!- ordeno Gokudera- Y tú contesta- mientras señalaba al recién llagado- ¿Qué le hiciste al Decimo, porque no contesta o abre su puerta?
-Tal vez porque no quiere ver tu horrible rostro a la primera hora de la mañana- contesto el guardián de la niebla.
-Dejen de pelear- ordeno una voz fría y con aire de enojo, proveniente de la espalda de la mano derecha del castaño– La máxima prioridad es abrir la habitación de Tsuna y confirmar que se encuentra bien y que solo se quedo dormido. Ayer se acostó muy tarde.
Todos asintieron e inmediatamente destruyeron la puerta, ganándose una reprimenda por parte del arcobaleno y llevándose una gran sorpresa al disiparse le humo de la habitación.
Por todo el lugar se encontraba las cosas del jefe tiradas y revueltas en el suelo, la cama prácticamente deshecha, la puerta del baño con algunos rasguños; inmediatamente Mukuro inspecciono el baño en busca del pequeño líder sin encontrarlo. Yamamoto lo imito solo que dirigiéndose a una de las ventanas del lugar encontrado que el vidrio se encontraba completamente roto y la estructura destruida.
A la única conclusión que podían llegar era que se había llevado una pelea en esa habitación.
-¿Dónde esta el Decimo? ¿Y porque nadie de nosotros escuchamos la pelea?
-Oigan encontré algo- hablo el mas pequeño de los guardianes, atrayendo la atención de los adultos.
El pequeño Lambo de quince años había encontrado el anillo y los guantes de Tsuna tirados, cerca de la pequeña sala de estar de la habitación, mientras los demás se concentraban en encontrar algún indicio de donde podrían encontrar a su amigo y jefe; Reborn se acerco al escritorio, dándose cuenta que lo único que se mantenía intacto de la tormenta que ataco a la habitación.
Encontró una carta que estaba dirigida a sus guardianes y a él mismo, la tomo y la guardo bajo el saco observando las reacciones de cada uno de los presentes al encontrar algo fuera de lugar se entretuvo aun mas al ver llegar al resto de los guardianes y los mecánicos de la familia. Salió de la habitación con una enorme sonrisa al parecer esos días serian muy entretenidos en la casa Vongola.
-¡No puede ser el Decimo a sido secuestrado!-grito Gokudera en la oreja del guardián de la nube a continuación recibió un fuerte golpe con la tonfa de susodicho guardián, mandándolo a volar lejos de él.
