Artias D'lume era un joven adulto, de apenas unos 19 años, de tez pálida, de contextura cuadrada, cabellos castaños y ojos de un color similar. Era músico debido a la crianza de su padre, quien desde pequeño le inculcó educación para las artes sonoras y había sido líder de una banda del género metalcore que no llegó a mucho. Su ascendencia francesa lo hacia un chico educado, pero su actitud diferente le acarreaba problemas. Además de todo esto, Artias era un mago y recién acababa de descubrirlo...
Eran las 4 pm, la brisa soplaba fuerte a través de las ventanas abiertas de un silencioso estudio de grabación anexo a una casa, en el, una figura masculina escuchaba a otra mas alta hablar y como resultado, debió sentarse para reaccionar aquello que le estaban revelando.
-... Caray, ¿me has mantenido un secreto de este calibre por diecinueve años?- refunfuñaba el chico a su padre mientras esperaba alguna respuesta.
-bueno...- su padre de hallaba un tanto sofocado mientras intentaba explicar -ya conoces la razón por la cual nunca se me hizo fácil hablarte sobre tu madre-
La madre de Artias se llamaba Alissa Divazzio y durante su vida había sido una bruja brillante, con una creatividad asombrosa y un sentido de la justicia incorrompible. Lamentablemente, este sentido la llevo involucrarse en un conflicto, un conflicto con magia oscura de por medio, el cual dio resultado su muerte, cómo un daño colateral, una casualidad de guerra.
El padre de Artias se llamaba Nile Nutlove D'lume y era un simple muggle, un hombre sencillo, con un enorme talento para la música y un gran sentido de la responsabilidad.
Artias pensaba con la mente en blanco, intentaba, pero no podía reflexionar, tenia aquella carta en sus manos, aquella que rezaba "Universidad Especial de Magia y Hechiceria Hogwarts", aquella que estaba sellada con un logotipo muy peculiar: estaba dividido en cuatro, en el se mostraban animales. Un León, Un Águila, Una serpiente y Un Tejón lo adornaban. La habría leído quizás unas 50 veces, por algo de tiempo le pareció una broma.
-¿De verdad hay una Universidad dedicada a enseñar algo como Magia y cosas raras? -le pregunto a su padre con cierto aire sarcástico- ¿Y miles de tíos con mi edad Ingresan allí cada año? ¿Y dices que madre estudio allí?
-Todo cierto...- dijo su padre con un aire de alivio tras haber aguantado esa bomba tanto tiempo -Bueno, la verdad es que tu carta debió llegar hace un año, pero no se que sucedió...
Artias se sentó en la ventana un momento, podría rechazar toda esta descabellada situación y volver a su vida regular, pero por primera vez, sabia algo de su madre y para colmo, no era cualquier cosa. Su madre que había cedido un don... el don de ser un mago y no podría decepcionarla.
-Padre... lo haré- le dijo con una mirada decidida- iré a esta institución y tomare el legado de madre... voy a darle vida a lo que me dejo, partiré al distrito comercial Diagon por la mañana con los datos de la carta.
-Artias... nunca entendí mucho sobre la magia -sonrió, colocando una mano al hombro de su hijo- así que espero que alguna vez puedas responderme muchas cosas que tu madre no pudo.
Artias era un chico curioso, siempre se ocupaba en leer acerca de muchos temas, sin embargo, la magia no era cualquier cosa y no podía buscar información, pero eso no detenía su mente, aquella mente que no lo dejo dormir por esa noche. A la mañana siguiente se alistaba con sus maletas de ropa y objetos básicos mientras hallaba saqueando su propio armario, tuvo un sentimiento un poco extraño, el no sabia por que, pero sentía que alguien lo miraba. Inmediatamente sintió una leve corriente de viento cruzar desde la ventana y llegar hasta su armario, inmediatamente salto hacia atrás, acto seguido se rompería un soporte de su armario y caería en dirección a el, en una milésima de segundo cerro los ojos y pensó la palabra "dieu!" con todas sus fuerzas, sintió una fuerte corriente de viento, fue extraño, esperaba el impacto de aquella enorme pieza de carpintería con espejos y bisagras. Al abrir los ojos vio algo sumamente peculiar: ya no estaba bajo la sombra del armario, sino varios metros mas atrás en la habitación y eso no era todo, el armario se hallaba suspendido a media caída y para su increíble asombro, lentamente volvía a posarse en posición inclinada de modo que no pudiera caer. Mas que entrar en pánico por lo sucedido, respiro profundo y penso para si mismo.
-Yikes... tantas cosas que no entiendo y tan poco tiempo- se hablo a si mismo preocupado- creo que es mejor que me de prisa.
-"Calle Lennin, Numero #54, el muro de ladrillos, decir: somormujo y tocar 3 ladrillos" - leyó la dirección en la carta -Realmente es preciso esto...- se burlo de lo ridícula que sonaba la orden.
Aquella carta, tras su apertura y lectura, difícilmente se le podría llamar carta, básicamente era un completo documento de cosas que se debían saber para ingresar a la institución, hasta las compras necesarias y como hacerlas, resultaba que debían ser realizadas en cierto distrito comercial, llamado "Diagon" y se decía que su ubicación en el mundo no era del todo exacta, pero que todas las personas en el mundo podrían acceder tras los medios necesarios, Artias estaba leyendo las instrucciones para usar el acceso de su ciudad.
-Somormujo- dijo, antes de tocar en linea tres firmes ladrillos frente al muro.
Acto seguido y como el esperaba, sintió un ligero temblor bajo sus pies, mientras los ladrillos comenzaban a realizar una formación ligera y silenciosa para apartarse y dar paso a un enorme pasillo, Artias camino decidido por el largo pasillo, al fondo veía una salida al exterior, escuchaba voces, gritos, risas y hasta sonidos de animales, no sabia porque, pero ciertamente estaba emocionado.
La vista al salir fue toda una sorpresa, se trataba de una plaza enorme con una gran fuente plateada en el centro, de una estructura circular, solo podía ver tiendas por todas partes, podía ver nombres como "Mascotas Sin Truco", "Cartas bajo tu manga", "Todo para el brujo moderno". Pero la que le llamo la atención era una llamada "Varitas Don Ollivander", había leído un montón de veces su carta, sabia que lo básico y primordial para un mago era una varita, así que sin duda alguna de acerco a la tienda, cuya puerta se abrió automáticamente al acercarse...
-Adelante Sr. D'lume, le he estado esperando -se escucho una voz desde detrás del mostrador de la tienda.
-Pero ¿que demo...? ¿quien es usted y que sabe de mi? - dijo Artias aun desde la puerta, quedándose estático y desconfiado.
-Sr. D'lume se muchas cosas, pero no tenemos todo el día, ¡Accio Primus! -exclamo desde su posición el hombre.
Artias sintió una fuerza de atracción veloz y fuerte, inmediatamente se vio a si mismo frente al mostrador y pudo detallar al hombre, como de unos 50 años, lleno de canas y con una mirada excéntrica, tras el encantamiento se presentó el hombre.
-Soy Don Ollivander, el mejor fabricante de varitas y el que te diga que no... su varita no lo quiere. -dijo con tono sarcástico.
-... bien, no hará falta presentarme -dijo Artias tras tranquilizarse por la sacudida y razonar que esto debía ser normal en este retorcido mundo.
-obviamente viene por una varita, así que dígame ¿Que prefiere entre el día y la noche? Y ¿Cuales son sus colores favoritos?- pregunto Ollivander con una aparente curiosidad.
-Y... que tiene...- Iba preguntando.
-¿... que ver? Solo responda, Sr. D'lume. -le ha interrumpido tajante-
Artias se lo ha pensado un poco, pero tras unas vueltas en su cabeza formulo su respuesta con total seguridad.
-Definitivamente prefiero la noche- ha empezado a decir con seguridad -Mis colores favoritos son el blanco, el negro y el marrón.
Tras unos segundos Ollivander pensaba su respuesta y la analizaba cuidadosamente, se dio la vuelta y buscaba en un estante mientras empezaba a recitar como si de un poema se tratase.
-Brillante, esta centrado en sus objetivos y abierto a nuevas experiencias -decía mientras novia cajones -Seguro de lo que tiene, seguro de si mismo, aunque tiende a perderse en su complicada mente de vez en vez, un Diamante en bruto, para ciertos talentos muy particulares.
Tras revisar unos cajones, saco del estante uno negro, con detalles blancos y bisagras marrones, poniéndolo frente a Artias y pidiéndole que lo abra.
-Una varita de madera de Endrino negra, con núcleo de pelo de unicornio- le ha dicho tras mostrarle la varita -resulta manejable y excelente para ser creativo, no es Recomendable combatir directamente con ella, se necesitará de métodos especiales... pero sin duda se que le ira genial.
Artias tomo la varita, en ese momento un destello salió de la punta y el muchacho sintió una corriente de energía fluyendo por su cuerpo, como una conexión infalible, se sentía emocionado, no podía esperar a aprender magia.
Charlo con Don Ollivander por unos minutos, este le dio consejos útiles sobre el uso de la varita y formas practicas de aprovecharlo... todo antes de cobrarle la bella y cara cifra de 22 Galeónes.
Artias aun debía comprar muchas cosas y así de fue su mañana, compro una chaqueta versátil, capaz de cambiar de forma para su uso, la que a según la carta haría las veces se uniforme. Caldero, libros y libros, varios artilugios que le causaron curiosidad y finalmente, la carta explicaba que se permitía tener una mascota un tanto particular, y Artias había comprado una pequeña Gata negra, a la cual llamo Gwen. La Gata no tardo mucho en tomarle afecto, tras haberle hecho caricias leves y dando de comer, pues la gata se envolvía en las mangas del muchacho y descansaba en el carro de compras junto con todo lo de la lista.
Se hallaba preparado para irse pues ya tenia todo lo requerido en la lista y algunas cosas mas, sin embargo escucho un ruido a sus espaldas, velozmente se dio la vuelta para ver a un muchacho caer de frente con una varita en mano, tras la cual un destello salio disparado en dirección a Artias. Trato de reaccionar con velocidad, pero no sabia que hacer, aun así, su impulso lo llevo a sacar su varita, tras lo cual un grito interrumpió el movimiento.
-¡Protego! -un hombre de unos 40 años se hallaba frente a Artias, blandiendo una varita, la cual parecía expeler un campo de fuerza, que desvió el destello al cielo donde se deshizo. Artias se hallaba sin palabras.
-¿Estas bien, chico? -se dio la vuelta para mirarlo y verificar su estado -por lo que puedo ver, seras un nuevo estudiante en Hogwarts
-Si... lo estoy -aun atontado por lo sucedido - ya veo que aquí todos están mas enterados de mi que yo...
-¿pero que mierdas, Neville? ¡Casi hieres a un estudiante y a uno de los profesores mas importantes de Hogwarts!.
La madre del chico había aparecido en escena para reprenderlo duramente y lo llevo halado del brazo fuera de escena mientras se giraba para disculparse.
-¡Lo siento, Remus!- grito la mujer enfadada mientras se alejaba con el chico sujetado.
Artias se había apartado un poco de la escena, veía todo esto, estas personas actuar tan natural con estas situaciones y... nada de esto le parecía normal, pero así lo quería el, poco después, se dio cuenta de todo el enorme mundo que le quedaba por delante para explorar y lo mucho que debía aprender... no podía esperar...
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Proximo - Capitulo 2: Lazos. Un vuelo incomodo a un nuevo mundo.
