Disclaimer: En esta historia se utilizan los personajes de la saga Crepúsculo, los cuales no me pertenecen a mí, sino a la increíble Stephanie Meyer. Sin embargo, la historia que leen si me pertenece.
Summary: Isabella Swan, una joven traicionada, espera iniciar una nueva etapa lejos de la causa de su dolor. Sin embargo, la suerte no parece estar de su parte, y la ilusión se convierte en dolor.
Capítulo 1.- Nueva etapa.
Solo quedan ganas de gritar.
Ahí estás, y mi corazón vuelve a latir tan frenético como cada vez que te veo. Te miró, y pienso en que estás con otra, y que yo podría haberlo evitado si no hubiera cometido ese error. Ese estúpido error... y todo por unas tontas palabras. Unas tontas palabras pueden hacer que toda una vida feliz se convierta en un infierno. Porque no tenerte, es un infierno. Quizá podría superarlo si dejara de verte, pero resulta imposible. Lo intento, de verdad que me mentalizo de ello y de que es lo mejor, pero al final me entero de donde estás y voy a buscarte. No para hablar contigo, ya que resultaría bastante doloroso, si no para verte... y que me veas. Sé que puede sonar estúpido y egocéntrico, pero quiero que sepas que estoy ahí, que no te olvides de mí. Y en el fondo me mata el no saber qué piensas al verme. ¿Te late el corazón tan rápido como a mí? No lo creo. No debo ejercer ni la mitad del efecto que tú ejerces en las personas. Al menos me gustaría que alguna vez pensaras en mí, todavía sueño con ello. ¿Apareceré en tus sueños? ¿Me colaré en tus pensamientos de vez en cuando? Me gustaría que así fuera, todos los días me lo pregunto. No me importa que los pensamientos que tienes sobre mi sean amorosos. Sólo... que no me olvides. Nunca.
Y aquí estoy yo, Isabella Marie Swan, releyendo por quinta vez estas palabras que escribí hace 3 años. Estas palabras en las que encerré todos mis sentimientos por él. Edward… Sólo habíamos estado saliendo un mes, cuando mi mejor amiga, Tanya, me dijo cosas horribles sobre él. Yo conocía la fama de mujeriego que tenía, pero me daba igual. Había tantas promesas de amor por su parte… Era perfecto. Perfecto para mí. Pero claro, cuando es tu mejor amiga la que te habla mal sobre tu novio y no gente con la que apenas te relacionas, la cosa cambia. Aun así, no le hice mucho caso, por lo que al final me dio un ultimátum: Ella o Edward. Tenía 15 años y las cosas no muy claras, por lo que me aterroricé ante la idea de perder a mi mejor amiga, y le dejé. A los 2 días, Tanya era su nueva novia. La muy zorra no perdió el tiempo. Ella era muy atractiva y él un chico en plena adolescencia. Supongo que fue inevitable. Desdé ese día les odié a los dos. Intentaba pensar que me había quitado dos pesos de encima, pero en el fondo le seguía amando…Tonta Bella.
Al fin hoy empiezo una nueva vida como universitaria. Lejos de casa, de todo lo que me recuerda a él… Estoy convencida de que a partir de ahora podré superarlo sin problemas. Ya casi no pienso en él, pero de vez en cuando veo su rostro en mis sueños y me paso los dos días siguientes con esa imagen rondando en mi cabeza. Espero liberarme de eso.
Guardo la nota en el cajón de mi mesita de noche y, después de una duchar caliente y de vestirme con mi vestido favorito, me encamino a la puerta con una manzana en la mano y mi mochila a la espalda.
Mientras cierro con llave la puerta de mi nuevo piso, les agradezco una vez más a mis padres que me lo compraran. Aunque la fortuna de mis padres es bastante elevada, me empeñé en que me compraran un piso no muy grande. Por una parte, no quería que gastara
n mucho dinero en un piso solo para mí, y por otra, quería sentirme como una universitaria normal. Nada de lujos. Excepto en la ropa…Es algo que amo. Una de las habitaciones es exclusivamente para la ropa. No cabría toda la que tengo ni en tres armarios.
Mi piso está cerca de la universidad, por lo que sólo me toma a 15 minutos a pie. Antes de llegar hay un paseo rodeado de cerezos. En esta estación del año, los cerezos no están en flor. Me encantaría ver sus flores y ver que el lugar esté impregnado de su maravilloso color. Sencillo, pero precioso. Esto es lo que hace del cerezo mi árbol favorito. Sin embargo, no me detengo para apreciar mejor la magnificencia del lugar, ya que mi primer día de universidad realmente me emociona.
Cuando llego a la entrada principal de la universidad, tengo los nervios a flor de piel. Hay un montón de gente. En frente mío tengo un grupo de amigas comentando los salones a los que deben ir cada una. Escucho que una de ellas va a estudiar psicología, por lo que decido acercarme y preguntar.
-Perdona, no he podido evitar escuchar. ¿Dices que estudiarás psicología, verdad?
-Sí. Por cierto, yo soy Rosalie, aunque puedes llamarme Rose- Rose…Es un bonito nombre, y además, parece simpática.
-Yo soy Isabella, pero todos me dicen Bella. También estudiaré psicología…¿Me podrías decir dónde puedo ver el horario?
-No te molestes en ir a mirarlo. Si quieres, puedo enseñarte el mío.- Me pasa su horario y lo copio en una hoja de mi libreta.
-Genial. Muchas gracias. Nos vemos en clase.
-¡Claro! Nos vemos.- Me dirige una amable sonrisa para despedirse. Definitivamente, va a caerme bien.
Cuando suena la campana que indica el inicio de mi primera clase, me dirijo al salón correspondiente. Al entrar, veo a Rose sentada en una de las mesas del fondo, indicándome con gestos que me siente a su lado. Nada más sentarme, me dirige una sonrisa igual que la de antes. No es como esas personas que siempre sonríen para intentar parecer simpáticas o amables. Su sonrisa es sincera.
-Estoy eufórica. No puedo creer que vaya a tener mi primera clase como universitaria.- Realmente su voz sonaba eufórica…Aunque también algo nerviosa.
-Y yo. Al fin y al cabo, voy a empezar una nueva etapa en mi vida.
-Después de esta clase, estaremos estudiando oficialmente psicología.- Rose alza la mano para que se la choque, y yo lo hago encantada.
Después de que entre el profesor y nos suelte un pequeño sermón sobre la vida a partir de ahora, las dos nos mantenemos el resto de la clase calladas, y muy atentas.
Una vez suena la campana y el profesor se despide por hoy, Rose y yo vamos contentas hacia nuestra siguiente clase. Pasan dos clases más y todas resultan interesantes. Después de parlotear un rato, Rose me invita a que vaya con ella y sus otras dos amigas de antes a almorzar a la cafetería. Después de aceptar, nos reunimos con ellas en el mismo sitio en el que les vi antes y nos dirigimos a comer algo. Compro espaguetis para comer y nos sentamos juntas en una mesa. La conversación fluye sin problemas, y estoy tan cómoda que me uno a ellas sin casi darme cuenta. Descubro que las otras dos se llaman Alice y Ángela, y que todas se conocen de la preparatoria. Estamos conversando sobre como el profesor que nos dio la segunda clase tiró una tiza a un chico de la segunda fila que no paraba de hablar cuando me quedo congelada y casi me atraganto con la comida.
-¿Bella? ¿Pasa algo?
No reconozco de quién viene la voz. Ni siquiera entiendo lo que me pregunta. Dos mesas más adelante, riéndose con dos chicos más, se encuentra él. El motivo de todo mi dolor durante tres años. Edward.
-¡¿Bella?- Rose me empuja el hombro y vuelvo al mundo real. Es como si hubiera estado encerrada en una burbuja en la que sólo estábamos él y yo dentro.
-Está aquí…Imposible.- Mi voz se escucha extraña. Ni yo misma me reconozco.
-¿Quién? ¿Quién está aquí?- Alice pone una cara extraña y se pone a buscar en todo el lugar a alguien con la mirada. Como si lo fuera a reconocer.
-Lo siento. No es nada.
-¿Nada? Te quedaste como shockeada. ¿Qué ha pasado? ¿Qué has visto?- La voz de Ángela realmente suena preocupada.
-Más bien…A quién he visto.- Realmente confío en ellas, aunque apenas las conozca.- Lo siento, es una larga historia.
-¿Qué te parece esto? Has dicho que tienes tu propio piso, ¿cierto?
-Sí… ¿Qué planeas, Rose?
-Bueno, si es una larga historia y no te molesta, podríamos ir a tu piso esta noche y tú contárnosla. Tómatelo como una noche de chicas, ¿vale? Si tú quieres, claro.- Realmente quiero desahogarme con alguien, asique la idea de Rose me parece genial.
-Está bien. Realmente lo necesito.
-Entonces… ¡Noche de chicas!- Alice parece incluso emocionada. Es realmente una persona entusiasta.
-Genial.- Ángela me gusta. Es seria y parece una de esas personas que saben escuchar.
Después de terminar todas las clases y darles mi dirección, las chicas se van a la residencia a por sus cosas, y quedamos a las seis en mi piso. Rose se encarga de la película.
Ya he limpiado y ordenado el piso cuando suena el timbre que anuncia la llegada de mis nuevas amigas. Les abro y veo que Rose ha traído una comedia. Genial, no estoy de humor para aguantar nada romántico.
Después de terminar de reírnos con la película y de recoger las palomitas tiradas en el sofá, todas se sientan a mi alrededor.
-Bueno, ahora vamos a lo que de verdad veníamos a hacer. Adelante.- Rose me indica con un gesto que hable, y las demás guardan silencio. Doy un suspiro. Supongo que ha llegado mi momento.
-Hace tres años… Me enamoré. Él era todo lo que yo podía buscar, pero había un inconveniente: era extremadamente mujeriego. O al menos, eso decía la gente. Yo nunca hice mucho caso a las habladurías. Las oía, pero no las escuchaba. Excepto de una persona…Mi mejor amiga. Aun así, tampoco le presté atención. Simplemente le decía que se equivocaba. Pero ella siguió insistiendo, hasta que llegó el día en el que me hizo elegir entre ella o él.
-Qué cruel…Una verdadera amiga no debería hacer eso.
-No, llevas razón, pero supongo que ella nunca fue verdadera.- Alice llevaba toda la razón del mundo, pero supongo que esa es la realidad. Nunca fue mi amiga. Solo un pozo de veneno y falsedad.
-Continúa, por favor.- Alice parecía suplicármelo.
-Bien. Esto… yo la elegí a ella, claro. De normal ya tenía mis dudas, asique cuando tuve que elegir entre mi mejor amiga o un novio que puede que ni siquiera me fuera fiel, apenas dudé. Lo pasé fatal, aunque eso sólo duró un día. Al segundo día no me sentí fatal, si no a punto de morir. De rabia y de dolor.
-¿Qué paso?- Por la expresión de Rose, parecía que era una de las historias más fuertes que hubiera oído. No me extraña.
-La muy zorra tardó dos días en añadirlo a su colección.
-No jodas.- Me sorprendió que Ángela dijera eso.
-No jodo. Los vi liándose en un parque. La muy guarra no se cortaba ni un pelo, y había manoseos por todos los sitios. Además, después se convirtieron en la pareja de moda del instituto. El chico guay y la chica-tetas. Ideal.
-Asique, fue a él a quien viste en la cafetería, ¿verdad?
-Sí. Era él, Rose.
-Me quedé asustada al verte. Parecías una estatua de hielo con expresión de horror. Por eso te tuve que mover el hombro al final, para que despertaras.
-No me extraña que esa fuera su reacción. De ser yo, me hubiera dado un ataque o algo.- Propio de Alice.
-Tranquila, nos tienes a nosotras. Pero temo lo que pasará cuando os encontréis frente a frente. Ya sabes, cuando los dos os veáis y…
-Yo también lo temo.- Corté a Rose. No pude dejar que terminara la frase.
En ese momento sonó el reloj indicando que ya era medianoche.
-Creo que es mejor que vayamos a dormir. Hemos tenido bastante por hoy…
-Está bien. Hemos traído nuestros sacos de dormir. ¿Te apuntas a dormir con nosotras en el salón?
-Claro, Rose. Esperar que vaya a por mi saco.
Llevan razón los que dicen que cuando vas a dormir con gente, en verdad no duermes. Estuvimos hablando hasta las dos de la mañana. Aunque claro, parte de la culpa fue de mi historia. Las chicas intentaban gastar bromas para relajar el ambiente y, supongo, para que me durmiera con una sonrisa en el rostro. Pero nada pudo evitar que el dolor me invadiera, asique les agradezco el esfuerzo, pero me duermo con lágrimas en los ojos. No sollozo, no se me corta la voz al hablar. Simplemente lloro. Incluso cuando me concentro en pensar en lo que ellas dicen, me salen lágrimas de los ojos. Se supone que después de esta nueva etapa todo se olvidaría, que empezaría una nueva vida lejos de él, de su recuerdo…Pero parece que la suerte no está de mi parte. Al menos, tengo a tres personas a mi lado. Tres personas deseosas de ayudarme. Siento que esta vez, no podré pasar por esto yo sola. Simplemente su compañía me reconforta. Asique, por una parte estoy feliz… Feliz de poder compartir mi tristeza. Mi dolor.
Hola queridísims lectors. En principio, quería agradecerles por leer este primer capítulo de mi primera historia. Antes me dedicaba simplemente a leer otros fics, pero al final me decidí por escribir mi historia. Me resulta algo extraño escribirla, ya que digamos que hay cierta parte basada en hechos reales. Digamos que la base de la historia esta sacada de mi vida. Es algo que estoy superando y, como pensé que podía dar lugar a una historia interesante, me decidí a escribirla.
No me importa tener un review que tener cien. Seguiré escribiendo para todo aquél al que le guste esta historia y seguiré con la misma ilusión que tengo ahora. Además, os prometo subir pronto el capítulo dos, porque son vacaciones, estoy relajada y tengo mucho tiempo libre, además de muchas ideas. (Estoy hablando de subirlo mañana, incluso).
Mil gracias por leerme, y mil besos a mis lectores. Ya sabéis, darle a review y decirme vuestra opinión. Todas las críticas (constructivas) y todas las palabras de afecto se agradecen.
Nos leemos,
Mers.
