Disclaimer: Los personajes no son mios, son de JKRowling
25 viñetas de Sirius y Remus para la comunidad de Retos a la Carta. Tabla de la naturaleza. Espero que os guste y me dejeis rews con vuestras opiniones. Besos.
Neran
Lluvia
La luna había desaparecido. Así debía de haber sido, a pesar de no haber signos visibles del amanecer por ninguna parte. Pero Remus estaba tendido a sus pies, como cada noche de luna llena cuando la luna se ocultaba y el lobo volvía a su prisión en el cuerpo de su amigo. Una fina lluvia que les había acompañado durante toda la noche, ahora parecía calarle hasta los huesos. Mas intensa, sentía cada gota deslizarse por su cuerpo.
-Vamos, Lunático... –Sirius se agachó en el suelo, hincando la rodilla en la hierba embarrada de los alrededores del bosque prohibido.- Ponfrey tiene que verte esa herida.
El agua penetraba y calaba las ropas de ambos. Sirius trataba de caminar hacia el castillo con un semiinconsciente Remus colgado de su hombro. James y Peter se habían adelantado para despertar a la enfermera. Sirius gruñó. Con lo poca cosa que parecía Remus y lo que podía llegar a pesar el muy condenado.
Los dos pares de pies chapoteaban en los charcos creados por la lluvia que no cesaba. Sirius resoplaba mientras trataba de caminar bajo el peso de Remus y trataba de no empeorarle las heridas. Heridas que él mismo había tenido que causarle. Lo reconocía, no estaba mal un poco de lluvia para dejar de sentirse culpable.
-Sirius... –Y los ojos dorados de Remus se clavaron en él. Las pestañas con pequeñas gotitas de agua en la punta, enmarcando esos ojos hipnotizantes que Sirius no podía dejar de mirar. Esa cara pálida y empapada, surcada por mechones de empapado pelo castaño. Esa sonrisa cansada, perezosa, en los labios de Remus. Y no era capaz de dejar de mirarle.
-Venga, Rem, ya casi hemos llegado... –Y Sirius retomó el camino, sacando fuerzas de esa sonrisa de Remus que era solo para él. Luchando contra ese impulso raro que a veces tenía de acariciar el rostro pálido y demacrado de Remus tras la luna llena.
Un cosquilleo le recorría de los pies a la cabeza. Quería pensar que era la lluvia, que hacía frío y que iba calado hasta los huesos. Quería pensar que era eso, aunque inconscientemente sabía que el cosquilleo no se le pasaría aunque estuviese completamente seco y delante de la cálida chimenea de la sala común.
James llegó junto a ellos y le ayudó a llevar a Remus a la enfermería, de donde Sirius no se movería hasta que su amigo abriera los ojos. Fuera seguía lloviendo. Sirius ya estaba seco, pero otro cosquilleo le recorrió entero al recordar aquel que había sentido, con Remus apoyado en él y sonriéndole, bajo la lluvia.
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