Inocencia de Otoño
Tal vez y solo tal vez...
Hola hola, aquí yo una vez más con mi fórmula patentada (?), bueno no... pero ya la conocen...
El voluntario de esta ocasión es Ricardo Vongola o Vongola Secondo...
este fic será RicardoxOC o RicardoxLectora, ya saben el nombre es sencillamente para distinguir...
y aplica a mi condición como los demás fics de PersonajexOC que tengo en mi perfil, además si desearan una historia de este estilo, las condiciones están en mi perfil, hasta el final ;D
sin más...
¡Ven...! Entrégame tu amor…
I
Muerdes tus labios, tu cuerpo tiembla, a penas y puedes respirar. Te jalan del brazo y lanzan hacia el frente, no podías entender muy bien lo que decían…
-un joven varón, de finos rasgos, en pleno desarrollo –
Te iban a vender como una mercancía más, ¿por qué? ¿Cómo habías terminado así?
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Había sido una mañana en el puerto, el señor cura te había llevado con él para tratar de conseguir alimentos para el hospicio, te alejaste tan solo un poco al observar a los franceses marchar montados en esos caballos, entonces todo se volvió negro, lo siguiente que supiste fue que tus manos y tobillos estaban encadenados, una sensación de movimiento debajo de ti, el olor a sal y la humedad.
Cuando despertaste todo a tu alrededor era oscuridad, poco a poco descubriste que te acompañaban muchas personas en tu misma condición, la mayoría varones, ninguno rebasaba los 16 años de edad, ni uno solo de ustedes entablaba una conversación puesto que en las celdas que estaban encerrados los sujetos que los vigilaban, golpeaban sin miramiento a aquel que pronunciara palabra alguna.
El balanceo interminable te hacía pensar que estabas en un barco, desde el inicio trataste de liberarte de esas cadenas solo para descubrir que el pesado hierro del que estaban fabricadas era inquebrantable, una vez al día los "vigilantes" les entregaban un pedazo de pan a cada uno, la pieza era no mayor al tamaño de la palma de tu mano, sin embargo lograba calmar un poco la dura hambre que no solo a ti te invadía.
No supiste cuánto tiempo pasó desde que dejaste el puerto y estuviste en esa celda, pero fue una noche cuando a todos los sacaron a rastras del lugar, la oscuridad les rodeaba por completo, sentías tus piernas adormecidas y muy adoloridas por el nulo movimiento, algo similar le sucedía a tus compañeros, pero al instante que caían al suelo o se detenían eran golpeados por esos crueles vigilantes, haciendo que el resto, incluyéndote se esforzaran por seguir adelante.
Anduvieron por un puerto, uno desconocido, trataste de encontrar algo que te indicara dónde estabas, sin embargo la oscuridad no te permitió ver más allá de un par de barcos y unos cuantos edificios.
Los encerraron a todos en un edificio cercano, poco a poco los iban desencadenando, por edades y estaturas los agrupaban y así los llevaban hacia otro lugar. Por tu estatura y complexión permaneciste con un par de muchachos y el resto de las mujeres; los subieron hasta cierta plataforma, los chicos fueron los primeros en pasar, contemplaste con atención tus alrededores, había mesas y pequeñas velas iluminando cada una, por las siluetas podías distinguir que se trataba de hombres.
Un hombre de traje y sombrero fue el encargado de hablar, después de un par de gritos donde a penas y podías entender palabra alguna viste como, se llevaban al par de chicos…
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-mírenlo bien, hasta tiene una cara linda –susurra el hombre acariciando tu mentón
Te asustas cuando intenta despojarte de la camisa, te aferras a la prenda para evitar que te descubra, ves como en su rostro se dibuja una mueca de enojo, juras que te va a golpear, cierras los ojos con fuerza, sin embargo el golpe nunca llega en cambio escuchas el sonido del metal contra el piso, abres los ojos y descubres que en el suelo hay un saco desbordado de monedas.
-¡Monsieur Ricardo! –murmura el hombre del sombrero
Levantas tu mirada y descubres que hay un varón alto de cabello negro, se acerca a ti, su andar es imponente y de inmediato te deja sin aliento, alzas tu rostro para observar el suyo, sus orbes verdes te hipnotizan, dejas tus labios entreabiertos y un suspiro escapa de ellos cuando acaricia tu rostro. Su mano recorre tu cuello, tu hombro, su toque te hace sentir escalofríos.
-me lo llevo –responde el hombre
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Observas con cautela al pelinegro, se encuentran en una habitación muy bien amueblada, ni siquiera es comparable con la celda del señor cura, por la ventana puedes ver la luna llena que ilumina un poco la noche. De repente la puerta se abre y da paso a un muchacho de cabellos plateados con una capa, hace una reverencia ante el pelinegro y luego empieza a hablar.
-no esperaba que volvieras tan pronto Ricardo, pensé que pasaría por la casa de madame Beatrix –dice con una sorna
-yo tampoco Marzio, sin embargo en la subasta me encontré una mercancía exótica y decidí traerla aquí antes de ir a visitar la casona de madame Beatrix –responde señalándote
La voz del pelinegro te hace temblar de pies a cabeza, es una voz muy profunda, sientes tus rodillas sacudirse por cada palabra que brota de sus labios.
-¿quién es ese? –interroga el muchacho peliplata y te mira con atención
-Es mi nuevo giocattolo -sonríe el ojiverde dedicándote una mirada que hace tus mejillas arder
-mmm –murmura no muy convencido el peliplata de ojos miel
-de todas maneras prepara mi carruaje –agrega
-como diga señor –obedece el muchacho antes de partir
Tan pronto como el peliplata los deja solos, el moreno se sienta en la silla del escritorio.
-¿cómo te llamas? –te interroga pero no entiendes con certeza lo que te pregunta –¡ah cierto!, que vienes de América –ríe el pelinegro –no estoy seguro de si entenderás mi idioma –se levanta y se acerca a ti -mi nombre es Ricardo Vongola –se presenta señalándose
-Ricardo Vongola –repites y sin quererlo una sonrisa se dibuja en tu rostro
-así es, ¿Cómo te llamas? –te señala
Parpadeas un poco, su nombre era Ricardo Vongola, entonces lo que él te estaba preguntando era tu nombre.
-María José –respondes con cierta timidez
-¿María José? –te interroga el pelinegro acercándose a ti
Asientes enérgicamente mientras tanto Ricardo se acerca a ti y su mirada te escudriña de pies a cabeza.
-Pues María José, creo que necesitas un baño –sonríe de lado te toma de los hombros y te lleva a una parte apartada de la habitación donde descubres una tina.
Luego se acerca a un armario, saca una camisa y unos pantalones –y ropa nueva -agrega
Te sonrojas de inmediato, porque has entendido a la perfección a lo que se refiere, es cierto, desde aquel día en el puerto no te habías bañado, tu rostro se colorea de rojo, sientes demasiada vergüenza.
-Le pediré a la conserje que te traiga agua caliente, puedes tomar cualquiera de las esencias que tengo en este mueble –te dice abriendo un cajoncito lleno de botellas y frascos de muchos colores…
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-Mmmm –balbuceas estirándote un poco -¡que buen baño! ¡y qué rico huele! –celebras oliendo tu piel
El baño había sido tan relajante y no solo eso la señora te había llevado un par de hogazas de pan y un pedazo de carne, con una jarra de agua, suspiraste débilmente el sueño te dominaba por completo, te asomas por la ventana, el señor Ricardo no había regresado aún.
-¿a dónde habrá ido el señor Ricardo? –preguntaste en voz alta al sentarte en la cama –¡qué suave! –celebraste mientras te recostabas sobre ella
Sin más te quedaste profundamente dormida, tan solo un par de minutos después la puerta se abrió, con cierta dificultad Ricardo caminó directo a su cama, no sin antes asegurar la habitación; te miró con cierta curiosidad y luego se recostó a tu lado, cubriéndote con su saco.
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Sientes como algo acaricia tu rostro, te mueves ligeramente, debe de ser Rosa quien juega contigo para llevarla a desayunar.
-espera Rosa, ya me levanto –susurras adormilada
Tu mano se encuentra con la que te acaricia, esperabas encontrarte con una mano pequeña y suavecilla, sin embargo lo que tus dedos sienten es una mano grande, dura y fuerte… abres los ojos de inmediato y sin soltarla descubres frente a ti esos orbes verdes hechizantes, al instante te echas hacia atrás y le sueltas, puedes sentir como tu rostro se colorea por completo de rojo.
-interesante forma de despertar –te dice el señor Ricardo con una sonrisa
Te levantas de la cama mientras bajas la cabeza a modo de disculpa, sin embargo al ponerte de pie tiras el saco que te cubría.
-perdón señor Vongola, no era mi intención dormir en su cama –te apresuras a levantar la prenda y a sacudirla
Una carcajada escapa de sus labios, mientras se pone de pie…
…que sin medida estoy dispuesto a enamorarte
Tal vez haberte escapado por el puerto no había sido una mala idea
ummm, xD El nombre de nuestra lectora es compuesto y ya verán por qué...
ahora, nos situamos como en 1850, por esos años aprox... traté de investigar el tráfico de personas, pero pues no supe mucho, así q usé arbitrariamente mis poderes de autora XD y vuala! (pseudo frances)
giocattolo significa "juguete" en italiano, ya verán por qué... ;P
XD advierto q Ricardo rompió muchas de mis reglas como escritora, nada grave pero diferente...
ah, sí tiene q ver ligeramente con el fic de La Galería Vongola en el capitulo de "Luna Dorada"
está no oficialmente relacionado con las estaciones del año...
creo q de momento son todos mis comentarios...
ah sí, aplica el mínimo de 5 comentarios por capitulo y al día siguiente se sube la continuación, cualquier duda, aclaracion, etc etc, ya sea por mp o por comentario yo les respondo
y de una vez les aviso q de esta formula m voy a tomar un descanso, solo me queda un fic pendiente q tiene a Dino como victi... digo voluntario...
Saluditos, besos y abrazos ;D
MCR77 off ~
PD. No me abandonen ;3; (?)
PD2. sí, voy a seguir la Galería ... -3-
