El médico de la tripulación había sido herido gravemente en la última batalla y no podía ni moverse, tenía una alta fiebre y conforme el tiempo iba empeorando cada vez más. Luffy y sus compañeros necesitaban ayuda, básicamente de un milagro por lo que hicieron lo impensable y solicitaron ayuda al único barco que se encontraba lo suficientemente cerca para actuar a tiempo.
-Humitos necesitamos tu ayuda, es nuestro médico, está herido y no hay quién pueda curarlo, ya no tenemos el medicamento necesario- dijo Luffy por el den den mushi.
Así es, Luffy había acudido con la marina, con el vicealmirante Smoker para ser más específicos. Smoker sabía que la tripulación del sombrero de paja había sido gravemente herida en la última batalla y sintió compasión al ver a su enemigo pidiéndole ayuda, sin embargo su propia tropa ocupaba de su médico y aunque todos estuvieran bien, la marina no podía ir por el mar curando piratas.
-No estoy como para peleas, Mugiwara, será mejor que te olvides de esto- contestó Smoker dispuesto a olvidar lo sucedido.
-Si no nos ayudan, él morirá- la voz de Luffy sonaba dolida, llena de impotencia y de tristeza.
Smoker sabía que no había nada que estuviera en sus manos para salvar al reno, sin embargo, antes de que fuera capaz de decirle algo al sombrero de paja, sintió una mano en su hombro que lo obligó a voltear.
-Déjame ayudarlo, hace mucho que no realizó curaciones ni medicamentos, pero quiero intentarlo.
El vicealmirante miró sorprendido a su capitana. Él sabía que Tashigi tenía conocimientos básicos de medicina, pero no entendía porque una marine como ella se subiría a un barco pirata para ayudar al enemigo.
-No creo que sea lo más adecuado, correrías mucho riesgo- le dijo Smoker.
-Ellos no me harán daño, solo déjeme intentarlo, me dejaran en la isla más cercana, considere que son mis vacaciones- dijo la capitana mirándolo distraídamente.
-Si es lo que realmente deseas, pero nadie más podrá saber a dónde fuiste, el castigo por ayudarlos sería la muerte, ¿estás segura de que deseas ir con ellos?
Ella solo caminó para recoger medicamentos, su espada y las cosas que podría necesitar en algunos días. Ella misma no lograba entender porque lo hacía pero no lo pensó mucho, tomó un bote de remos y navegó hacia el enemigo. Se fue de tarde pero cuando llegó al barco ya era de noche, no parecía haber nadie en la cubierta. Subió cansada por remar por horas y sujetó su espada nerviosa, estaba dentro de un barco pirata, ¿en qué estaba pensando? Le entraron nervios y de repente todos sus pensamientos fueron en huir de ahí, todavía estaba a tiempo, nadie la había visto. Justo cuando se dirigía a la zona donde había dejado el bote de remos notó una presencia que la tensó.
-¿A qué has venido? ¿piensas que ahora que estamos heridos es buen momento para atacar?
Ella tomó su espada nerviosa y volteó a ver de donde provenía la voz.
Vio al espadachín justo enfrente de ella y soltó su espada para tomar el medicamento y dejarlo en el piso.
-Traje esto, escuché que tu medico tenía fiebre, tienes que darle estas pastillas 3 veces al día para mañana deberá estar mejor- dijo la capitana señalando una caja con pastillas.
-¿Por qué haces esto?
- Soy una marine, no un monstruo- la verdad es que ni ella misma entendía la razón por la que estaba en ese barco.
Él dio un paso hacia ella y la capitana lo observó mejor, él tenía heridas en todo el cuerpo, pudo notar lo cansado y herido que estaba.
-Ya me voy, solo venía a dejar el medicamento, ¿crees que pueda verlo, al médico?
Zoro lo pensó no confiaba mucho en la capitana pero no había muchas opciones.
-Sígueme- le dijo y caminó hacia la enfermería que era donde estaba el reno y Robin.
La arqueóloga miró con confusión a Tashigi pero no dijo nada, la capitana se acercó y comenzó a tomarle los signos vitales al reno y a mezclar hierbas medicinales que llevaba. Al verlo entendió que no sería capaz de tomar el medicamento y de que debía preparar una inyección.
El médico no estaba consciente pero traía una temperatura muy alta por lo que la capitana se apresuró a inyectarle medicina y a curar sus heridas.
-Mujer, ¿puedes ir a hacer guardia? No confió en ella y prefiero quedarme a su lado- le dijo Zoro a Robin al oído mientras observaba a la capitana.
Robin solo asintió y salió del pequeño cuarto. Tashigi terminó de curar a Chopper y estaba cansada entre todo lo que había remado y las horas que le había tomado el curar al reno. Quería dormir pero gran parte de ella estaba asustada por estar sola dentro del barco pirata, miró al espadachin y le dijó:
-¿No me pasará nada estando aquí, verdad?
-Si no nos atacas, nosotros no te atacaremos.
-Él se recuperará pero necesita atención, si me prometes que no me pasará nada, me quedaré aquí.
-Haré todo lo posible por que no te pasé nada, prometo protegerte mientras estés aquí.
La capitana no soportó el cansancio y se durmió recargada en la camilla donde se encontraba Chopper.
Al día siguiente, Tashigi abrió sus ojos y sintió como una mirada la observaba fijamente, inmediatamente recordó lo que había pasado la noche anterior. Miró rápidamente al médico y acercó su cara para sentir la temperatura, sonrió cuando se dio cuenta que el reno estaba mejor.
Cuando Tashigi preparaba una segunda inyección notó que una estampida de personas se acercaban a la enfermería.
-Robin nos ha dicho que has venido a curar a Chopper, gracias- la navegante le dijo a Tashigi que se sonrojó al escuchar eso.
-Terminaré de curarlo pronto y me quedaré en la próxima isla que visiten.
-La próxima isla está a 4 días de camino- contestó la navegante.
-Está bien, su médico ya estará estable.
-A DESAYUNAR!- gritó el capitán feliz por la noticia que acababa de recibir.
-Ven con nosotros Tashigi-san preparé algo especial para nuestra hermosa nueva invitada- dijo Sanji.
Tashigi no pudo evitar sonrojarse pero caminó hacia donde se dirigía la tripulación. Mientras desayunaban, Tashigi escuchaba lo que había sucedido en la batalla por parte de Ussop que exageraba los detalles de lo sucedido.
-¿Cómo es que sabes tanto de medicina, lo enseñan en la marina? - preguntó la arqueóloga.
-No, antes de unirme a la marina fui enfermera durante un par de años. Cuando era pequeña nunca pensé que terminaría en la marina.
-¿Por qué cambiaste de opinión?
Tashigi miró a la mesa y explicó:
-Cuando tenía 13 años a mi pueblo llegó un grupo de piratas que saquearon varias casas. Robaron casi todo lo que mi familia tenía y cuando intentaron lastimar a mi mamá mi padre se interpuso. Perdí a ambos aquella noche y me quedé sola, mi vecino era médico y me propuso trabajar con él de enfermera, no tenía muchas opciones porque necesitaba el dinero para comer, me trataba muy bien y aprendí mucho pero no podía con el miedo de que los piratas fueran a volver. Junté lo poco que el médico me daba y compré mi katana. Entrené como pude pero me seguía sintiendo sola y muy vulnerable por lo que me uní a la marina, Smoker me aceptó como su subordinada y ahora aquí estoy.
Tashigi había dejado de comer solo miraba hacia abajo y todos los recuerdos comenzaron a invadirla.
-Lo siento, iré a ver cómo sigue su compañero.
Tashigi se dirigió hacia la enfermería cuando sintió una mano en su hombro. Era Robin.
-Lamento lo que te pasó, te puedes quedar con nosotras mientras estés aquí, te mostraré el cuarto y después podrás ir con Chopper.
Robin le mostró el barco y le sonrió:
-No todos los piratas somos iguales, aquí estás segura, nadie aquí te haría daño.
-Lo sé, y no todos los marines somos iguales- Tashigi conocía la historia de Robin, sabía la razón por la que le había declarado la guerra al gobierno mundial.
-¿Aún te sientes sola?- preguntó Robin mientras se sentaba cerca de ella.
-A veces, Smoker-san y la tripulación del G-5 son como familia para mí, pero sigo teniendo miedo a que me vuelva a pasar lo de aquella noche, despertar un día sin nada ni nadie.
Robin asintió diciendo:
-Te entiendo, esta tripulación también es mi familia, pero tengo un miedo enorme de perderlos de volverme a quedar sola.
Por primera vez en mucho tiempo Tashigi sintió que alguien la entendía, sonrió y le dijo a Robin -Acompáñame a la enfermería, le daré una revisión a Chopper y te ayudaré a sanar tus heridas. La arqueóloga también sonrió se había vendado como pudo las heridas pero la verdad es que la ayuda le caería bien.
En la enfermería, el reno estaba notablemente mejor seguía sin moverse pero la temperatura había desaparecido y tenía los ojos abiertos. Tashigi se acercó y le explicó lo que había hecho, el reno no dijo nada y solo volvió a dormir tranquilo.
Después de curarle las heridas a Robin, la arqueóloga le dijo a Luffy y a Sanji que también fueran a ser atendidos por la capitana. Una vez que terminó salió a cubierta a tomar aire y miró hacia arriba.
-Ahí es donde entrena Zoro, ten cuidado si subes.
Tashigi se sonrojó la verdad es que no lo había estado buscando pero le entró curiosidad sobre el entrenamiento del espadachín. Subió cuidadosamente y lo miró, no logró ver mucho porque en cuanto subió el espadachín ya la esperaba.
-¿Qué haces aquí?
-Yo, yo solo quería verte entrenar.
-Lo lamento pero no me gusta mucho el público.
Justo cuando iba a bajar a cubierta. Zoro sintió que lo menos que podía hacer después de que la marine cuidaba a sus compañeros era aceptarla, sentía que debía ser difícil para ella el estar en un barco pirata.
-Está bien, si quieres quédate pero no molestes.
-Aún estás herido, puedo curarte, no tardaría mucho.
-Estoy bien.
-Podrías entrenar mejor si te vendo y te curo las heridas, así no avanzaras mucho y hasta creo que solo empeorarías tu situación.
Zoro se sentó en el piso y la miró.
-Que sea rápido.
La capitana corrió y se sentó detrás de él, le quitó unas vendas que le cubrían el pecho y la espalda y comenzó a untarle la medicina que llevaba consigo. Su piel era áspera pero no le incomodaba, de cerca sentía su olor a acero, no pudo evitar sonrojarse al pensar en su aroma y su piel. Vio su pecho y las nuevas heridas eran grandes pero no se comparaba con las que llevaba en el pecho.
-¿Qué te pasó?- dijo la espadachina mientras tocaba con curiosidad la cicatriz.
-Mihawk- fue lo único que se limitó a contestar el espadachín.
-Fueron muy graves debieron tardar en sanar.
-No me gustan, me recuerdan lo débil que fui.
-Fuiste lo suficientemente fuerte como para sobrevivir -la capitana le sonrió y le dio una palmadita en el hombro- listo, terminé.
Tras decir eso, Tashigi iba a retirarse pero cuando puso el primer pie en la escalera escuchó a Zoro - ¿Quieres entrenar conmigo?
Sintió como su corazón brincaba de felicidad, tomó su espada y comenzó a entrenar con el espadachín, en un par de horas estaban los dos cansados y sudados. Pero parecía que ninguno quería parar, Zoro había ganado todas las batallas pero la chica le daba batalla y era diferente y más retador que sus entrenamientos solo.
-Creo que es hora de meditar, ya es suficiente por hoy- dijo Zoro.
-No, por favor, déjame seguir intentándolo- le suplicó la espadachina triste por no haber tenido ni una victoria.
-Mañana podrás volver a entrenar conmigo si así lo deseas.
La espadachina solo sonrió estaba encantada con la idea de seguir entrenando con él y sentía que pronto sería capaz de triunfar en al menos una batalla. Se sentó lista para meditar pero después de unos minutos una duda le invadió la cabeza.
-¿Por qué eres un pirata?
Zoro abrió su ojo y la miró.
- Se lo debo a Luffy, él me salvó la vida y prometí ayudarlo, él tiene mi lealtad.
-¿No sientes mal cuando hieres a las personas? A inocentes?
-Jamás he lastimado a un inocente, no intencionalmente. Únicamente he herido a piratas y mal hechores.
Esa respuesta hizo sentir mejor a la capitana, no sabía porque pero confiaba en él. Terminaron la meditación y la capitana se duchó y fue a visitar a Chopper que estaba mucho mejor, ya charlaba y se movía un poco. Le agradeció a Tashigi sus cuidados y la capitana no pudo evitar darle un tierno abrazo. Fueron todos a comer y estaban felices de que su médico ya estuviera con ellos. La capitana no podía evitar reír a carcajadas con las historias de la tripulación. Sanji llegó con dos pasteles y los colocó enfrente de Nami y Robin.
-Perdóname Tashigi-san, olvidé que había una nueva señorita abordo, espero puedas perdonarme.
-No te preocupes, no me fascina lo dulce ni quiero un trato especial.
-Tan comprehensiva como linda, mi Tashigi-san, prometo compensarte esto con algo especial- después de terminar la frase Sanji se inclinó y le dio un beso en la mano a la capitana que sólo pudo retirar la mano pero ya era muy tarde.
Coraje invadía la mente del espadachín iba a matarlo. Golpeó la mesa y salió hacia su sala de entrenamiento. Tashigi se sintió incómoda ante el beso, le pidió a Sanji que no lo repitiera y siguió a Zoro a donde entrenaba. Esta vez el espadachín estaba tan concentrado en el levantamiento de pesas que no notó la presencia de Tashigi hasta que se puso frente a él.
-¿Estás bien? Creí que habíamos entrenado suficiente por hoy- dijo la capitana mientras lo miraba fijamente.
-Estoy bien, solo me entraron ganas de volver a entrenar.
-Eso es mucho peso, deberías tener cuidado- la chica se sentó en el suelo mientras lo observaba.
Después de unas cuentas de repeticiones más, el espadachín se abrió una de las heridas que comenzó a sangrar.
-Detente, tengo que cocerte esa herida, tranquilo, no dolerá soy buena suturando, sígueme- ella caminó segura de sí misma hacia el cuarto de chicas que se encontraba solo. Notó que Zoro no la había seguido y sólo se sentó en la cama. Comenzó a pensar en todo lo que había pasado y cuando estaba completamente distraída lo vio enfrente de ella. Suavemente le quitó la ropa para no empeorar la herida y comenzó a suturar la cortada de su espalda. El verlo sin camisa y poder sentir su piel la hizo sentir bien, se olvidó por completo de que ella era de la marina y él un pirata, y sólo por un momento se dejó llevar y dio un dulce beso al hombro del espadachín. Zoro sin esperar ese beso se levantó debido a la sorpresa.
-Lo siento, perdóname- dijo la capitana justo antes de irse de la habitación muerta de la vergüenza.
El espadachín no terminaba de entender que fue lo que había pasado. La cena fue divertida pero tranquila y Robin platicaba encantada con Tashigi. Al terminar la cena se fueron las tres chicas a la habitación, Nami le contó acerca de Bellemere a Tashigi y ella le contó historias de la marina.
Nami y Robin no tardaron en caer dormidas pero la capitana no podía dormir, decidió ir por un poco de agua. Se dirigió hacia la cocina y se sirvió un vaso de agua, puso el vaso suavemente en sus labios cuando escuchó a alguien acercarse, tomó un cuchillo de la cocina por instinto y lo apuntó hacia el ruido. Vio a Zoro reírse de su reacción y relajó su cuerpo.
-¿Qué es lo que harás? ¿matarme con ese cuchillo?
Ella no pudo evitar sonreír.
-Lo siento no esperaba compañía.
-Solo vine porque escuché ruidos en la cocina, capitana cuatro ojos creo que debería ir a descansar, en especial si mañana desea entrenar conmigo.
Ella dejó el vaso en la mesa y giró para irse a su habitación. Pero el apodo de cuatro ojos la hizo recordar su apodo de imitadora... Volteó a verlo y le preguntó:
-¿Quién es ella?- el espadachín parecía confundido- ¿Quién es la chica a la que me parezco? Me solías llamar imitadora quiero saber el porqué.
Él la miró pero no dijo nada la tomó de la mano y la llevó al nido de cuervos donde se veía el mar de manera increíble. Tashigi adoraba la vista pero no soportaba tener esa duda.
-¿Era un familiar tuyo?
Zoro se sentó y la capitana hizo lo mismo, él aún no soltaba su mano pero eso no le molestaba.
-Ella era una amiga de la infancia, su nombre era Kuina y era muy parecida a ti, terca y obstinada- Tashigi hizo un puchero pero Zoro continuó hablando- ella también era espadachina, era muy fuerte, siempre me venció. Le prometí que sería el mejor espadachín del mundo y te aseguro que así será.
-¿Ella dejó de combatir?
-Ella falleció muy joven, quiero cumplir ese sueño por ambos para que ella esté orgullosa de lo que llegaré a ser.
Tashigi pudo ver el ojo del espadachín y la tristeza que en él se veía. Sin pensarlo lo abrazó y le dijo - estoy segura que ella ya está orgullosa.
Ya era muy noche, de madrugada, la capitana no quiso quitarse del abrazo y el pirata no la movió, así se quedaron abrazados el uno al otro toda la noche.
Robin había subido con la esperanza de encontrar a Zoro para informarle que el desayuno estaba listo pero no pudo evitar sonreír ampliamente al verlos dormir de esa manera, abrazados, la cabeza de la chica dulcemente apoyada en el pecho del espadachín. Decidió que lo mejor sería que nadie les molestará por lo que se retiró en silencio.
