Hola! Soy Mitsuki-Wing, y este es el cuarto fic que subo en esta página! Aunque, es la primera vez que subo una historia de Naruto! Bueno, antes de nada, si a alguien le suena esta historia, es que antes la estaba subiendo en otra página de fics en español, bajo el nombre de Angel_Angy_Demon, así que, no piensen que es plagio, la historia es mía, simplemente, las trabajo en ambas páginas (aunque, de momento, solo en esta, ya que se me borró la cuenta en la otra página, y se me borró la historia T T)
Realmente, espero que le den una oportunidad a mí y a mi historia! Esta es una historia tierna y triste, que en verdad espero que les guste y les llegue al corazón!
Ahora, disfruten leyendo!^^
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LOS CHICOS DEL ORFANATO
Capítulo I: Preludio
No entendía nada. Aquel día me había levantado más temprano y no tenía que ir al colegio. Noté a papá y mamá algo extraños, al menos más de lo normal.
-Sakura, péinate y ponte el vestido nuevo.
-¿El que compramos ayer?-pregunté, dudosa.
-¿Cuál si no?-se limitó a responder mi madre.
Subí las escaleras de dos en dos, pero sin prisa, y fui a mi habitación a ponerme el vestido que ayer me compró mi madre. La verdad es que era muy bonito, y tal vez demasiado elegante para mi gusto, pero, bueno, qué sabré yo, porque la verdad es que no tengo un solo vestido. Este es el primero, y tal vez me parecía demasiado elegante comparado con el resto de mi ropa, que era más bien escasa, y seguramente la mayoría de los vestidos eran así.
También me compraron unos zapatos a juego. Era extraño ponerse aquellos zapatos. Aparte de que eran nuevos y resultaban un poco incómodos porque aún no los había estrenado, era el segundo par de calzado que utilizaba. Solo poseía unas desgastadas zapatillas que eran muy prácticas para cualquier situación, ya sea andar por el campo o correr sobre el empedrado.
-Date prisa, Sakura-se oyó la voz de mi madre desde el piso de abajo.
-Voy-respondí.
Bajé las escaleras que conducían a la pequeña buhardilla que conformaba mi cuarto. Las demás habitaciones estaban abajo. En realidad, era una casa más bien pequeña con un solo piso y una buhardilla, mi habitación.
Entré en el baño y cogí un pequeño taburete de plástico que puse frente al lavabo dado que necesitaba subirme a él para poder verme en el espejito ovalado que había colgado encima del lavabo.
Me peiné mi melena rosa, la cual había heredado de mi madre, pero que a ella le llegaba por la espalda y a mí apenas me llegaba a los hombros. Me daba envidia mi madre porque yo siempre he querido el pelo largo, pero mi madre dice que no me puedo permitir cuidar un pelo más largo del que tengo. Mi madre se lo recogía en un moño porque decía que lo tenía muy feo porque no podía ir a la peluquería. Yo pienso que es una tontería.
Mis ojos verde esmeralda todavía somnolientos los había heredado de mi padre, el cual, en realidad, no veía tres en un burro. Utilizaba unas gafas con unos cristales enormes, pero seguía sin ver nada. Le dije que se comprara otras más bonitas y con las que pudiera ver, y lo que recibí por respuesta fue un "Qué sabrás tú".
La verdad es que siempre que hacía un comentario sobre ciertos aspectos, en vez de responder como yo consideraba correcto, me decían que una niña pequeña como yo no lo podía entender. Y siempre me enfurruñaba cada vez que decían eso, porque tenía doce años y estaba a punto de cumplir trece. No soy una niña pequeña, solo soy un poco bajita, nada más.
-Ya estoy, mamá.
-Muy bien, hija-dijo a la vez que me estiraba una doblez del vestido-Tu padre nos espera en el coche.
-¿A dónde vamos?-pregunté con curiosidad. Nadie me lo había dicho aún.
-Ya lo verás. Venga, que tu padre nos está esperando-no me contestó.
-Sí-respondí con obediencia.
Cuando salimos de casa, papá estaba metiendo una maleta en el maletero del coche.
-¿Nos vamos de viaje?-pregunté, a pesar de que solo había una maleta.
Mi padre cerró el maletero de un fuerte golpe.
-Algo así-¿se supone que "algo así" era una respuesta?
Estuvimos todo el viaje en silencio. Tal vez no era incómodo, tal vez porque realmente no había nada de que hablar, como siempre. La mayor parte del tiempo me la pasaba en mi habitación o correteando por los alrededores de la casa.
-Ya hemos llegado-anunció mi padre, aunque era más que evidente porque el coche se había detenido y había maniobrado para aparcar.
Salí del coche con lentitud. Tal vez aún estaba un poco dormida. Mi padre sacó la maleta del coche.
Frente a mi se encontraba un gran edificio que tenía pinta de ser antiguo, porque las paredes habían perdido color y al tejado le faltaban algunas tejas y otras estaban rotas. Pero eso no quitaba que me quedara fascinada de lo grande que era. Era casi tan grande como mi colegio, aunque la verdad es que mi colegio tampoco era muy grande. Tan solo poseía entre doscientos o trescientos estudiantes.
¿Era aquello un colegio? ¿Acaso mis padres me habían cambiado de colegio sin consultármelo?
Había un gran patio con columpios y toboganes y también había varios árboles y bancos de piedra.
Una gran verja de metal, que estaba abierta cuando llegamos, era la entrada a aquel edificio. En la parte de arriba de la verja había un cartel que ponía en grande con unas letras muy simétricas: "Orfanato Konoha". Y eso me llevó a preguntarme qué hacíamos allí.
Pensé que nos habíamos equivocado hasta que vi a mi padre entrar allí y a mi madre cogerme de la mano y hacerme entrar.
Al entrar en el edificio me parecía oír voces de niños ahogadas por puertas cerradas.
Entramos en lo que parecía un despacho, porque había un gran escritorio de madera, tras el cual se hallaba una señora rubia muy guapa, pero que tal vez tenía más años de los que aparentaba.
Alzó la vista de los papeles que tenía delante al oírnos entrar.
-Los señores Haruno, supongo-aquello no sonaba a pregunta. Supuse que nos esperaba, porque tampoco parecía sorprendida al vernos allí.
-Así es-respondió mi padre, a la vez que dejaba la maleta en el suelo.
-Siéntense, por favor-les invitó.
Mis padres se sentaron en las dos sillas que se encontraban frente al escritorio de aquella señora joven. No había más sillas así que me eché a un lado y apoyé mi espalda en la blanca pared. Esperaba que no tardaran mucho, porque yo no podía aguantar mucho de pie porque los zapatos nuevos me estaban raspando y me dolían bastante los pies.
-Bien-dijo la señora mientras sacaba otros papeles a la mesa-Según me contaron por teléfono, querrían adquirir una plaza aquí.
-Así es-volvió a repetir mi padre.
-Ya sé todo los detalles de su situación por el informe que me mandaron. Y parece que ya pagaron la inscripción.
-Sí, dado que solo es un pago inicial…
-Sí-asintió la señora del escritorio mientras revisaba más papeles-Se proporciona un pago nada más adquirir la plaza para así tener seguro…la vivencia aquí.
Mi madre se revolvió nerviosa.
-Entonces ya no debe haber ningún problema, ¿verdad? Aquí traemos todos los datos que necesite saber…
-Sí-volvió a asentir-No hay ningún problema.
-En cuanto a las visitas…-volvió a hablar mi madre.
-Hablaremos de eso en otra ocasión, al igual que las demás gestiones-por vez primera, la señora me miró, y sonrió-Hola, tú debes de ser Sakura.
-Eh…sí…-¿cómo es que sabía mi nombre? Lo más seguro es que se lo hayan dicho mis padres, dado que también sabía quiénes eran ellos.
-Encantada de conocerte, Sakura-sonrió la señora-Yo soy Tsunade. Espero que a partir de ahora seamos amigas.
-Eh…sí…-¿por qué tendría que ser amiga de aquella señora que acababa de conocer y que seguramente no volvería a ver?
-Bien.
Mis padres se levantaron de sus respectivas sillas.
-Cuando quieran-dijo Tsunade.
-Sí-asintieron mis padres.
Salimos del despacho después de que mis padres se despidieran de Tsunade. Salimos fuera del edificio y nos acercamos a la entrada, donde estaba el coche aparcado.
"Así que ya nos vamos" "Bien" "No me gusta mucho este sitio, es raro"
Mis padres se pararon frente a la puerta y me miraron fijamente. Mi padre dejó la maleta en el suelo, justo a mi lado. Veía en sus rostros que estaban tristes. ¿Qué ocurría? ¿Había hecho algo que no debía?
-Sakura, hija-empezó a decir mi madre-Verás…te vas a quedar aquí por una temporada.
-¿Cuánto?
-…No lo sé-mi madre parecía nerviosa y le temblaban los labios al hablar.
-Pero mamá, esto es un orfanato-¿acaso no era obvio? Yo tenía padres, no había necesidad de permanecer allí más tiempo.
-Sakura-mi madre se agachó hasta quedar a mi altura y me agarró de los hombros-No puedes estar con nosotros…en este estado.
-¿Eh?
Mi madre negó con la cabeza.
-Ya lo entenderás cuando crezcas-me besó en la frente-Entenderás que es mejor esta despedida que otra de otro tipo-intentaba aguantar las lágrimas.
-Pero, mamá…-no entendía nada.
-Tranquila-me dijo esta vez mi padre-Eres fuerte para sobrellevar todo esto. Pero…nosotros no-negó con la cabeza.
-Adiós, Sakura-se despidieron con la mano, se metieron en el coche, y desaparecieron en la lejanía. Me pareció ver a mi madre empezar a llorar cuando entró en el coche y a mi padre aguantando las lágrimas para que no salieran.
Silencio.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo, a pesar de no tener nada de frío.
Empecé a oír alboroto a mí alrededor, pero yo tenía la vista y mis demás sentidos puestos en la carretera, en la dirección por la que se habían ido mis padres.
"Odio las despedidas", fue lo primero que mi mente pudo articular.
Creo que alguien se acercó a mí, pero no le di importancia, no hasta que se puso delante de mí y me dio un pequeño golpe amable en el hombro.
Alcé la mirada. Una mujer joven se encontraba frente a mí sosteniendo mi maleta. No me había fijado en qué momento lo hizo.
-Hola, ¿tú eres Sakura…Haruno?-preguntó con una sonrisa amable.
Asentí lentamente.
-Yo soy Shizune, y estoy al cargo de atender a los niños de aquí que lo necesiten-sonrió-¿Te acompaño a tu habitación?
A pesar de que era una pregunta, sabía que la respuesta debía ser afirmativa porque empezó a andar en dirección al edificio que conformaba el orfanato.
La verdad es que me empecé a fijar en varias cosas, con tal de no pensar en lo que realmente me estaba oprimiendo el pecho.
Había un montón de puertas, y la verdad es que parecían todas iguales de no ser porque alguna tenía un letrero encima que ponía de qué habitación se trataba.
-Es aquí-anunció Shizune en un momento dado.
La puerta era de madera y tenía un número encima: "Habitación 111".
-Esta será tu habitación a partir de ahora-las palabras eran como ecos lejanos para mí.
Abrió la puerta y entramos. La habitación se encontraba vacía en cuanto a personas se refiere. Había dos camas que estaban separadas por mesillas de noche, una mesilla por cada cama. Había un gran armario de madera empotrado contra la pared. También había un escritorio con un par de sillas.
-Esta es tu cama-me señaló la cama que estaba más cerca del armario, la que estaba más alejada de la ventana-Y este es el baño-me señaló una puerta contigua que había dentro de la habitación-Bueno, compartirás el cuarto con otra chica. Espero que no haya problemas.
Tal vez esperaba alguna clase de respuesta por mi parte. No se la di, sin embargo.
-Bueno, tienes espacio de sobra en el armario para colocar tus cosas, al igual que en el baño-no dije nada-Si necesitas algo, dímelo.
Y salió de la estancia cerrando la puerta tras de sí.
Me deslicé lentamente hasta quedar sentada en el suelo y la espalda apoyada en la pared.
No sé exactamente es qué momento me puse a llorar.
*.*.*
Después de sentir que no salían más lágrimas y notar cómo me ardían los ojos y de lavarme la cara varias veces con agua fría, me decidí a colocar mis cosas en la habitación, aunque, la verdad, no eran muchas. Nunca he tenido muchas cosas, y puede que ahora menos.
Mientras lloraba no pensé realmente en nada, pero ahora me venía a la cabeza una única pregunta: "¿Por qué estoy aquí?"
El hecho de no encontrar la respuesta hacía que me la preguntara más veces, pero no por ello me era más fácil encontrar la respuesta.
Sin nada más que hacer, salí de la habitación.
Había muchos pasillos, pero supongo que no tantos como puertas. Al final decidí no romperme la cabeza intentando buscar un lugar en concreto y seguí el pasillo central, siempre andando recto, porque, digo yo que a algún lugar llevaría.
Aquello dio resultado porque apareció ante mí una puerta más grande que las demás, y que lo más seguro es que llevara al exterior.
Miré el pomo inquieta. ¿Podría salir de allí si quería? Es decir, ¿podría volver con mi familia? Lo dudaba seriamente, al menos en ese momento.
Abría la puerta y apenas pude ver que había salido al patio aquel de los columpios cuando alguien chocó fuertemente contra mí y me hizo caer al suelo.
-¡Ay!-exclamé de dolor.
Alcé la mirada y me encontré con una azulada mirada.
-Ah, perdona, iba corriendo y la puerta se abrió de pronto y…-el chico se rascó sus rubios cabellos.
Se levantó del suelo.
Me miró fijamente.
-Eres nueva, ¿verdad? Nunca te había visto por aquí.
Asentí con la cabeza a la vez que me levantaba.
El chico rubio sonrió ampliamente.
-Ven, voy a enseñarte un poco esto.
Asentí otra vez, sin saber exactamente qué hacer.
-Salimos a jugar aquí cuando acaban las clases o cuando no hay nada que hacer-comentó.
-Ey, Naruto-de repente oí otra voz-¿Con quién estás?
Otra chica rubia se acercó a nosotros.
-Es nueva. Parece que ha llegado hoy, ¿no?-buscó mi confirmación.
Asentí.
-Soy…soy Sakura Haruno-dije casi en un susurro.
-¿Haruno? ¿Ese es tu apellido?-habló el chico-La verdad es que los apellidos poco valor tienen aquí. Yo ni siquiera tengo-lo dijo como si no importara mucho, pero noté una chispa de tristeza-Soy Naruto, a secas-sonrió. Tenía una bonita sonrisa.
-Bueno, yo uso el apellido de soltera de mi madre-no quise preguntar por qué-Soy Ino Yamanaka.
-E-encantada…-¿qué otra cosa podía decir?-Esto… ¿Por qué estáis aquí? Yo…creo que es un error que yo esté aquí.
Los dos me miraron curiosos.
-¿No lo sabes?-la incredulidad tiñó la voz de Naruto-Estás en Konoha, el orfanato de los niños desamparados. Y tú, Sakura, eres uno de ellos.
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Weno,, qué les pareció? Espero que les gustara! Si quieren saber cómo continúa si les ha gustado, plis, háganmelo saber! Dejen sus reviews con ideas, opiniones, sugerencias, preguntas… aquello que quieran decir!
Muxas gracias por pasarse a leer!^^
En caso de que les gustara...Aquí les pongo un pequeño fragmento del siguiente capi, de poder continuar esta historia^^:
"-Y...ese de allí-dijo por último Naruto.
Miré a la dirección en la que señalaba y vi un gran árbol del que colgaban dos columpios de una gran rama. En un principio, no reparé en él, dado que la sombra del árbol le tapaba prácticamente desde la distancia en que yo estaba, y su oscuro pelo negro y sus oscuras ropas le camuflaban perfectamente bajo la sombra del árbol, sentado en uno de los columpios, pero sin columpiarse. Simplemente estaba sentado, mirando al suelo.
-Él es Sasuke."
Dwww^^
Pd. Espero que nos veamos en el segundo capi de esta historia! O, si a alguien le interesa, también, tengo algunas historias de Soul Eater (una historia larga, que estoy escribiendo actualmente, y un one-shot) y un one-shot de Tsubasa Reservoir Chronicle! Muxas gracias por todo, nuevamente!^^
