Bleach
Rukia/Ichigo
Advertencia: sexo explícito, mención a redes sociales, aplicaciones de citas, homosexualidad, drogas y problemas psiocológicos.
Capítulo I
Mierda…
Ya era la tercera cita y eso que normalmente no pasaba de la primera, lo que complicaba las cosas.
Se suponía que en esa cita tendrían sexo, pero las circunstancias no se habían dado, eso indicaba que tendría que haber una cuarta salida y Rukia no sabía cómo sobrellevar eso. Existía para ella un límite y era sólo hasta la tercera y nunca había habido una cuarta.
—¿Y qué es lo que no te gusta exactamente? ¿Tiene los dientes largos? ¿Huele a desodorante de proletariado? Ah, ya sé… ¿cómo habías dicho la última vez? ¿La saliva le apestaba? —inquirió Yumichika ocultando la sorna.
Rukia exhaló profundamente ¿nunca nadie había sentido el olor de la saliva? Era ácido y desagradablemente fuerte, y después de besarse, siendo él tan baboso, sentía ese fuerte olor en todo su rostro, particularmente en la zona de la boca. Un auténtico asco.
—¡En serio huele! —justificó.
Yumichika hizo un gesto que claramente le indicó a Rukia que él pensaba que sólo estaba hablando estupideces.
—¿Pero qué no te gustó ahora? —exigió saber su amigo.
Rukia lo pensó unos momentos y luego se prestó a enumerar las cosas que le molestaron en particular en la última cita.
—Camina como si estuviera afirmando algo con el culo, sus besos no me provocaron nada, la punta de su nariz estaba fría, se reía escandalosamente y ¿te ha pasado? Terminábamos de besarnos y la punta de su nariz se metía de una forma tan rara en mi ojo… —concluyó Rukia.
—¿Y por qué hubo una tercera cita si todo ese no te agradaba? —dijo sorprendido su homosexual amigo.
—Porque no fue mala la segunda cita —explicó.
—¿No fue ese el que te borró de Facebook después de que habían tenido una cita decente? —recordó él.
—El mismo —confirmó —. Me dijo que había sido su sobrina, pero yo recordé que me dijo que él era hijo único…
—¿Y de dónde sacas esos candidatos, Rukia? —sostuvo él
—¿Cómo que de dónde? ¡Tú mismo me instalaste esa aplicación! —reclamó ella.
—Es cierto —admitió —. Lo había olvidado, pero es que como amigo me preocupo por tu persona, y eso incluye todas las partes de tu cuerpo. Y podía escuchar el llanto proveniente de allá abajo...
Rukia soltó un suspiro largo, y es que Yumichika tenía razón. Había periodos prolongados en los que ella no tenía ninguna intención de establecer contacto con el sexo opuesto, y era porque no sentía que lo necesitara. A su amigo no le gustaba cuando ella se mantenía distante de los hombres. Él decía que tenía que salir de metro cuadrado y exponerse.
—¿Y por qué aceptaste salir entonces con él después de que te borró? —indagó más profundamente.
—Porque me pidió disculpas, y realmente no me importó que lo hiciera… es menos desgastante encontrarse con alguien a quien ya has visto —explicó.
—Eso debió darte una clara indicación de que no te importaba él en lo absoluto, —manifestó él —. Una persona normal y con alma se siente mal si lo borran de Facebook sin ningún motivo aparente.
Yumichika insistía en su posición de que ella no tenía alma. Rukia a veces concordaba con él.
—Supongo que sí… —reconoció —. Pero es que la segunda cita fue buena, me visualicé a mí misma concretando con él y por la semana que pasó hasta ese nuevo fatídico encuentro, creí que estaría bien…
—No pudiste cerrar los ojos ¿verdad? —concluyó él.
—No… —confirmó su posición.
—¿Por qué te cuesta tanto establecer conexión con las personas, pequeña? —se lamentó él.
Rukia se encogió de hombros, mientras Yumichika le palmeaba la cabeza como si de un cachorro se tratase.
—No lo sé —respondió Rukia.
Ella le dirigió una mirada y Yumichika entendió el mensaje. Demasiado contacto ya.
—Entonces… ¿qué harás esta noche? —quiso saber su amigo.
—Supongo que escribir —ella respondió.
—¿Sigues escribiendo esas historias que mencionas pero que nunca cuentas de qué se tratan? —dijo burlon.
Ella se rio con ganas.
—Sí —afirmó —. Siento más pasión por eso que por todas las demás cosas.
—¿Y dónde publicas? —intentó sonsacar información
—Donde lo haga da lo mismo, a ti no te gustaría… mi contenido es exclusivamente heterosexual —desestimó —. No escribo para los de tu clase.
—¿Es que eres tan mala en lo que haces que no quieras que me entere de tu poco talento? —inquirió.
—Ah, si supieras… —dijo orgullosa.
Una de las razones por la que ella aceptaba ir a citas aunque sin quererlo realmente, era que esos escritos a los que ella aludía no se escribían solos, y las ideas se acababan. A veces la motivación llegaba mientras miraba el mar, otras cuando experimentaba alguna situación fuera de lo normal o bien mientras iba hacia el papelero. Las ideas llegaban a ella de las formas menos pensadas y en los momentos más inesperados.
—¿Cómo podrías escribir algo bueno si para que lo sea debes tener sentimientos y alma…? y tú, mi querida amiga, careces de lo fundamental —formuló él.
—¿Si sabes que para poder escribir no necesitas sentirlo, sino verlo en tu cabeza y describirlo? —se defendió.
—¿Y tú puedes hacer eso? —expresó con extrañeza.
—Mientras escribo me imagino cada pasaje en mi mente, después lo escribo con detalles y lo adorno con sinónimos —reconoció.
Yumichika cambió el tema.
—¿Y tú? —quiso saber Rukia —. ¿Por qué llegaste tarde?
—Me junté con el hombre que te había contado —relató —. Y ¿puedes creer él insistió en que era heterosexual mientras nos besábamos? ¡Incluso se le paró!
—¿Y qué harás? —averiguó ella.
—Me gusta —reconoció.
A Rukia aquello no le pareció novedad en absoluto.
—Ya, pero a ti te gustan todos —dijo ella.
—¡Eso no es cierto! —negó la acusación —. A mí no me gustan todos.
—¿Qué hay con el que te decía "perrita"? ¿Y ese que te mandaba todo el día fotos de él masturbándose? Y… ¿cómo olvidar a ese que te celaba y te iba a buscar si no le contestabas al segundo tono de la llamada? —recordó —. No sé cómo tienes paciencia para soportar tanto.
—Las relaciones no son algo fácil, muñeca. Hay que implicar esfuerzo para que luego valga la pena —expuso su pensar.
—Yo no creo que nadie valga la pena, deberían valer tu alegría —refutó ella.
—Y por eso tienes tu edad y estás sola —manifestó con obviedad.
—No seas mierdero, Yumichika, tú tienes mi edad y estás solo también —explanó ella a la defensiva.
Él comenzó a reírse y ella igual.
—Tienes razón —acogió la premisa —. De algún modo bizarro siempre la tienes… me advertiste sobre él y yo no te escuché…
A Rukia no le gustaba cuando su amigo se deprimía, pero había sido su culpa que le pasara. Ella le había advertido el día que conoció a su ex que no le había dado buena espina, y Yumichika no quiso escuchar.
Para ella había resultado obvio que él no quería a su amigo de la misma forma, y no entendía como él no había podido verlo, para ella era evidente.
—No le des más vueltas al asunto —rescató Rukia —. No hay necesidad de torturarte a ti mismo con eso. Ya sabes que al final siempre tengo razón.
—Supongo —respondió él.
Rukia sintió su teléfono móvil vibrar y lo sacó. No era ninguna sorpresa que le llegara una notificación de la aplicación que Yumichika había instalado en éste.
—¿Un super like? —destacó él —. Vaya…
Ella lo miró y encontró que el sujeto tenía cara de ave.
—¿Lo rechazaste? —dijo exaltado —. ¡Gastó su único super like en veinticuatro horas por ti!
Ella comenzó a reírse a carcajadas.
—No porque yo le guste me tiene que gustar a mi de vuelta —respondió —. No voy a poder hacerme cargo de eso luego.
Yumichika le quitó el teléfono y comenzó a buscar en la misma aplicación candidatos.
—Ya déjalo —pidió Rukia —. Ese está bien feo…
—¿Feo? —preguntó incrédulo él —. ¿Dónde tienes el gusto? ¿En los pies?
—Y es por eso que en gustos no hay nada escrito —recalcó ella.
—Sí, está bien, estoy de acuerdo con eso —dijo Yumichika.
Rukia se distrajo un momento y luego se encontró a su amigo muy sonriente.
—¿Qué mierda hiciste? —quiso saber.
—¿Yo? Nada —aseguró.
Ella no le creyó en lo absoluto, pero no podía darse una idea de qué podría haber sido lo que hizo.
—Me tengo que ir —dijo Rukia mirando la hora.
—¿Me dejarás solo? —expresó con teatralidad él.
—Sí —confirmó —. Y no me siento un atisbo de culpabilidad… la próxima vez cuando me prometas algo, cúmplelo.
—Ya te dije que te iba a traer —agregó —. Es solo que no pasé por mi casa antes.
—Entonces en eso quedamos —sostuvo ella.
—Te traeré tu hierba, tranquila —cambió de tema —. ¿Cómo le partirás el corazón al baboso?
—No seas malo, no es algo que me agrade hacer… de hecho es bastante molesto —se lamentó —. Ya, se me hace tarde, me voy.
—Nos vemos —se despidió su amigo.
.
Amaba llegar a su casa y estar frente al computador, a veces la pantalla prendida era suficiente para ella. Esa noche no tenía deseos de escribir, en la última actualización no le había ido demasiado bien, por lo que decidió ver algo, así de paso pronto le daría sueño, no obstante su teléfono móvil vibró y aquello fue bueno, porque si no se le hubiese olvidado cargarlo.
Miró la notificación y era de esa aplicación y supo de inmediato qué había sido lo que Yumichika había hecho ¡había mandado el superlike a un chico! ¡Ella…! ¡Y había sido aceptado…!
Rápidamente se prestó a cancelar la compatibilidad por la vergüenza que la recorrió por completo, pero antes de conseguirlo el chico le habló. Ella miró sus fotos y aunque no sería la clase de hombre por el que se daría vuelta a mirar en la calle, no estaba nada mal.
El sujeto le habló y le preguntó por algo de su descripción que ella había puesto; ella decidió olvidar la vergüenza inicial, porque cuando le hablaban de ese juego ella simplemente perdía la cabeza, y a él también parecía gustarle… y no era un juego demasiado popular, por lo que no podía despreciar la oportunidad de conversar de ello.
El nombre del chico era extraño y ella se preguntó si sería su verdadero nombre, porque Ichigo no era un nombre muy usual en un hombre…
Continuará...
¿Qué tal? ¿Les agrada? ¿Debería continuarlo?
El título se debe a como le decían a las mujeres con carácter en el renascimiento "musaraña" o "shrew" en inglés y basado en un título de Shakespeare "The Taming of the Shrew"
Dado que dos de mis historias están llegando a su fin, tengo intención de reemplazarlas por esta.
Ya conocen algunos mi estilo, no adorno con flores y seré bastante explícita.
Bueno, ahí me dicen =)
Saludos...
