Corrompido
Era tan frustrante.
Su gruñido escapo de su carraspeada garganta, la decepción, la rabia y la ira se desato en un solo movimiento quitando todos aquellos papeles y planos que estaban reposando sobre su escritorio. Gritó frustrado, y finalmente pateo la mesa enfurecido.
Esto comenzaba a cabrearle.
Llevaban días intentado encontrar la guarida del bastardo Mitad-Mitad y hasta ahora, solo había obtenido tres muertes y cuatro heridos, vaya mierda. A este paso el bastardo Mitad-Mitad se apoderaría de su parte de la ciudad, necesitaba tomar la delantera pronto o el maldito hijo de puta a medio quemar le quitaría su territorio.
Bakugo se dejó caer en uno de los sillones de su oficina, estaba harto.
Su familia siempre había sido líder de esta ciudad desde que tenía memoria, los Bakugo eran una de las mafias mas respetadas, y por ende todos les temían, el problema era que ahora había llegado para quedarse, el hijo del excéntrico Enji Todoroki, TodoPelmaso Shoto.
Habían estado juntos un centenar de veces, en la televisión dando entrevistas, en los periódicos e incluso posando para revistas, ambos como los herederos de las mayores empresas de la ciudad, todas las personas les amaban, los veían como los carismáticos jóvenes que podían lograr cualquier cosas con solo chasquear los dedos. Bakugo Katsuki era conocido como el chico malo que volvía loca a todas las chicas, que era generalmente atrapado en cada bar ebrio bailando con cada mujer que le le coqueteaba, que una sonrisa matadora conquistaba a cada cámara mientras que Todoroki Shoto era el excéntrico millonario que solía donar su dinero a la caridad, ir a escuelas a leerles a niños e incluso ayudar a hospitales con equipo médico.
Ambos solo eran una mentira en trajes caros y cortes de pelos ostentosos.
Bakugo odiaba a las putas y los bares, la música demasiado fuerte y el olor a cigarro, y Todoroki, bueno, Todoroki no era un fanático de los niños ni menos de los hospitales, él tenía sus razones.
La realidad era otra.
El hijo de puta de TodoInutil había llegado hace tres años a la ciudad, su viejo dominaba el sur del país y ahora quería controlar su ciudad, pero para eso debía matarlo para lograrlo. El hijo de puta se había dado el trabajo de apoderarse de la mitad de la ciudad, cosa que soporto por el inútil tratado que su madre y Endeavor habían creado, pero ahora el bastardo se estaba pasando a su lado y esa mierda no podía aguantarla.
Pero pese a que atacara a las zonas donde sus vendedores trabajaban vendiendo su mercancía, no lograba encontrar el lugar exacto donde el maldito de TodoQuemado guardaba su droga, incendiando ese lugar, sería el fin de su competencia y podría dormir en paz.
Bakugo respiró hondo y suspiró mirando el techo, tenía un gran peso en sus hombros, y simplemente no podía quitárselo.
─¡BAKUUUGO! ─ Suspiró pesado, justo lo que le faltaba.
Kirishima.
Se sobó la cien agotado, de por si estaba cansado por no dormir demasiado, ahora el inútil de su mejor amigo venía a joderle la existencia.
La puerta se abrió de una patada dejando ver a un enorme chico de cabello pelirrojo de brillantes hebras, enorme sonrisa y unos ojos rubí que emanaban inocencia. Si no fuera por que Kirishima era uno de los mayores boxeadores de su mafia, juraría que era un niñito con problemas hormonarles debido a su tamaño.
─¡Vieeeejo! ─ gritó el pelirrojo lanzándose sobre el cuerpo del cenizo quien sintió que perdía todo su aire ante el enorme peso ─¡Te traje un regalo de cumpleaños!
─¡Q-QUÍTATE PENDEJO! ─ gritó tras recuperar al iré intentado no sentir aquel asqueroso olor a humano que despedida el pelirrojo producto de quizás el exceso de movimiento, el maldito siempre sudaba como puerco─¡CARAJO PESAS EIJIRO!
─¡Oh! Me ofendes, estoy haciendo ejercicio─ gruñó el pelirrojo mientras se sentaba en el pecho del cenizo intentando generar el mayor peso posible─, hasta creo que baje un kilito.
─¡PENDEJO QUÍTATE!
¿Cuál era el chiste de ser líder de una mafia si ni tus subordinados te respetaban?
─Si bajas conmigo a ver tu regalo.
─¡NO ES MI CUMPLEAÑOS!
─Entonces de navidad.
─¡BIEN, BIEN COMO SEA! ¡QUÍTATE!
Fue suficiente para su compañero más fiel sonriera y obedeciera.
Katsuki se colocó de pie como pudo ¡Carajo! ¡Kirishima era enorme! Se conocían desde los 15 años y desde entonces el maldito le había pasado casi por 10 centímetros de estatura además de que el idiota era puro musculo, era más pesado que una vaca.
El fortachón se pavoneaba alegre, mientras que el cenizo le seguía de mala gana. Bajaron por la escalera principal hasta el salón donde se reunía con sus adeptos de más confianza, era una de las zona más grande de su edificio, con una luz tenue y de paredes de ladrillo, con enormes pilares de hierro que sobresaltaban.
En medio de lo que era la sala, se encontraban dos de los grandes idiotas de su grupo, también sus hombres de más confianza junto con Kirishima, Hanta y Kaminari, aquellos tarados se empujaban mutuamente mientras se reían ¿De qué se reían? Pues simple, ambos estaban emocionados de poder darle un gusto a su jefe por primera vez en estos tres años desde que había llegado Todoroki a la ciudad.
─¡Jefe! ─ chilló el rubio eléctrico mientras le miraba emocionado─ ¡Le tenemos un regalo por parte de la 1-A!
─¡Oh si! ¡El mejor regalo! ─ recalcó el idiota de Hanta mientras se ponía a un lado.
Bakugo arqueó a ceja molesto, y se cruzó de brazos impaciente, tenía demasiado que hacer ya con esos pendejos jodiendole la vida. Los muchachos pertenecientes a la sección 1-A, que correspondían a los hombres de más confianza del jefe, intercambiaron una mirada incómodos y se separaron sus hombros para al fin mostrar aquel valioso regalo.
Una persona, una persona que tenía un saco de tela en la cabeza, vestía una playera blanca común y corriente acompañado de unos pantalones de oscura mezclilla.
Bakugo arqueó la ceja ¿Y ese quien mierda era?
─¡Taraan! ─ canturrearon los tres generando poses de presentación ante el cenizo quien solos se agarró el tabique de la nariz intentado controlar el enorme deseo de dale un tiro en la cabeza a cada uno.
─¿A quién carajos secuestraron? ─ gruñó con voz profunda que les saco a los tres un escalofríos─. Si la policía viene les juro que─
─¡No vendrá! Es alguien del grupo de Todoroki─ chilló Denki acelerado.
─¿Y? ¿Quién carajos es? ─ preguntó con voz ronca.
Los jóvenes intercambiaron una mirada, cosa que solo impaciento a al cenizo.
─¡LES HICE UNA PREGUNTA! ¡¿QUIÉN MIERDA ES?! ─gritó enfurecido.
─La verdad no sabemos, Mina nos dijo "Es Él" y nosotros solo lo noqueamos y lo subimos a la camioneta─ dijo Hanta como escusa mientras rascaba su nuca.
Bakugo se golpeó la frente ¿Por qué tenía adeptos tan idiotas? Ahora entendía porque Shoto le estaba ganando territorio, si tenía estos idiotas como súbditos.
─Es la perra de Todoroki─ Bakugo se volteó para ver a una chica de cabello pelirrosa que entraba junto a una chica de cabello negro corto y mirada indiferente, la primera movía sus caderas de lado a lado paseándose con sus enormes tacones y con su vientre al aire mientras sonreía alegre de entrar, y la última, aquella que había hablado, traía un pantalón de cuero de brillante negro y una playera holgada gris.
─¿La perra? ─ repitió Bakugo confundido.
─Estas ante la pareja de Todoroki─ habló la pelirrosa que llegaba a un lado del pelirrojo y saltaba sobre su espalda con total confianza─, estas ante la pareja de nuestro querido Todoroki Shoto.
Bakugo analizó las palabras de sus mejores asesinas e investigadoras. Jirou era una de las mejores espías que tenía, si ella decía que el rojo era en realidad verde, pues más vale creerle pues lo más seguro era que tenía razón, y Mina, pues mina era una gran analista de tácticas, a diferencia de Kirishima que era solo musculo, Ashido era una genio estratega.
Kirishima y Ashido eran un equipo, si la chica decía golpea aquí, Eijiro obedecía a ojos cerrados.
Una sonrisa apareció en los labios de Bakugo, una llena de euforia y sadismo que aterro a Hanta y Denki.
─El pendejo es gay─ dijo divertido sin poder creerlo─, eso sí es nuevo. Bien hecho─ felicitó con tono rasposo. Jirou asintió agradecida, y Mina solo rio alegre de ver a su jefe sonreír. ─. Quítale la bolsa.
Hanta obedeció, y de un momento a otro, ante Bakugo quedaron unos hermosos ojos jade que iluminaron el lugar ante su presencia. Katsuki le miró intrigado, tenía una piel blanca como la porcelana, ojos vedes cuales esmeraldas que se paseaban desorientados, sus cabellos eran un azabache tan oscuro como la misma noche, pero lo que más resaltaban, eran aquellas pecas infantiles que adornaban su rostro.
Era la inocencia encarnada en una persona.
─¿Q-Qué pasa? ─ preguntó el muchacho mirando de lado a lado sin comprender muy bien donde estaba.
─Excelente─ ronroneó el cenizo mientras se relamía los labios. Se acercó con cautela hacia el menor y con brusquedad enredo sus dedos entre las oscuras hebras levantando su rostro con fuerza.
El chico al fin reacciono, aterrándose al notar que estaba frente a una persona que jamás había visto en su vida. Su pulso se aceleró y recordó perfectamente que había pasado.
Me secuestraron.
Intentó colocarse de pie, pero el cenizo fue más rápido y le afirmó de los hombros generando presión para que se mantuviese de rodillas. El desconocido sonrió de lado, una rápida sensación invadió su pecho, una sensación que encendía su instinto de supervivencia que le gritaba que debía huir.
─¿Q-Quien eres tú? ─ preguntó el menor aterrado mirando sin parpadear al hombre frente a él.
─Soy tu nuevo dueño, perra. ─su voz era gruesa y ronca, el pequeño chico tembló en su lugar intimidado y aterrado.
─¿D-Dueño? ¿De-De que estas hablando? ─ Bakugo chasqueó la lengua y abofeteo con fuerza al azabache que cayó al suelo ante la brusquedad.
─Soy tu amo maldita zorra, me trataras de usted, no de tú─ habló con voz ronca mientras se acercaba a tomar al chico del cuello de la playera.
El pecoso reacciono ante ello, y al sentir la respiración del cenizo en su nuca al momento de que iba a levántalo, movió su cabeza con rapidez azotando su cráneo contra la nariz de Bakugo rompiéndosela. Con dificultad, pero con rapidez, el chico se colocó de pie y miró de lado a lado notándose rodeado, aun así no era nada que no hubiese hecho antes, en secundaria había sufrido de un sinfín de abusos, la diferencia era que ahora tenía los brazos amarrados a sus espaldas.
El primero en querer detenerle fue Denki que intento abalanzarse contra él, pero grande fue la impresión del cenizo, que miraba todo enfurecido mientras se sujetaba la nariz, al ver como el chico secuestrado le daba una patada voladora, aun teniendo las manos atadas en la espalda.
Maldito enano con complejo ninja.
─¡KIRISHIMA! ─ ordenó con voz ronca.
El chico que tras una segunda patada que había mandado a volar a Hanta, fue atrapado por los enormes brazos del pelirrojo que le levanto del suelo. El joven intento liberarse mandando patadas y unos movimientos bruscos con su cabeza con el propósito de darle en la cara al enorme matón, pero fue inútil.
Bakugo reía sin poder creerlo, caminó hasta el chico que parecía ya agotado de forcejear. Se limpió la sangre de la cara y miró enfurecido, pero con una sonrisa, a su nuevo juguete. Sacó un arma de su espalda y le apunto directamente en la frente logrando que al fin el menor se quedara quieto.
─Eres una pequeña mierda escurridiza ¿Lo sabias? ─ preguntó irónico y enfurecido mientras le miraba con aquellos brillantes ojos rubí sedientos de sangre.
El pecoso trago grueso, y después sonrió de lado.
─No lo harás ─dijo divertido el chico y claramente nervioso─, si disparas mataras a tu hombre.
Bakugo chasqueó la lengua, el enano tenia bolas.
─¡¿Y TÚ CREES QUÉ ME IMPORTA?! PUEDO CONSEGUIR A UN GORILA QUE LE REMPLACE─ gritó a todo pulmón. Miró de reojo a Kirishima que le miraba molesto, Bakugo se encogió de hombros dándole a entender que bromeaba.
Dios que sensible.
Aún más molesto de que ahora Kirishima estuviese ofendido, golpeó con el mango del arma al menor que pareció aturdirse con el golpe.
─Llévalo a mi oficina, y amárrale las piernas y los brazos─ ordenó con voz ronca.
El pelirrojo le miró unos segundos, pero obedeció de mala gana, pues aún tenía su ego lastimado.
Katsuki al fin relajó sus hombros y miró a su gente que parecía aun alterada por la repentina escena.
─¿Segura que es la pareja de Todoroki? ─ preguntó curioso. Jirou se dejó caer en el sillón y suspiró más tranquila que aquel drama hubiese acabado.
─Le lleva todos los días a la universidad, almuerzan juntos, viven en la misma casa, o son unos amigos muy pero muy cercanos o son novios─ dijo con simpleza la azabache.
─Bien, novio o no, es alguien cercano a él, con eso me basta─ dijo alegre y eufórico por la idea que tenía en mente: Hacer sufrir al enano hasta que Todoroki lo sienta. Comenzó a caminar hacia la escalera principal─, no me molesten, estaré ocupado.
El grupo intercambio una mirada incomoda, esto no pintaba bien.
Bakugo subió veloz la escalera, llegando al fina la puerta de caoba de su oficina, se adentró con lentitud para ver como Kirishima terminaba de amarrar las piernas del chico a una silla, las manos rodeaban el respaldo y estaba a punto de amárrale la boca cuando el pelirrojo sintió una mano en su hombro que le detuvo.
─Déjalo así, le hare unas preguntas─ ordenó mientras el pelirrojo le miraba confundido y algo inquieto.
Bakugo, su amigo de toda la vida, tenía una mirada que bien conocía, era aquella mirada llena de sadismo acompañada por una chispa en su mirada que siempre tenía antes de hacer una estupidez. Kirishima le mira incomodo, colocándose entre el chico y el cenizo, le miró acusador, sabiendo perfectamente lo que quería hacer, pues su amigo tenía la mente un tanto distorsionada cuando se trataba de buscar una venganza contra el bicolor.
─No lo trajimos para eso─ gruñó el pelirrojo no muy contento con el plan del cenizo.
─¿Y tú crees que me importa lo que pienses? ─ preguntó tosco─. Muévete o te muevo pelo de mierda, la zorra es mía.
Kirishima se mantuvo unos segundos, sabía que en una pelea aunque quisiera no podría garle pese a que era mucho más grande que Bakugo. Katsuki tenía un salvajismo natural que le deba ventaja sobre él.
─Si, jefe─ Bakugo borró su sonrisa ante aquella palabra, odiaba que Kirishima le dijese "Jefe", pues significaba que estaba decepcionado de su forma de actuar.
Tras decir aquello, el pelirrojo pasó a su lado empujando su hombro y obedeciendo su orden con un fuerte portazo que retumbo en la oficina. Katsuki respiraba con pesadez producto de la ira, y miró al chico que yacía observando al escena en silencio.
─Ahora zorra, habla─ dijo con una sonrisa de lado─ ¿Dond-─
─No soy la zorra de nadie─ interrumpió con molestia el pecoso pese a estar en clara desventaja─ ¡No sé qué asuntos tengas con Todoroki pero yo-─
El golpe fue tan fuerte que lo dejo un tanto ido, había sentido perfectamente la dureza del mango del arma una vez más; miró desorientado un momento el suelo, pero no logro recuperarse cuando sintió un fuerte golpe en su estómago que lo dejo sin aire.
Escuchaba preguntas que no lograba a procesar, ante el inmenso dolor que le estaba proporcionado. Pero el chico era fuerte, no le otorgo el placer de escuchar sus gritos o suplicas, tras una gran paliza levanto la mirada con seriedad y jadeante le hablo.
─Vete al diablo─ musito logrando sacar una sonrisa curiosa por parte del cenizo.
Los gruesos dedos del cenizo se enredaron en su cabellera y le levantaron la cabeza para que le mirara. El chico se encogió asustado al ver aquella mirada sádica, enferma y loca repleta de satisfacción.
El maldito lo estaba disfrutando.
No fue uno, ni dos, ni tres golpes los que recibió en su estómago, ya no hacia interrogatorio, ya no le preguntaba nada, ya no habían "¿Dónde estaba la base?", "¿Qué eres de Todoroki?", "¿Dónde están las drogas?". El pecoso simplemente perdido la cuenta de los golpes, se sentía débil y susceptible, Todoroki le había enseñado a defenderse pero esto era más que un simple brabucón en la escuela.
Era una perra dura, de eso no había duda, le había golpeado, tanto buscando escuchar sus lloriqueos y plicas, pero no lograba conseguir nada. Esto comenzaba a encenderlo.
─¿No te gusta pequeña zorra? ─ preguntó mientras levantaba su rostro con suma delicadeza, el chico le miró confundido casi como si no hubiera entendido su pregunta─. Perdona, es verdad, Todoroki te trata de otra forma.
¿Se estaba apiadando de él? El azabache aun no muy seguro de que estaba ocurriendo, siendo un mar de confusión, pues los múltiples golpes le aturdieron lo suficiente para sentir que el cuarto se movía. Notó sin comprender como aquel desconocido cenizo cortaba las cuerdas de sus pies y sus manos liberándolo de la silla.
El pequeño pecoso tambaleó un momento pero fue sujetado por las firmes manos del cenizo que le miraban con goce. Le tomo de la muñeca y le arrastra hacia el escritorio y con fuerza le lanzo contra el mueble, quedando boca abajo contra la madera.
─Dime ¿Así te trata ese bastardo? ─el pecoso aun confundido, intento ponerse de pie, pero el hombre sujeto su cabeza contra la madera mientras sentía como sus manos eran esposadas contra su espalda ─¿Cuál es tu nombre pequeña zorra?
─N-No soy-─Su cabeza se azoto contra la madera.
─Eres una perra muy estúpida, ni siquiera puedes responder una pregunta ¿Cómo carajo Todoroki te aguanta? ─ gruñó molesto al ver que el chico parecía luchar ante cada orden de él.
Bakugo liberó la cabeza del chico y comenzó a acariciar la cintura del pecoso quien al fin sintió el terror, ahora comprendía las intenciones del cenizo. Aterrado, dominado por el miedo, el pecoso comenzó a retorcerse con fuerza intentado escapar de su dominio, pero Katsuki era más grande y más fuerte y le mantuvo en su lugar.
─Eres un inútil, no sirves para nada─ gruñó en su oídio, sacando un escalofrío por parte del menor─, Deku, te llamare Deku, toda perra necesita un nombre.
─P-Por favor, no lo hagas.
─Así que al fin suplicas…
Movió sus manos hacia la hebilla del pantalón de su ahora nueva mascota, liberando el único botón y bajando la cremallera, sin importarle lastimarle, bajo sus pantalones y su ropa interior hasta los tobillos y con dificultad los quitó para lanzarlos a algún rincón de su oficina. Ignorando las suplicas del pecoso miró a la pequeña entrada de oscura tonalidad que carecía de bellos, sonrió de lado.
─Toda una puta─ dijo divertido, el chico chillo aterrado intentado quitarse aquel hombre que sujetaba su espalda con una de sus manos y le tenía de piernas separadas. El ahora nombrado Deku le mira asustado desde su lugar observando aquella brillante mirada que de seguro esta pensando en las mil formas de romperlo.
Era aterrador y humillante, no sabía cómo quitarse aquel hombre de encima, y el miedo comenzó a invadirle al momento que sintió aquella mano acariciar su intimidad. Comenzó a gritar por ayuda, que alguien viniese por él, no importaba quien fuese, solo que alguien le salvase.
Pero nadie vendría.
─No estas mal pequeña mierda─ ronroneó en su oído aumentando el pánico del menor que en aquel punto simplemente no sabía hacer nada más que sentir como las lágrimas de importancia comenzaban a acumularse en sus ojos.
─Por favor─ musitó entre lágrimas mientras le miraba de reojo encontrándose con unos brillantes ojos rubí sedientos de mas, sedientos de querer verle sufrir─, te daré lo que quieras─ dijo en un tono ahogado que logro aumentar la satisfacción del cenizo.
─Pero si ya lo estás haciendo Deku─ esto era demasiado humillante para él, sentía como las lágrimas escapaban, y pequeños gemidos de dolor salían de su garganta al no poder defenderse─, mira quien se puso duro.
Tan humillante, su cuerpo estaba reaccionando aquel brusco y tosco tacto, y no podía hacer nada más que llorar y suplicar que se detuviste.
─ Vamos aprobar al juguete favorito de ese bastardo ¿Te parece? ─ sintió como los tres dedos se introducían dentro de él sin piedad alguna. Gritó tan fuerte que su voz retumbo en las paredes, y sacó un gemido de placer por parte Bakugo al escuchar aquel tono tan agudo que fue música para sus oídos. Movía sus dedos de adentro hacia afuera con agresividad mientras que su mano continuaba en la labor de masturbarlo. ─Mira como estas de duro pequeña perra sucia ¿Te gusta lo rudo? ¿Ah?
─P-Por favor N-No-─
─¡¿NO QUE?! ─ gritó asustando al menor más de lo que ya estaba─ Trátame con respeto pequeña mierda ¡¿NO QUE?!
─N-No señor.
─No amo, enano, soy tu dueño─ dijo con tono tosco que saco al menos un gimoteo.
─Amo.
─Más fuerte.
─¡Amo!
─MAS FUERTE DIJE.
─¡AMO! ¡AMO!
Katsuki sonrió de lado dejando escapar un jadeo de satisfacción.
Maldición, el chico lo tenía a mil. Era tan extraño, quizás era la idea de estar arrebatándole algo importante a ese Bastado de Todoroki, pero ese chico tenía algo que lo encendía, tenía un rostro sumiso que le generaban una enorme locura de querer poseerlo, de querer devorarlo, tenerlo, de querer estar dentro de él.
Su miembro comenzó a palpitar ante la idea.
Quería escuchar su nombre en aquellos lloriqueos, quería ver aquella cara repleta de placer, quería ver todo aquello en esos ojos verdes esmeraldas de inocencia pura.
¿Era eso? ¿La idea de corromper algo tan puro lo encendía? Sonrió ante la idea tan perturbadora.
Deku despertaba un instinto animal que disfrutaba de su sufrimiento.
Fuera de sí, con un extraño deseo de ver su blanca piel. Bakugo acabando con la masturbación liberando sus manos, busco en su escritorio su navaja y comenzó a cortar la playera del chico, que tras muchos tirones, al fin deja ante él un encantador y bien formado lienzo blanco con múltiples y encantadores besos de ángeles que viajan desde sus hombros hasta la parte baja de su espalda. Sonríe como idiota, al ver como el chico le miró por sobre su hombro con los ojos cristalizados, otorgándole la vista más maravillosa que había tenido en su desdichada vida.
Mierda este tipo es hermoso.
Comenzó a frotar su entrepierna en su trasero deseoso del momento en que pudiera penetrarlo, la idea le tenía loco. Y tras fuerte espasmo producto de la lujuria, se recostó en su espalda y mordió con fuerza el hombro del chico que gritó por el dolor provocado, sonrió como sus dientes se introducían lentamente en su carne dándole un sabor metálico que ensucio sus labios y saboreo satisfecho al ver aquella marca en su hombro.
El muchacho ya no pedía que se detuviese ¿Se rindió? ¿O quizás. ─
─¿Lo disfrutas Deku? ¿Te gusta? ─ preguntó curioso mientras miraba atento aquella pequeña entrada, se relamió los labios para después mirar como aquel chico lo observaba avergonzado─. Te gusta, tus ojos me lo dicen.
─Por favor─ pidió en gimoteo que borro su sonrisa socarrona─, por favor detente.
Otra vez el tú.
Eso encendió aquel instinto animal una vez más. Lo obligó a bajar la cabeza de un solo golpe logrando que el chico volviese a llorar, acabando con su goce, por alguna razón no le gustaba escucharlo llorar.
─¡CÁLLATE! ─ gritó fuerte.
El menor se encogió en su lugar asustado.
Bakugo sonrió, y comenzó a desabrochar sus pantalones con lentitud, su miembro estaba duro como roca al punto que llegaba a dolerle. Estaba deseoso de al fin saciarse, acarició su miembro ante aquella imagen tan delicada que yace ante sus ojos. Parece una escultura, delicada y frágil que con leve toqueteo podría hacerse trisas.
Mierda, él quería destrozarlo.
Se acomoda en la entrada.
─¡NO! ¡DÉJAME! ¡POR FAVOR! ─ gritaba inútilmente. Se sacudía, pataleaba, chillaba y cual ovillo sobre el escritorio intentado no morir por las fauces de un lobo, pero es inservible. Un intenso e inaguantable dolor le invade en su zona más baja, se arquea y grita agónico. Su cuerpo se está desgarrando, la elasticidad de aquella zona no es la suficiente para poder introducir aquel miembro sin lastimarlo.
Dolía, como dolía.
─¡SACALO POR FAVOR!
─¡Qu-Quedate quieto! ¡Carajo! ─ gritó ahogado mientras le afirmaba la nuca obligándole apegarse a la mesa. Se introduce lento disfrutando como el interior del chico le apretaba de una forma tan deliciosa que sacaba gemidos de su garganta involuntarios.
Mierda, este chico estaba demasiado apretado, su interior era exquisito, mejor que cualquier zorra que haya probado. Pero en el fondo también le dolía, era demasiado apretado, pero aún no se detenía. Enfadado producto que el chico no dejaba de retorcerse aumento la presión de su mano alrededores de du cuello con ambas manos logrando que al fin el chico se detuviera de retorcer
─Me a-aprietas… tanto─ gimió con una sonrisa socarrona, y finalmente lo introduce completamente, jadea fascinado.
Estaba dentro de Deku, y como le fascinaba, era suave, cálido y jodidamente apretado.
─Mierda, tu culo se siente demasiado bien─ dice victorioso acariciando con sus pulgares la garganta del menor dándose cuenta que ahí, en aquella suave zona, podía dejar una nueva marca─, ahora entiendo porque Todoroki te tenía tan escondido, el muy bastardo no le gustaba compartirte.
Deku se mantuvo en su lugar, tembloroso, asustado, pero lamentablemente comenzaba a acostumbrarse generando fuertes espasmos en su cuerpo. Se sentía una vil, sucia y asquerosa escoria, estaba comenzado a s disfrutarlo, estaba disfrutando esa tortura ¿Era normal? ¿No? Es decir, son estímulos normales del cuerpo, él sabía de eso, él comprendía eso. Un suave e imperceptible gemido escapó de su garganta al sentir al palpitante grueso miembro en su interior, se sentía bien, lamentablemente se sentía bien. Como se odiaba, era tan repugnante estar disfrutando aquella situación tan humillante, estas disfrutando de un enfermo como aquel tipo, estaba loco ¿Pero quién exactamente? ¿Él? ¿O ese hombre? ¿Quién era el loco? ¿El que proporcionaba la tortura? ¿O el que al disfrutaba?
Pese a que aquel chico no es más que una perra cualquiera, una vil escoria mierdosa perteneciente al mundo de Todoroki. Bakugo no se mueve, mira expectante cada reacción del chico, quita sus manos de la garganta del menor y sujeta sus caderas, el muchacho le mira, con ira, con odio, pero en vez de hacerle sentir mal, le enciende, esos ojos verdes llenos de determinación lo encienden.
─Me tienes a mil pequeña mierda─ dijo divertido. ─ lo estas disfrutando, por eso me miras así… Quieres que continúe…
─¿P-Por qué haces eso? ─ preguntó de la nada con un tono tan firme que le genero un vuelco en el pecho al cenizo.
¿Por qué lo hacía? Era una buena pregunta.
Se acercó con lentitud a su oreja apoyando su pecho en la suave espalda del menor, deslizó sus manos por la madera llegando al pecho del menor sujetando su clavícula y al fin poso sus labios cerca del oído del chico.
─No tengo ni la cabrona idea─ dijo sinceramente.
─Estás loco. ─ gruñó firme el menor.
Su sonrisa se borró ¿Así lo veía? ¿Cómo un loco? Sacudió su cabeza, molesto, esa mierda no debía importarle. Pero aun así, una extraña sensación le inundo, una vacía e incómoda, desatando la ira del cenizo. Se sentía tan bien hace un segundo y este hijo de puta había logrado acabar con aquella exquisita sensación de goce.
Comienza un mar de envestidas bruscas y fieras, sacando miles de sonidos obscenos de aquella escena. Dominado por la lujuria y el gran placer que el chico le estaba dando, Bakugo se dejó caer en su espalda sin disminuir las embestidas. Sujetó el rostro del chico para que le mirase y aquel vacío desapareció al ver aquél rostro libidinoso, lascivo y satírico, aumentando aquel mar de sensaciones que creía perdidas.
¿Quién era este chico? ¿Y cómo lograba hacerle sentir tan bien?
─Eres tan obsceno, Deku, tan sucio, eres una perra sucia─ le dice sin perder de vista cada rasgo erótico del menor que disfrutaba de sus embestidas.
Su sonrisa se borra al escuchar un fuerte y ronco gemido por parte del azabache, le mira embelesado, casi intentado memorizar sus facciones. Quería escuchar ese sonido de nuevo, así que aumento las estocadas haciéndolas lentas pero más profundas, logrando su cometido, generándole corrientes eléctricas producto solo por aquel sonido.
Encantador.
─Otra vez ─dice sin pensarlo envistiéndolo con más fuerza─, ha-hazlo de nuevo ─pide casi como suplica.
Y grande es su goce al escuchar un gemido más fuerte proveniente de su garganta.
Este chico simplemente le encantaba.
Curioso por aquellos obscenos sonidos mueve una de sus manos hacia el miembro del chico y grande es su deleite al notar el desastre húmedo que yace entre sus piernas. El pendejo se había venido más de una vez de eso no había duda.
─A Carajo─ musitó dando con más fuerzas la penetraciones, sintiendo que estaba a punto de venirse─ ¿El pendejo de Todoroki te hace sentir así de bien? ─ pregunta intentado aumentar su satisfacción, pero el chico no responde, está demasiado sumergido en el placer que le está generando que no puede emitir ninguna palabra. No sabe si sentirse decepcionado o simplemente alegre de poder lograr tal reacción.
─É-Él… No─ es lo que logra oír entre jadeos, entre intentos fallidos de formular una frase.
¿Él no lograba aquello? ¿Él no lo satisfacía así? ¿Qué carajo quería decir?
La duda le carcomía, quería saber, quería escuchar que él era mejor que ese tipo dividido, quería escucharlo. Pero su curiosidad no pudo continuar ya que su clímax estaba cerca, olvidándose por completo de aquella pregunta, hundió su nariz en el cabello del menor y comenzó a drogarse con su aroma natural hasta al fin logro venirse.
Sus embestidas comenzaron a ser lentas, cada vez más pausadas, hasta que al fin se detuvo. Jadeaba pesado en su nuca, mientras cerraba los ojos satisfecho.
El mejor sexo de su vida, pero esa mierda nunca lo admitiría.
Con lentitud salió del interior del chico, Deku, ese chico que ahora estaba laxo en la mesa, sonrió al ver su obra de arte chorrear por su entrada manchando sus piernas, su ropa y el suelo.
Que gran vista, pensó satisfecho.
Termino de vestirse sin quitar la vista de aquel chico, y tras disfrutar la vista un par de minutos le tomo de los cabellos obligándole a ponerse de pie, este obedeció en un gimoteo. Sin importarle su estado, le comenzó a obligar a caminar, lo sacó de la oficina, y tras unos pasos, el menor colapso ante él. Bakugo arqueó la ceja, le movió con un pie pero este no parecía reaccionar.
─¿Lo mate? ─se preguntó confundido mientras se agachaba, tocó su garganta, no, solo se había desmayado.
¡Mierda! ¡Qué bueno era!
Normalmente le hubiera dejado ahí tirado y que Kirishima se encargara, pero algo en sus tripas le decía que no podía dejar que alguien más le cargara. Lo tomó como pudo sobre su hombro y comenzó a cargarlo escalera abajo, atravesó la sala principal ignorando las miradas de sus adeptos que guardaron silencio al verle, y finalmente llego a la puerta trasera que daba al sótano donde tenían la zona del hospital y la mazmorra.
Encendió la luz dejando ante él aquel cuarto blanco que resaltaba por su limpieza, en esta habitación solían torturar a sus enemigos, curar a sus enfermos e incuso mantener a lo intrusos encadenados a las paredes.
Dejó con cuidado al desnudo chico en el suelo apegado a la pared donde colgaban las gruesas cadenas con grilletes. Tomó un grillete con intenciones de colocárselo, pero se detuvo al ver la marca de su hombro que había hecho minutos atrás.
Jamás había mordido a alguien así.
Suspiró pesado, y sin saber el porqué, se quitó su camisa colocándosela con lentitud al sudoroso y pegajoso cuerpo de pálida piel que no oponía resistencia alguna. Lo bueno era que su camisa era lo suficientemente grande para cubrirle hasta su intimidad. Ya con el chico vestido, prosiguió con su objetivo, encadenarlo.
Ya inmovilizado, sabiendo que no podía escapar, Bakugo se colocó de pie para mirar al inconsciente joven. Chasqueó la lengua y decidió irse dirigiéndose hacia la puerta, posó su mano en el interruptor para dejar la habitación sumergida en la oscuridad, pero se arrepintió.
Simplemente se marchó con el torso desnudo.
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La verdad ni siquiera sé si seguirlo, es solo que se me vino la idea a la cabeza y no lograba quitármela ¿Qué piensan? ¿Les gusto? Si llegara a continuarlo no sería un fic muy largo a lo máximo 8 caps creo.
¡Dejen sus reviews y cuénteme que piensan! Su opinión es importante para mí
¡Se despide Momoleft!
