Título: Simplemente Mala Suerte
Resumen: Peter Parker es poseedor de la mala suerte por excelencia. No solo pertenece al grupo de los rechazados, sino que también es acosado por su mejor amigo en turno de mañana y tarde. Por la noche, cierto mercenario se encarga de cumplir dicha labor. ¿Es posible lidiar con dos acosadores las veinticuatro horas del día?
Ni Deadpool ni Spiderman son de mi propiedad. Escribo para pasar el rato.
Capítulo I
¿Un día tranquilo? ¿Qué era eso?
Desde que me había convertido en Spiderman mi vida había cambiado drásticamente. Bueno, en realidad había sido un cambio parcialmente radical, ya que en la preparatoria seguía siendo un chico más del grupo de los comunes. Corrección, un chico nerd más del grupo de rechazados. Pero si éramos sinceros, eso me resultaba beneficioso, ya que nadie sospecharía que el gran Spiderman fuera de su traje sufría de bullying en su centro académico y que era el centro de burlas de los que practicaban algún deporte popular.
Irónico, me atrevería a decir.
En fin, desde que había cambiando mi estilo de vida de esta manera, todas las mañanas despertaba increíblemente cansado, ya que durante las noches me dedicaba patrullar la ciudad y a defenderla de cualquier amenaza. Dentro o fuera de mis posibilidades... Por lo que eventualmente despertaba como si el día anterior hubiera tratado de subirme a un toro y este me hubiera pisado con desprecio.
Me reí demasiado con esa expresión.
—¿Estás seguro que por las noches no tratas de domar toros resentidos? —preguntó Harry con una ceja enarcada y algo de diversión en sus palabras. La primera vez que me había visto con la cara algo hinchada y unos cuantos moretones en los brazos; sí que se había preocupado. Hasta había llegado a pensar que mi tía May había sufrido un cuadro psicótico y se le había dado por atacarme. Pero no... Simplemente le comenté que estaba tomando clases de defensa personal y pues que el profesor era un poco duro—. Porque eso de la defensa personal, parece que es una excusa para que te den una paliza —añadió. No podía decirle que era Spiderman, prefería usar como excusa el hecho del bullying y posibles bravucones que quisieran sobrepasarse conmigo. De hecho eso era más creíble.
Bueno, a lo que iba... Harry Osborn era mi mejor amigo. Éramos muy diferentes, pero fuera de ello, grandes amigos... A veces a él se le metían algunas ideas retorcidas en la cabeza que solo me dejaban pensando en cómo había llegado a parar aquí... Pero... ¿Quién no había tenido ideas locas o algo diferentes en esta etapa de la vida? Si no, podrían verme a mí siendo mordido por una araña radioactiva y en el siguiente acto saltando por los edificios de New York. ¿Qué cosas, no?
No obstante, las cosas entre nosotros dos se habían puesto un poco raras. Exacto, más raras de lo normal en mi caso…
Hacía un mes le había hecho una pequeña revelación, una insignificante a mi parecer, pero para él había sido ¿Algo duro? Al menos eso pensaba. Muy tranquilamente, una noche, mientras estudiábamos para el examen de química... Había decidido contarle mi más reciente secreto ¿Éramos amigos, no? Eso hacían los amigos.
—Oh, comprendo.
El tono de voz y la mirada de Harry habían cambiado por completo. Si trataba de fingir, definitivamente era pésimo haciéndolo. Aunque siendo sincero, creo que le importaba muy poco fingir algo. Era Harry Osborn, podía conseguir todo lo que quisiera.
—¿Te gusta mucho?
—¡Harry! Solo te estoy comentando...
—Pero te gusta Mary Jane —insistió sin dirigirme la mirada. Mágicamente su interés en los apuntes de mi cuaderno había tomado una importancia increíble, pues no quitaba su vista de ellos—. Es el punto ¿O me equivoco?
Suspiré. Estaba sonrojado, no me gustaba hablar mucho de esto y pensé que podría darme un consejo o algo así. No hacerme sentir peor de lo que ya estaba.
—Mira Harry, simplemente me he dado cuenta que me atrae, nada más... Me llama un poco la atención, nada del otro mundo —expliqué aún sin obtener su mirada sobre la mía—. No es que me muera por ella... Además, Mary Jane jamás se fijaría en alguien como yo, de hecho tú a mi lado tienes diez veces más chance.
Me incliné de hombros y traté de dejar el tema atrás.
—Como digas, Peter.
Después de ese pequeño encuentro con Harry, lo había tenido literalmente encima mío. Varias veces tuve que inventarme las peores excusas para poder escaparme y cumplir mi misión de cuidar la ciudad de New York por las noches. Había dejado de comprender si le incomodaba la idea de que algún día por obra y gracia del destino, pudiera tener una relación con ella. O si le jodía demasiado que me alejara de él por alguien más.
Cualquiera que fuera el caso, dudaba que me lo dijera.
No obstante, estos acontecimientos no eran los peores. Esto había sido el inicio de un problema dentro de mi vida como un civil más. Si hablábamos de mi vida como Spiderman, esto se quedaba bastante chico...
¿Alguna vez sintieron como si todos los planetas se hubieran alineado para hacerte acreedor de toda la mala suerte jamás antes presenciada? Bueno, he aquí yo siendo un caso perfecto para esta expresión.
Mucho antes de que le contara mi secreto a Harry y que como consecuencia a ello me ofreciera un espacio en su mansión, con todos los lujos que de verdad no tenía idea de su existencia, un mal más había llegado a mi… Bueno, no estaba tan seguro de llamarlo exactamente como un mal... Pero era mucho más desesperante que Harry y eso nadie lo iba a cambiar.
—Me llaman Deadpool ¡Sé que lo sabes, baby boy! ¿Nos tomamos un selfie?
—No, y no lo sabía, pero tú en especial puedes llamarme únicamente Spiderman —dije. Este loco había llegado a la escena de una persecución policial... Interrumpiendo mi intento de colaboración mientras que me balanceaba por los edificios, haciéndome frenar en el techo de uno—. ¿Estás mal de la cabeza o algo así? No quiero selfies y de todos los apodos que la gente me ha puesto a lo largo de mi vida como superhéroe, eso del baby boy es de los más...
—Originales, lindos, creativos y personalmente el que va más acorde con tu contextura y forma de ser.
Mi mueca por debajo de la máscara era una de asco y de no comprender mucho lo que decía. De todas formas mi cara estaba hecha un jodido tomate. Ya había sido mucho acoso por esta noche.
—Bueno, señor que trató de copiar mi traje y dice saber cómo soy... —comencé diciendo con una mano en la cintura—. Si tienes tanto tiempo para ver mi aspecto, supongo que tienes tiempo para otras cosas, como podar el césped, así que te dejaré continuar con lo que sea que estabas haciendo y seguiré con lo mío —finalicé mientras le daba la espalda.
—¡Hey! ¿Quién poda el césped de noche?
—Tú estás loco, no me sorprendería que lo hicieras —dije. Acto seguido, comencé a correr para así poder tomar impulso cuando llegara al filo del techo.
—¡En mis tiempos libres me dedico a apreciar tu trasero baby boy! ¡No a podar el césped! ¡Soy tu fan!
Con ese comentario, tuve que admitir que casi me tropezaba, pero mantuve el equilibrio y me alejé lo antes posible lanzando mi telaraña a la punta del edificio contiguo.
Esperaba no encontrarme nunca más con ese hombre... Había logrado que la piel se me pusiera como de gallina.
En fin, si alguien creía que el destino me alejaría de los locos acosadores con algún problema mental o un trastorno obsesivo compulsivo, estaba muy equivocado. Todo lo contrario. ¡Soy Peter Parker! ¡Atraigo la mala suerte como Flash Thompson al sexo femenino! Creo que con esta aclaración, ya no tendría que volver a explicarlo.
Desde esa vez, cada noche que salía a patrullar, mi sentido arácnido enloquecía advirtiéndome que algo malo se me estaba acercando. Evidentemente me ponía alerta, pero siempre llegaba ese ser inmortal de nombre Deadpool. Y le decía "inmortal" porque ya le había visto perder estúpidamente, varias partes de su cuerpo en enfrentamientos que ni venían al caso, pero en el siguiente día estaba como si nada hubiera pasado. Era bastante extraño.
Suspiré.
De día Harry Osborn me seguía como mi propia sombra. Y de noche Deadpool se había nombrado a si mismo mi guardián. Bueno, había todo un rollo para ello... Hasta el momento solo había contado el aspecto negativo de toda la historia.
Como bien ya había mencionado que venía siendo acosado por este peculiar hombre musculoso de traje rojo con negro mucho antes de que Harry optara por unirse al club de los obsesivos compulsivos, no todo entre nosotros dos había sido algo exasperante. O sea sí, pero en algunas oportunidades tenía que admitir que gracias a él, el sorprendente Spiderman seguía columpiándose por los edificios.
—No tienes nada qué preocuparte, baby boy —me dijo mientras me llevaba sobre su espalda hasta su hogar—. Aunque debo admitir que te ves tremendamente sexy con tu ropa hecha mierda.
Me sonrojé al máximo. De hecho, no era la primera vez que algún enemigo me rompía el traje o me lo dejaba hecho tirones. Un poco de sangre por aquí y otro poco por allá, pero sí era la primera vez que alguien se tomaba la molestia de sacarme de esa escena y me impedía irme por mi propia cuenta o como se me fuera posible. ¡Oh, sí! Pero también era la primera vez que alguien me hacía un cumplido de esos, claro omitiendo cualquiera que tuviera que ver con mi trasero.
—¿Gracias? —traté de sonar más sarcástico que cohibido. Deadpool era definitivamente mayor que yo, se le notaba en la contextura, en la voz y en todo realmente. Por mi lado, apenas estaba a cinco meses de cumplir los diecisiete años, así que casi todo de él terminaba por inquietarme un poco. Es decir... ¿Tener a un mercenario, que decía oír voces en su cabeza, persiguiéndote todas las noches y que encima era mucho mayor que tú? Era algo así, como que muy creepy.
Esa fue la primera noche que pude conocer más de él. En pocas palabras, pese a haberme demostrado cada día su incoherencia mental y acoso, en esta oportunidad me había dado a entender que podía tener algo de raciocinio. Aunque sea un poco.
El lugar donde vivía era un desmadre total. Era enorme, no tanto como una mansión, pero parecía deshabitada… Había demasiado polvo, suciedad, sabría Dios que otras cosas más… Además que todos los objetos estaban amontonados por todos lados sin algún orden en especial. Era un caos total, el perfecto criadero de insectos y posibles bacterias. Nicho de nuevas enfermedades posiblemente…
Bien, como iba diciendo…
Ya habían pasado varias semanas desde que había conocido a Deadpool y esta era la primera vez que aceptaba ser atendido por él. Aún así, cabía mencionar que el mercenario siempre aparecía en el momento correcto cada noche. Ya sea con un comentario que me llegara a sacar de quicio, o simplemente en el tiempo exacto para impedir que mi existencia llegara a su fin.
Era como si me observara, como si me espiara todo el tiempo y decidiera aparecer como un héroe para mí cuando me encontraba en aprietos. No obstante, cuando no lo estaba simplemente se limitaba a elogiar mi trasero… Y bueno, a ayudar.
De todas las veces que me había "salvado" de terminar más mierda de lo normal. Esta vez había sido la primera que de verdad culminaba ¿Irreconocible? Mi cuerpo estaba lleno de sangre seca, cortes por varios lados, parte de mi rostro considerablemente golpeado y un tobillo fuera de acción.
Me llevó hasta lo que parecía ser su habitación, ya que tenía un colchón en el suelo y me dejó ahí con cuidado.
—Voy a tener que quitarte todo eso —dijo señalando mi traje. Mi cara se pintó de los mil rojos que podía tener una pantonera.
—No, no, no, no, no hay forma —casi tartamudeé de la vergüenza. Para empezar no iba a revelar mi identidad y segundo, no iba a mostrarme ante alguien que no conocía. Es decir, llevábamos buen tiempo como compañeros nocturnos luchando contra el mal o algo parecido, pero ni siquiera sabía su nombre ¡Nada! Esto era ir demasiado lejos—. ¿Sabes? Aprecio todo lo que has hecho por mí, pero creo que puedo atenderme solo… No sería la primera vez, el único problema de esta noche fue que no podía caminar bien… Y bueno, un poco más sangre de lo normal…
¿Alguien cree que le importó? No.
Aún así opuse resistencia, por lo que lo único que pudo hacer fue ayudarme a limpiar por encima del traje. No era algo tan higiénico, pero aún así tenía cierto poder de regeneración acelerado. No tanto como el de este hombre, pero era algo y lo agradecía. No iba a sufrir una gangrena tan fácilmente.
En fin… Deadpool, pese a perseguirme como si le pagaran por ello, lo cual había llegado a pensar en algún momento, me había demostrado querer ser mi protector, o guardián como él mismo lo había dicho en alguna oportunidad. Y esa noche, no solo había demostrado que cumplía su palabra al pie de la letra, sino que también, pese a tener cierta obsesión por mi trasero, no se había aprovechado de las circunstancias. Todo lo contrario. Me había ayudado y me había revelado hasta la ubicación de su vivienda pese a no saber quien estaba debajo de mi máscara. Todo con tal de protegerme.
Bien. Esta era la parte bonita de la historia. No todo era malo desde que el hombre con trastorno obsesivo había aparecido en mi vida.
Por otro lado, las cosas con Harry, seguían igual de desesperantes. Ya a este punto había llegado a considerar que el heredero de la fortuna Osborn, quería tenerme solo para él. ¿Sí me dejo entender, verdad? Algo así como más que amigos… ¿Sabían por qué?
Pues, un pequeño hecho que no había contado hasta el momento, ya que prefería que se perdiera en los recuerdos de mi cabeza; aparte de que ya tenía como acosador oficial a un mercenario; era que uno de los días después que le hubiera revelado mi simple gusto por Mary Jane, él sin vergüenza alguna me había dado una opinión un tanto sugerente.
—Simplemente no te veo con alguna chica —me dijo casi en un susurro para que nadie más en la biblioteca nos oyera.
—¿Cómo? ¿A qué te refieres?
—No lo sé, simplemente no puedo imaginarte con una.
—Bueno, Harry… Sé que soy un nerd y algo poco atractivo para las mujeres pero… —dije mientras guardaba mis libros en la mochila.
—Más bien, pienso que eres demasiado tierno para una.
Me quedé petrificado un momento. Mi cara había comenzado a arder y mi única opción fue ponerme cabizbajo haciendo como si buscara algo en mi mochila. Acto seguido me puse de pie.
—Creo que hemos estudiado bastante por hoy, y ya debo irme, le dije a tía May que la ayudaría en casa temprano.
—Bien, Peter. Nos vemos mañana.
Me despedí y salí lo más rápido que había podido. Hasta le tiré sin querer los cuadernos a una estudiante de un grado mayor. Con la cara roja y con todas las miradas encima de mí, me apresuré en recogerle todo y continuar con mi carrera.
¿Ahora entienden por qué no lo quería contar?
Continuará…
¡Hola! ¡Así es! ¡Un nuevo proyecto en transcurso! Como algunos ya sabrán, me gusta llevar por lo menos dos fics a la par ;) por alguna razón me motiva más hacerlo así. De paso que colaboro con esta bella sección ;)
Este fic ya lo tenía comenzado desde hace buen tiempo y decidí que ya era hora de terminarlo. ¡Por lo que espero que esta nueva temática les haya gustado!
Como es costumbre mía, les agradezco a todos los que siguen mis fics, me añaden a sus favoritos y me dejan lindos comentarios. Siempre es bello saber que le has alegrado la tarde a alguien ;)
¡Gracias por leer!
