Nadie sabe qué tan inteligente el joven Sirius Black es realmente. Claro, sus calificaciones no eran extraordinarias, pero eran bastante buenas tomando en consideración que su única preparación se limita a lo que Remus les lee en voz alta la noche antes de algún examen… pero cuando se trata de estrategias, planeación y práctica en magia, Sirius Black es un genio.

Grandes ojos grises brillaban ante el prospecto de una nueva tortura para Snape, mejor conocido por Sirius y sus amigos como "Quejicus", de verdad consideraban que ese debería ser su nombre legal, le iba bastante bien, con solo pensar en el joven de pelo grasoso hacía que el joven Black se estremeciera.

Sirius levantó la mirada, los cuatro merodeadores tenían sus cosas esparcidas en la mesa más escondida de la biblioteca. ¡Oh, como odiaba la biblioteca! La única razón por la que se encontraban ahí es porque Remus estaba haciéndole mejoras al mapa, y ellos tienen la filosofía de no abandonar a ningún hermano en territorio hostil… no que la biblioteca sea un territorio hostil desde la perspectiva de Remus, pero para los demás merodeadores si y no lo querían dejar ahí solo, aunque no había nada que Remus deseara más que los otros tres se marcharan.

"Ay… qué hambre" Se quejó el más bajo de los cuatro, Peter, quien arrugó su pequeña nariz ante los libros que se encontraban frente a él.

"Colagusano, desayunamos hace menos de una hora, ¡Contrólate, hombre!" se rió el joven James Potter, mejor conocido por sus amigos como Cornamenta, su descontrolado pelo negro disparando en todas direcciones mientras limpia sus lentes.

El mencionado hizo pucheros ante el regaño y recostó su cabeza sobre sus brazos, apoyándose en la mesa. Remus suspiró exasperadamente mientras le pasaba una mano por el pelo a Colagusano; no había duda que Lunático, como era conocido por sus amigos, era el más paternal del grupo, o una 'mamá gallina' como Sirius prefiere decirle.

"¿Hoy no hay entrenamiento de Quidditch?" inquirió Remus, cansado.

"No" se lamentó James, "por eso aquí estamos para lo que ocupes" le guiñó el ojo.

Remus dio un gran suspiro y negó con la cabeza, en el momento que abrió la boca para replicarle fue interrumpido por Sirius.

"¿Cómo creen que se vería Quejicus con cabello rosado?"

Eso captó la atención inmediata de James, "¿Rosado? ¡Rosado! Canuto, debes pensar en grande, ¿Por qué resignarse con rosado cuando podría tener el cabello rosado y púrpura?"

Sirus empezó a reír y aplaudir, "¡el verde moco no puede faltar!"

Remus dio otro gran suspiro, "chicos, nos van a volver a echar…" los miró con reproche, todavía no perdonándolos completamente por la ocasión en que los habían vetado de la biblioteca por un mes a causa la mala conducta, la vida de Remus se había complicado bastante, teniendo que depender de Lily Evans para sacar libros.

Sirius le pasó el brazo por los hombros, "¡Bah, hombre, relájate! ¿... Te falta mucho?, ¿Qué haces exactamente?".

"¿Recuerdan cómo habíamos considerado la posibilidad de hacer un tipo portal por el cual nos podamos comunicar con los futuros guardianes del mapa?"

"Siii…" respondieron los otros tres en unisón.

"Pues eso intento…"

"¡Uy, así podríamos hablar con los hijos de Cornamenta!" exclamó Sirius.

"¿Por qué solo mis hijos?" se rió James.

"Seamos sinceros Jamie… Pettie no tiene posibilidad, Remie no se va a atrever et moi, soy un regalo para las mujeres, no puedo atarme a nadie"

"¡Heeey!" Peter se sentó derecho, "yo planeo tener muchos hijos".

"Tendremos que buscar quién sea tan valiente, Colagusano"

"Ja , Ja" Peter le sacó la lengua.

"Pero, fuera de bromas, suena genial, Lunático, déjame ver ese libro…" pronto los cuatro muchachos se aplicaron en trabajar en el mapa… bueno, Colagusano pretendía poner atención mientras los otros tres trabajaban diligentemente en el mapa.

Varias horas más tarde James, Sirius y Remus se dirigían al comedor a cenar, Peter había desertado tan pronto se dio cuenta que los demás no tenían ninguna intención de ir a almorzar, y de verdad no quería pasar el resto del sábado metido en esa biblioteca.

"¡Estoy tan cansado!" se quejó James, "Y tengo tanta haaaambre… y me duele la espal—Hey, Lindura" Inmediatamente se enderezó al estar en presencia de Lily Evans.

Lily rodó los ojos, "Hola Remus" inmediatamente siguió su camino con sus amigas Marlene y Alice.

Remus logró saludar con la mano antes que las muchachas se alejaran.

"Ah… está tan enamorada de mi" Sonrió orgulloso James, esto provocó que Sirius le diera un golpecillo juguetón en el hombro "Claro que sí, campeón".

Los tres se sentaron junto a Colagusano y sus demás amigos, pasando la cena de manera amena. Sirius no podía evitar que sus ojos se desviaran a la mesa de los Slytherins, buscando al muchacho de ojos grises que acababa de empezar su cuarto año, su hermano Regulus, aun cuando Sirius había sido expulsado por su familia, no podía evitar preocuparse por su hermano.

Antes, cuando aún vivía con su 'familia' -o 'donadores de genes' como le gusta pensar de ellos-, Regulus vivía constantemente pegado de su hermano. Sirius solía tomar castigos por él, solía echarse culpas por él, solía acurrucarlo, mimarlo y consolarlo cuando tenía pesadillas y besaba sus heridas para que parara de llorar.

Todo esto cambió tan pronto Sirius entró a Hogwarts y fue asignado en Gryffindor. Sirius aún puede recordar vívidamente cómo fue esa primera vez que volvió a la casa por navidad, Regulus no paraba de llorar y reclamar que Sirius lo había traicionado… las cosas solo empeoraron desde ahí, hasta este momento en el que Regulus se negaba a hablarle.

Reg posiblemente notó la mirada de su hermano sobre sí mismo, porque inmediatamente le sostuvo la mirada y lo mal encaró, Sirius seguidamente quitó la mirada y se integró en la conversación con sus amigos.

La semana pasó sin demasiadas eventualidades, con salvedad claro está, el día jueves durante el desayuno, una explosión de color detonó en la mesa de los Slytherins, tan pronto se despejó el humo y Severus Snape se levantó, todos en el comedor explotaron en risa, su cabello estaba lleno de mechones de colores: rosa, púrpura, verde neón y celeste.

Los merodeadores recibieron un castigo, injusto desde la perspectiva de Sirius y James, porque en realidad no había manera de ligarlos con el crimen, pero bueno… Mcgonagall les dio esa mirada desaprobante y los puso a limpiar calderas, "al menos no nos quitó puntos" consoló Remus.

Una semana más tarde y las mejoras en el mapa no habían avanzado sustancialmente. Han tenido bromas que planear, fiestas a las que ir, después de todo este era su último año y querían que fuera totalmente épico.

Peter estaba examinando el mapa, los demás estaban en la habitación de Marcus Cooper pidiendo prestado su gato, para qué, Peter no estaba muy interesado en saber. Recordó ver un libro con un encanto que Remus exclamó podía servir y tuvo una idea, qué tal si él era quien mejoraba el mapa, sus amigos estarían sorprendidos y orgullosos.

Peter tomó el libro, su varita y el mapa…

Eso no salió bien… fue lo único que Peter podía pensar, por alguna razón el mapa solo echo chispas azules y… nada más. Oh bueno… suspiró Peter decepcionado y lo dejó donde estaba y volvió a su cama.

Minutos después los otros tres merodeadores entraron a la habitación.

"No puedo creer que Cooper no nos quisiera prestar a su gato, es solo un gato" se quejó James.

"Ugh… Odio los gatos"

"No lo dudo, Canuto"

James tomó el mapa "veamos, veamos… Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas" esperó unos segundos pero nada parecía ocurrir, el mapa no estaba funcionando.

"Oh… hey, algo le pasa al mapa…"

"¿De qué hablas, Cornamenta?"

"¡No está funcionando!"

Los demás muchachos se apuraron a ver cuál era el problema. El corazón de Peter no podía latir más fuerte, lo había arruinado… claro que lo había arruinado, él lo arruina todo.

Nadie durmió esa noche, todos intentaban buscar una forma de arreglar el mapa, pero no parecía funcionar. "¡Es inútil!" se lamentó Remus, "tendremos que hacer otro"

Los ojos de los otros tres muchachos se abrieron a más no poder, "dime que estás bromeando, Remus"

"Ojalá lo hiciera, Sirius…"

"¡Es nuestro último año! ¡Es el trabajo de nuestras vidas en Hogwarts, trabajamos en este mapa desde cuarto año!" exclamó James.

Remus frunció el ceño y sacó de su maleta un cuaderno lleno de apuntes, "tomé nota de todo lo que hicimos, podemos repetirlo, si nos aplicamos podríamos tener el mapa de vuelta en un par de semanas…"

Los ojos de James se llenaron de determinación "¡De acuerdo! Todos los días, después de clases, trabajaremos en un nuevo mapa"

"Siempre que no tengamos que estudiar…"

"Lunático, tienes que reconsiderar tus prioridades"

Remus rodó los ojos, con su corazón pesado no hizo más que doblar el pergamino que solía ser su mapa y guardarlo en su maleta, sacó un nuevo pergamino y los muchachos se pusieron a trabajar hasta que terminaron dormidos en sus escritorios.

Mientras los cuatro jóvenes dormían no se podían percatar de lo que ocurría dentro de la maleta de Remus. El mapa empezó a lanzar destellos color azul, tinta empezó a aparecer en el pergamino, dando el conocido saludo, pronto el mapa mostró el plano de Hogwarts, sin embargo la única persona que el mapa podía detectar era un Edward R. Lupin.

Teddy Lupin no podía dormir, no que lo hubiera intentado. El joven con cabello verde musgo se encontraba tirado en un sofá, en la Sala de Menesteres, mientras leía un libro muggle, Crepúsculo, lo cierto es que su prima Victoire se lo había regalado como una broma, pero en cuestión de cuatro horas iba casi terminando el libro.

Oh, Teddy odiaba a Bella y Teddy odiaba a Edward y Teddy odiaba a Jacob, pero era adictivo, y Teddy no podía evitar reír ante la idea muggle de que un hombre lobo es una persona que se convierte en lobo cuando así lo desee y puede comunicarse telepáticamente con los otros lobos.

Teddy sabía lo que verdaderamente pasaba con los hombres lobo. Él no era uno, gracias a Merlín, no cree que pudiera soportarlo si lo fuera. Lo cierto es que involuntariamente, cada luna llena, las pobres almas que hubieran sido maldecidas con el mal sufrirían un dolor tortuoso, mientras sus huesos se quiebran y se reacomodan, su piel se estrecha, su quijada se rompe, todo, todo en sus cuerpos se destruye para dar cabida a una bestia salvaje sin control. Esto ocurre una vez al mes.

Teddy Lupin se consideraba muy afortunado, no que no tuviera ningún efecto. El día antes de la luna llena se ponía malhumorado y hormonal; cuando al fin subía la luna llena Teddy se sentía físicamente enfermo: nauseas, dolor de articulaciones, se encontraba irritable y en los peores de los casos, cuando sus defensas se encontraban bajas, le daba un tipo de alergia que le subía la temperatura y le salían ronchas que picaban como un infierno; al día siguiente usualmente lo único que quiere es dormir, pero por ahí de la tarde vuelve a ser su feliz ser.

Porque esa era la cosa, hoy había luna llena, por eso Teddy se encontraba tirado en ese sofá, aun en su uniforme (o lo que él hace pasar por su uniforme, lo cierto es que usa pantalones más tallados de lo normal, sus zapatos son amarillo fosforescente y su corbata con los colores de hufflepuff desordenada- esto vuelve locos a los profesores, pero cuando se es ahijado de Harry Potter uno se puede salir con la suya), sintiéndose completamente miserable, sin poder dormir, leyendo agresivamente Crepúsculo, posiblemente si hubiera leído otro día quizás tendría más compasión por Bella, Edward y ese ridículo hombre lobo.

Lo cierto es que Teddy era la persona más tranquila, amigable, amable y sensible que podrías conocer. Peligrosamente travieso y curioso, sí, pero su corazón es de oro. Claro está… menos en la luna llena.

Teddy terminó el libro con el ceño fruncido-¡¿Ahora qué?! ¡No pueden terminar un libro así! ¿Qué pasó?. Pronto se fijó en la parte de atrás donde se esclarece que se trata de una serie y no pudo hacer más que gruñir asimismo.

"Ella no te merece Edward…" suspiró Teddy mientras descartaba el libro a un lado y se enfocaba en la chimenea frente a él… su cuerpo le dolía mucho, estaba muy cansado, pero simplemente no podía dormir, dolía demasiado; si fuera a tomar alguna poción para dormir no haría más que pasar el día siguiente con un estómago delicado, y a Edward Remus Lupin le gusta mucho comer, no quería tener que sacrificar sus comidas, en especial porque cada vez que hay luna llena, al día siguiente, Poppy, una dulce elfa que trabaja en la cocina le prepara un mousse de chocolate mortal como consolación.

El prospecto de comer mousse al día siguiente hizo a Teddy sonreír, debía asegurarse de ir al bosque a recoger unas flores para agradecerle a Poppy, siempre que le llevaba flores la diminuta elfa flotaba contenta por la cocina del castillo cantando.

Teddy se levantó con mucho esfuerzo del sofá y se estiró un poco, no sin antes hacer una mueca de dolor y dar un gran suspiro, "solo cuatro horas más" se consoló a si mismo mientras caminaba hacia una pequeña mesa que contenía su taza de café. De pronto algo captó su atención -en una esquina de la habitación pudo ver unas chispas azules-.

"¿Hm…?" el joven de 14 años caminó hacía la luz, se agachó despacio y examinó de donde venía, pronto el pergamino apareció frente a su mirada y en el momento en que la mano de Teddy hizo contacto con el pergamino, fue impactado por un choque eléctrico que le hizo perder el conocimiento.

Lo siguiente que Teddy recuerda es despertar en la Sala de Menesteres, no sabía que había pasado ni cuánto tiempo había estado inconsciente, solo sabía que le dolía la cabeza horrores. Se sentó con cuidado e intentó localizar el pergamino que le había provocado esto, pero ya no estaba.

Teddy frunció el ceño, se terminó de levantar examinando la habitación, la fogata estaba apagada y las luces que venían de la ventana parecían indicar que era de día. Pasó su mano por su cabello, se encontraba descontrolado y puntiagudo en todas direcciones, Teddy podía sentir el blanco, así que posiblemente su cabello estaría blanco o gris en este momento. Sin más, decidió salir de la habitación, hartarse de comida y dormir un rato.

Caminando por los pasillos de Hogwarts algo no le parecía igual. Algo estaba diferente. Los cuadros estaban acomodados diferente y faltaban algunos.

"Habrán redecorado…" se respondió mentalmente. Otra cosa que captó su atención fueron las caras nuevas que caminaban por los pasillos, está bien que él es muy despistado, pero de dónde carajo salieron estas personas. ¿Otra cosa? Pues, cada persona que pasaba se le quedaba viendo como si fuera de otro planeta, lo veían de arriba para abajo con sorpresa; si bien es cierto que un adolescente con zapatos amarillo neón y cabello gris no es lo más común, pero la gente ya estaba acostumbrada a eso.

El muchacho siguió caminando cándidamente hacía la cocina cuando alguien captó su atención y lo hizo parar en seco. Albus Dumbledore. ¡Por la madre de Merlín! ¡¿Era ese Dumbledore?!

El hombre con la larga barba blanca se encontraba hablando con alguien, alguien muy parecido a su propio padrino. Dumbledore desvió su mirada y pronto notó a Teddy, difícil no hacerlo.

"Disculpe, jovencito… ¿Podría acercarse? Creo que no lo recuerdo, ¿cuál es su nombre?"

Teddy prácticamente voló hacia ellos, "Teddy, Teddy Lupin, señor… creo que estoy perdido"

Y a James casi se le caen los anteojos del impacto.

Teddy Lupin es uno de mis personajes favoritos de Harry Potter y los fics de viajes en el tiempo son de mis favoritos, así que quise hacer mi propio fic al respecto. Se me ocurrió mientras intentaba desesperadamente no poner atención en una clase. ¡Por favor háganme saber si les gusta la propuesta de fic para ver si vale la pena seguirlo!

P.D: disculpen sin hay muchos errores de ortografía y gramática!