Hello Mina! Soy Andreita, una escritora en progreso. Este es mi primer fic, de una de mis parejas favoritas: Zero y Yuuki de Vampire Knight. Porfa, comenten y diganme en que puedo mejorar. Es una historia un poco larguita, pero aunque no pueda subir los capitulos muy seguido, espero que les guste!
Capítulo I
Habíamos vuelto a la academia luego de dos años. Kaname-senpai por fin me había dicho que si a mis súplicas. Quería tanto volver a este familiar edificio, a mi habitación… quería tanto volver a ver al director, a Yagari-sensei, a Yori-chan… y a Zero. Aunque Kaname se enojaría conmigo si supiera que él era el verdadero motivo por el cual había venido. Pero, por fin estaba de vuelta.
— Qué recuerdos… — suspiró Aidou Hanabusa a mi lado. Lo miré con una gran sonrisa.
—Supongo que los dormitorios se mantendrán como antes— le susurró Rima Touya a Shiki, mientras él masticaba un chocolate.
— ¿Creen que debemos formalizar nuestra re-inscripción con el Director? — se preguntó en voz alta Ichijou-senpai.
— No creo — susurré con convicción. — a papá le encantará vernos de vuelta. ¿Entramos?
Avancé hasta abrir la reja exterior de la academia, notaba levemente el temblor de mis manos. Hacia tanto que no había estado aquí… La reja estaba abierta, y los cinco desfilamos hasta el interior. Kaname-senpai, Kain-senpai y Ruka-san habían decidido volver luego de poner en orden algunas cosas. Me sentía un poco sola sin Kaname, pero tal vez era mejor así para mi reencuentro con Zero.
—Yuuki-sama, no corra por favor— gritó Aidou tras de mí, y me di cuenta de la velocidad a la que iba. Volteé y le sonreí.
—Ya te dije que no me gusta Yuuki-sama… solo Yuuki está bien.
—Está bien, Yuuki, no corras. Acabamos de llegar.
Pero de todos modos, les di la espalda a todos, y continué avanzando. Admiraba todo lo que había a mi alrededor, como si fuera la primera vez que lo veía. Los altos setos, los árboles centenarios, las paredes de piedra antigua, igual que el camino por el que avanzábamos.
Llegamos al frente del edificio de la dirección, y entonces me detuve en seco frente a la puerta de roble. Ichijou-senpai se puso a mi lado, y dirigiéndome una sonrisa, llamó golpeando la aldaba de plata.
Mis ojos se cerraron, y escuché los pasos veloces que se acercaban. Alguien abrió la puerta y abrí los ojos al sentir el peculiar aroma de las lágrimas. El Director me miraba con los ojos llenos de lágrimas (mas que lágrimas, chorros de agua)
—YUUUUUUUUKI! — gritó y se lanzó a mis brazos. Me aparté un poco ante la sorpresa, pero entonces, le di un abrazo.
—Director— dije sonriendo
—Llámame papá!
— Está bien, ¡Papá! — dije con una sonrisa incómoda. —Te traje un regalo —le enseñé los cupones que había conseguido en el pueblo.
—Mi dulce hijaaaaaa! — dijo aceptando los cupones, entonces gritó hacia adentro del edificio — Yagari! Ya llegaron!
— Director, perdone la interrupción, pero quisiera formalizar nuestra inscripción nuevamente a la clase nocturna — dijo tras de mí la voz de Ichijou-senpai
—Está bien. Pueden ir directamente a los dormitorios. Nada cambió en su ausencia, así que utilizarán las mismas habitaciones, ¿está bien?
—Claro
—Vicepresidente del dormitorio de la luna, Ichijou—san, puedes visitarme luego del anochecer para coordinar los detalles. — se despidió el director, mientras yo cargaba con mi maleta hasta adentro.
—Gracias por todo, Ichijou-senpai, Shiki-senpai, Rima-senpai. Y gracias en especial a ti, Hanabusa-kun —me despedí de ellos antes de cerrar la puerta.
Y entonces, entré hasta llegar a la cocina, y me sentí como en casa.
— Yuuki Kuran — me llamó una voz grave y volteé hasta distinguir un rostro un tanto aterrador, con ese parche negro a un lado y el cabello color azabache llegando hasta los hombros. Era el rostro de Yagari-sensei —Bienvenida— pronunció con cautela. No me ofendió su tono, al final de cuentas, así eran las cosas, un cazador y su presa.
—Gracias, Yagari-sensei —le dije yo con la mayor de las sonrisas
Olfateé con cuidado, y sentí el aroma de la comida que el director estaba preparando, luego sentí el olor de una pastilla siendo diluida, y finalmente olí lo que estaba esperando. El aroma de Zero… aunque algo era muy extraño. Era un aroma muy leve, como si el joven no hubiera pisado el lugar en mucho tiempo.
—Yagari-sensei… pregunte dubitativa— ¿Dónde está Zero?
Continuará...
