Bueno, antes de empezar el fic quiero dar algunas especificaciones:
Esta es mi primer trabajo aquí asi que espero que la disfruten.
Este es un fanfic Riren (Levi x Eren) donde posiblemente habrá lemon, pero todo a su debido tiempo :p.
Esta historia tendrá lugar en la época actual, será un UA pero con comienzos siguiendo la serie original. Los primeros capítulos tan solo serán introductorios, después empezara lo bueno.
Sin más que decir por el momento, me retiro.
Los grandes grupos dentro de las murallas Sina y Rose daban gritos de euforia y risas al igual que los pequeños grupos de personas que iban en crecimiento que habían comenzado a asentarse en el muro Maria.
Cierto, todos tenían sus diferencias, pero ese día no se vio una sola, todos por igual estaban radiantes de alegría.
Unos bebían para celebrar, otros convivían con sus familias y otros más simplemente se recostaban en el césped disfrutando el inicio de una nueva era para la humanidad. La noticia se había esparcido en cada rincón tan pronto como la Legión de Reconocimiento regresó; solo bastaba ver sus expresiones para saberlo: los titanes habían sido derrotados.
El rey organizó una gran fiesta al día siguiente para hacer oficial la noticia.
La Legión de Reconocimiento, por su parte, se aisló por completo. Por supuesto, había muchas cosas que discutir y que iban a cambiar a partir de ese momento, pero antes de que Erwin y Levi tuvieran que presentarse en la Sala de Tribunales para discutir el rumbo que tomarían, querían darse un respiro en el Cuartel General de Investigación.
Los sobrevivientes de la última batalla tuvieron la oportunidad de ir con sus familiares, pero fueron realmente pocos los que lo hicieron. Todos necesitaban un descanso, sobre todo mental, acababan de ver y pasar por cosas horribles.
Ciertamente fue un día difícil para todos. Incluso Armin estaba devastado. Intentaba contener –inútilmente– sus lágrimas por la pérdida de sus amigos. Jean, Reiner, Connie e incluso Sasha habían sacrificado sus vidas por todos. Estaba muy orgulloso de sus amigos.
En otra parte del castillo, Hanji no la pasaba mejor que el rubio. Había preparado café para todos, uno frente a cada silla alrededor de la mesa. Al final se sentó con su taza entre las manos y sonrió. Era la única persona en esa habitación.
Esa fue la primera vez que recordó. Recordó, en parte, para hacerse daño, porque ella estaba viva y sus amigos no. Recordó porque no quería que ellos se fueran, no por completo, recordó para volver a sentirse viva.
Recordó a todos los que se habían quedado atrás, al cuarto escuadrón, a Mike, a todos sus camaradas caídos. Acercó el café a sus labios para dar un sorbo, y, aun con su típica sonrisa, dejo escapar algunas lágrimas.
No le gustaba hacer un drama por algo tan común para ella como la muerte o los titanes, pero esta vez y solo esta vez podía permitírselo. Eso había sido todo, ya no había nada más después de ese momento. Su corazón necesitaba repararse de todo el daño sufrido los últimos años.
Un poco lejos de ahí, adentrándonos en el bosque cercano se encontraba cierto castaño recargado en el tronco de un árbol. Eren como todos necesitaba tiempo de pensar, de procesar lo que había pasado, pero sobre todo, de tener miedo. Estaba sentado en el verde césped con las rodillas dobladas y los brazos recargados en éstas. Con la mirada perdida en el atisbo de cielo que se filtraba entre las hojas de los árboles y las aves llenando con cantos sus oídos, Eren dejaba caer las lagrimas una tras otra.
Cada vez que parpadeaba veía a sus amigos morir uno tras otro frente a sus ojos otra vez, sin haber procesado la muerte de alguien, ya se había ido el siguiente.
Naturalmente, la última batalla fue la más brutal, el mismo Eren había perdido el mismo brazo dos veces; todo su día tan solo iba de transformarse en titán para luego desmayarse y al despertar volver a convertirse, era un vaivén de emociones.
El problema no eran las consecuencias que tendría la salud de Eren a largo plazo si seguía así, el problema era que mientras no estaba consciente, alguien tenía que hacerse cargo de que no le pasara nada.
La primera vez que se desmayó, al despertar lo primero que vio fue al hombre que tanto quería, Levi. Lo había protegido valientemente y sin dudar. Ambos ya sabían lo que sentían el uno por el otro. Después de que el viejo escuadrón de Levi murió y antes de que el nuevo fuera escogido, pasaron una noche bastante placentera y fue después cuando Eren se confesó recibiendo a cambio solo un dulce beso en la frente.
Aún no eran pareja, pero trataban de escaparse de los entrenamientos para llegar hasta donde Levi quería con unos cuantos reclamos entre gemidos por parte de Eren. Como la derrota de los titanes ya se veía venir, ambos querían esperar hasta que ya no hubiera nada más de que preocuparse, y sobre todo, querían encontrar el momento adecuado para decírselo a Mikasa.
Eren se sostuvo el estomago y sollozó unos momentos al recordar sus planes a futuro y el papel tan importante que desempeñaba su casi hermana en estos.
La segunda vez que Eren recuperó el conocimiento, no vio algo tan magnífico como la última vez. Ahora era Mikasa quien lo protegía entre sus brazos. Los brazos de la única familia que le quedaba que le habían dado tanto consuelo en otro momento.
Eren no había recobrado por completo el conocimiento cuando vio a una gran masa de titanes siendo detenidos por su hermana mientas él se recargaba en una roca. En menos de lo que pudo contar, apareció otro titán de quién sabe donde con los ojos puestos en Eren. Creyó que iba a morir.
En ese momento todo pasó tan rápido, Mikasa se encargó de los titanes en un solo movimiento de su espada, y en ese movimiento se usó a sí misma como escudo humano para proteger a Eren. Él se quedó paralizado. La sangre de su hermana se derramó por todas partes tal como la de su madre.
Fue ahí cuando llegaron Levi y Armin. Ninguno de los dos quiso pensar en Mikasa, sabían que si lo hacían iban a enfurecerse con los titanes y no querían actuar por impulso. Levi se encargó del titán que había matado a Mikasa y Armin recogió del suelo a Eren aún perplejo para llevárselo consigo.
Lo último que supo Eren fue que estaba en el hombro de su amigo –quien a duras penas podía con él– y miró hacia atrás tal y como lo había hecho ese día con su madre diez años atrás. Mikasa sonrió.
–Eren –dijo la morena débilmente –por favor… ¡Vive!
Mikasa usó su último aliento para pedirle a Eren lo mismo que le había pedido su madre y ya no resistió mas. Se revolvió de modo que se dejó caer del hombro de Armin, cosa que no fue tan difícil y antes de llegar al suelo se convirtió en titán. Lo demás es borroso.
Eren llevaba en el bosque varias horas llorando por la muerte de su hermana y de los demás que se habían convertido en verdaderos amigos. Se sentía asqueroso. Era un monstruo y ahora no tenía a quienes lo comprendían de verdad, ya no tenía ninguna familia.
Pensó en morir, en seguir a sus compañeros y a su madre en el otro mundo, Levi era fuerte, sobreviviría sin Eren. Pensó en que todo sería fácil y tranquilo cuando todo el dolor se fuera, que la muerte sería la única que le podría dar un atisbo de esperanza.
–Pensamos que te habías ido por el caño, mocoso –Eren reconoció la sarcástica voz de Levi.
Estaba parado a unos metros de él con los brazos cruzados y resaltando esa figura que a Eren volvía loco, pero más que cualquier otra cosa, Eren quería mantener la compostura frente a Levi, su dignidad era lo único que le quedaba.
Se puso de pie y limpió sus lágrimas con la manga de su uniforme. Eren era un desastre, su cabello desarreglado, la cara roja como un tomate y los ojos hinchados, pero Levi lo vio desde otra perspectiva.
Era un hermoso bosque, en un hermoso día de verano con la temperatura perfecta, las aves ruidosas que siempre lo habían molestado, ahora parecía que cantaban solo para animar a Eren, los cálidos rayos de sol que se filtraban por las copas de los arboles resaltaban la hermosa figura de Eren y le daban al chico un poco más de color y alegría a esos hermosos ojos verdes cargados de dolor.
–Capitán Levi –dijo Eren con una voz temblorosa.
Fue lo más serio que pudo hablar Eren, pero al darse cuenta de su tono que dejaba mucho que desear, bajo la cabeza ruborizado. Esto hizo que se viera mucho más lindo de lo que ya se veía. Definitivamente, en otra situación, Levi lo hubiera tomado ahí mismo.
– ¿Estás bien? –pregunto Levi con un tono neutro y se acerco unos pasos más a Eren.
El castaño solo asintió con la cabeza. Ambos sabían que era una mentira. Levi tenía un mal presentimiento, parecía como si Eren estuviera a punto de mandar todo al demonio e irse lejos. A Levi le preocupaba que el dolor por la pérdida de su hermana lo orillara a hacer algo estúpido. Cuando estuvo a centímetros del chico tocó levemente su rostro.
El gesto fue bien recibido por Eren, se sentía como un abrazo cálido, como una mano que te salva de ahogarte en lagrimas. Eren posó su mano sobre la de Levi y cerró los ojos. El mayor no soportó más y lo besó dulcemente. Eren dejó escapar unas lagrimas más segundos antes de que terminara el beso.
–Todo es un desastre allá afuera –dijo Levi aún con la mano en el rostro de Eren –. Creímos que nos dejarían en paz al menos por hoy, pero exigen nuestra presencia lo más pronto posible en el muro Sina.
– ¿Qué es lo que quieren saber? –preguntó Eren con el ceño fruncido –. Fue perturbador pero los titanes se acabaron, ¿Qué no es eso suficiente?
–Necesitan más detalles, quieren asegurarse que definitivamente ya no habrá titanes o que no hay más peligros –Levi dejó el rostro de Eren pero lo abrazó por la cintura para que se sintiera protegido.
Eren guardó silencio. A estas alturas aún no se imaginaba a cuántos amigos habría perdido su comandante para siquiera inmutarse cuando se habla de la muerte de alguien, a cuántas personas no habrá visto tener la misma expresión al saber que iban a morir.
Algo que Eren entendía muy bien era que Levi había pasado por mucho, claro, jamás lo diría, pero lo notaba en la mirada tan imperturbable que tenía. Esa mirada que tristemente dice "ya me acostumbré a la muerte de los demás, pero sobre todo, ya me acostumbré a morir cada dia". A Eren eso le ponía triste, no solo por el dolor de Levi, sino también porque le asustaba el hecho de que algún día, alguna de las personas que tanto quería, o incluso él mismo tuvieran esa mirada tan acostumbrada al sufrimiento.
–Tengo que irme ya –interrumpió el mayor después de unos momentos y un último beso.
Eren solo asintió y Levi tomó su mano para guiarlo fuera del bosque. Eren se resistió al principio, quería seguir sintiéndose mal consigo mismo.
–Escucha, Arlet también está lloriqueando por ahí como una nena, necesito que lo calmes un poco.
– ¿Armin? –Eren estaba sorprendido por su egoísmo.
Su mejor amigo también había perdido personas importantes, pero Eren solo se había concentrado en su propio dolor. Llegando al borde del bosque, Eren soltó la mano de Levi. Aún debían mantener todo en secreto hasta que las cosas se calmaran.
–Eren –Levi llamó a su chico quien solo lo miro con interrogante –. Una de las cosas que también vamos a tratar es lo que va a pasar contigo de ahora en adelante.
– ¿Conmigo?
–Si… eres el único titán que queda, aún no se decide tu futuro –terminó de decir con una nota de ira contenida.
En efecto, a Levi no le parecía correcto que un montón de burócratas decidieran el destino de un chico, pero esa no era su decisión. Eren se encogió de hombros al oír esto. Con todo lo que había pasado no se había preguntado qué iba a pasar con él. Levi vio este cambio y de inmediato noto el miedo del ojiverde.
–No tienes nada de qué preocuparte, ni Erwin ni yo dejaremos que te hagan nada.
Para este punto ya habían llegado a donde Erwin y Levi partirían, así que Eren no pudo besar a su comandante como hubiese querido, en lugar de eso tan solo le dio una pequeña sonrisa de gratificación.
Y así los dos comandantes partieron buscando un trato justo para Eren, entre otras cosas que se discutirían. En cuanto perdió a sus comandantes de vista, Eren fue desesperado a buscar a Armin.
Lo encontró cerca del pozo tratando de que su llanto no se escuchara. Eren tan solo llego y lo abrazó. El rubio hizo lo mismo. No hizo falta ninguna palabra para darse cuenta de que se apoyaban mutuamente.
Pasados los minutos, los dos amigos comenzaron a hablar sobre lo que había pasado y lo que estaba a punto de suceder, Eren le confesó la intriga y un poco el miedo que tenia sobre su destino. Armin tan solo no quería quedarse solo.
Entonces, ambos se hicieron una promesa, Armin nunca dejaría que a Eren le hicieran daño mientras que Eren no debía dejar de convivir con Armin. Y así ambos enfrentarían lo que fuera como cuando eran niños. Solo que ahora tenían más fuerza, y más importante. Tenían valor.
