Otra locura de las mías, espero que os guste. Sé que de nuevo voy a meterme con muchos longifcs a la vez, pero la tentación es enorme. Y me gusta tener que hacerme cargo de más de uno a la vez, lo admito :))

Como en Control Simétrico, los capítulos no serán excesivamente largos.

Disclaimer: Fairy Tail es propiedad de Hiro Mashima, yo sólo lo uso para mi entretenimiento.

Capítulo 1- El primer día.

Lucy Heartphilia se encontraba frente a la puerta de la sala de castigos, dudando entre si girar el pomo o quedarse para toda la eternidad petrificada en ese lugar, sin entrar en la clase maldita. Nunca antes habia sido castigada, y los rumores que corrían sobre los estudiantes que pasaban allí una hora por las tardes no eran demasiado buenos.

Y, por qué mentirlo, se sentía avergonzada.

De hecho, no fue su culpa. En verdad no lo fue. Ella sólo habia estado allí por casualidad, ni siquiera se habia enterado de lo sucedido que enseguida la informaron de que sería enviada a ese lugar. Es decir, realmente no habia sido su culpa.

Tragó saliva con algo de temor. Si se quedaba para toda la eternidad allí, no podrían confirmar su presencia en la sala de castigos. Y entonces estaría condenada para toda su eternidad a ser señalada por todos y tener que asistir allí siempre. Realmente no quería eso para nada, así que tomó la decisión de girar el pomo de la puerta y enfrentarse a lo que estuviera tras ésta.

El profesor Laxus se encontraba acomodado en el escritorio que le pertocaba, leyendo distraídamente el diario. Le dirigió una mirada de extremo aburrimiento y, tras escribir algo en un papel, regresó a su anterior actividad.

Lucy observó por un momento aquel lugar. Habia tres personas a parte de ella y el profesor. Conocía a Hibiki, un chico endemoniadamente sexy que en más de una ocasión habia sido pillado haciendo cosas poco decentes en el baño de mujeres. También estaba Gajeel Redfox, un malhumorado estudiante que siempre se metía en problemas, y en la penúltima fila, dónde un fluorescente tintineaba desde hacia rato, se encontraba Natsu Dragneel. Realmente no tenía ni idea del por qué de su estancia en ese lugar, y parecía estar muy tranquilo leyendo un libro.

Laxus la miró de nuevo, como si le indicara que tomara asiento de una maldita vez, y ella obedeció, sentándose en un lugar de la segunda fila algo apartado de los demás. No sabía qué hacer, así que sacó sus deberes para ahorrarse la molestia de hacerlos en casa. El fluorescente tintineante la ponía un poco nerviosa, y no era capaz de concentrarse. Jugueteó un poco con su lápiz. Apartó los deberes y sacó una hoja en blanco, mientras se ponía a escribir de la nada una historia sobre una casa encantada. Pronto tuvo que girar la hoja, aunque habia hecho la letra bastante pequeña. Estava submergida en el mundo de las maldiciones cuando escuchó que alguien se levantaba.

-¿Puedo ir al baño?- Aquel era Hibiki.

-No.- Laxus lo miró con el entrecejo fruncido.- Siéntate y permanece en silencio.

-Si no me deja voy a deshidratarme aquí mismo, profesor.- Fingida voz de dolor y desesperación.- Entonces todas las mujeres de este instituto se deprimirían y...

-Ve, pero cierra el pico.

Lucy pudo ver de soslayo como Natsu miraba con aburrimiento al rubio, que ahora, logrando su objetivo, se dirigía para beber algo. El pelirosado le devolvió con desinterés su mirada.

Regresó a su historia, dónde apenas habia comenzado a pasar lo verdaderamente importante. Su mundo se volvía blanco y con letras cada vez que se ponía a escribir, era algo que desde siempre le había sucedido. Dejaba volar la imaginación y comenzaba a escribir al instante, dejándose llevar y creando de la nada una historia lo suficientemente buena como para preservarla por siempre.

Al cabo de un par de minutos, algo la sacó de su trance. Alguien se había sentado a su lado y, al girar para ver quién era, su sonrisa no la dejó indiferente.

-¿Por qué estás aquí?- Dijeron sus labios, sin dejar escapar ni un solo ruido. Lucy le dijo al rubio que no podían hablar, puesto que estaban en la sala de castigos. La respuesta de Hibiki fue quitarle la hoja en la que escribía para empezar a leerlo. Se submergió en la lectura y pronto le dirigió una mirada estupefacta.

-Devuélvemelo.- Le susurró ella. El rubio se lo pasó a Dragneel, quién captó sus movimientos a tiempo para que Laxus no les pillara. Cogió con desinterés la hoja que le tendió el rubio y empezó a leer, perdiendo su antigua expresión para quedar fascinado con la casa maldita. Cuando terminó, regresó su mueca de aburrimiento y le tendió el papel. Sin embargo, se quedó mirando fijamente a Lucy, antes de regresar a su anterior lectura.

Entonces el profesor se levantó y les dijo que podían marcharse. A Lucy le faltó tiempo para reprenderle a Hibiki su actitud, pero él sólo sonrió y le dió un beso en la mejilla, alegando que tenía un gran talento, mientras se marchaba con viento fresco hacia la salida. Ella estaba enfadada, y se puso a caminar hacia su apartamento.

No vivía con sus padres. Hacia mucho tiempo que había ido a Magnolia para estudiar allí, y sus padres habían decidido vivir en una ciudad más alejada. Así que se podría decir que estaba totalmente independizada, si señor, como toda una adulta. Cuando llegó, sacó las llaves de su abrigo dispuesta a abrir la puerta.

Era estúpida.

Había estado tan perdida en sus pensamientos que no se habia percatado de que alguien la estuvo siguiendo en todo el trayecto a casa, y ese alguien golpeó la puerta con fuerza, provocando que se sobresaltara. Se giró. Más bien: la obligaron a girarse, y sin siquiera darle tiempo a gritar la besaron con ímpetu, con una energía que jamás sintió, siendo incapaz de resistirse o forcejear.

Cuando el individuo se separó de ella, lo primero que vió fue la cabellera rosa de Natsu Dragneel. No entendía nada, e iba a darle tal bofetón que le rompería el cuello, pero por algún motivo no hizo nada. Tal vez por el rostro del pelirosado.

-Sé mía.

Silencio. Aquello era el colmo, ¿a qué coño se refería con eso de "sé mía"?

-¿Perdón? ¿A qué vino eso?

Natsu se separó y la miró a los ojos con extrema seriedad. No se parecía al Natsu indiferente a todo que habia visto en la sala de castigos, más bien todo lo contrario. Estaba serio, la miraba a los ojos, y no sabría distinguir qué era lo que pensaba. ¿Debía enviarle a la mierda por aquel beso? ¿Sería capaz de soportar la curiosidad de saber qué demonios estaba pasando?

-La historia de antes...- Se refería a la que habia leído sobre la casa maldita.- Creo que me he enamorado de ti.

Lucy no tenía ninguna duda: aquel chico estaba enfermo. Es imposible que te enamores de una persona solo por leer algo escrito por ella. Era eso, imposible.

-De todos modos, tú serás mía, lo he decidido.- Y volvió a besarla con fuerza.

Lucy se deshizo de él al instante y le dió un bofetón, entrando rápidamente en su casa y cerrando la puerta. No sabia como se suponía que debía reaccionar ante aquello. ¿Bien? ¿Mal? ¿Ignorarle como a un niño?

Al otro lado de la puerta, Natsu Dragneel se masajeaba la mejilla derecha.

-Tal vez he sido un poco brusco...- Miró la puerta antes de marcharse en dirección a su casa. Pero él realmente se habia enamorado de ella. Y no por esa historia. Antes, mucho antes, ya se fijaba en ella. Antes, mucho antes... ya se habia interesado en ella. Leer aquello sólo fue la gota que colmó el vaso.

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