Rose removía el café distraídamente como si fuera lo más interesante que podía hacer un sábado por la noche. Todavía le quedaba una parte importante del temario que quería tener estudiado antes de comenzar las prácticas en San Mungo la próxima semana.
Todas la luces del salón así como la tele estaban encendidas a pesar de que no había nadie en él. Rose rodó los ojos, seguramente habría sido Albus. Tendría que hablar de nuevo con él. La factura de la luz no se pagaba sola y la del mes pasado había hecho daño a su cuenta corriente.
Rose suspiró tirando la cucharilla en el fregadero. Ya se encargaría mañana de lavarlo todo. Se sentó en una de las banquetas de la cocina. En el momento en el que su trasero se posó sobre el duro plástico de color rojo se acordó de que no había cogido las galletas de la alacena. Por suerte la magia corría por sus venas y con un sencillo hechizo convocador ya las tenía al lado de su oscuro café.
Le dolía la cabeza de tanto estudiar y necesitaba meterle azúcar a su cuerpo aunque luego fuera a irse a dormir en breves. Miró a la pantalla de la tele sin mirarla verdaderamente, en la televisión a esa hora había un programa sinsustancia sobre la vida de unos muggles que Rose suponía que eran famosos.
Si los magos tuvieran televisiones, estaba segura de que su familia sería perfecta para un programa de ese tipo. Escuchó como Albus desafinaba en la ducha. Su primo tenía talento para los hechizos pero lo que era para cantar, sería mejor que Merlín le hechizara para que se callase.
El timbre de la puerta sonó. Rose, reticente, se levantó para ir abrir al visitante. Probablemente sería Lily o James que venían a buscar a Albus. Al abrir la puerta, allí no sólo se encontró a sus dos primos sino también a Scorpius, el que por desgracias era el mejor amigo de Albus y a Kaitlin Wood, la actual novia de James.
—¡Wow! No me esperaba a tanta gente, Albus sigue metido en la ducha. Pasad y sentaos en el salón. No creo que tarde mucho.
—¡Yo también me alegro de verte, Rosie!—James la abrazó como sólo él sabía hacer, consiguiendo que los huesos de Rose llegasen casi a romperse— Espero que no te molestemos pero hemos coincidido todos en el portal y decidimos subir.
Rose cerró la puerta después de que Scorpius entrase sin siquiera llegar a mirarle.
—Tranquilo, no estaba estudiando ya. Hoy no he avanzado tanto como me hubiera gustado y estaba cenando.
Scorpius y Lily se rieron suavemente. Rose simplemente rodó los ojos. Cuando esos dos se juntaban sólo tenía ganas de tirarse por la ventana o hacer cualquier otra cosa que consiguiera evitar compartir el mismo aire que esos dos.
—Bueno, Rose, porque te tomes una noche de descanso tampoco creo que pase nada. ¿Cuándo empiezas, este lunes creo, no? Si tienes cualquier duda estoy segura de que tendrás algún tutor que te guíe.
—Empiezo el martes, gracias por preguntar Kaitlin. Sí, tengo un tutor pero aún no me lo han asignado. Quiero suponer que cuando llegue allí me dirán quien es. Estoy bastante nerviosa, la verdad.
—Siempre puedes venirte con nosotros esta noche y relajarte un poco—Scorpius levantó las cejas insinuante—Salir un poco y tomar el aire no te hará nada mal, Rose. Siempre estás encerrada, bien aquí o en la biblioteca.
—Coincido con Scorpius, Rosie. Vas a acabar loca, necesitas interactuar un poquito más.
Lily se acercó a Scorpius abrazándole. El rubio acarició con su nariz el rostro de la pelirroja menor. Rose miró a James quien tenía los puños cerrados. A nadie parecía gustarle esa relación rara que esos dos tenían. Y aunque no lo dijera en voz alta, a Rose tampoco le hacía ni una pizca de gracia. Al fin y al cabo, y muy a su pesar, todavía seguía teniendo sentimientos hacía el rubio. Sentimientos que nunca había llegado a aclarar con Scorpius.
Los ojos grises de Scorpius se cruzaron momentáneamente con los de Rose mirándola travieso. Rose apartó rápidamente la mirada. Justo en ese momento para ella apareció su primo Albus. Rose tenía que reconocer que estaba muy atractivo. El color negro hacía que sus ojos verdes resaltasen.
—Vaya, ya estáis todos aquí. ¿Voy demasiado tarde? Creí que me daría tiempo a estar listo antes, lo siento chicos.
Albus se acercó abrazando por detrás a Rose. Le dio un suave beso en la cabeza.
—Al final no te apetece venir, ¿verdad Rose? Mira que va a venir Alice y todo. Creo que incluso se van a unir los Scarmander.
—No Albus, ya sabes que tengo mucho que estudiar. Llevo diciéndotelo toda la semana. Además, tardaría en arreglarme y no me gustaría atrasaros más de lo que ya les has atrasado tú.
Albus se revolvió el pelo nervioso desordenándolo aún más. Por el rabillo del ojo vio como Kaitlyn posaba su mano sobre el pecho de James.
—Sí, claro, deberíamos ir yendo. Aunque gracias a Scorpius estamos en lista así que no tendremos que esperar en la cola. Ya sabes, si en el último momento decides venirte, estaré atento al móvil. ¿Nos vamos chicos?
Lily estaba haciéndole una carantoña a Scorpius que el chico no parecía estar muy cómodo al recibirla. Rose sonrió internamente. No siempre todo sería tan fácil para Lily.
—Kaitlyn y yo hemos venido en la moto, así que iremos más tarde. Ya sabes que podemos sortear mejor el tráfico.
—Pero si podéis aparec...
—Además me encuentro un poco mareada, creo que será mejor que Rose me de un poco de comer antes de irnos. No vaya a ser que me ponga mala cuando lleguemos allí y os amargue la noche a todos.
—Entonces perfecto, tú, Lily y yo podemos ir ya de camino. Creo que lo mejor será que nos aparezcamos, que nos conocemos con el alcohol.
Scorpius tocó levemente la punta de la nariz de Lily quien se rio como si fuera una niña tonta. Rose cruzó los brazos en respuesta.
—Bien, pues hasta mañana Rose, sabes que te quiero.
Albus volvió a besar a la pelirroja en la cabeza. Apartándose a un rincón del salón, los tres se desaparecieron. Rose miró a su primo y a su novia con pavor. Si habían optado por quedarse, es que nada bueno tramaban. Rose suspiró resignada.
—A ver, está bien. ¿Qué ocurre ahora? Porque no intentes convencerme de que Kaitlin está mareada. No quiero que pienses que no me fio de ti, tranquila. Es que mi primo, es decir tu novio, ya nos conocemos desde hace tiempo.
—Estoy harto de ver como se burla de ti. Y no, no me refiero a Scorpius. Todos sabemos que contigo se comporta como un auténtico gilipollas por sabe Merlín que razón. Me refiero a Lily, ¿cómo dejas que ella te trate así? Todos sabemos como te sientes respecto a Scorpius.
—James, es complicado. Sabes bien que Lily es un alma libre. Y ni tú ni yo vamos a ser quien le corte las alas. Si ella quiere liarse con Scorpius, allá ella.
—Pero Rose, eso te hace daño. ¿Qué es que no lo ves? ¡Por favor!
—Quizás sería una buena idea que lo hablaséis. Puedes aprovechar esta noche. Somos un grupo bastante grande así que podrás aprovechar y hablar con ella. James, espéranos aquí. Subimos un momento a que Rose se arregle y nos vamos. ¡Venga Rose, a mí no me digas que no!
Rose miró los ojitos de cordero degollado que Kaitlin estaba poniendo. Su mirada se desvió hacía el café ya frío y las galletas. Por salir una noche no tendría que pasar nada, además, no iba a estudiar más.
—Está bien, me has convencido. Pero si luego sale algo mal, yo lo avisé.
—Venga ve, sube. Yo voy ahora.
Rose subió los pocos escalones que daban a la parte donde estaban los cuartos. En el salón se quedaron James y Kaitlin solos. James sonrió y atrajo el cuerpo de su novia hacia él.
—¿Te he dicho que me encanta cuando haces estas cosas? Me gusta que poco a poco intentes integrarte en mi familia pero no quiero que te agobies, ya sabes, poco a poco.
Kaitlin sonrió pasando sus brazos alrededor del cuello de James. Llegar hasta donde estaban ahora les había costado mucho y no estaba dispuesta a estropear las cosas entre ellos por miedos sin fundamento alguno. Besó suavemente los labios del chico para separarse en mitad del beso.
—Ahora tengo que ir a ayudar a tu prima pero después puedes seguir diciéndome todas esas cosas que te encantan de mí.
La chica de cabello caoba se alejó de James sonriendo pícaramente. ¡Merlín si le gustaba Kaitlin! Se sentó comodamente en el sofá cambiando de canal. Estaban poniendo un partido de tenis en un canal de deporte que decidió dejar puesto.
Media hora más tarde los tres se encontraban esperando a que el portero encontrase sus nombres en la lista. Rose no dejaba de intentar secar las palmas de sus manos en el pantalón negro que la otra pelirroja había escogido para ella. Hacía mucho que no salía de fiesta y se sentía en cierto modo incómoda. Ya había recibido un par de miradas de unos babosos que habían "elogiado" sus encantos de mujer. James les había mirado como sólo él sabía hacerlo y se habían callado en seguida.
Entraron sin problemas. La música estaba alta ensordeciendo a Rose. Por suerte aún conocía la canció que estaba sonando.
—Me ha dicho Albus que están en la planta de abajo. ¿Queréis pedir algo antes de bajar? Podríamos tomarnos una ronda de chupitos para calentar motores. Además, tengo que invitar a la mejor prima que nadie podría desear.
Rose se sonrojó aunque las luces azules del lugar no permitieron que nadie lo notase. Kaitlin puso un brazo por encima de los hombros de Rose y hablando por las dos se dirigieron a la barra. Allí pidieron dos rondas de chupitos de tequila que Rose se arrepintió en ese mismo segundo de haber tomado.
Si iba a enfrentarse a su prima —sin utilizar la fuerza sino las palabras— necesitaría ese empuje que el alcohol provocaba en la gente. Tomó la copa que James había pedido y los tres juntos fueron a la planta baja.
A pesar de estar bastante lleno, enseguida localizaron a sus amigos. Rose sintió cierta satisfacción inconfesable al ver la cara de sorpresa de Scorpius. Albus la abrazó efusivamente.
—¡Al final has venido! No sabes cuanto me alegro, mira, ya han llegado los Scarmander también. Lorcan, ven, ¿hace cuánto que no ves a Rose? Yo creo que desde que entramos en la Academia, ¿no?
Lorcan se giró fijando sus ojos verdes en Rose. Hacía tiempo que ella no veía al chico. Sus hombros se habían cuadrado y ahora llevaba una ligera barba que hacía que se viera más masculino.
—Hey, Rose. ¿Qué tal todo? Me ha comentado Albus que ya la próxima semana comienzas las prácticas. Intentaré hacerme daño para que me cures tú. Con una médica tan inteligente y guapa, estoy seguro de que todo el mundo sana más rápidamente.
Rose sonrió nerviosa. No estaba acostumbrada a ser ella el centro de atención pero tratándose de Lorcan no la incomodaba. Siguieron hablando un rato más. Ambos parecieron sumirse en una burbuja ajenos del resto. Rose disfrutaba de esa sensación hasta que llegó Lily montando el escándalo.
—¡Me lo estoy pasando genial, chicos! ¡Y por cierto, tengo que bailar contigo Rosie! Verte por aquí no pasa todos los días. Scorpius, Lorcan, mis dos rubios favoritos, ¿podríais traernos un par de copas más? Rose y yo os esperamos en la pista de baile.
Lily tomó el brazo de Rose sin miramientos y antes de que se diera cuenta, Rose se encontraba bailando al ritmo de esa música prácticamente desconocida y recibiendo codazos de desconocidos. Lily hizo que diera una vuelta sobre sí misma.
—Jamie me ha dicho que quieres hablar conmigo, ¿es sobre Scorpius, no? Le dais más importancia de la que verdaderamente tiene. Scorpius para mí no significa nada. No me va a hacer daño.
—No es sólo eso, Lils. Es...difícil de decírtelo...mmmm...
—Sé que Scorpius te gusta, no soy tonta. Pensé que dándote celos harías algo pero has tardado bastante tiempo en darte cuenta. Mira, estoy dispuesta a ayudarte. En estos meses he conocido a Scorpius bastante y no es tan cabrón como parece. Aunque tú eso ya lo sabes, fuisteis amigos y eso en Hogwarts. ¿Estás dispuesta a hacerme caso a mí? Ya sabes que cuando pongo el ojo en un objetivo siempre lo consigo.
Rose paró en ese mismo instante de bailar. ¿Se suponía que Lily había estado fingiendo todo este rato? Sonaba a algo que su prima haría, ahora que lo pensaba pero no estaba segura de si quería arriesgar tanto como su prima estaba dispuesta.
—Mmmm...depende de lo que me propongas, ¿tendré que poner en peligro mi integridad física? O peor, ¿tendré que comportarme como tú? Porque no creo que consiga impresionar a Scorpius de ese modo...a ti no es que te haya funcionado muy bien...
—Oh, bueno, no puedo prometerte nada. Mi plan, y creéme llevo pensando en esto meses, es que con un poco de ese encanto que tú tienes, es poner celoso a Scorpius. Antes de que me rechistes, los celos no son sanos, lo sé. Lo he comprobado por mi misma, ya esa historia te la conoces. Quiero que dejes de prestarle tanta atención a Scorpius y esa atención la focalices en otras víctimas. ¡Merlín, mi plan en voz alta suena horrible! Iremos perfeccionándolo. Por el momento, quiero que cuando lleguen Lorcan y Scorpius bailes con Lorcan como si la vida te fuera en ello. Y que mientras lo hagas, mires a Scorpius como si quisieras comértelo en este mismo momento y lugar, ¿entendido? Te apuesto lo que quieras a que Scorpius está comiendo de la palma de tu mano antes de que te des cuenta. O comiendo de donde tú quieras, eso ya lo dejó en tus manos.
Rose sintió que sus mejillas se enrojecían. No le parecía muy ético el plan de su prima pero era una gran revelación el saber que a Lily verdaderamente no le gustaba Scorpius. Sintió como alguien le besaba en la mejilla, se giró sorprendida encontrándose frente a frente con Scorpius que le guiñó un ojo de manera pícara. El rubio fue directo a bailar con Lily.
Lorcan se colocó a su izquierda. Tragándose un poco la vergüenza y haciendo caso a la locura de plan que Lily le había propuesto, comenzó a mover sus caderas de un lado para otro. Colocó una de sus manos en el cuello del chico acercándose más a él. La sonrisa de Lorcan era encantadora y conseguía sentirse tranquila a pesar de que por dentro estaba casi temblando.
Lorcan puso sus manos en su cintura pegando aún más sus cuerpos. Rose cerró los ojos dejándose llevar por el ritmo de la música. Abrió los ojos para mirar a Scorpius como Lily le había dicho.
Allí estaba él, quieto en mitad de la pista llena de gente que no dejaba de moverse. Lily movía su cuerpo contra el de él pero sus ojos grises como el acero estaban fijos únicamente en ella.
Quizás puede que al final Lily si tuviera razón. Quizás incluso ella llegaba a ser la ganadora de esa loca apuesta.
