Mucho tiempo había pasado desde el día en que salimos solo los dos. Siempre estábamos en cuestiones relacionadas con el trabajo y con otras personas alrededor. No podía disfrutar de su compañía plenamente porque no estábamos solos. No me malinterpreten, me gusta estar con los demás miembros de la banda y con el staff, disfruto mucho el tiempo que paso con ellos pero es que él es diferente. Él es especial. Él es él.
Hacía días que estaba planeando el encontrar la excusa perfecta para poder invitarlo a salir. Él es de las personas que gusta salir a pasear pero solo si es a un lugar relajante, donde pueda recuperar sus energías, donde pueda estar en contacto consigo mismo o donde pueda aprender o encontrar un reto personal. Mi mente estaba al borde del colapso porque tuve muchas ideas de sitios adonde poder llevarlo pero… a veces mi indecisión es mi peor enemiga y me juega sucio. Cuando estaba a punto de llamarle, me entero que ya se había ido a la playa con Yuki. Pensé que estaba bien, que eso me pasaba por dudar tanto, pero que igual cuando regresara al día siguiente entonces podría decirle para ir a un onsen y pasar un fin de semana alejados de la civilización, más o menos; pero… ¡boom! Resulta que el señorito no se regresaba ese día sino dos días después y para completar se había ido a un onsen con Yuki. Estaba a punto de sentir que quien sobraba en la fotografía era yo.
Si hubiese sido mi antiguo yo, hubiese invitado a otra persona al cine, a cenar, a cualquier sitio pero solo para darle celos y darle una cucharada de su propia medicina. Pero no, lo hice una vez y dije que no lo volvería a hacer. Esa única vez me dejó un mal sabor de boca. El que se enamora primero pierde, eso es lo que dicen… y tienen razón.
Ya tenía las entradas listas desde hace semanas. Pero a pesar de eso no le había comentado nada porque estaba esperando el momento oportuno. Lo malo es que si seguía esperando, capaz y pasaba la fecha del concierto. En el escenario soy un príncipe vampiro muy seguro de mi mismo pero en realidad, y sobre todo con él, soy el príncipe de su reino.
Sabía a que hora regresaría de su viaje así que solo esperé media hora y lo llamé. Su voz sonaba cansada pero si no lo hacía en ese momento no lo iba a hacer nunca, tuve ganas de colgar el auricular cuando escuché el tono, estaba actuando peor que un adolescente.
- ¿Aló?
- Hola Hizaki.
- Hola Kamijo, ¿cómo estas?
- Bien, gracias ¿y tú?
- Muy bien, gracias. Descansé mucho en esas mini-vacaciones. Ya mis energías están al tope nuevamente.
- Me alegro. Que bueno que hayas descansado.
- Si.
Un silencio incómodo se adueñó de la conversación. Conociéndolo como lo conozco sabía que no me iba a ayudar a salir de ese silencio, tenía que hacerlo yo mismo. A él le gusta tener el control incluso en las conversaciones telefónicas.
- Princesa, ya que estas recargado totalmente. ¿Me concederías el honor de asistir a un concierto conmigo?
- Suena interesante. ¿Un concierto de quien?
- El de Moi dix Mois. Mañana.
- Me parece bien. Tengo tiempo que no escucho tocar a Mana-san. ¿A que hora nos vemos en BLITZ? –dijo sin chistar–
- No. Yo te iré a buscar. Antes de ir al concierto quiero pasar tiempo contigo.
- ¿A qué hora vendrás?
- Luego te digo.
- ¿No me lo vas a decir?
- Nos vemos mañana.
Terminé la llamada abruptamente. Él puede parecer una delicada y hermosa princesa pero es alguien dominante y con tendencias al S&M. Cosa que no me molesta para nada, he de admitir. Puede que el corte de esa llamada me acarree algún tipo de… lección. Pero eso lo veremos mañana.
Su piel es tan blanca y tersa, su largo cabello invita a acariciarlo de punta a punta y sus labios tan besables… esos que cuando hablo con él tengo que luchar para no quedarme viéndolos fijamente y luego pegarme a ellos cual imán.
- Sabía que me ibas a venir a buscar temprano pero no que sería TAN temprano. –dijo Hizaki acostado de lado mientras me veía mientras su cabeza se apoyaba en su mano–
- La idea era despertarte como una princesa, lo intenté y no funcionó. Esta princesa no se despierta ni con un despertador.
- Déjame. –me dijo mientras me golpeaba con su almohada–
- Estaba tan tranquilo admirándote que me quedé dormido. Por una parte esta bien porque tenemos tiempo sin amanecer juntos.
- Pero eso no es mi culpa. –objetó mientras me daba la espalda y se sentaba en su cama para levantarse-.
- Cierto, –afirmé mientras rodeaba su cintura con mi brazo y lo traía de regreso a la cama para abrazarlo por la espalda– el culpable he sido yo y hoy busco resarcirme. Así que desayunaremos acá y saldremos todo el día.
- Pero creo que para hacer el desayuno me debes soltar. –dijo mientras me daba una leve palmada en mi mano-.
- Podemos intentar cocinar así y darle un poco de emoción, ¿no crees? –pregunté mientras lo abrazaba mucho más-.
De repente Hizaki soltó mi agarre, se volteó y se sentó encima de mí. Y mirándome muy sensualmente dijo, acercando su rostro al mío.
- Prefiero que la emoción me la des de otra manera. –y al terminar de hablar se lamió sus deliciosos labios-.
- Primero vamos a desayunar porque ya tengo hambre. –lo bajé de encima de mi y me fui a la cocina. No volteé a verlo, de seguro su mirada era de todo menos tierna–.
Logré bajarle el mal humor por el desplante de la mañana después de varios intentos. No quería que se arruinara el día que tenía planeado. Quería resarcirme, quería disfrutar este día con él. Solo con él. Y mucho más después de esos rumores malfundados de que había problemas entre nosotros por lo del hiato y muchas cosas más. Esto no lo hacía por esas personas que vivían solamente para crear rumores; lo hacía por nosotros. Sabía que a pesar de ser muy demandante y posesivo, Hizaki también era un poco inseguro y ese tipo de cosas, a pesar de ser mentiras, siempre lograban adherírsele al corazón hasta que salían a flote en alguna discusión. Y yo no quiero llegar a una discusión para que me pueda decir lo que puede estar preocupándolo.
Fuimos al parque, nos acostamos en el verde césped y luego leímos los libros que compramos en la mañana camino a donde nos encontrábamos. Yo estaba sentado apoyando mi espalda de un árbol totalmente relajado y él estaba acostado aún pero usando mis piernas como almohada. No cambio esos momentos con él por nada del mundo. En un momento dejé de leer, coloqué mi libro a mi lado y comencé a acariciar su cabello suavemente. Me gusta mucho hacer eso, me gusta tocarlo, sentirlo.
- ¿Qué haces? –me preguntó-.
- Veo el paisaje. –le respondí sin mirarlo-.
- El paisaje ¿no?
- Si, el paisaje.
Tomé mi libro, lo abrí y ocultándonos tras el, y le robé un beso. Él solo se lamió los labios. Que rico el paisaje fue lo único que dijo.
Almorzamos, hablamos de todo lo que no habíamos hablado en días, brindamos por el futuro incierto pero prometedor que tenemos frente a nosotros y si no hubiese sido por las demás personas en el restaurante, lo hubiese besado en ese mismo instante. Me tuve que conformar con rozar sus dedos suavemente sobre la mesa mientras lo veía a los ojos. Él solo le dio un sorbo a su bebida y se lamió sus labios muy lentamente. Que hombre tan sensual.
Lo llevé de compras, no estábamos vestidos como para asistir a un concierto. Compramos nuestra ropa y nos fuimos al concierto. Mana-san estuvo increíble, igual que Seth, K, Sugiya y Hayato. Disfrutamos mucho del espectáculo, creo que pasamos bastante desapercibidos. Lo que más me gustó fue que mientras el lugar estaba a oscuras, aproveché y le besé el cuello a mi princesa. Pude haber hecho más pero… muchas personas a nuestro alrededor y la única persona que puede escuchar sus gemidos y ver su cara de insaciable soy yo.
Al momento de salir del sitio del concierto lo llevé a cenar, teníamos que sellar esa noche con broche de oro. Fuimos hasta el restaurant de un hotel muy famoso, lo que él no sabía era que había reservado una habitación en ese mismo hotel. Le pagaría lo que le quedé en deuda en la mañana. Haré muy feliz a mi dominante princesa.
