Hola a todos!

He regresado con un proyecto que aún está en proceso, aún no llego ni a la mitad de la historia, pero tengo algo sólido con que comenzar y quiero compartirlo con ustedes. Es la primera vez que escribo una historia tan larga (digo larga porque en verdad llevo más capítulos que en mi primera historia publicada en FF) de mi autoría y estoy muy emocionada por publicar el primer capítulo :)

Les contaré que todo esto comenzó hace un par de meses, a finales de abril más o menos, en mi clase de genética en la universidad. La clase era la más aburrida del día, porque básicamente estaban pasando materia de mis años del colegio, y de pronto se me ocurrió una idea, tomé mi block prepicado y comencé a escribir. Lo que leerán a continuación es lo que escribí ese día (obviamente he realizado ajustes, pero casi nada).

Disclaimer: Qué digo… estos maravillosos personajes interpretados por guapísimos actores no son de mi propiedad y ojalá nunca lo sean porque, ¿Se imaginan que haría con ellos? Es mejor que solo los utilice para esta historia y nada más :$

Antes de que empiecen a leer… nah, mejor lean y después les cuento ;D

Disfruten su lectura.

¡Y lean las notas del final! :D


Capítulo 1

El comienzo


La luz brillante y cálida del sol se colaba traviesa por una abertura en la cortina de su habitación, dando de lleno en su rostro. La sensación tras sus párpados no le dejó seguir disfrutando de su reparador sueño. Posó su antebrazo sobre sus ojos para bloquear la luz, y gimió con desgano antes de levantar la mitad de su cuerpo para sentarse en la cama. Miró el reloj que descansaba en su mesita de noche y decidió que era buena hora para levantarse.

"Siete de la mañana, suena prometedor", pensó irónicamente. Nunca dormía más allá de esa hora de todas formas. Con renovada energía se levantó en dirección al cuarto de baño para darse una ducha.

Abrió la llave del agua y, mientras esta se calentaba, comenzó a quitarse la ropa. La camiseta que usaba para dormir se deslizó suavemente, hacia arriba, por su musculosa espalda; que, cualquiera que lo viera, soltaría un suspiro de deleite ante tal perfección. A prenda cayó junto a sus pies y se acercó al espejo para observar su rostro. Pasó su mano por su mentón sintiendo la incipiente barba; no le molestaba, pero decidió que se afeitaría luego de tomar una ducha.

Metió una de sus fuertes manos bajo el agua de la regadera y, conforme con la temperatura, se quitó el bóxer azul oscuro que cubría su cuerpo y entró a la ducha.

El agua golpeó sus tensos músculos; soltándolos, liberándolos de una tensión que, hasta ese momento, no había notado. Lavó concienzudamente su cabello y enjabonó su cuerpo, luego se apoyó en una de las paredes de la ducha. Estaba de frente, cargando el peso de su cuerpo en su antebrazo derecho y su frente apoyada en él, mientras el agua golpeaba su nuca y caía por su espalda. El agua se perdía por su espalda hacia la redondez de sus glúteos, seguía un largo camino por sus poderosos muslos y sus piernas, llegando finalmente a sus pies, para perderse definitivamente por el desagüe llevándose poco a poco los recuerdos que lo azotaban cada mañana. Recuerdos que parecían los fragmentos de una rota y antigua película que pasaba ente sus ojos mientras caminaba, mientras corría por el parque, mientras veía la ciudad a través de su ventana; esos recuerdos que no lo dejaban desde que despertó.

Una hermosa mujer alta, de postura firme y elegante, que no se dejaba intimidar ante nada y ante nadie ataviada en un delicado vestido rojo. Vestido que remarcaba perfectamente la delicada curva de su cintura; perfecta para posar sus manos en ella durante un baile lento y romántico. Lástima que nunca hubiera aprendido a hacerlo. Lástima que no tuviera la compañera perfecta para que le enseñara. Lástima que no pudo vivirlo cuando pudo, cuando debió.

Volvió a la realidad.

Otra vez se había perdido en un recuerdo mezclado con un anhelo. Uno más de los que no vería realizado. Ya no dolía tanto, pero la nostalgia de una vida que no disfrutó lo atacaba cada día, se aprovechaba de su soledad para envolver su mente, su alma y su cuerpo.

Decidió que era suficiente y cerró la llave del agua.

Estaba saliendo de la ducha cuando sonó el timbre. No le dio tiempo a pensar en nada, y mucho menos de vestirse, pues el timbre sonaba de manera insistente, casi furiosa. Más bien ansiosa. Por lo que, en vez de vestirse, colocó una diminuta toalla blanca alrededor de su cadera cubriendo solo lo necesario, tomó otra toalla y comenzó a secar su cabello mientras caminaba en dirección a la puerta de entrada.

Con voz firme y fuerte dijo "Ya voy" para que, quienquiera que estuviera del otro lado de la puerta, dejara de tocar de esa forma tan desesperada. Despertaría a los vecinos. Pero el timbre no se detuvo hasta que abrió la puerta, sorprendiendo a la persona que tocaba.

Se sorprendió de verle ahí. Por un momento le pareció que lo observaba con algo extraño en la mirada, pero fue tan fugaz que pensó que era su imaginación. Además, ¿porque lo vería de esa forma?, era un pensamiento totalmente absurdo y por demás ilógico.

No era su ambiente y no vivía cerca. Tampoco eran muy amigos que digamos, pero de todas formas al verle allí, ante su puerta, le invitó a pasar.

•••

Cuando despertó esa mañana tuvo una extraña sensación. Necesitaba hablar con alguien, necesitaba un consejo y su mejor amiga y asistente no estaba disponible para él esa mañana.

Se levantó rápidamente y, luego de una ducha de dos minutos, se vistió. Unos jeans no muy ajustados, una camiseta negra, una chaqueta de cuero igualmente negra y unas zapatillas que estaban junto a la puerta de su habitación fueron suficientes. Era un atuendo casual para un día casual, también para una visita igualmente casual. A las seis y media de la mañana. Claro, muy casual.

Bueno, nadie le impedía madrugar, solo esperaba que estuviera despierto cuando llegara a buscarle. "Tal vez es algo temprano" pensó mientras montaba su auto y recorría las calles de la ciudad hacia su destino. A los poco segundos desechó la idea, aunque, por si acaso, bajó la velocidad. Casi había llegado a su destino cuando vio una cafetería y se detuvo frente a ella, recordando que había salido sin desayunar.

Se bajó y, con su elegante caminar y su imponente figura, entró al local. Una campañilla en la puerta delató su presencia. Estaba cálidamente adornado; un ambiente familiar y lleno de amor. Buena iluminación y un exquisito aroma a café recién preparado que inundó sus fosas nasales. Un suspiro de placer escapó de sus labios al tiempo que avanzaba al mostrador. Una mujer de avanzada edad le recibió con una sonrisa que respondió con cortesía y algo de la galantería que poseía y le caracterizaba.

Pidió amablemente un expreso doble con leche, sin azúcar y un capuchino de vainilla para llevar. Antes de pagar, su vista se desvió hacia una bandeja que un joven acababa de llevar. Era un kuchen recién horneado que olía delicioso. Se decidió por dos porciones, también para llevar, y pagó. Esperó por un par de minutos y el mismo chico de antes le acercó una bandeja de cartón para transportar sus vasos de café y una bonita caja con sus trozos de kuchen. Agradeció al chico y a la señora, depositó cinco dólares que salieron de su bolsillo en el frasco de propinas y se despidió con una sonrisa.

Se permitió grabar en su mente la cafetería y su dirección. Si el café y su postre estaban tan sabrosos como indicaba su aroma, volvería. Miró los vasos y suspiró un tanto aliviado al ver que los collarines tenían escrito el contenido del vaso, no quería abrirlos para averiguar su contenido.

Se dirigió a su auto y depositó el desayuno en el asiento del copiloto. Avanzó un par de calles y se detuvo frente a un viejo edificio. Se veía firme, pero antiguo.

Se bajó sin ver la hora, supuso que pasarían de las siete. Era buena hora. Después de todo y, aún con lo poco que sabía de él, no creía que estuviera durmiendo hasta tarde. Las costumbres son difíciles de quitar aún después de tanto tiempo.

Mientras subía en el ascensor al cuarto piso, pensó nuevamente que tal vez, y solo tal vez, sí era temprano. Pero no le dio tiempo a replantear su visita, porque ya tenía el dedo clavado en el timbre y sin darse cuenta siguió tocando. No supo cuánto tiempo pasó hasta que la puerta se abrió, sorprendiéndole, y su aliento pareció dejar su cuerpo por un momento.

No fue por la sorpresa, claro que no. Tal vez sí, pero no por la puerta. Lo que lo sorprendió, y le hizo recorrer rápidamente con la vista, fue la persona que abrió la puerta.

Se adentró al departamento cuando lo invitaron a pasar y, sin saberlo, todo comenzó.


Bien, hasta aquí el primer capítulo.

Espero que les haya gustado porque el show continuará...

¿Quieren saber algo gracioso? Ok, iba a publicar la historia y tenía todo listo (sumary, imagen, personajes... todo) y cuando iba a seleccionar el archivo me di cuenta de que no lo había subido a la página y tuve que empezar todo de nuevo jajaj Bueno, esas cosas solo me pasan a mi...

Ahora algo importante: Tengo que decirles que, como esta historia ni siquiera va por la mitad y mi tiempo es limitado este semestre, no tendrá actualización semanal. Haré todo lo posible por publicar cada dos semanas y así tener tiempo para los estudios y la continuación del fic en mi pc.

Si les gustó y quieren saber como sigue, háganmelo saber en un review... amo leer sus comentarios

Nos leemos pronto.

Besos.

Bye :D


Lunes 08 de Agosto, 2016