Disclaimer: Nada me pertenece, quizá solamente la trama.

Rise of The Powerless

Capítulo I.

Despertó de golpe, sintiéndose muy agitada, contemplando la oscuridad de la habitación. Su transpiración había humedecido parte de su cabello rojo y hasta la almohada misma, además de sentir su corazón latiendo en sus sienes con la celeridad de quien ha estado corriendo durante horas.

-¿Qué es esto? -Cuestionó a la oscuridad.

Su reloj despertador, un holograma estático de letras azuladas que parecía salir del cromado buró de cama, marcaba las 3:20 de la mañana por el frente del frasco de pastillas que utilizaba para poder dormir corrido durante la noche; se incorporó con lentitud, quedándose sentada sobre la cama esperando a que aquella densa sensación la abandonara, que la memoria de ese sueño pesado se esfumara como de costumbre con sus pesadillas… tras unos minutos de estar repasando lo mismo una y otra vez, acabó levantándose para ir al baño y así enjuagarse el rostro, relajarse un poco, siendo fulminada por la potente luz automática de éste.

No pudo.

Eran las 3:45 cuando finalmente acabó abandonando su estética habitación, comprendiendo que no iba a poder conciliar el sueño nuevamente y descartando completamente la opción de tomar otra píldora, acabaría drogada y muy mareada a primera hora de la mañana, no sería una visión grata para el equipo ni para ella misma. Abrió la puerta corrediza que daba al estrecho pasillo alfombrado, terriblemente iluminado para su gusto, pasando con cautela por delante de las demás recámaras de sus compañeros en amplias puertas cromadas electrónicas, vistiendo solamente la liviana bata de dormir negra y una amplia sudadera gris que le iba realmente holgado. Igual no iba a un desfile de modas. Golpeó sin miramientos el botón del elevador con el puño, sintiendo un leve dolor de cabeza por el despertar precipitado, haciendo que éste se dirigiera hacia la sala común.

-Debería estar descansando. -Susurró para ella mientras el elevador se movía, recargada en una de las paredes cromadas.

Se preparó una taza con té caliente, sin dulzor alguno, para después acabar arrojándose en uno de los amplios sofás acomodados frente al enorme ventanal que daba hacia la ciudad, envuelta en penumbras al exigir las luces apagadas, la cual brillaba bajo el cielo aun nocturno de las cuatro de la mañana. Tranquilo. Abrumadoramente tranquilo. Sintió una molestia sobre su espalda baja entre los mullidos cojines negros, debiendo pasar su mano para sacar aquello que le molestaba.

-Vaya. -Sacó el reproductor de música que Clint usaba, junto a los blancos audífonos. -Bien, tú pierdes.

Se colocó los audífonos y encendió el aparato, buscando en la minúscula y brillante pantalla alguna carpeta que le llamara la atención ya que el arquero tenía gustos demasiado variados; sin embargo, el sonido de movimiento en la barra, justo tras ella, la puso en alerta ya que no se había encendido alguna luz, ¿quién, además de ella, estaba levantado a las cuatro de la mañana? Se respondió sola casi de forma automática cuando los pasos se acercaron hacia donde la sala, puesto que la luz del reproductor era bastante potente.

-Buen día. -Saludó ella con voz neutra, la taza en una mano y el reproductor en la otra, aun con la vista baja.

-Buen día. -Steve respondió bastante extrañado de verla. -¿Qué haces despierta a esta hora? O es que acabas de llegar y aun no has dormido.

-No he salido desde ayer. -Se quitó uno de los audífonos para ponerle más atención, colocando una de las carpetas que encontró llamada "cosas". -Tuve un mal sueño y ya no pude volver a dormir.

Steve se había sentado a su lado en el sofá, llevando una taza de café en la mano (manía que se le había pegado últimamente); iba vestido con pantalón de deporte gris, tennis y camiseta blanca sin mangas, clara seña de que iría a entrenar en corto. Tomó el audífono que había dejado ella libre para escuchar también con curiosidad infantil, acción que hizo sonreír con levedad a la chica.

-¿Es de Clint?

-Sí.

-Lo deja tirado en todos lados. ¿Puedo preguntar por tu sueño?

Tensó los labios, inquieta de pronto por la pregunta. Lo último que quería era verse vulnerable ante sus compañeros, mucho menos ante él. En el reproductor sonó Hold the line (1), algo parecido a las antigüedades que Star Lord escuchaba.

-¿Has tenido sueños muy nítidos, tanto que eres capaz de recordarlos con precisión aun después de mucho rato?

-A veces, la mayoría son memorias reprimidas. -Se llevó la taza a los labios.

-Pero no era una memoria, Steve. Estabas en él, en una situación que jamás ha ocurrido.

La miró con visible sorpresa. Ella se obligó a continuar.

-Estaba en el suelo, sentada, agitada como si hubiese estado corriendo. Huyendo. -Movió su taza con té en un suave balanceo. -En una habitación estrecha, casi completamente destruida. Me vi cubierta de sangre, con un arma alzada al frente hacia una puerta con el fondo completamente negro, esperando por si alguien se aproximaba a atacarme… pero aquella sangre no era mía. -El reproductor cambió a Stairway to Heaven (2). La melodía la puso muy incómoda. -Entonces me percaté de que… tú estabas allí conmigo, estabas tirado en un charco de sangre, tu cabeza estaba sobre mi regazo.

-¿Estaba muerto?

-No, no te defendería tan rabiosamente si supiera que no había mayor esperanza. Entonces frente a mí, justo por la puerta abierta a la que yo estaba apuntando, apareció Clint vestido con el uniforme de Shield y apuntándote con un arma, tenía toda la intención de dispararte, así… así Tony… querían acabar contigo.

-Nat, solamente fue un sueño.

Se percató entonces de que estaba temblando de frustración, al grado de casi derramar el líquido de la taza sobre sus piernas descubiertas. Se había visto vulnerable, todo por un estúpido sueño. Cerró los ojos y se obligó a contener sus emociones, guardándolas en el fondo más profundo de su pecho, soltando poco después una exhalación para mostrar su insípida tranquilidad.

-La frustración que sentí fue real sin embargo. -Alzó la taza para beber un poco de té y pasar el nudo de su garganta.

-Es normal tener ese tipo de sueños, revivir emociones que queremos enterrar de situaciones pasadas.

-Lo sé. Gracias por escucharme, Steve.

-No hay de qué. Iré a entrenar, ¿quieres venir? Te ayudará a despejar la cabeza.

-No, gracias. No por haber madrugado significa que esté óptima para esquivar tus golpes.

-Igual estaré allí por si acaso. -Se retiró el audífono y se levantó del sofá, sonriendo a la pelirroja con camarería. -Te veo después.

Sunrise (3). Clint le tenía manía a esa canción últimamente. Miró a Steve retirarse a la sala de entrenamiento tras presionar el botón de elevador, haciéndola relajarse notoriamente cuando las puertas se cerraron tras él. Llevó la mirada entonces al techo tras recargar la cabeza en el respaldo del sofá, dejando que su angustia y anhelo saliera libremente de ella al encontrarse sola.

-Maybe the next time I'll be yours and maybe you'll be mine.

No supo en qué momento, pero acabó profundamente dormida en el sofá, con el reproductor encendido.

-.-.-.-.-.-

-Nat, descargaste mi reproductor.

Como respuesta obtuvo un fuerte cojinazo contra el rostro, tumbándole los lentes de sol hasta hacerlos caer sobre su regazo; la pelirroja se giró en el sofá tras su violenta acción para seguir durmiendo a pesar de la intromisión.

-¿Qué le pasa. -Se quejó el rubio Clint, frotándose el puente de la nariz con un gesto de dolor demasiado dramático.

-Steve dijo algo de que no había dormido bien. -El moreno Sam, en atuendo deportivo, susurró mientras pasaba con paso cuidadoso por detrás del sofá, en su camino hacia la barra. -La encontró en la madrugada y supongo que se quedó allí.

-¿Por qué susurras?

-Le tengo más miedo a ella que a Bruce cuando está de mal humor.

-Bueno, sí, tienes razón en tener miedo.

Ambos hombres salieron de la sala a paso suave, no sin antes el arquero pusiera a cargar el reproductor en el tomacorriente como si su vida dependiera de ese aparato.

-.-.-.-.-.-

Cuando finalmente despertó de aquella siesta, descubrió que había agentes de Shield por toda la sala en sus distintivos uniformes color negro lustroso, cascos y pesadas botas de trabajo, todos cargando sus rifles con enfermiza similitud militarizada; suponiendo una situación densa ya que Tony no permitía entrar a nada que perteneciera a Fury, fue a su habitación para ponerse ropa de civil decente, pantalón de mezclilla, blusa guinda de tirante y suéter gris de cierre; se dirigió entonces hacia el salón principal pasándose por el arco del triunfo las miradas intimidantes y las armas sin seguro de los agentes parados en cada esquina. Antes de llegar, a unos tres o cuatro metros, se topó con una curiosa escena que estaba comenzando a ser usual cuando aquellos dos protagonistas estaban juntos; estaban tan enfrascados el uno en el otro que fueron incapaces de notar su presencia.

-Estoy preocupada, es todo. -La chica, usando un atuendo púrpura pegado al cuerpo, así como un arco plegable y un carcaj colgado a la cadera con un cinto, hablaba con contenida molestia. -No me pidas que deje pasar todo como si no me…

-Kate, basta. -Contestó Clint con una aspereza poco común en él. Había bebido, al ojo crítico de Nat. -No eres mi madre como para que estés revisando todo lo que hago.

-¿Qué? ¿Te estás escuchando? -Se encendió la chica. -Ni siquiera me estoy quejando, ya es suficiente con esa actitud de niño encaprichado.

-No te metas en mi vida, Katherine.

-¿En serio seguirás con eso?

-En serio, no quiero que sigas tras de mí, no eres nadie en…

-¡Soy la única persona que te dirá las cosas de frente y como son, Barton! ¿Y sabes por qué? ¡Porque soy la única a la que genuinamente le interesas?

-No voy a seguir escuchándote. -Le dio la espalda, para comenzar a caminar por el pasillo.

-¡Pues vete al infierno! -Le gritó, y Nat pudo notar su voz a punto de quebrarse. Le había lanzado el arco plegado con rabiosa fuerza, rebotando en la espalda del rubio de manera dolorosa a su visión. -A ver quién se interesa por ti de verdad, anciano, quién te quita esa sensación de soledad que te carcome en la noche… ¡Te reto a que lo hagas, imbécil!

La chica, Kate, se dirigió al elevador de la torre que estaba tras ella a pasos agigantados, dejando ver a Nat solamente su negro cabello atado en una cola de caballo cuando las puertas se cerraron tras ella; caminó entonces hasta donde estaban parados discutiendo, inclinándose para tomar el arco de la chica cuando Clint se perdió en un giro del pasillo, ya se lo daría a alguno de sus compañeros, los llamados Nuevos Vengadores. Concordaba con ella, sin embargo.

Su mejor amigo se había perdido asimismo tras regresar de su muerte/destierro con el nombre de Ronin, fue evidente para todos cuando volvió a tomar su puesto como Hawkeye; era como si algo lo hubiese matado por dentro. Ella había intentado hablar con él al respecto, pero terminó simplemente cediendo a sus bajas pasiones en su cama. Estaba también al tanto de aquello Bobbi, de quién se había acabado divorciando recientemente, pero era la misma cosa…

-Natasha, estás aquí. -Bruce salió del salón principal tras abrirse las puertas automáticas, donde se escuchaba un concurso de tonos dominantes entre Nick Fury y Tony. -¿Clint ha dejado sus cosas tiradas de nuevo?

-¿Qué? No. -Plegó el arco cuidadosamente. -Aunque si está comenzando a tirar cosas importantes. ¿Qué está sucediendo allá dentro?

-Algo que yo clasificaría como "tensión política".

-Nada que te guste.

-No, no me gusta. Según Fury hay un grupo en ascenso bastante preocupante llamado "The Powerless". Creen que los humanos "súper" están subiendo demasiado al poder al grado de, quizá, influir en la libertad de los llamados "sin habilidades".

-Cuento viejo, Bruce.

-Yo lo sé, de hecho. -Con excesivo cuidado llevó la mano zurda sobre la cintura de la pelirroja, haciéndola caminar con él por el pasillo hacia donde estaban las puertas del elevador, comenzando a hablar en susurros discretos. -Pero para que a Fury le importe tanto debe ser peligroso, sabes que nunca cuenta todo lo que sabe. El asunto es que este grupo, cuyo líder es un tal doctor Liam Evans, está conformado únicamente por humanos… normales, sin poderes o habilidades, suprimirlos sería abogar a sus palabras, dejarlos es como una moderna cacería a lo Ku Klux Klan, y no todos los "súper" son tan pacientes con este tipo de situaciones, lo sabes.

-Hablas de los X-Men.

-No tardará Summers en venir a encarar humanos.

-Ahora entiendo lo de tensión política, no creo siquiera que Tony sea capaz de llegar a un acuerdo con Nick en este momento.

-La ventaja es que Steve está con ellos…

Hubo una explosión en ese momento, sacudiendo el edificio con tanta fuerza que arrojó al suelo tanto a Natasha como a Bruce con violencia; pronto las luces de todos los pasillos se tornaron de color rojo, aturdiéndolos para variar con el sonido de alerta distintivo a un ataque. La pelirroja se incorporó casi de inmediato, nerviosa, arrojándose hacia donde el científico había rebotado tras estrellarse con una de las paredes, más preocupada por él que por el susto que se había llevado.

-Bruce, Bruce. -Llevó ambas manos sobre sus hombros, tomándolo de su camisa azul marino. -Tranquilo, ¿de acuerdo? No perdamos el control aún.

El hombre respiraba de manera agitada, manteniendo los ojos cerrados en todo momento como si intentara contener el dolor, o al otro sujeto; tras unos angustiosos segundos, acabó dibujando media sonrisa.

-Estoy bien, Nat. No te preocupes.

-Chicos. -Habló Sam por los altavoces, callando aquella alarma para el alivio de la espía. -Tenemos dos problemas. En la planta baja estallaron dos bombas justo en la entrada, y en la azotea al parecer hay un combate.

-Bruce…

-No me pidas que me quede aquí, sabes que me volveré loco. Prefiero ser de utilidad cuando él…

-De acuerdo, dirígete a la planta baja y yo a la azotea.

-Eso me parece mucho mejor.

-.-.-.-.-.-

Quizá fue un minuto en el que se demoró para tomar sus armas y correr hacia los elevadores… descubriendo que estaban completamente inútiles en esos momentos; terminó corriendo hacia las escaleras, haciéndose a la idea de subir veintitantos pisos a paso rápido considerando que acabaría más o menos agotada al llegar. Al abrir la puerta de servicio que daba a las escaleras se topó con Clint, vestido completamente en negro para la ocasión, quién había soltado una flecha hacia arriba con un fino cable para subir con mayor rapidez.

-Mi héroe. -Dijo con tono neutro.

-¿Elevador detenido?

-Tony tiene que hacer algo con eso, no es la primera vez que pasa. -Se aproximó al arquero para rodearlo en un abrazo.

Clint la tomó con fuerza por la cintura con un brazo, y ambos se alzaron del suelo hasta llegar a la azotea tras accionar un mecanismo en el arco; Natasha, de manera inmediata tras tocar el suelo, pateó la puerta que daba hacia el techo con sus dos armas alzadas al frente sabiendo que el arquero iría tras ella, topándose entonces con un escenario demasiado extraño: había agentes de Shield tirados en el suelo, inmóviles, otros tantos aun parcialmente de pie siendo atacados por sujetos que tenían atuendos civiles y figuraban, para ella, como una especie de guerrilleros al llevar un paliacate cubriendo sus rostros. Sobrevolaba un helicóptero a poca distancia, el cual ya había comenzado a alzarse en vuelo, teniendo las compuertas abiertas… estaba en él, parado como un fantasma, el distintivo Winter Soldier, helándole la sangre a la espía. Su brazo metálico estaba sujetando por el cuello a una chica de larga melena negra, mientras a sus pies se encontraban otros dos agentes de Shield atados e inconscientes en apariencia.

-Kate. -Susurró Clint, fuera de sí.

Se abrió paso entre aquellos que aun estaban atacando a base de disparos hacia donde ellos estaban, recordando a la chica que había discutido con Clint momentos antes. Con mayor precisión, recordó el momento en el que su arco se estrellaba contra la espalda de su amigo. Hubo flechas silbando por los costados de sus oídos, tumbando a quienes tenía en frente y rebotando contra el brazo metálico del soldado, sin mucho éxito en dañarlo. Llegó a la cornisa. Pudo mirar detenidamente cómo la arquera de Fury perdía la fuerza en los brazos justo en ese momento, dejándolos caer pesadamente al tiempo que su cabeza cedía hacia atrás como si perdiera el conocimiento, o se rompiera su…

-¡KATE! ¡NO! -Gritó el arquero, alzando una de sus flechas explosivas desde la misma cornisa.

-¡Basta, Clint! -Le tuvo que bajar el arco de un manotazo, a riesgo de que le estallara la flecha. -¡Si disparas vas a hacer estallar el helicóptero y será peor!

Lo vio dudar unos momentos, entre el tensar de aquella flecha y no hacerlo, hasta que finalmente dio un grito de frustración demasiado desgarrador al sentir de la espía; su comunicador dio un fuerte chirrido en su oído antes de que una voz se escuchara con claridad. Notó que Clint se había quitado el suyo en ese momento, arrojándolo contra el suelo con la suficiente fuerza para romperlo en pedazos.

-¿Es un helicóptero lo que está abandonando la azotea?

-Tony, espera. -Tomó aire. -No podemos tirarlo.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Te lo diré más tarde. ¿Cómo están allá abajo?

-No hay mucho que se pueda hacer. Las bombas pusieron en riesgo la estabilidad del edificio, hay que evacuar de inmediato.

-Entendido. -Se giró hacia el arquero. -Hay que bajar, Hawkeye.

Solamente asintió con la cabeza.

-.-.-.-.-.-

Volver al Hellcarrier no fue precisamente grato para ella. Usar de nueva cuenta el traje negro con el emblema de Shield, camina sin mucha libertar por la cubierta era una sensación que no extrañaba; no los culpaba, estaban bajo una extraña alerta y ella era, básicamente, la mejor espía y en quien menos debían confiar. Era Black Widow. Descubrió de pronto que con los Avengers ya no se sentía de esa manera.

-Nat. -Tony la había tomado del brazo con cierta brusquedad antes de subir hacia el mando de la nave, regresándola por una puerta fuera de la cubierta. -No es el mejor momento ni el lugar para hablar, peo tengo que explicar por qué dejamos escapar un helicóptero con tres agentes de Shield como prisioneros.

Miró hacia la cubierta. Tanto sus compañeros como la tripulación guardaban un silencio demasiado denso, en el caso de Clint parecía que estallaría en cualquier momento; Sam y Bruce estaban debatiendo con voz calma algo con Nick, quien llevaba el ajustado atuendo negro de espía y comandante, susurros sutiles que cabían en sus metódicas cabezas. La azulada mirada de Steve, de pie al lado de los susurrantes con los brazos cruzados sobre el pecho, cayó en ella con pesadez nacida del estrés y la sospecha, provocándole una incomodidad más grande que la que Tony.

-¿Pueden saber si ellos siguen con vida?

-Los tienen monitoreados, alguna transmisión está haciendo interferencia con su ubicación solamente, pero es algo en lo que no demoraré demasiado.

-James Barnes estaba en el helicóptero, Tony.

Su mirada clara estuvo en ella. Pudo notar que había palidecido en ese momento.

-¿Winter Soldier? -Susurró con debilidad.

-¿Entiendes por qué no te dije? -Llevó la mano hacia el frente de su camisa, tironeándolo para atraer su atención de nueva cuenta. -Uno de los agentes que se llevaron era el Hawkeye de Fury, Clint se volvió loco cuando creyó que la había matado… imagina si Steve se entera de que James era el causante de todo el ajetreo.

-Tendremos una cacería de brujas. -Pensó un poco. -Pero si fue el grupo The Powerless… ¿por qué Barnes estaría allí? No tiene sentido, él es el… Capitán Soviético. Técnicamente es un súper humano.

-No lo sé tampoco, pero con las maneras de Fury no vamos a avanzar mucho, sabes la manera poco ortodoxa en la que trabaja.

-No es que nosotros seamos muy ortodoxos. -Resopló, en un ademán que ella ubicaba en su esmero por recobrar su tranquilidad y poder hablar como líder. -Bien, tenemos que trabajar por nuestra cuenta de manera discreta. Puedo contar contigo para eso, ¿no?

-Trabajar en secreto es a lo que mejor me dedico.

-Director Fury. -La morena María Hill habló desde el timón de la nave. -En las noticias ya se está hablando del incidente, y no va a gustarles lo que dicen.

-Déjanos verlo. -Exigió el Comandante.

Una pantalla holográfica se desplegó por el vitral transparente de la cubierta, mostrando varios canales de noticia al mismo tiempo, tanto locales como foráneos; no se habló de bombas o de misteriosos terroristas, sino de experimentos de industrias Stark que salieron mal y dañaron el edificio donde ellos se albergaban, poniendo en riesgo todos los edificios adyacentes, a las personas que caminaban alrededor de manera cotidiana. La cara de los presentes fue épica.

-Bueno, Stark, Rogers… ¿van a tomarme en serio? -Dijo el hombre del parche, girándose un poco para ver a la mitad del equipo refugiado. -¿Quién podría tener el poder para cambiar la versión de los hechos ante los medios?

-Claramente tenemos un conflicto muy delicado entre las manos. -Tony se aproximó donde ellos, Natasha andando tras él preguntándose si un traje tenía cabida dentro del Mark. -Pero podemos usar sus argumentos a nuestro favor, para calmar la situación mientras pensamos en algo más. La mayoría de nosotros somos humanos sin mayor poder que nuestra inteligencia, habilidad física y convicción, sugiero una campaña mediática para calmar un poco el enojo de la gente.

-Estamos en una crisis, Tony. -Habló Steve en su faceta de militar. -No es como para hacer un circo mediático…

-Primero escucha y después hablas, Cap.

Steve torció los labios, irritado. El resto solo se quedó alerta ante las palabras de su líder.

-Limitaremos a los que ellos llaman "súper". Sus apariciones sólo serán cuando sea realmente necesario mientras intentamos figurar el motivo real de esa asociación, averiguamos qué querían realmente de la torre y con esos tres agentes que se llevaron. Mero formalismo ante los medios.

Clint empuñó las manos, furioso por la forma tan liviana en la que Tony se estaba llevando las cosas a su parecer, manteniéndose en un tercer plano recargado en una pared metálica tras todo el equipo. Bruce notó entonces la enorme frustración del arquero.

-Pero están vivos aun, ¿no? -Cuestionó el científico.

-Así es. -Fury contestó con celeridad. -Sus trajes monitorean sus signos vitales y su ubicación, pero tenemos un problema con lo segundo.

-Yo me encargaré de eso. -Tony hizo un gesto despreocupado. -Pero, ¿hay algo que puedan sacar de ellos?

-No. Espero que no.

Nat estaba angustiada, a pesar de su rostro neutro. Clint no había levantado la mirada en todo el rato que habían estado en ese lugar.

-.-.-.-.-.-

-Dime.

-Nat… esto debe quedar entre tú y yo solamente. Nadie más debe saberlo para que funcione, ni siquiera Clint.

-¿Qué es, Tony?

-Asegúralo.

-Nadie lo sabrá además de nosotros dos.

-Debes infiltrarte con ellos. Eres humana hasta donde tengo entendido, y eres la mejor en esta clase de trabajos. Investígalos, entra en ellos, gánate su confianza al grado de hacer creer a los demás que los has traicionado de forma genuina. Destrúyenos si debes hacerlo. Solo así podrás hundirlos desde dentro.

Hubo un flanqueo en su rostro. El hombre lo notó de inmediato.

-Sé lo que te costó para que él confiara en ti, Natasha, pero debes entender que esta situación es mucho más grande de lo que parece, no queremos que entre en el caos aquellos que si podrían hacerles daño. Eres la única que puede hacerlo, Clint está hecho un despojo y no podemos forzarlo a nada con ese estado anímico.

Se mordió el labio inferior con cierta fuerza, mirando a los ojos a su líder. Tras unos cuantos segundos acabó asintiendo con la cabeza.

-Estoy en ello.