—Mira mira, Konohamaru, el día de hoy te harás un hombre —Exclama Naruto sin despegar la vista de un agujero en la pared.
—Déjame mirar entonces— Konohamaru comienza a forcejear con Naruto tratando de obtener el preciado pasadizo que le permitiría apreciar la gloria.
—Vaale, te toca, pero solo un poco, recuerda quien manda aquí.
—Sí sí.
No tardo mucho tiempo en que la sangre comenzara a correr por su nariz.
—Mírate, todo un niño, no llevas ni 5 minutos ahí y ya te estas desangrando, jeje.
—Cállate —Susurra Konohamaru, sin despegar la vista del paisaje. —Vaya, que raro, no sabía que las Hyuuga también se bañaban en aguas termales publicas…
En ese momento sintió un soplo de aire a su espalda, no le dio importancia y siguió mirando por unos segundos más, se dio la vuelta para cederle su lugar a Naruto, pero vaya sorpresa se llevó, ya no estaba. Más para él pensó ingenuamente.
Antes de que pudiera darse la vuelta completamente escucho como Hinata, gritaba E-espera Hanabi, no hagas nada imprudente. ¿Por qué Hinata diría eso? Se dio la vuelta completamente y miro por el agujero y en ese momento entendió todo, el por qué Naruto se fue al momento que menciono a las Hyuuga y el por qué Hinata le gritaba eso a su hermana.
Hanabi caminaba en línea recto hacía el directamente, con el byakugan activado, los puños apretados y una mirada furiosa. Tenía que irse y rápido. Trato de levantarse lo más rápido que pudo, llevándose muchos golpes de hojas y ramas.
Este escondite está muy mal pensado, no se puede salir fácilmente, pensó.
Termino por sacar un kunai y cortar todo a su paso, logrando escapar, por los pelos, pues en el momento que comenzó a correr escucho como derrumbaron la pared que albergaba el agujero por el cual presencio uno de los espectáculos más impresionantes y enriquecedores de su vida.
No dejo de correr por mucho tiempo, estaba muerto de miedo, sabía lo que representaba Hanabi Hyuuga y temía que le estuviera persiguiendo.
Por suerte no la veía muy seguido, así que no tendría que disculparse ni nada por el estilo, así que todo seguiría normal cuando asegurara su seguridad.
Una vez en su casa, reflexiono lo sucedido, Naruto se había pasado de vergas, si sabía el peligro que corrían pudo haberle hecho una seña al menos, lo dejo morir solo y no solo eso como pudo salir tan rápido de ahí. Tenía mucho que preguntarle.
Opto por darle fin a la noche dándose un baño y posteriormente irse a dormir, todo normal hasta que comenzó a desvestirse. Se quitó su banda ninja, se quitó su bufanda, no pudo, porque no tenía su maldita bufanda, rápidamente su mente llego a la peor conclusión, se quedó en una rama afuera de los baños. Le rogaba a dios que si ese fuera el caso Hanabi no la tomara, pues en ese caso estaría forzado a recuperarla y probablemente la Hyuuga no fuera la más benévola del mundo. Primero lo mataría, después lo mataría de nuevo y al final le daría su bufanda, solo para su funeral.
Salió lo más rápido que pudo de su casa, recorriendo cada lugar que visito después de espiar en los baños, no estaba en ningún lado, trato de preguntar y el resultado fue el mismo. O estaba tirada o enredada en una rama o Hanabi de la había llevado, no había de otra.
Llego temeroso, un poco paranoico mirando hacia todos lados de manera frenética, del byakugan no podría volver a escapar, temía que le estuvieran tendiendo una trampa, pero si lo pensaba con lógica probablemente ya se fueron a su mansión, pues ya son más de las 12 y no parece que las princesas estuvieran despiertas hasta tarde. Tenía lógica, verdad?
Claro que tenía, pudo revisar toda el área donde estuvo sin preocupación, pues solo quedaban escombros de una pared derrumbada por la furia de la Hyuuga.
—Maldita sea, que voy a hacer —Musito en voz baja.
Al siguiente día, repaso sus opciones; Pedirle que se la devuelva amablemente, entrar a su casa y sacarla por el mismo y pedirle ayuda a Naruto.
Eran pésimas ideas, en 2 de ellas probablemente terminaría muerto, no le quedaba de otra, tenía que buscar a Naruto.
