Otra de mis esquizofrenias ha llegado, espero que la inspiración me dure hasta terminar esta historia en la que se han mezclado mis dos cosas favoritas para leer: el siglo pasado y los Dramiones…

Los personajes no son míos, son de la inconfundible JK Rowling, solo la historia me pertenece.


¡Quiero volver!

Capitulo 01: ¿Cómo comenzó todo?


Un mes luego de la guerra, se dijo mentalmente Hermione, pero muy pocas cosas habían cambiado para su modo de ver las cosas en su vida sentimental, o la escases de ella en este caso muy común en su existencia. Aunque la sociedad mágica si había hecho grandes cambios, empezando por un Ministro menos mortifago hasta la inclusión de squibs como mediadores entre el mundo muggle y el mágico, incluso habían estado de acuerdo grandes familias sangres puras. La vida de Hermione, Harry y Ron estaba bajo el foco público de toda la comunidad, hasta de muchos otros países, además de Londres, y ese era uno de los principales problemas. Los mortifagos habían sido juzgados, aunque ciertos jóvenes de la edad de nuestros héroes habían quedado en prisión domiciliaria luego de que Harry presentara los recuerdos de Severus Snape, donde estaban las detalladas imágenes de cuando los marcaban contra su voluntad, pero los antiguos no se salvaron y los mandaron a Azkaban, donde cumplirían variadas penas.

Harry Potter era el sex simbol del momento, aunque eso no lo apartaba de haberle pedido matrimonio a Ginny luego de derrotar a Voldemort, parece que estar cercano a la muerte le había devuelto las ganas de vivir y otorgado un nuevo lema: CARPE DIEM, QUAM MINIMUM CREDULA POSTERO, la muy conocida máxima de Horacio que, traducida del italiano significa: Aprovecha el día de hoy; no confíes en el mañana. Cosa que indudablemente, Potter hacia a la perfección cando se encerró con Ginevra por una semana en la casa de su fallecido padrino, solo dejando entrar a Keacher, y solo cuando se lo llamaba para pedir comida. Ese hecho a los Weasley no les gusto mucho, pero como decía el Arthur por lo menos le había pedido la mano para hacerla "una mujer honesta".

Hermione se hizo novia de Ronald, ese beso de la cámara secreta fue el inicio de una relación tempestuosa, solo que muchos habrán creído que de pasión, pues, lamento decepcionarlos pero era todo lo contrario. Se peleaban y discutían cada vez que se veían, ninguno de los dos se aguantaba la presencia del otro por los defectos que le encontraban, ella pensaba que él era un cavernícola por su forma de comer y Ron creía que Hermione era una completa empollona frígida porque no se quería acostar con él. Daba la casualidad que él tenía la rara e ilusa creencia que el sexo era una extraña forma de ofrecerle consuelo por la muerte de su hermano Fred, y como Hermione no se la otorgaba, había muchas otras brujas que ansiaban con dársela. Y así lo hacían, hasta este día, cuando todo cambiaria luego de que Hermione encontrara a Ron con uno más de sus "consuelos" y explotara su genio gryffindoriano, dejándolo con los pantalones bajados en la puerta de su departamento, llamándola a gritos, pidiéndole que volviera.

Luego de mandarlo a freír mandrágoras, Hermione salió echando humo por las orejas, reviviendo en su mente como encontró a una rubia de Hufflepluff, que si no se equivocaba aun era menor, chupándole el miembro de lo más entretenida, mientras el blondo suspiraba y gemía sin parar. Había llegado a su stop, no podía seguir aguantando un trato de cornuda por mas amor que le tuviera a Ronald, él no valía su dignidad, ni sus lagrimas ni nada de lo que le pudiera ofrecer, le parecía increíble que hubiera pensado en entregarle su regalo más preciado: su virginidad y su cuerpo.

-¡ERES UN CERDO MUGROSO, RONADL WEASLEY! –se descargo gritando en medio de la calle de Londres, con los copos de nieve pegándose a sus mejillas porque había erguido su cabeza, mirando al cielo.

-¿Recién te das cuenta, Granger? –susurro una voz saliendo de las sombras, era muy conocida para ella, eran innumerables las veces en que le había gritado insultos en esos seis años anteriores. En las sombras de las calles desiertas de Londres muggle, Draco Malfoy no tenía el aspecto conocido para Hermione, estaba demacrado, tenía una cuantiosa barba de varios días y unas ojeras coronaban la imagen irreconocible.

-¿Malfoy? ¡Por Merlín! ¿Qué diablos te ha pasado? –le pregunto anonadada por su presencia tan antihigiénica, cosa nada normal en la persona con el más grande ego que había tenido la desgracia de conocer.

-Quiero algo que tienes, según los archivos posees el ultimo gira tiempos que existe.

-Si, pero nunca te lo daré –dijo decidida, seguramente quería revivir al señor tenebroso, nunca le entregaría el valioso objeto que llevaba al cuello, un recordatorio de los tiempos escolares cuando tenía clases a todas horas.

-Oh, claro que lo harás, tengo… -extrañamente, el corazón de Hermione se acongojo cuando un sollozo escapo de la garganta de Malfoy, un angustiante y humano sonido de llanto desconsolado-. Tengo que revivirla, salvarla de esto. Creí que lo entenderías, sangre sucia, no me obligues hacerte daño.

-¿A quién, Malfoy?

-A mi madre –y la voz de le corto con dolor, cuando bajando la cabeza se limpio con el dorso de la mano la nariz aristocrática, estaba roto de dolor-. Los dementores hacen lo que quieren en Azkaban y… cuando quieren algo de diversión, la toman y ya, el ministerio no hace nada, siempre ha sido así… ayer… estaban más aburridos que de costumbre, por eso tomaron a cinco mujeres y…

Los sollozos cortaban el aire como un cuchillo hacia el corazón de Hermione, quien no podía creer semejante escena: la persona que mas la había humillado en su vida estaba se rodillas sobre la nieve, llorando desconsoladamente a su madre muerta. Ella había escuchado rumores sobre esas situaciones, sin embargo, era increíble que el ministerio se mantuviera impávido tras esos hechos tan espantosos en contra de todos los derechos humanos, tanto muggles como mágicos.

-Dámelo, por favor, Granger, te daré lo que quieras, todo lo que poseo, pero dame ese gira tiempo –levanto la cabeza, dejando a plena vista las orbes grises rodeadas de rojo por las lagrimas derramadas con desesperación y dolor-. Ella es mi madre, la persona más importante de mi vida y la quiero de vuelta, no se merecía el beso del dementor. Créeme cuando te lo digo: ella es un ser inocente en esta guerra, nunca tuvo nada que ver con las matanzas o los mortifagos, si la encarcelaron sin siquiera pruebas.

-Malfoy… Yo… No puedo –quería decir que si, por mas desconfianza que le tenía, su dolor era sincero, lo presentía.

-Perdóname, entonces –y se abalanzo sobre ella, rompiéndole la ropa hasta llegar a su garganta, descarando la cadena que sostenía el bien tan preciado para Malfoy. Lo tomo entre sus dedos, dejando a Hermione tirada en el suelo helado.

Sus ojos marrones vieron con horror como Malfoy comenzaba a dar y dar vueltas, sin contarlas, haciendo que un mal presentimiento la invadiera: Draco no sabía cómo utilizar el gira tiempo, por lo que podía llegar a cualquier época. Trato de avisarle pero parecía no escucharla en medio del frenesí: un auto había doblado en la esquina cercana y les tocaba bocina para que se corrieran, mientras Hermione tomaba con fuerza la pantorrilla de Malfoy. No supo cómo pero primero estaba tirándolo hacia la acera, y, en un segundo después, un remolino de colores la tragaba con tal fuerza que la hizo cerrar los ojos quedando inconsciente.


Sintió muchas cosas a la vez, un extraño calor para ser el duro invierno londinense, una suavidad inesperada que acariciaba su piel y un atractivo olor a pan recién horneado le llego a la nariz, haciendo que sus tripas tronaran de hambre cuando abrió sus ojos. Un techo blanco fue lo primero que vio.

Extraño, solo los hospitales tenían esos colores, y por el dolor de cabeza, bien podía estar allí, aunque era una cama muy cómoda para ser de hospital, o sabanas muy de… ¿Seda? Indudablemente esto era extraño, pero se volvió aun más raro cuando miro a su alrededor: un escritorio tallado exquisitamente, un gran armario antiguo desde donde una muchacha revolvía la ropa con energía, dejándole ver… ¿Vestidos?

-Señorita, despertó, ¿Cómo se encuentra hoy? –le pregunto con amabilidad cuando se dio la vuelta, era una chica que vestía como esas películas de Jane Austen, con vestidos largos y ridículos rizos que enmarcaban su rostro.

-Eh… ¿Bien?

-Bueno, aquí tiene su desayuno favorito, hemos corregido el error que cometieron ayer, esperamos que disfrute su comida –se trato de retirar la muchacha-. Cuando termine y se quiera tomar su baño, toque la campanilla y vendré enseguida con el agua.

-Una pregunta, no recuerdo bien, ¿Qué día es hoy? –quería saber que había pasado con Malfoy, no podía estar en una habitación tan lujosa sin que él tuviera algo que ver, era el único que podía tomarse tantas extravagancias.

-Es veinticuatro de agosto, mi lady –respondió confundida la criada, la miraba como si estuviera loca, aunque la miro aun peor cuando con la mirada Hermione la insto a seguir-. De mil novecientos ochenta y dos.

Y por segunda vez, el mundo de Hermione se puso negro, aunque ahora por la impresión y el deseo de matar a Draco Malfoy, librar al mundo de su existencia, si es que lograba regresar al siglo XXI.


¿Continuara? Solo es una prueba piloto, por así llamar, dejen sus opiniones si quieren que la continúe.