Secreto entre Ángeles.
Capitulo uno: Avaricia.
La mujer camino por los pasillos de la mansión, apresurada a paso rápido sujetando su vestido negro con sus manos para evitar tropezar con él. Los sirvientes intentaban esquivarla, aunque algunos platos u objetos caerían al suelo, la mujer no se inmutaba por los objetos, ella seguía corriendo hacia la puerta de entrada.
— Incompetentes —Dijo la mujer antes de cerrar la puerta para salir. Una vez en el exterior de la mansión, camino rápidamente hacia la cuidad — ¡Chófer! ¡Chófer!
Un carro tirado por caballos llego a la súplica de la mujer, esta viajo hasta la capital, al son de los cánticos del hombre que conducía.
— ¿Qué no puede darse prisa? —Pregunto enojada la mujer —Mi padre está en el hospital y como sabrá, no cuento con tanto tiempo, señor.
— ¡Como usted ordene, bella dama! — El hombre con un grito azoto a los caballos aumentando la velocidad del carruaje.
Cuando llegaron a destino, la capital principal de la cuidad, la mujer comenzó a caminar con tranquilidad hasta el hospital. Desgraciadamente una lluvia torrencial comenzó a caer sobre la capital, la gente corría mientras un dialogo cotidiano de un niño pequeño con su madre llamo la atención a la joven mujer.
—Mamá— Llamo el niño—, ¿Por qué está lloviendo? ¿Cómo se crea la lluvia?
La madre tomo la mano de su hijo llevándolo hacia otro lugar en el que no se empaparan por la lluvia— Cielo, Gohan, por favor—Suplico— Un ángel a entristecido y estas gotas lo comprueban. Él está llorando.
El niño la miro confundido— ¿Esta triste? Oh, amaría ver uno. Sería un sueño hecho realidad…
Ante la afirmación de su madre, ambos corrieron hacia unos muertos de mercado que estaban cerca del lugar. Mientras la mujer dio un bufido y siguió su camino.
— ¿Ángeles? —Se preguntó mientras corría al hospital en busca de refugio, no estaba muy lejos de ahí— Esas cosas son cuentos de niños, para que dejen de hacer tantas preguntas.
Cuando la mujer corrió por la calle, sin voltear, un carruaje se acercaba a una velocidad increíble. Ella se detuvo observando el carruaje, sus piernas no le respondían, sintió una presión horrible. No se podía mover y el carruaje se acercaba cada vez más.
— ¿Qué…sucede? —La mujer comenzó a sentir como si algo en su cuerpo la abandonara, algo le estaba faltando.
Pero mili segundos antes de ser atropellada, sus piernas lograron responder y pudo salir de su camino, el chófer no se inmuto, pero la joven dama de cabellos azules prefirió ir con más rapidez al hospital. Una vez que logro llegar, se sentó a los pies de su padre observándolo con incredulidad.
—Oh, padre —Llamo la mujer, tomo entre sus manos, la fría y delicada mano de su padre— ¿Cómo ha podido sucederte esta atrocidad? ¿Es que acaso no hay suficiente sufrimiento en el mundo?
—Hija mía—Exclamo el anciano— Los años me han llegado, y no lo puedo evitar, tanto quise olvidar que ahora… solo me queda aceptar mi destino.
—Padre… no, por favor— Quizás esas lagrimas que caían del fino rostro de la dama eran verdaderas, o eso intensa creer el anciano.
—Cuando vez la muerte tras tu espalda, —Hizo una pausa para toser—sabemos que ya sólo somos un simple hecho, un acontecimiento más para su ocio... —Apretó fuertemente la mano de su hija— Algo para entretener a la parca, hija mía, lo siento. Pero no poder volver a casa…
Su hija apretó su mano, pero el ya no sentía nada, solo la sensación de su alma abandonando su cuerpo, alejándose poco a poco de los confines del mundo de los vivos para acercarse al limbo. Poco a poco el calor de su cuerpo de perdía, y al final, lo único que sonaba en la habitación, era el chillido de la maquinas que avisaban que ese esa exhalación del mayor, había sido la última.
Los médicos entraron rápidamente a la sala, la mujer fue sacada de la habitación, solamente observo todo desde la puerta. Veía como a su padre le presionaban el pecho, como sudaban los médicos la gota gorda para salvarlo.
— ¿Por qué lo hacen? —Pregunto la dama— ¿Por qué siguen haciéndole eso a su cuerpo? Déjenlo descansar en paz, por favor.
Uno de los enfermeros vio extrañado, las mejillas de ella estaban encharcadas—Señorita Bulma, ¿pero porque?
—Por qué el eligió morir —Sentencio— ¡Déjenlo que sea feliz!
Los demás integrantes del grupo medico observaron al fallecido, bajaron los artefactos médicos y bajaron la cabeza, el medico con la última palabra dijo:
—Entiendo… por favor, permítanos llevarlo a la morgue—
La mujer se dio media vuelta y dijo—Por favor —
Esa dama salió del hospital tranquila, la lluvia había acabado, pero sus lágrimas seguían saliendo de sus ojos, saco un pañuelo y se desuso de ellas. Continuo su camino hasta la plaza cercana, con una sonrisa se sentó en uno de los bancos de la plaza. Habrán pasado un par de minutos en los que ella se entretuvo con sus pensamientos y planeando que hacer con la jugosa herencia de su padre.
— ¿Puedo sentarme?— Pregunto un joven cerca de ella.
Ella lo obres, no muy alto, de piel clara con ojos y cabello renegrido. Un trabaje elegante pero de clase media, ella dudo por un momento, pero no traía nada de valor que el pudiera robarle. Parecía muy débil como para cargarla y secuestrarla, además de estar solo y tener el acento de un extranjero.
—Por favor —Exclamo Bulma.
El hombre se sentó en la otra apunta del Banco, a unos seis centímetros de distancia—Disculpe, pero este lugar tiene una gran vista al estanque de patos— Dijo el hombre, la miraba de reojo— Apropósito, soy Vegeta. ¿Y usted?
—Bulma, mucho gusto— Ella dirigió su mirada hacia al frente— En esta temporada, parece haber más patos que en la anterior. ¿Lo ha notado?
El joven observo al frente, recordó a su viejo amigo, Goku—Bueno, desgraciadamente la temporada de patos pasada fue cancelada por un percance en el tiempo —Hizo una pausa de un segundo— Por una tormenta, creo.
La mujer suspiro, lo volteo a ver y lo observo con más detenimiento cada facción de su rostro— Permítame decirle, señor Vegeta que usted de verdad es muy amable y atento. ¿Está casado?
El hombre rió educadamente—No, señorita, no lo estoy —Contesto— La verdad, me hubiera gustado que así fuera.
— ¿Es usted extranjero? —Pregunto— Lo noto en su acento y la verdad me interesaría saber.
—Que lista —Elogio— Lo soy, soy de mucho más arriba de aquí, lejos, muy lejos. Vine aquí por que Una joven de hermosa visión me sedujo y decidí acercarme… en resumen.
La mujer se sonroja pensando que ella pudo haber sido— Lo siento si he sido yo de la que hablan con tanto ánimo, pero yo debo irme.
La mujer se levantó, pero el detuvo su andar sosteniéndola de la mano—No, espera, por favor— Causando que sus miradas se encontraran por primera vez.
…Cuando cruzaron el primer mirar… El triste ángel se empezó a enamorar…
Quizás ellos no sabían en ese momento que ocurría, pero sin duda ambos habían firmado el contrato de la discordia, porque un amor entre un ángel y una humana, está estrictamente prohibido por las leyes divinas de los ángeles.
— ¿Podemos charlar un poco? —Pregunto el joven farsante— Si no es molestia, joven dama.
—No, por supuesto que no es una molestia—
Bajo la mirada de un ángel de dorados cabellos ellos caminaron por el sendero del parque, hablando, riendo, suspirando…
Capitulo uno y capitulo dos suceden al mismo tiempo en distintos lugares.
