"Sobre un puente entre dos mundos,
Buscando aventuras, viviendo misterios,
Edificando desastres, triunfos,
desafíos, apuestas imposibles,
Sometiéndonos a pruebas una y otra vez,
Y de nuevo, aprendiendo sobre el amor"
ー JIMMY NEUTRON ー
El regreso del cohete 976
ー. Regalo pre - navideño .ー Extra*
Aún faltaba un par de horas para que amaneciera en la ciudad de RetroVille, cuando Cindy Vortex echó un último vistazo al cielo por la lentilla del telescopio. Se encontraba enfocando las coordenadas de una de las lunas de Júpiter, a la vez que realizaba pequeñas anotaciones en su bitácora de cubierta rosada.
Justo antes de terminar de anotar los detalles de su observación, sintió como una fría brisa agitó su flequillo, cubriendo parte de sus ojos. Dejó de escribir por un momento, y procuró reacomodar rápidamente su cabello para concentrarse en lo que hacia; sin embargo, al descubrir sus ojos no pudo evitar dar una pequeña vista por el largo camino obscuro y tranquilo de la calle entre las casas del vecindario alumbradas por los faros públicos.
Todo estaba muy solitario.
Al mirar hacia la casa del frente y dedicarle unos segundos más que a las demás, no pudo evitar sentir una especie de molesta sensación que no supo definir.
Se colocó la capucha del impermeable verde, que se había puesto por si llovía y comenzó a desmontar el pequeño observatorio que había organizado con su telescopio y una laptop con conexión a internet.
Comenzó por guardar cada uno de los libros en un especie de maletín con ruedas, mirando de vez en vez cada uno de los títulos que había seleccionado y una lista con secciones de colores en la computadora. Mientras colocaba cada uno de los libros en su lugar su humor pareció mejorar uno a uno hasta que se sintió casi triunfante al cerrar la maleta.
No hace mucho se había comprometido a realizar más trabajo de investigación científica, planeando así que su mente continuara en una constante superación intelectual, Por supuesto para evitar descuidar sus actividades deportivas, la escuela, su vida social y familiar, sólo le quedaba recortar sus horas de sueño un par de días a la semana. Sólo así podía sobrellevar su plan de estudios avanzados. Y eso continuaría así talvez hasta que fuera aceptada en Oxford, entonces quizá después podría tomarse las cosas con más calma.
Ya habiendo quitado la sombrilla y guardado también la computadora en su propia cubierta, lo único que quedaba ahora afuera era el telescopio. Dirigió una última mirada al cielo aún obscuro y justo cuando se proponía a colocar la tapa de la lentilla y regresar a casa para descansar un poco más antes de ir a la escuela, tuvo un pequeño presentimiento. Sabiendo de antemano que siempre había tenido cierto instinto para ese tipo de cosas, decidió seguir su corazonada y volvió a enfocar hacia el cielo, sin estar segura del todo de hacía donde debía enfocar.
Como si fuera un indicio de su presentimiento, las luces del alumbrado comenzaron a tintinear.
Se sorprendió al ver un objeto luminoso casi de inmediato que se movía a gran velocidad por el cielo seguido de cerca por una serie de luces más pequeñas; se sobresalto al notar que el objeto de mayor tamaño se hacia cada vez más grande. Sólo tuvo un par de segundos antes de darse cuenta de lo que se trataba y poder reaccionar.
ー ¡CUIDADO ABAJO!
Cindy pudo saltar a tiempo a un costado de su jardín y evitar el impacto del objeto luminoso que ahora yacía sólo a un par de metros de distancia de ella.
ー ¡Mi telescopio!.ー gritó Cindy al ver el desastre ocasionado en su patio.
Sin demora Cindy corrió por el patio para intentar juntar nuevamente las piezas del telescopio.
Mientras tanto en un pequeño cráter ocasionado por su aterrizaje, el recién llegado pudo comenzar a incorporarse sacudiéndose los pantalones y quitándose el casco tirándolo con brusquedad a un lado. Hasta ese momento pudo notar que tenia enganchado consigo una serie de luces navideñas que aún seguían iluminándose por una de las correas.
Jimmy miró a todos lados intentando ubicarse y no tardo en darse cuenta de que de haber sido por los buenos reflejos de Cindy, que ahora estaba más preocupada por reconstruir las partes del telescopio que por el mismo, pudo haberla lastimado.
ー Lo siento Cindy, tuve un pequeño fallo con el JetPack y cuando intente repararlo-ー comenzó a explicarse el genio.
ー ¡Neutrón! ¡Tú eres una amenaza para la seguridad publica!
ー¡Ya dije que lo sentía! Cielos. Tuve una pequeña falla con el sistema de refrigeración en uno de los propulsores del JetPack. Es una descompostura común en este tipo de artefactos de segunda generaciónー recalcó el genio acercándose a donde ella se encontraba, y que a pesar de todo, no parecía escuchar ni una palabra de lo que decíaー Además, ¿a quién aparte de ti puedo poner en riego a las-ー dijo remangándose su propio impermeable rojizo y mirando hacia su reloj ー¡¿cuatro de la mañana?!
Por un segundo Jimmy se tocó la frente y dio una breve pero apresurada caminata de un lado para otro. Fue hasta que al detenerse un poco más, pudo observar a Cindy cabizbaja sosteniendo las piezas de su telescopio entre sus brazos. Sabiendo de antemano que todo había sido su culpa, a fin de cuentas, intentó tomar la lentilla, pero ella cerró los brazos para evitarlo.
ー ¿Llegará el día en que dejes de crear desastres con tus inventos cerca de mi?ー le reprochó ella mirándolo con bastante enojo a lo cual él solo se sintió ligeramente aludido y se protegió con las manos frente a él.
ー Vamos Cindy, déjame verloー dijo el genio intentando no alterarla ー Talvez yo pueda repararlo.
Con algo de sorpresa inicial, Jimmy vio como la rubia le extendía el telescopio hasta su pecho con algo de brusquedad. Concentrándose en su tarea, de inmediato, el genio intentó enfocar la vista hacia el espacio, pero lo único que obtuvo fue una visión caleidoscópica del universo. Era evidente que más que la lente quebrada, el ángulo del telescopio también se había dañado. Estaba prácticamente inservible ahora, pero incluso sabiéndolo de antemano no si sintió del todo capaz para anunciarlo de inmediato.
ー ¿Y se puede saber-ーcomenzó a hablar Cindy haciendo que Jimmy se sobresaltara y la enfocara con la lentilla rota.ー-que hacías allá arriba a estas horas?
Era evidente que algo de esa pregunta le incomodo al genio, por que volvió a enfocar la vista de la lentilla hacia el cielo, dándole la espalda pretendiendo buscar el desperfecto.
ー ¿Estas segura que este telescopio servía antes? Su alcance de visión parece demasiado reducido, ni siquiera puedo ver Plutón y eso que en esta época debería ser sencillo. Además su calidad es bastante mala ー dijo casi sin pensar.
Esperando que ella se molestase por su comentario al azar, Jimmy se encogió de hombros automáticamente. .
ー Es gracioso que lo mencionesー comenzó a decir Cindy colocándose a un lado de él y mirando hacia el cielo estrelladoー Se lo compré hace un tiempo a un juguete de madera con grandes aspiraciones de superación por quince centavos. Al parecer pertenecía a un genio presumido que le dio vida y que le gustaba pintar su logo en todas partes. Supongo que es lo mejor que se puede esperar de una de sus baratijas.
Al dar sentido a sus palabras Jimmy movió su dedo pulgar a la derecha de la lente descubriendo un logo en forma de átomo casi totalmente despintado.
Intentó parecer indignado por un segundo antes de ver que Cindy sonriera levemente para finalmente devolverle una sonrisa mirando hacia el suelo.
ー ¿Crees ser capaz de repararlo?ー cuestionó Cindy, mirando, en cambio, hacia el cielo.
ー No. Es un caso perdidoー contestó más sinceramente el genio ahora que sabía la procedencia del telescopio.
ー Eso pensé. De cualquier manera parece que mis padres tienen la intención de regalarme uno nuevo para navidadー dijo la rubia comenzando a estirar los brazosー Bueno, supongo que ahora puedo regresártelo. Puedes tomarlo como un regalo pre- navideño.
ー Supongo que se lo daré a Goddard. Le gustara morder el aluminioー respondió él.
Una calma absoluta se mantuvo por varios segundos en los que incluso el viento también pareció detenerse en el ambiente. Repentinamente el genio pareció demasiado cansado para continuar en pie y fingió sentarse en el pasto del patio, cuando en realidad prácticamente se había caído por su propio peso. Cindy permaneció de pie a su lado y aunque no lo miró directamente era evidente que para ella esos detalles no pasaban desapercibidos.
ー Puedo preguntarー se atrevió a hablar Jimmy también dirigiendo esta vez la vista hacia el cielo estrelladoー ¿Por qué el repentino interés por la astronomía? ¿No eras tú la que había decidido no volver a viajar al espacio?
ー No pienso volver a salir de la atmosfera terrestreー ella hizo una pequeña pausa antes de continuar y Jimmy no supo descifrar su expresión, aunque talvez porque sólo la miró de reojoー Pero hay algo allá afuera que es intrigante. Estudiando el universo podemos aprender mucho sobre nosotros mismos como humanidad. ¿Cómo no sentirse especiales viendo a las estrellas si somos el resultado de millones de años de evolución entre miles de especies que se quedaron en el camino?
ー Mmmmー comenzó por decir Jimmy lo que provoco que las cejas de Cindy se arquearan en señal de molestia, sin que él se percataraー Yo en cambio pienso que el estudio de la astronomía demuestra carácter a la vez que nos enseña a ser humildes. ¿Te imaginas cuantas civilizaciones espaciales hay en el universo? ¿Cómo sentirnos la gran cosa si sólo somos un punto en el universoー Cindy contempló apenas de reojo a Jimmy y a él le dio un escalofrió.
Ambos desviaron la vista momentáneamente del cielo para cruzar una mirada retadora antes de suspirar con resignación y compartir una breve sonrisa torcida.
ー ¿Y tú puedes decirme que hacías allá arriba a estas horas?.ーpreguntó Cindy intentando cambiar de tema.
ー Es sólo un pequeño experimento con el climaー se aclaró el genio poniéndose de nuevo de pie, a lo cual Cindy hizo hincapié de ayudarlo a levantarse, pero que el rechazo de inmediato con sutileza.
ー "Experimento con el clima"ー repitió ella divertida pero con algo de desdénー Es la escusa mas vieja del "libro" cuando los científicos son atrapados con las manos en la masa
ー Pero es-ー pareció intentar defenderse él.
ー Pero si no quieres decírmelo está bienー le interrumpió ella sin másー Hay que ver la cantidad de secretos que te guardas en estos días. Apenas y se te ve en la escuela y prácticamente parece que ahora vives en tu laboratorio.
Jimmy sonrió cruzándose de brazos tocándose los codos de una manera casi enigmática, al parecer no siendo la primera vez que era cuestionado por su comportamiento.
ー Si no haz descubierto lo que hago talvez sea por que haz perdido la habilidad para averiguarlo por tu cuenta ー dicho eso pareció volver a reflexionarlo tocándose la barbilla con fingido aire deductivoー O talvez sea que sólo estas fingiendo indiferencia hacia mi.
ー ¡Ha! Tan seguro de ti mismo como siempre, ¿no, Neutrón? En todo caso ¿Por qué habría de fingirlo?ー cuestionó Cindy encarándolo.
ー No lo sé. ¿Por que habrías "de"?ーcontinuó él dando un paso hacia ella.
Por un momento la mano del genio se quedó en el aire a punto de tocar su mejilla. Cindy la miró con gran detenimiento y ante la vista de Jimmy sus ojos parecían realmente resplandecientes ante la luz de la luna, hasta que él pareció despertar de una pequeña ilusión y al cambiar de opinión volvió a cerrarla y poner ambas manos en sus bolsillos aparentemente con demasiado frio.
ー Seria mejor que entres a tu casa. No querrás resfriarte. Creo que yo ya lo estoyー dijo desviando la vista y ahora tocándose la nuca con una manoー ¿Quieres que te ayude a llevar tus cosas?ー comenzó a levantar una mano nuevamente hacia ella.
Para sorpresa del genio, ella dio un rápido medio giro y el viento volvió a su marcha regular. El curso del aire que se interpuso entre su mano ligeramente levantada y ella le hizo devolver la mano hacia si mismo; su impermeable verde se agitó y por un instante a él le dio la impresión como si ella hubiese ganado ligereza y ahora parecía como si se hubiese elevando unos cuantos centímetros sobre el pasto. A aquello le acompañó una especie de capa conformada por diminutos copos de nieve que brillaban como cristal a su alrededor. Jimmy tuvo que limpiarse los ojos, diciéndose a si mismo que talvez ya había estado sin dormir por suficiente tiempo y su mente comenzaba hacerlo ver cosas inexistentes.
ー No hace faltaー dijo ella con tranquilidadー Como vez puedo arreglármelas sola ー continuó ella levantando su laptop y su maleta con ruedas para comenzar a caminar por el camino empedrado hacia su casa.
Jimmy dudo un segundo mientras la veía marcharse. Miró su reloj y en lo que sus pies cambiaron dirección en dos ocasiones, finalmente dio una pequeña carrera.
ー Sobre esto-ー comenzó por decir élー No le dirás a mis padres que me viste a esta hora afuera, ¿verdad Cindy?ー dijo el genio caminando junto a ella, recogiendo de paso el casco con luces navideñas que continuaban encendiéndose, y que debían de haberse enganchado de la decoración de alguna casa por el que había pasado al perder el control de su JetPack.
Al no recibir respuesta volvió a repetir su pregunta, pero esta vez interponiéndose en su camino con las manos levantadas. Ella pareció momentáneamente sorprendida, talvez porque las luces se le habían enrollado por el cuello y ahora parecía una decoración de su jardín, lo cual terminó por divertirle internamente.
― No me viste, ¿cierto?
ー Siempre que alguien me pregunta por ti finjo no conocerte, así que no tienes por que preocuparte ー se permitió contestar.
ー Ha - ha muy graciosaー dijo el genio no tomándose en serio sus palabrasー Pero en serio. No le digas nada. Se supone que me quede a dormir en una de las casas de los chicos.
Habiendo llegado a la puerta de entrada de la casa de Cindy, ella lo miró por un momento con algo de cansancio por su insistencia.
ー Esta bien. Haré como si esto no hubiera pasadoー dijo ella
ー Gracias, Cindy. De verdad lo aprecioー contestó el genio y habiendo dicho eso se volvió rápidamente hacia la dirección de su casa o tal vez más específicamente hacia su laboratorio, pero incluso antes de bajar las primeras escaleras de su pórtico, él pareció recordar algo importante y lo vio recortar ese pequeño trecho recorrido.
ー Casi lo olvidoー dijo estando a un paso de distancia ーFeliz Pre - navidad.
En un segundo el genio colocó un pequeño objeto en su mano y la presionó por algunos segundos hasta que ella por reflejo se quedara con él. Mucho antes de que ella pudiera voltear a mirar el objeto en cuestión, por la misma mano por la que le hizo la entrega, esta vez casi sin pensarlo, se permitió inclinarse hacia ella y le dio un breve beso que sólo duro un pequeño instante.
ー Si quieres... también puedes omitir eso en esta historiaー dijo al separarse.
A pesar de que apenas se percató de su tacto, talvez por la rapidez de la acción o por el frio, se sintió tan repentinamente ruborizada que se tuvo que cubrir los ojos con la capucha de su impermeable un tanto inquietada por haberse dejado sorprender con sus buenos reflejos y, talvez también un tanto molesta por que él terminara teniendo la última palabra siempre.
Al volver a ver hacia su dirección él ya se encontraba en camino de salir de su patio y su paso parecía bastante apresurado, aunque aún no corría.
¿Acaso tendría algo importante que hacer?
Con eso en mente fue que finalmente en un descuido se permitió observar el objeto que le había entregado el genio. Al mirar el objeto y luego de regreso a Jimmy que continuaba iluminándose en el camino por el resplandor de las luces navideñas, sintió una extraña sensación que le decía que las luces se apagarían repentinamente y el desaparecería en la obscuridad.
ー ¡Espera! ー gritó tan repentinamente que incluso pareció sorprenderse a ella mismaー ¿No te gustaría...quedarte un rato más?ー preguntó ella de improvisoー Podemos seguir mirando las estrellas... hasta que salga el sol.
ー Me gustaríaー contestó Jimmy alzando la voz aunque sin perder el paso y sin mirarlaー Pero aún tengo varías cosas que hacer en el laboratorio antes de ir a la escuelaー algo en su voz parecía bastante importanteー Además de eso, está a punto de-
El sonido de la alarma del reloj de Jimmy sonó en tres ocasiones seguidas como un eco y una enorme brisa que le hizo cerrar los ojos a Cindy. Después un súbito cambio de temperatura en el ambiente. La rubia observo al genio que al fin había detenido su paso en la calle y ahora parecía estar mirando el descenso de la temperatura en el termómetro de su reloj.
ー Así que un experimento con el climaー repitió en un susurro la rubia viendo como el vapor de su aliento se hacia visible.
Un segundo después extendió una mano fuera de su pórtico. Casi al instante en su mano se colocó el primer copo de nieve.
Incluso cuando Cindy tenía la impresión de que ya nada podría sorprenderle ahora, repentinamente escuchó un fuerte sonido en el techo de su casa que le hizo dar un pequeño saltito. Con escepticismo se asomó desde su pórtico y observo como un perro robótico se sacudía algo de nieve y descendía con gracia en su patio volando con una pequeña hélice en su cabeza. Después de observarla un pequeño instante el canino se alejo corriendo y en muy poco tiempo pudo alcanzar al genio que le acarició la cabeza a Goddard antes de continuar por su camino y desaparecer en dirección a su patio trasero.
Encontrándose sola nuevamente, la rubia volvió a abrir la mano para observar un bastón de caramelo. Sin decidirse a entrar a su casa todavía lo guardo en su bolsillo y casi sin darse cuenta empezó a tararear una especie de canción. En unos momentos pudo sacar nuevamente su bitácora de observación rosada. Sólo al final de sus anotaciones, volvió a mirar al cielo que se había nublado y se preguntó si ocultaban un misterio en las estrellas detrás de ellas.
ー 5:00 A.M ー
De aquí a las estrellas.
Lleva bastones de caramelo consigo.
Viaja un niño con un don para los inventos.
Súper poderosa mente.
Lo acompaña un K- 9 mecánico.
Él salva el día de su destrucción segura.
Muchas cosas que hacer y poco tiempo... Con una cabeza demasiado cuadrada para ser un oblongo.
Tener que salvar el mundo y llegar a la escuela a tiempo.
Muchas cosas que hacer y poco tiempo.
Tan lejos de la Tierra. Arriba en el aire.
Fuera de la atmósfera. Y se llama Jimmy Neutrón...
Un paisaje abriéndose de las profundidades del universo, vacío y de sonido hueco, permanece estático y en total obscuridad. Sin rastro de vida.
De pronto, un hueco coronado por rayos de luz se abre y un cohete rojo, azul y amarillo sale. El hueco se cierra tras su paso sin dejar rastro.
Aunque no lo pareciera, el cohete sigue en movimiento y vuela a gran velocidad. Y seguirá hasta que llegué el momento...
Capitulo 1. Un pequeño punto azul
Dos años después
En un lugar lejano, las gigantescas torres de hielo se alzaban bajo el brillo de una nébula difusa que la hacía tintinear con destellos constantes.
Si intentas acercarte por el suelo congelado, pasando por las gélidas brisas del Ártico, verás el reflejo del cielo nocturno en su estructura y si la vez por el suficiente tiempo la verás desaparecer como una ilusión. En unos suaves tintineos se debate entre la solides y lo intangible.
El adolecente revisó nuevamente su reloj de muñeca y dirigió una mirada expectante al cielo en busca de una señal. Con el cambio exacto de la hora en su reloj, diviso una chispa casi imperceptible a lo lejos, Entonando los ojos y esperando pacientemente, captó un segundo parpadeo que lo puso en movimiento.
Ajustó su abrigo para cubrir la mayor parte de su rostro Tomó su mochila casi a tientas del suelo, y ya estando en una posición hincada, terminó por reafirmar el nudo de las agujetas de sus botas de nieve.
Quizá, perdiendo un segundo la concentración de un momento atrás, dedicó algunos valiosos segundos a dar un ultimo vistazo a aquella habitación que hasta ahora había tenido la función de su dormitorio. Tranquila, oscura e impasible, que no distaba realmente demasiado del paisaje que se encontraba en el exterior. Tal cual, como un miedo irracional, que surge de improvisto al ver hacia un espacio vacío y sombrío, aunque sea solo por un instante, sintió la necesidad imperativa de salir de ahí lo más pronto posible .
Ya casi sin pensarlo abrió la ventana de par en par, y sin mucha dificultad subió al marco, dejándolo a un paso de la intemperie de lo que, ya hace un tiempo atrás, había calculado seria la media del edificio Empire State en distancia vertical.
En un sólo movimiento, sacó a relucir un pequeño espejo, que hasta entonces había permanecido dentro de su guante derecho, y que, tomando como reflejo a la Luna, dio una respuesta idéntica al parpadeo de luz que ya había perdido de vista entre la infinidad del cielo estrellado.
Sólo tuvo que esperar unos cuantos segundos, antes de que en la distancia resaltara el punto de un objeto brillante que se acercaba a gran velocidad.
A pesar de que sonrió bajo su capucha cuando lo tuvo frente a él, muy probablemente el perro metálico que se sostuvo en el aire con una pequeña hélice sobre su cabeza no pudo notarlo; se limitó a inclinar la cabeza con evidente curiosidad.
El adolecente, que aún se mantenía sujeto sobre el marco de la ventana, se preguntó si aquel canino robotizado pretendía que saltara el trecho que había entre ambos, o si era una acción premeditada para delimitar espacio entre ellos.
ーGoddard, de verdad eres tú. Qué gusto que da verte de nuevo, amigoー habló el adolecente procurando mostrar seguridad.
El perro lo miró impasible, por lo que él sintió fue demasiado tiempo, pero finalmente terminó acortando la distancia faltante y le mostró una lengua rosada que imitaba muy bien la salivación de un perro convencional.
ー Estaba preocupado por que no hubieses recibido las coordenadas correctasー dijo estirando la mano, a lo que el canino contestó ofreciendo una de sus patas.
Tan pronto lo tuvo bien sujeto, saltó con total confianza al vacío, sabiendo de antemano que su peso no representaría ningún problema para que aquel robot mantuviese su vuelo.
ー Bueno... ahora tenemos que volar. Sé que no será tan fácil como parece. Nunca lo esー avisó para que el canino iniciara su vuelo en ángulo de picada.
Voló por unas poco piadosas ráfagas de viento gélido por varios minutos, y una vez alcanzado una distancia que considero prudente, del que ahora era visible como el costado de un conjunto de grandes torres que se alzaban sobre aquel escenario congelado, jaló suavemente al canino por su pata metálica, indicándole que terminara su descenso, para poder alcanzar el nivel del suelo.
ー Eso fue... demasiado fácil. Bueno, supongo que significa que no les importa que me vayaー eso ultimo lo dijo alzando la voz, como si se tratase de un permiso a ultima hora, aun sabiendo que a esa distancia ya nadie podría escucharlo dentro de aquella edificación.
Luego miró a su compañero, que también había terminado su descenso. Adquirió un aire decidido antes de atreverse a hablar. Después de todo ese primer encuentro con el canino lo había dejado algo preocupado, y sentía una pizca de inseguridad sobre si el robot continuaría prestándole su ayuda. Aunque debía hacerlo. Era así como él lo había programado.
ー Goddard...por favor, cambia a modo esquíー ordenó y sin ningún titubeo observo felizmente como el canino metálico, después de ladrar dos veces en gesto afirmativo, convirtió sus patas en una especie de tablas deslizadoras, con un especial alargamiento en la parte trasera, que tenia como como función llevar un pasajero sobre ellas, además de retractar sus orejas para simular un par de manubrios. El joven no demoró en subir a ellas.
ー Buen chico. Ahora llévame a casa.
El canino abrió su caja torácica y de ella salió un asta con una enorme vela roja, que con la primer ráfaga de viento helado se abrió dejando a la vista el símbolo del átomo estampada en ella. Fue así como puso en marcha al muchacho y al perro a toda velocidad sobre el congelado suelo ártico.
El campo que se extendía a lo largo y ancho, parecía ser casi infinito. Y si bien era probable que el muchacho supiera de antemano el largo camino que le esperaba, se sentía feliz de estar al fin en camino. Así que, dejo que su robot guiara el curso mientras el recostaba momentáneamente la cabeza contemplando el reflejo de las estrellas en hielo bajo de él, y a su vez confrontando lo mas grande del infinito del universo que ahora también parecía tomar su propio movimiento.
Sobre el cielo, más allá de al aquel paisaje congelado, pasando por la superficie más elevada, las nubes y sobre la propia atmósfera terrestre se encontraba un enorme objeto que se mezclaba entre las sombras del espacio exterior.
El cohete azul y rojo, con detalles amarillos en los alerones y la punta, permanecía inmóvil con su vista apuntando hacia el cielo, completamente despejado y sin rastro de nubes grises que pudieran pronosticar un mal clima . De un momento a otro se inicio una cuenta regresiva y el cohete empezó a tambalearse de lado a lado hasta que, finalmente, como producto de una suave brisa que pasó por entre las cortinas, derribó al pequeño despertador bicolor que permanecía en el marco de la ventana.
La habitación yacía vacía. En medio se observaba una cama con las sabanas tiradas y casi bordeando por el suelo. Sobre el resto de la habitación era mejor no hacer comentarios.
Por el marco de la puerta asomó su cabeza metálica un perro de lucida armadura. Adentrándose valientemente en la habitación, comenzó a revisar con su curiosa nariz una serie de objetos que permanecían extendidos descuidadamente sobre el suelo.
Como si se tratase de un ser vivo, y no un simulador de inteligencia , inspeccionó una enorme bolsa de frituras, en la cual terminó por meter por completo la cabeza, tal vez intentando seguir algún rastro oloroso al fondo. Esta acción terminó por dejarlo con una envoltura de rostro sonriente al levantar la cabeza del suelo. Después de unos segundos y, al no ser capaz de desprenderse de ella con simples movimientos de cabeza, acabó por derretirla con su visión de calor, provocando que la carita feliz cambiara a una disgustada antes de caer completamente hecha polvo sobre la alfombra.
El perro inspeccionó las cenizas con una de sus patas. Un segundo después, de su cuerpo salió un enorme tubo con boquilla al final, que succiono rápidamente los rastros de aquella envoltura. Este fue sólo el inicio para comenzar a aspirar el resto de la habitación, encontrándose con varios restos de comida en migas, cartones de pizza y una cantidad asombrosa de latas de una bebida color purpura que se aseguró de separar en un compartimiento especial de su cuerpo, en un tipo de labor de reciclaje.
Al tiempo que continuaba con su tarea de aspiración, del canino salieron un largo par de brazos robóticos que se encargaron de levantar y extender a la perfección las sabanas de la cama, así como las fundas de las almohadas.
Como un toque final, una de las manos colocó el despertador de cohete en la mesita de noche, y detuvo su vibración tocando el botón de su base. Se podía decir que ahora la habitación relucía de limpia.
Justo a tiempo, por la puerta se apresuró un joven de aproximadamente quince años, que estuvo a punto de pasar de largo dirigiéndose rápidamente al baño de la habitación, aunque detuvo su paso al notar la recién limpiada alcoba. Al instante sonrió con satisfacción y miró al robot canino que también le devolvió la mirada, expectante.
ー Sin duda, sigues siendo mi mejor invento, amigoー dijo al tiempo que acariciaba momentáneamente la cabeza del canino.
El perro robotizado pareció comprender el amplio sentido de las palabras de su amo e inventor, y se sacudió feliz, incluso rodando por el suelo alfombrado y meneando su colita canina, que más bien parecía un receptor de radio en miniatura.
ー Ahora que esta limpia creo que solo restan algunas remodelaciones, pero creo que será mejor si muevo las cosas eventualmente.
El adolecente observo la habitación sólo por un instante más antes de continuar su camino, mientras el canino finalmente se tiraba al suelo para esperar pacientemente a que su amo terminara sus actividades matutinas.
El joven castaño se acercó al espejo del baño y se miró en el por varios segundos, revisando el orden correcto de su atuendo. Llevaba puestos pantalones azul marino con bolsillos de carga a ambos lados, tenis blancos en forma de botín con algunos detalles negros, todo en juego con una playera gris de manga larga que sobresalía por de bajo de un guardacostas color ladrillo, el cual tenia un reluciente cierre dorado que en él un casi imperceptible adorno en forma de átomo.
Peino a mano algunos mechones sueltos de su cabello sin poder dejar de mirar de reojo su viejo peinador automático, que ahora le parecía un invento casi tan indispensable como su robot para atar agujetas, y le dio algo de forma al arco que formaba la punta de su cabello cayendo al lado izquierdo de su cabeza.
Sólo se limitó a hacer una pequeña mueca, antes de afirmar con la cabeza. No estaba mal, pero continuaba algo pálido.
Aunque no era para menos. La noche anterior había tenido una elevada temperatura, de cual aun resentía una sensación de debilidad en todo el cuerpo. Esto, posible efecto de su viaje de hace tres días y el severo cambio de clima al había estado intentando habituarse de forma gradual. Además era posible que también se hubiese sobrepasado en su consumo de comida chatarra, entre otros alimentos que no eran exactamente los mas saludables.
¿Pero quien podría culparlo? Después de todo, el tiempo que había permanecido en el ártico, solo había recibido una estricta dieta científicamente calculada para mantener su cuerpo fuerte y saludable, en forma de barras proteínicas sin demasiado sabor.
Además de ello, tenia que sumarle que no había habido nadie cerca que le advirtiera que, comer en las proporciones como lo había hecho, podría terminar dejándolo con una grave indigestión que lo mantendría con una cubeta a la mano para evitar cualquier tipo de sorpresa que su sistema digestivo en recuperación le pudiese preparar.
Si, había sido muy decepcionante, que después de su largo viaje camino a RetroVille, al final de todo, se encontró con una casa vacía y un mensaje en la contestadora, que por supuesto había procurado verificar con su mascota, sobre un viaje en crucero al Atlántico que sus padres habían tomado para celebrar su tercer intento de Luna de miel.
Por una parte había sentido un gran alivio el no tener que dar explicaciones apresuradas sobre su presencia en casa, ya que ni siquiera había reparado en la historia que les contaría a sus padres, al estar muy ocupado en asegurarse de que, efectivamente había conseguido escapar de aquel lugar.
Esa noche había decidido ir directo a su habitación para descansar, alegrándose profundamente de ver que todo en su viejo cuarto permanecía perfectamente conservado, posiblemente a causa de su madre, que de igual manera, debía haber pasado regularmente a limpiar, dado que en sus muebles no había el rastro de polvo opaco, que adquieren los objetos al ser descuidados con el tiempo.
Posiblemente su mayor alegría había sido el no encontrarse con un viejo payaso en su cama, que le avisara que era el nuevo inquilino de su habitación, y que, aun mas importante, le recriminara por recostarse en su vieja cama, y dormir por poco mas de 10 horas, antes de despertar completamente hambriento.
Muy pronto se había dado cuenta, a la mañana siguiente, sobre la total falta de alimentos en casa, por lo que se había visto en la necesidad de ir al supermercado a comprar lo que razón menos lógica de su cerebro, le había ordenado que necesitaba su organismo, y que ahora sucumbía en sus efectos, pero que por alguna razón, no terminaba por lamentar completamente.
Después de todo, aun siendo un genio, era simplemente un chico sin supervisión adulta.
Por fin se separo del espejo del baño asegurándose de no tener nada entre los dientes, y salió de la habitación seguido de cerca por su mascota, que hasta ese momento había permanecido esperándolo recostado fuera del cuarto de baño. Bajó rápidamente por las escaleras, y una vez abajo se dirigió a la cocina. Estando ahí procuro de tomar una saludable manzana que había salido a comprar esa misma mañana mucho más temprano, y despegó del refrigerador una serie de hojas de papel que habían permanecido sujetas al inmueble con un pequeño imán en forma de pato.
ー No es lo mismo si yo mismo debo ponerlas en el refrigerador, pero creo que es la costumbre al recibir resultados asíーdijo el genio extendiendo las hojas adelante de él dando la oportunidad para que su mascota también pudiera mirarlas.
En aquellas hojas se describía con detalle los resultados de una cantidad inmensa de exámenes extraordinarios , que en fila repetían la misma nota final, como una hermosa sinfonía de perfección, por la cual al final aparecía una leyenda que lo promovía, en letras exageradamente grandes, al ultimo año de secundaria, o bien, el noveno grado.
Este había sido un pequeño esfuerzo que le había tomado solo un desvío de tres horas, en su regreso de ida al supermercado, hacia la secundaria de RetroVille.
Cuando el superintendente le había preguntado si no deseaba realizar los exámenes del ultimo año de secundaria, para pasar directamente al nivel preparatoria, él simplemente había negado con la cabeza y respondido que eso era demasiado apresurado, ganándose con ello una mirada completamente confundida de su viejo director de primaria, ahora en su nuevo puesto.
Sin cuestionarlo demasiado, tal vez por su apretada agenda como nuevo supervisor escolar, sólo le había dado la bienvenida a la ciudad, y le había deseado suerte al reincorporarse al grado escolar que legítimamente le correspondía a razón de su edad.
De esta manera había quedado todo listo para ingresar a la escuela ese mismo día, donde podría ver a sus viejos amigos, tal como en sus días de estudiante de primaria.
Por supuesto, en esos tres días que habían pasado de su llegada a la ciudad había añorado, poder volver a verlos desde el primer día, pero según se había enterado, todos los chicos de la ciudad habían tomado diferentes alternativas para pasar el verano a las afueras del la ciudad en respuesta a un inesperado cierre del Retrolandia, que por años había permanecido como el centro cultural para las actividades vacacionales Todo esto lo había confirmado al ver incluso el Candy Bar cerrado y un comunicado en el que Sam, el dueño del establecimiento, dictaba en pocas palabras: Me fui a pescar, a falta de clientes, sí, sí . Reapertura al terminar el verano, sí, sí.
El joven genio observó a su perro ladrarle dos veces desde una de las esquinas de la cocina. Pretendiendo saber lo que significaban su llamada de atención, se acercó al pequeño robot, y arrodillándose frente a él, acarició su gran hocico metal.
ー Lo sé, lo sé .
Era increíble pensar que la simple presencia de Goddard, aun tratándose una forma de vida artificial, lo había hecho sentirse menos solo, dada la ausencia de sus padres en casa. En verdad se había sentido terrible de haberlo tenido que poner en estado de hibernación al irse de la ciudad hace tanto tiempo. De alguna forma el mismo se sentía como si el acabase de salir de un estado similar.
ー Definitivamente necesitas una pulida viejo amigoー dijo separando su mano del canino y poniéndose de pie, al tiempo que tomaba su mochila del perchero detrás de la puertaー Además se me ocurren otro par de modificaciones que necesitare hacerte, como un nuevo identificador de vozー sujetó instintivamente su propia garganta, intentando aclarar su voz. Era un hecho que la pubertad seria uno de sus enemigos para desarrollar tecnología con comandos de voz.
Estuvo a punto de salir cuando Goddard volvió a emitir un ruido que esta vez pareció imitar un pequeño llanto canino. Jimmy se giró para mirarlo con las cejas ligeramente arqueadas.
ー Ya me siento mucho mejor, lo vezー dijo poniendo su propia mano sobre su frenteー La fiebre ya ha bajado por completo.
Sin esperar un segundo el perro robot realizo un rápido escaneo del cuerpo del joven genio que sin poder hacer nada permaneció esperando en el umbral de la puerta hasta que por fin de una pantalla color verde, que apareció en el estomago del canino, marcó un número en grados Fahrenheit . Al parecer aún tenia algo de temperatura.
Luego sin que al joven le diera tiempo de decir algo en su defensa y sin siquiera solicitarlo, apareció una pantalla de opciones de la cual se desplegó un solo enunciado.
" Quedarse en casa y jugar con Goddard." A lo cual Jimmy terminó por sonreír a tal sentido del humor adquirido por su inteligente mascota.
ー Sabes que tengo que ir, es el primer día de escuelaー se excuso el genio.- Así que cuida la casa, y recuerda que si llegan mis padres, tal como dice el mensaje en la contestadora, no les avises de mi llegada y escóndete. Quiero ser yo mismo el que les de la sorpresa.
El perro sin más, dio dos vueltas sobre si, como si siguiera su propia cola, antes de echarse al suelo, al parecer, un tanto desconsolado por la partida inminente de su amo.
Jimmy se apresuró corriendo por la puerta de la cocina y le dio una mordida a la manzana que continuaba en su mano. Estaba por girar para dirigirse al patio de enfrente, cuando no pudo evitar ver su vieja casa club a la distancia. Una pequeña brisa sopló haciendo que un pequeño banderín sobre el tejado de aquella casita de madera se agitara con suavidad, tal como si se tratase de una mano amiga saludándolo.
En esos tres días ni siquiera se le había ocurrido ir al laboratorio. Después de todo, tenia la completa seguridad de que todo debería de continuar justo como lo había dejado hace dos años atrás, debido a las claves de acceso que había procurado poner en todas las entradas, sabiendo que aun si alguien contaba con un cabello suyo para el escáner de ADN, nadie podría descifrar los encriptamientos de sus claves numéricas, aun con la llamada suerte de principiantes que parecían tener Carl y Sheen para adivinarlas por pura casualidad.
Por supuesto, esto se los había hecho saber a sus dos amigos más cercanos, días antes de partir a su retiro congelado en el Ártico, recibiendo gritos frenéticos de ambos amigos, muy especialmente de parte de Sheen, que lo acusaba, entre otras cosas de desconfiado, por no permitirles tener acceso a sus inventos en su ausencia, lo cual, por supuesto era simplemente impensable.
Habías sido una dura despedida, pero había tenido que poner sus prioridades en orden, por su propio bien y por el de la ciudad.
Y es que, después de haber ganado el torneo intergaláctico, que había sido presenciado en varias partes del universo, comenzaron a llegarle una cantidad inmensa de invitaciones para visitar planetas desde otras galaxias , y que en muchos de los casos le proponían una estadía completa para realizar estudios en distintas instituciones alienígenas, lo cual por supuesto, lo hubiese hecho sentir muy alagado, si todos los mensajes no se hubiesen hecho llegar en enormes asteroides que caían en casi cualquier parte de la cuidad, ocasionando una gran cantidad de destrozos.
Por supuesto, no pudo culpar demasiado a sus padres, cuando al exponer las posibilidades que tenia para extender sus conocimientos más allá que cualquier terrestre habría soñado, recibió una serie de redundantes negativas para salir de los limites de la vía láctea sin antes haber concluido por lo menos con sus estudios de primaria.
Y todo había continuando así por un tiempo, de forma pacífica, al implementar un domo invisible en toda la ciudad, que con un escudo de características semipermeable, protegía a la ciudad y sus ciudadanos, mandando a los asteroides de regreso al espacio, en un especie de efecto de rebote, que a su vez codificaba un mensaje pregrabado para agradecer el interés en él y declinar sus invitaciones para otro momento.
Esto de forma aun inesperada para él, también había dejado a RetroVille con un bello cielo nocturno, en el que se veía la entrada de los asteroides a la corteza terrestre y su regreso al espacio exterior. Por su puesto el extraordinario espectáculo atrajo a muchos turistas a la ciudad. Y con las ganancias obtenidas del dinero extranjero, pudieron pagarse las reparaciones de la ciudad, dejando todo a mano, a final de cuentas, como casi siempre ocurría.
Sin embargo, esto no lo había dejado sinceramente satisfecho a él. Después de todo, su gran sueño desde que había sido muy pequeño, y desde que imaginaba a las otras civilizaciones que debían existir en la inmensidad del universo, era conseguir un verdadero , genuino y civilizado intercambio de conocimientos con los habitantes de otros planetas. Y si bien sus experiencias hasta entonces habían sido extensas, más allá de lo el mismo hubiera imaginado, no habían llenado todas sus expectativas, y aún se preguntaba que había atrás de la capa superficial de excentricidades espaciales que hasta entonces lo habían golpeado en la cara.
Ese había sido su sueño...Y ver el cielo así, solo representaba un sin fin de oportunidades perdidas...
Despertando de su pequeño lapsus de recuerdos, meneo su cabeza y continuo su camino. Se sorprendió al encontrarse con una pequeña puerta de madera al lado frontal de la casa, que no estuviese ahí hace algunos años, y midiendo distancias la saltó de un brinco.
Tan pronto llego al patio frontal de la casa cayó en cuenta repentinamente de algo que no había tenido en consideración antes, y que en verdad significaba un verdadero descuido de su parte.
No sabia por que medio llegaría a la escuela.
Su viejo dilema de la niñez volvía a repetirse.
Meneo su cabeza nuevamente y sujetando su mentón, comenzó a considerar sus opciones.
Esperar algún tipo de autobús escolar no era una opción ya que, a diferencia la primaria, la secundaria no contaba con ese tipo de servicio.
No tenia puestos sus zapatos aerodinámicos, y de hecho, tomando en cuenta el tiempo desde la última vez que los había usado, era probable que ya no fueran de su número. Esta no era una aseveración simple o a la ligera, pues estaba seguro de haber crecido por lo menos unos cuantos centímetros.
Continuando con su actual dilema, no podía utilizar alguno de sus viejos inventos, como su jet pack, ya que todo se encontraba resguardado en el laboratorio, y aun siendo sus propias claves de acceso, tardaría demasiado tiempo desbloqueando el acceso a la casa club.
Tal vez, su única opción era regresar a la cocina y pedirle a Goddard que lo llevará volando, aunque en realidad era una alternativa que deseaba evitar de tener opción, pues entre su lista de cosas que tenia pensado cumplir, era evitar llamar demasiado la atención, especialmente tratándose de su primer día en una nueva escuela, y llegar volando por medio de un perro robot volador podía considerarse un tanto excéntrico, aun sabiendo que algunos de sus viejos compañeros de clase podrían acordarse de él y sus llamativos artefactos.
Interrumpiendo su línea de pensamiento, escuchó un estruendoso ruido desde el patio de enfrente que lo hizo perder todo rastro de concentración.
Era un auto plateado que salía de la cochera, y que al parecer tenia a una persona bastante impaciente tras del volante, ya que repetía el sonido de la bocina con acalorada frecuencia. Jimmy la observó por algunos segundos y justo cuando se disponía a comenzar a caminar en dirección a la escuela, pensando en la ruta más rápida por la que podría llegar a pie, notó que la ventanilla del lado del conductor se abría y de ella salía una mano, que aun pareciendo delicada a primera vista, se agitó un segundo después con fuerza en forma amenazante.
.- ¡Cindy te dije que estuvieras lista para salir hace mas de media hora!
Jimmy no supo la razón precisa, pero la voz de la señora Vortex logró inquietarlo mucho más que el sonido de la estruendosa bocina del auto.
ー Esto no me gustaー se dijo ocultándose detrás de un árbol cercano en la acera.
ー Persistencia, actitud y puntualidad son las clave del éxito señorita!ー continuó sin recibir respuesta algunaー ¡Cinthia Aurora Vortex, ven justo en este instante o…!ーjusto cuando la señora Vortex estaba a punto de completar alguna clase de sentencia condenatoria, la puerta de la casa se abrió y de ella salió una joven de cabello rubio.
Jimmy que había permanecido parcialmente oculto se permitió espiar por primera vez, sólo asomando la mitad de su cabeza. Y fue entonces que la vio.
De aquella casa, que bien parecía la imagen idealizada de un arquitecto sobre una casita de muñecas pero a escala real, salió a paso muy veloz una niña que debía tener la misma edad que él. Lo primero que notó fue un par de llamativas botas naranjas que parecían tener pequeñas florecitas rosas en ellas, las cuales parecían dar algo de color al resto del atuendo que comprendía una falda color gris y una blusa blanca. Sobre su peinado parecía estar inspirado en el clásico estilo retro, ya que al frente todo su cabello rubio permanecía perfectamente peinado gracias a una diadema rosada y por detrás de ella se alzaba un alto crepe, lo cual parecía darle un aspecto de chica de los altos suburbios.
Jimmy tardó unos cuantos segundos antes de poder reconocerla por completo, apartando el hecho de que ya debía saber quien era, pues su madre la había llamado por su nombre completo.
En su mente, quedó muy distante la imagen de aquella pequeña rubia de dos coletas atadas con lasos rosados, la cual había conocido mucho tiempo atrás. Su vecina, compañera de clases y más cercana rival intelectual en toda la ciudad; también estaba el nítido recuerdo de la niña de diez años de coleta alta y flequillo de lado, con la cual había compartido infinidad de aventuras, viajes e infortunios, descubrimientos científicos y desastres tecnológicos, y que por varios azares del destino había terminado por convertirse en una de sus más cercanas aleadas, aun si continuaban discutiendo de vez en cuando.
Jimmy solo había sido capaz de verla solo un par de segundos, pues unos instantes después de que ella hubiese subido al auto, la señora Vortex había sacado rápidamente el auto a la avenida y conducido a todo motor por el camino.
Se quedo mirando el camino por el que ya había desaparecido todo rastro del brillo del reluciente auto plateado y puso ambas manos sobre su cara, culpándose por no haber salido cinco minutos antes de su casa y evitar ver tal escena. Y es que ahora, ya no tenia escapatoria de pensar aquello que su mente había estado bloqueando, para ocuparse de cosas, que consideraba de alguna manera, más prioritarias.
¿Qué sería lo que le diría exactamente cuando, de forma inevitable se encontraran en la escuela? Todo resultaría tan mal, como la ultima vez que se habían visto?
¿Seria esta su oportunidad para comenzar de nuevo?
Apoyo por completo su espalda sobre aquel árbol que le había servido de refugio temporal, y que cuya existencia también debía ser reciente, pues no lo recordaba ahí en absoluto, y por un momento se quedó mirando simplemente sus hojas transparentándose con la luz del inminente sol. Observo cuidadosamente aquella luz y al reconocer ya solo el verde en pequeñas manchas, pensó en aquellos ojos del mismo intenso color, en esa mirada casi inexpresiva al ser llamada por su madre.
Sacudió la cabeza sin remedio. ¿Como era posible que estuviera pensando en detalles como esos? ¿Por qué de pronto se sentía tan mareado? ¿Seria la fiebre que estaba volviendo con mas intensidad?
Definitivamente sentía que se estaba enfermando de algo terrible.
Tal vez debía hacerle caso a su leal mascota y permanecer en casa, al menos un día más hasta que se hubiese curado por completo. Después de todo no era mala idea esperar a sus padres en casa, explicarles todo, y asistir a la escuela hasta el día siguiente.
ー Te he dicho mil veces que no es un muñeco, ¡ES UNA FIGURA DE ACCION!
Jimmy giró la cabeza al instante al reconocer tales palabras, y lo que vio fue a un pequeño niño, que debía tener unos ocho años de edad, de pinta divertida, que sostenía entre sus manos un especie de hombre del espacio.
ー ¡Espera! ¡Creo que olvide mi inhalador en casa, debemos volver!
Detrás del primer niño, le seguía otro, de complexión un tanto más rellenita, que corría con movimientos torpes intentando alcanzar al otro que había empezado a correr en círculos con su figura de acción en lo alto, simulando el vuelo del hombre espacial.
ー ¡Olvídalo! ¡No pienso volver solo por tu tonto inhalador! Ya estamos a años luz de ahí!
Jimmy los vio alejarse por la dirección que habían estado siguiendo, y justo cuando estaban por desaparecer en la esquina de la calle principal, los ーobservo regresar por el mismo camino, pero con paso más lento.
Se escuchaba al de pinta divertida murmurando cosas como "Esta es la ultima vez que hago algo por ti " y "No debería ser amigo de alguien tan tonto"
Algo en Jimmy reaccionó al instante.
De uno de sus bolsillos sacó un pequeño objeto, que relució con el sol al elevarlo en su mano, tal como hace unos momentos lo había hecho el niño con su figura de acción. Ese era un objeto en el que tenia puestas un sin fin de esperanzas , y ahora tendría la oportunidad de probarlo en un nuevo ambiente.
Haciendo cálculos muy sencillos, que no le tomaron ni sesenta segundos, determinó que si empezaba a correr justo en ese momento, podría llegar a tiempo a la secundaria de RetroVille, y aun tendría la oportunidad de buscar a Carl y a Sheen en los pasillos de la escuela, todo sin una gota de sudor.
Su prioridad ahora solo era buscar a sus viejos amigos y volver a su vida normal.
Bueno la vida normal para un genio adolecente en ultimo año de secundaria.
Al adentrarse en los pasillos de la secundaria de RetroVille lo primero con lo que se encontró fue con un mar de pantalones grisáceos, camisas blancas y corbatas de distintos colores.
No pudo evitar sentirse un tanto desubicado, a pesar de que él no fuese el culpable de no haber sido informado sobre el cumplimiento de algún tipo de uniforme escolar.
Después de todo, según sabia, pocas escuelas publicas del país se preocupaban por seguir ese tipo de estándares de ropa.
Así fue que continuó por el pasillo haciéndose camino, pensando que ahora le resultaría un millón de veces más complicado encontrar a sus amigos, en ese mar de uniformidad, que lo hacían sentir un tanto extraño.
Su problema nunca había sido ser una persona poco sociable; más a su favor, siempre se había sentido cómodo conociendo a gente nueva y visitando lugares inexplorados, aun más allá de lo que podía imaginar un ser humano promedio. Pero justo ahora no podía evitar sentirse incrédulo sobre sus propias habilidades sociales, siendo tan vastas en experiencias pasadas, que parecían reducidas por lo menos a la mitad, dada su falta de practica en convivir con otros individuos de su edad hace bastante tiempo.
Desde que tenia memoria, y eso ya era mucho decir, siempre había buscado la compañía de individuos, que si bien, no esperaba comprendieran en totalidad los limites de su mente, confiaba en hallar el tipo de individuos que fueran lo suficientemente "resistentes", como sus padres habían demostrado serlo, para soportar la inmensidad de su potencial creativo e ilimitada curiosidad por el universo en todas sus formas y desde todos los ángulos del escrutamiento científico. Y eso había sido exactamente lo que había conseguido con sus dos viejos mejores amigos.
Por un lado estaba Sheen, que desde que lo había conocido parecía estar dotado de una fuente de energía sobrenatural, que no tenia limites, y que además parecía dispuesto a realizar las hazañas mas peligrosas, que un ser en sus completos cabales se negaría a hacer, aun sin la necesidad de recibir una explicación detallada.
Mientras tanto Carl, contaba con cuerpo increíblemente resistente, apto para probar toda clase de inventos en su etapa prototipo, y si bien, era un tanto cobarde, era leal hasta el fin de cada una de sus aventuras.
Finalmente, ambos eran sujetos de mente simple y por tanto, eran fáciles de manejar y dirigir , además de carecer de algún tipo de ética que lo hicieran bordear por las practicas meramente convencionales. De no haber sido así, probablemente ese hubiese sido el fin de su potencial creativo.
Pensando en ello y lo terrible que hubiese sido no haberlos conocido, los diviso a ambos a la distancia como esferas rojas sobre cubos verdes. Se acercó un poco, pero finalmente decidió que sería mejor observarlos unos segundos, antes de pretender acercarse.
El chico pelinegro llevaba puesto el conjunto del resto de los uniformados, pero lo usaba de forma tan desalineada, que resaltaba por su playera color azul turquesa por debajo de su camisa blanca totalmente desabotonada, y sus pantalones grises doblados a forma de pescadores. Además una corbata morada con un curioso estampado de letras verdes en forma de collage le daba cierto toque inconfundible. Caminaba distraídamente por el área de los casillero, sosteniendo entre sus manos un gameboy. Parecía estar poniendo toda su concentración en ello, pues mientras caminaba no se daba cuenta que empujaba a algunas personas a su paso, que sólo se limitaban a mirarlo con cansancio.
ー Vamos Sheen dijiste que podría jugar yo también. Además compramos el juego juntos, así que exijo que me dejes probarloー casi gritó su regordete compañero, que por su parte, si bien usaba el uniforme de la manera correcta, este parecía ser de una talla más pequeña de la que necesitaría. En su caso usaba una pequeña corbata naranja con la silueta de lo que parecía ser un inconfundible animal de los Alpes suizos, que hacia resaltar su cabello pelirrojo, el cual tenia corte de hongo y completamente alaciado.
ー Espera un momentoー dijo apartando el juego del alcance del otroー Sólo debo destruir esta barrera y pasare al otro nivel.
ー ¡Eso es lo que dijiste hace media hora!
ー ¡Como molestas, además siempre nos haces perder por estarte rascando!
ー No es mi culpa, son estos pantalones que no son de materiales sintéticos. No me importa lo que diga la presidente Libby sobre el código de moda, ya no los seguiré usando.
ー ¿Qué te dije de no mencionar el nombre de esa...ESA ... !ー en ese momento, en el caminó del pelinegro se abrió de golpe la puerta de uno de los casilleros, haciendo que el adolecente callera de espaldas, con el gameboy abierto en dos partes por el golpe que había recibido.
ー ¡Nooooooooo! ー gritó dramáticamente, con la mirada en el cielo, haciendo que todos los presentes lo miraran por un segundo, pero regresando a sus actividades individuales de inmediato.
Del casillero que se había abierto se asomó el rostro de un joven, por de más apuesto, que Carl reconoció al instante, dado que Sheen parecía continuar aturdido por el golpe repentino.
ー Oh, lo siento amigoー se limitó a decir el joven de cabello oscuro, mientras cerraba la puerta de su casillero y veía a Sheen en el suelo con los restos de su gameboy, sin demasiado interésー Parte de la vida y de crecer es aprender que las cosas a veces... se rompenーterminó por decir con una leve risa, mientras abrasaba por los hombros a una chica de cabello castaño.
ー Eres tan malo Nickー dijo la chica, riendo coquetamente, mientras se alejaban.
Mientras el pelinegro continuaba en el suelo sobándose la cabeza y el pelirrojo estaba muy distraído saludando desde lejos a la chica con la que se había alejado Nick, aun cuando ella no lo notó, apareció enfrente de ellos otro chico y le extendió su mano a Sheen para que pudiera ponerse de pie. Él la tomó aún con la cabeza dándole vueltas.
ー Talvez yo pueda repararloー dijo Jimmy, que lo había visto todo a la distancia.
ー Lo dudo...esto es...eh... tecnología avanzada. Para reparar esto se necesitaría una especie de...no sé...una especie de...persona astuta...o quizás inteligente... o más bien...
Como la vista de Sheen era aun borrosa era obvio que no lo había reconocido, mientras que Carl al fin había dejado de saludar a la chica que ya había desaparecido, y estaba por comenzar a prestar atención a lo que sucedía.
ー Talvez... una persona que tenga una capacidad cerebral mayor que el promedio...eso seria un...un..- continuaba Sheen sin poder acertar con la palabra que buscaba.
ー ¡UN...UN...GENIO!.ーgritó Carl al reconocer a Jimmy frente a ellos. Sin embargo Sheen se giró para mirarlo y negó con la cabeza.
ー No, gordo. Yo más bien me refería a una persona con un desarmador y un instructivo de la pieza en cuestión, aunque un genio también podría ser de ayuda.
ー ¡Sheen mira, es Jimmy!ーgritó casi con euforia Carl.
ー ¿QUEEEE? ¿JIMMY?ー gritó el pelinegroー ¿Que Jimmy?ー preguntó más calmado.
ー Jimmy Neutrónー jugó el genio agitando la mano por la cual lo había ayudado a levantarse, como si estuvieran conociéndose por primera vez.
ー Oh holaー dijo Sheen correspondiéndole el apretón de manos. Después le dirigió una mirada un tanto más cuidadosa.- ¿Sabes? Eres igualito a otro niño del mismo nombre que conocimos hace tiempo, aunque el era un poco más bajito. Sólo un poco.
ー ¡Sheeennn! ¡Soy yo!ー confirmóー Soy Jimmy.
ー ¡¿QUE?! ¡¿PERO JIMMY NO ESTABA MUERTO?!
ー¡¿QUEEEEE?!ーgritó el genio impactado.
De atrás se acercó aun más Carl y le puso una mano en el hombro a Sheen.
ー Creo que de nuevo estas confundiendo los videojuegos con la realidad.
ー ¡Oh! Claro fue esa nomo gruñón del videojuego la que murió la semana pasada. Es que no dejaba de darme ordenes y le clave mi espada de caballero. Por desgracia no sabia que esa era mi alma y...
Jimmy aclaró su garganta para recordarle su presencia a sus amigos.
ー ¡Jimmy!ー gritaron al fin al unísono tanto Carl como Sheen.
ー Me da gusto que sigan siendo los mismo de siempre.
ー Hace tanto que no sabemos de tiー comento Carl.
ー Si, lo siento amigos, por el extendido periodo de silencio, pero como saben el Centro Universitario de Investigaciones del Ártico tiene un rígido contrato de confidencialidad sobre sus actividades. Hace un tiempo comenzó a limitar cada vez más mi contacto con el exterior, así que decidí volver a RetroVille.
ー ¿Eso quiere decir que volverás a Estudiar con nosotros?ー preguntó Carl evidentemente emocionado.
Jimmy sólo asintió con la cabeza. Estaba agradecido que los chicos no lo presionaran con mas detalles. Después de todo era verdad que aún debía cumplir con resguardar los pormenores de dicha institución, hasta que lograra solucionar esa situación por completo.
ー ¡Genial! ー gritó Sheen.
ー Entoncesー dijo Jimmy comenzando a caminar por el pasilloー ¿Que dicen? Yo tengo la primera clase libre.
ー ¡Igual yo!ー lo siguió Carl.
Sheen dudo por un instante.
ー Bueno...la profesora dijo que no regresara a su clase hasta que encuentre los cuatro cuartos de mi libro de matemáticas que corte accidentalmente en el taller de carpintería. En todo caso, ¿cómo se supone que sepa que es un cuarto sin el libro? ¡Dha! ーlos siguió finalmente el pelinegro.
Jimmy simplemente río. Al fin sentía que estaba en casa.
Notas de la autora.
Querido lector:
Esta historia esta sufriendo una restauración para mejorar varios aspectos de la redacción.
Hay que decir que aún no hay un final y la primera parte de este capítulo correspondía a una serie de historias paralelas a la trama principal.
Sin duda es uno de mis proyectos escritos más divertidos hasta el momento así que me gustaría conocer su opinión.
Gracias por leer.
