Bien, esta es mi primera historia (o intento de una). Está relatada desde el punto de vista de Ren. Es un Hororen, así que homofóbicos fuera; no digan que no les advertí. Por favor, no flames, si he publicado esta historia es porque quiero aprender de mis errores y mejorar con la ayuda de ustedes, dándome críticas constructivas. Espero les guste lo que he hecho.

Los personajes pertenecen a Takei y yo no gano nada con esto.


¿Qué es lo que siento? ¿Amor? No. El amor no existe, es una ilusión que lo único que logra es volverte débil. No, un Tao no se enamora, eso era de humanos y nunca me rebajaría tanto. Entonces, si no lo amo, porque no puedo quitármelo de la cabeza; solo pienso en él, día y noche; cierro los ojos y ahí está, con esa sonrisa estúpida y con sus hermosos ojos azules… ¡Qué cosas estoy diciendo! Me está afectando el estar entre tanta escoria. Tal vez es hora de que regrese a China. Aunque ahora que lo pienso, mejor no, padre sigue enojado conmigo.

Pero lo más importante ahora es decidir qué hacer con ese ainu baka. Si lo que siento no es amor, ¿qué es? Tal vez es deseo, lujuria. Sí, eso es, yo no lo amo. Yo solo deseo su cuerpo y cuando lo tenga este sentimiento se desvanecerá.

Lo que siento cuando lo veo, cuando me habla, cuando me toca, es sólo deseo. Y lo que siento ahora que lo estoy besando (a la fuerza, pero a quién le importa) es deseo. Y ese sentimiento cálido que me llena el cuerpo cuando él me corresponde no es más que deseo. No puede ser nada más. No debe ser nada más.


Ya han pasado cinco meses desde la primera vez que nos besamos (devoramos, mejor dicho), y muchas cosas han sucedido desde entonces. La más importante es que ahora somos amantes (aunque Horohoro no lo vea así). El único problema es que no importa cuánto lo bese, cuántas veces lo hagamos, cuántas veces lo toque, el deseo que siento dentro de mí no se desaparece, más bien crece cada día más.

Estoy pensando en el por qué el deseo persiste, luego de tener sexo con Horo y tratando de calmarme lo suficiente como para… bueno, hacerlo de nuevo, cuando su voz me distrae. Le oigo susurrar dos palabras ("Te amo"), pero no le respondo. ¿Por qué habría de hacerlo si no es verdad? No lo amo, nunca lo hice y nunca lo haré. Así de simple.

Por eso, no le miro cuando él se levanta, ni le respondo cuando me dice que lo sabe, que sabe que para mí él es sólo un juguete, y que está harto de serlo. No le respondo porque es la verdad, Horo es únicamente un juguete con el que jugar cuando estoy aburrido, nada más. Se marcha y no le detengo, ya que para mí él significaba menos que nada, y ni el dolor que siento en el pecho ni las ganas de llorar están relacionados con Horo. Con Horokeu Usui. Con mi ainu baka. Después de todo, lo único que siento por él es deseo, ¿cierto?

Y aunque la respuesta sea una rotunda negativa… ya es demasiado tarde. Horokeu se ha ido, y no creo que quiera regresar. Nunca.