I-Nostalgia

I-Nostalgia.

En el medio del salón de una casa modesta, se encontraba una joven de unos 17 años Miraba al vacío, sentía que el aburrimiento se apoderaba de ella. Era noche buena y toda su familia se encontraba ahí: su padre y madre. No pretendía que fueran más, desde hace bastante tiempo se acostumbro a no esperar que llegara algún otro familiar. Solo conoció al primo de su madre, un Black. Él, fue muy importante en su niñez, fue quien encendió la llama de chica problema…termino que Sirius le enseño. Aún no podía comprender que estuviera preso, no podía creer que fuera él quien cometió esas atrocidades. Después de todo, le tenía un gran cariño a su "tío", él fue responsable de que conociera a su primer amor.

Faltaban pocos minutos para que el reloj diera las doce, sería Navidad pronto y tan solo una hora más para escaparse. No era que fuera a huir de casa y no pensaba regresar más. Es solo que necesitaba revivir ese día que cambio el resto de la suya. Faltaba poco y se cumpliría 7 años de su primer beso. Se sonrojaba de tan solo recordarlo.

El reloj del salón dio sus doce campanadas, con él el cielo estrellado se ilumino de colores gracias a los fuegos artificiales. "¡Feliz Navidad, Tonks!", se dijo para sí. La muchacha de 17 años, mientras miraba ausente a sus padres brindar y darse las felicidades por la fecha. Su mente divagaba en cierto plan que tenía para terminar la fiesta, no pretendía dormirse sin hacer gala de un broche de oro para la "divertida" veladas con sus padres. Sino se apuraba se le iba hacer tarde. Luego de media hora, sus padres le anunciaron que irían a dormir. Sus ojos centellaron de júbilo, la espera había terminado. La joven se levanto del sofá, se despidió de sus padres y se dirigió a su habitación. Cuando se aseguro que sus padres dormían placidamente, comenzó a hurgar entre su alborotada cama en busca de un diario de su niñez que encontró en una caja

-Eureka, a ver… ¿dónde esta?- pasaba a gran velocidad las páginas en busca de una guía para "la escapada". Esta era una nota que le dejo Sirius, junto con un mapa. Volvió a releer la nota, que decía:

Nym: (su cara se mostró reacia hasta el nombre que enunciaba la carta).

Pequeña, espero que la hayas pasado estupendo con nosotros. Aún sigo pensando que fue lo que pediste como deseo, ya lo voy averiguar, no por nada me llama Sirius Black.

Lily y James quiere que vayas a su casamiento, claro que te enviarán la invitación. Pero yo no podré ir a buscarte, lo hará Remus. Espero que no lo hagas renegar mucho.

Pero dejemos eso de lado, acuérdate de no contarle a tu mamá el problemita que tuvimos con la moto... mmm, mejor trata de no contarle nada de lo que paso acá, sino no te dejara volver (Tonks suspiró, sino volvió a salir fue por lo que sucedió con los Potter). Vas a ser una estupenda merodeadora cuando crezcas. Oh, si que lo serás.

Por eso, te dejo un último regalo de Navidad. Solo para cuando tengas la mayoría de edad y estés realmente aburrida. Te dejo las instrucciones para que vuelvas a la cabaña, atención: no quiero que vayas con ningún muchachito.
Tú siempre serás del tío. ¿Sí? Acuérdate de eso. Usa mi regalo solo para romper las reglas, si es para el bien té deshedero de mis dotes...

Con amor,

Sirius.

Concluyo su lectura con un interrogante en su cabeza, el porque de lo que paso luego. Cerro el diario, agarro su bolso y se dispuso a salir.

La noche era fría, el cielo estaba completamente estrellado con una pintoresca media luna sobre el cielo y , para la suerte de ella, no había ventisca. Agarro su cometa y se dirigió al patio trasero de la casa. Una vez allí, estaba concentrándose y analizando que podía hacer para llegar lo más rápido posible: por un lado, podía aparecerse en la cabaña, si llegaba a recordar el lugar exacto; o bien, podía aparecerse lo más cerca posible y viajar por unas dos horas. Ya que sus padres cerraron la línea para viajar en la red flu.

Al final decidió por pura corazonada arriesgarse y tratar de aparecerse, un poco de adrenalina no le vendría mal para comenzar la noche. Le dirigió una última mirada a la casa, y comenzó a acordarse de las pautas para aparecerse. En esos momentos agradecía a ver aprobado su examen, era una de las pocas cosas en las cuales podía concentrarse completamente y no ser patosa. Evoco el recuerdo, y recito para sí las tres D: "Determinación, Destino y Desenvolvimiento", y con la gracia de una gacela desapareció.

Sintió que abandonaba el jardín de su casa, y todo la envolvía en rápidos movimientos, en un abrir y cerrar de ojos se encontraba en lugar que recordaba.

Era una cañaba rústica con un toque de envejecimiento, la naturaleza había comenzado a avanzar por las paredes, mostrándolas de un pintoresco color verde musgo. El paisaje que regodeaba la casa le daba un toque de lugar encantado, parecía sacado de un cuento infantil muggle. Tonks quedo totalmente anonadada ante el paisaje que se le presentaba ante sus ojos. Era más maravilloso de lo que lo recordaba, la magnificencia del lugar hizo que la chica gritará de jubilo. Quedo estática por unos segundos y pensó que necesitaba un cambio en su aspecto de acuerdo al paisaje.

-Bien, que color quedará mejor en este paisaje...mmm, ¡Ya sé!-Su cara adopto una expresión afligida, Su pelo largo se contrajo para dejarlo corto y en puntas, su color negro paso a un llamativo violeta. Sus ojos de color gris pararon a un azul profundo.-Bien, ahora si estoy a tono-anunció a la nada con una gran sonrisa en su cara.

Miles de recuerdos se le presentaban, y las ansias no se hizo esperar. Tenía que entrar, pero aún tenía un cierto recelo ante lo que se podía encontrar adentro. Para su sorpresa, comenzó a nevar, los copos de nieve caían llenándole la cabeza de manchas blancas.

Decidió pasar. Se acerco a la puerta, giro la perilla pero no pudo entrar, estaba cerrada. Ante la interrupción de su paso, rebusco en su bolso y saco su varita, con la cual apunto la puerta y murmuró: Alohomora.

Un clic anunció que la puerta ya se podía abrir. Tonks entro con cautela y con la varita en alto al interior de la cabaña.
En el interior estaba todo estaba a oscuras, trato de recorrer el lugar sin éxitos, pero se caía o trastabillaba con todo.

-Homenum Revelio-dijo. Ese hechizo que le enseñaron para su futura incursión a la Academia de Aurores. Ese era unos de sus sueños, convertirse en auror. Le quedaba poco tiempo para comenzar a recorrer esa meta, pero ahora le preocupaba más saber que la casa estaba desabitada. Y así era, no se encontraba nadie en el interior.

Busco el interruptor de la luz, cruzo los dedos y el lugar se ilumino. Miro con cierta nostalgia el lugar, tantas noches recordando y al fin se encontraba ahí. En primer lugar, estaba el living. Este se encontraba lleno de polvo, el sofá estaba mugido y la chimenea tenía telas de arañas. Se dirigió a la cocina comedor y observo el lugar. No había indicio de que alguien en muchos años habitara el lugar. Como lo suyo no era los hechizos domésticos decidió hacer el aseo manualmente. Limpió por más de una hora el lugar, recordando en cada sitio las cosas que vivió ahí. Decoro la casa con las guirnaldas que tenía en su bolso y saco un par de velas, mientras tanto, escuchaba música a través de sus walkman. Ella canta aún más fuerte que el sonido del tema que escuchaba. Bailaba y saltaba por todo el lugar, se encerró en su propio mundo.

En una de esas interpretaciones que hacia a un público inexistente, se tropezó con un pequeña cómoda provocando un cataclismo por todo el suelo. No solo ella se cayo al suelo sino, también, unos cuantos objetos añejos. Entre estos hubo algo que capto la atención de Tonks, era un libro de literatura infantil muggle titulado: El príncipe azul. Lo reconoció casi al instante como suyo. Su libro favorito de la niñez, ahora sabía donde lo había perdido. Cuando lo agarro para hojear, una foto quedo a la vista. En esta estaba una niña de unos 10 años con el cabello de un rosa chicle, un gran perro negro que iba y venía ladrándole a un ciervo y un joven de unos 20 años que sujetaba a la niña de su mano. Mientras unas lágrimas caían de su mejilla, la puerta de la cabaña se abrió...