Prologo: Aquella noche

Ciel

Mi decimo cumpleaños, el que tanto ansiaba celebrar, se convirtió en algo que ya no quería que existiera. Aquella noche destruyo mis metas, mis ilusiones, mis ideales, mi vida, y la convirtió en algo dañino: la venganza.

Recuerdo haber oído los gritos de desesperación de mi madre, los gritos de clemencia de mi padre y los aullidos de dolor de Sebastián.

También recuerdo a varios hombres con trajes elegantes y mascaras extravagantes, como si estuvieran en una importante fiesta de la sociedad, y en sus mentes así era, sin embargo en las nuestras no.

Sebastián fue el primero en morir, lo degollaron en la entrada, yo vi su último suspiro. La siguiente fue mi madre, después de violarla la ahorcaron, su cuerpo fue desmembrado. La muerte de mi padre fue la más rápida pero no menos dolorosa, después de decirle que lo amaba lo llevaron al patio donde lo quemaron.

Los únicos que sobrevivimos a esa noche fuimos el sr. Tanaka y yo, pero antes de volver a mi mansión pase por el infierno, literalmente. Me llevaron con otros niños en la misma situación. Nos hicieron pasar hambre, estábamos sedientos, no nos dejaban dormir, de cada diez niños cuatro no sobrevivían, y sin contar a los desafortunados que violaban o con los que hacían experimentos.

La esperanza se hizo presente cuando invocaron a Sebastián y este me eligió a mí como su dueño, me permití pensar que estaba a salvo, pero no podía estar más equivocado.

Ángela

El día en el que mi padre volvía a casa deje de ser una princesa. Aquella noche la vida como la tenia prevista se desmorono, pase de ser tratada con lujos a revolcarme con cualquier hombre que tuviera el dinero suficiente para mi familia.

Recuerdo que estaba tan ansiosa en volver a ver a mi padre que gaste todas mis energías, quedándome dormida dos horas antes de que llegara. Creía que me despertaría mi padre, yo lo abrazaría y le contaría todo lo que se perdió en su ausencia, nos quedaríamos hasta el amanecer comiendo chocolate con galletas y luego dormiríamos en el suelo. Nada de eso paso.

El que me despertó fue un hombre, pero no mi padre. Fue un degenerado que hizo negocios con mi familia porque supuestamente mi padre había muerto camino a la mansión, algo que por supuesto no creí.

Después de esa noche mis hermanos mayores se encargaron de buscar mas hombres como el primero, prohibiendo que yo siguiera el destino que tenia planeado mi padre.

Lo último que hicieron fue venderme en la ciudad vecina, y allí fue donde verdaderamente ya tenia la certeza de no volver a ser la familia que éramos antes.

Capitulo 1: Encuentro

A finales del siglo 18, cuando la estación social estaba a punto de terminar, ocurrieron una serie de asesinatos que sacudieron a Inglaterra, donde las asesinadas eran todas prostitutas, y cuando eran descubiertas sus cuerpos ya habían sido abiertos, sus ovarios extraídos. Debida a la brutalidad infligida a las victimas el criminal fue llamado: "Jack el Destripador".

Ciel

El viento nocturno azotaba todo mi cuerpo, provocando que los nervios se incrementaran.

-Que frio –digo tiritando- Si nos quedamos aquí haciendo guardia, podremos ver a este tipo ¿cierto?

Volteo a ver a Sebastián. Esta recostado en la pared sin que le afecte el frio, con su traje totalmente negro. Si yo pasara por aquí y lo viera, sin duda alguna no me le acercaría.

Él me devuelve la mirada y sonríe burlonamente.

-Solo hay una entrada y este es el único camino –me contesta.

-¿Estas seguro que el nuevo objetivo del asesino es Mary Kelly que vive en esta habitación? –le pregunto mientras veo la pequeña casa, si es que se le puede llamar una.

-Si, ya le he dicho muchas veces que yo no miento.

1 hora antes

-Así que la gente que estaba allí no pudo hacerlo ¿correcto? –le pregunto a Sebastián de forma cortante.

-Si, los humanos son incapaces

Nos encontramos en mi habitación. Me preparaba para dormir hasta que Sebastián leyó el resultado de su investigación. Ahora se encuentra enfrente de mí con una sonrisa burlona porque sabe que estoy irritado.

-Alguien que tenga conocimientos de medicina y anatomía humana, además que tenga contacto con sociedades secretas y magia negra y que no tenga cuartada el día antes del incidente.

-Es cierto que no has mentido, sin embargo... ¡¿Tu informe es una broma?!- le digo a la vez que hago trizas el papel, descargando parte de mi furia.

-Pero usted me lo ordeno.

Su sonrisa me hace enfurecer más, seguro que ya estoy rojo de tanta furia contenida. Intento respirar pausadamente, pero no funciona, así que agarro la almohada que tengo a mi lado y se la lanzo.

-¡Oh!, ¿la esta pagando con mi persona?

Se inclina y agarra la almohada. Después se voltea a verme y me vuelve a sonreír. Me agarro el cabello con frustración porque se que no tengo otra opción mas que creerle.

-¿Esa persona es como tu?

-No lo creo, de hecho me sorprende que exista- me responde, poniéndose pensativo.

-Que clase de persona... esa persona es...

Vuelve a poner su sonrisa y me responde:-Eso es...

En el presente

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

El grito nos pone en alerta inmediatamente. Busco de donde viene y es de la casa. Pero es imposible, nadie ha pasado por aquí. O eso es lo que quisiera creer.

-¡Vamos! –digo en dirección a Sebastián.

Corro lo más rápido que puedo, esperando que aun siga viva. Pero cuando abro la puerta, la veo en el suelo llena de sangre, su cuerpo abierto. Sebastián con rapidez me tapa los ojos, sin embargo la escena ya esta grabada en mi memoria. Mi cuerpo empieza a temblar, después siento las arcadas que me hacen vomitar enseguida.

Escucho a Sebastián hablarle a alguien que esta en esa habitación.

-Así que aquí estas "Jack el Destripador"... no, Grell Sutcliff.

Reconozco el nombre e inmediatamente se que Sebastián no me engaño: es el mayordomo de mi tía.

-N-no, eso es... escuche los gritos y cuando entre ya estaba...- lo escucho decir con voz temblorosa, se podría decir que esta asustado pero no me convence y se que a Sebastián tampoco.

-¿Ya estaba que? Si estábamos en la única entrada. Por favor deje de actuar, ¿pretendes seguir así?

-¿Eh? Bueno... ¡Tienes razón! Soy una actriz... y una de las mejores tengo que admitir- esa voz que hace unos momentos se oía con miedo, ahora es una voz irritante. Con solo escucharlo me da asco- Pero tú también eres así Sebastián... no, mejor dicho Sebast. Déjame presentarme, soy el mayordomo de la familia Barnett, Grell Sutcliff. Estoy sorprendido de ver a un demonio como un mayordomo.

-Esto... ¿no lo eres tú también? He vivido durante mucho tiempo, pero nunca oí hablar de alguien que debe permanecer neutral entre dios y los humanos, un dios de la muerte, convertirse en mayordomo. Pero, ¿a quien sirves?

-Oh, bueno... he sido cautivado por una mujer, y creo que tu amo la conoce muy bien.

Retiro la mano de Sebastián de mi ojo al escuchar el sonido de los tacones haciendo eco sobre el suelo, acercándose a nosotros. Y tal y como lo dijo Sebastián en su informe, era ella, mi tía:

-Madame Red-luce la misma vestimenta que siempre lleva: vestido rojo, su cabello rojo, sus labios de rojo - Todo tiene sentido, erais los únicos que podían ser "Jack el Destripador" ya que con alguien como Grell pudo ser posible. De hecho eras la primera sospechosa en la lista: todas tus victimas eran prostitutas a quienes les practicaste el aborto y la única que quedaba en la lista era Mary Kelly.

-No pensé que fueras tu el que descubriría mi secreto y que desconfiaras de tu propia familia.-Hablo con su voz suave que transmitía tranquilidad- Pero ellas podían tener algo que yo nunca podría tener, ¡y simplemente no lo querían! Mi pequeño Ciel, si no me hubieses descubierto hubiésemos podido jugar de nuevo ajedrez, pero, ¡no voy a dejar que te entrometas!

Como si la orden fuese dicha, el shinigami saco una sierra, quien sabe de donde, y ataco a Sebastián.

-¿Q-que es eso?-le pregunto a Sebastián.

-Es su "Guadaña de la muerte". Que problema tener que lidiar con una de ellas.

Trato de evaluar la situación rápidamente. La preocupación de la Reina la provocan esos dos, solo yo puedo tomar la decisión definitiva.

-En el nombre de su Majestad y en el de mi desdichado nombre ¡te lo ordeno!- le dije mientras quitaba el parche de mi ojo derecho- ¡atrapa al criminal "Jack el Destripador"!

-Yes my lord.

El shinigami ataco a Sebastián, a lo que este enseguida esquivo lanzándose hacia atrás. Y siguieron así hasta perderse por el callejón. Me quede con mi tía, no, con el asesino "Jack el Destripador", pero solo tenia una pregunta:

-¿Por que?, si eres doctora ¿no deberías salvar vidas? ¿Por que ser una asesina?

Le daba la espalda al observar la batalla que se daba entre Sebastián y el shinigami, y al momento de voltearme para ver su reacción ella ya había sacado un cuchillo, dirigiendo la hoja afilada a mi brazo, acorralándome hacia la pared quedando ella cerca de mi rostro.

-¡Tu no entenderías nada! incluso si no hubieras nacido, ¡habría sido todo mejor!

Sostuvo el cuchillo en alto lista para matarme. Pero algo cambio; fue su mirada. Ahora solo había lágrimas en sus ojos, queriendo algo que jamás podrá volver a tener: una familia. Oí a Sebastián llamándome de un lugar lejano, pero le grite que no hiciera nada. Ella estaba recapacitando, y yo podría hacer que se entregue, y así al menos poder tenerla devuelta, a mi única familia. Pero ese momento no llego, ya que el shinigami la atravesó con su sierra matándola al instante, en frente de mí.

Ángela

Hacia mucho frio. A pesar de que me asegure de ponerme las prendas necesarias para que no pasara por esto, no fue suficiente, además que los tacones que llevaba tampoco ayudaban mucho. Llevaba corriendo muchas horas y mi cuerpo me pedía descansar, sin embargo tenía un objetivo y no me iba a parar hasta conseguirlo: llegar con Mary Kelly, mi salvación. Ella dijo que me ayudaría si alguna vez intentaba escapar. Con mis 14 años solo quería descansar de todo el infierno que he vivido. Ya no quería pasar de mansión en mansión, de cama en cama, solo quiero ser libre.

La esperanza llego a mí cuando pude reconocer la calle en donde vive Mary. En la tarde le había enviado un mensaje con una paloma mensajera, así que espero que me reciba con los brazos abiertos.

En ese momento oigo la horrorosa voz del hombre que me compro por una semana del cual escape. Acelero el paso esperando poder perderlo, pero cuando llegue vi una cosa diferente a la que esperaba: había un hombre vestido totalmente de rojo con una sierra eléctrica apuñaleando a una mujer vestida igual, un adolescente sorprendido delante de ellos apoyado en la pared y por ultimo no lo pude distinguir bien por la oscuridad, pero era un hombre vestido completamente de negro.

Los hombres se quedaron sorprendidos al verme y yo igual, pero era momento de actuar. Ese asqueroso hombre se acercaba rápidamente. Con desesperación busque a los lados por algo con que matarlo; no podía pedirle prestada la sierra al hombre de rojo, primero porque parece muy encariñado con ella y segundo me da la impresión que él es el malo aquí; el hombre de negro no tenia nada en manos, así que solo me quedaba al adolescente. Con una rápida mirada observe el bulto que tenía detrás de la espalda: era un arma. Sin dudarlo corrí hacia el, saque el arma de cinturón y me volví para encarar al hombre que ya se acercaba hacia nosotros. Puse el dedo en el gatillo, apunte y dispare, el hombre cayo de inmediato con una bala en la cabeza mientras los sirvientes corrían como locos, buscando que hacer ahora que el hombre estaba muerto.

Sonreí al ver mi victoria pero mi cuerpo ya no aguantaba mas y caí al suelo. Me dolía absolutamente todo. Voltee a ver a la mujer en el suelo y más fue mi sorpresa al ver que pasaba: de ella salía como una cinta de película y lo más sorprendente es que mostraba de lo que suponía era su vida. El hombre rojo saco su sierra y empezó a caminar para irse.

-Sebastián ¿que estas haciendo?- el chico le hablo al hombre de negro, así que se llamaba Sebastián- te he dicho que atrapes al criminal "Jack el Destripador". Esto aun no ha acabado. ¡Date prisa y acaba con el!

-Yes, my lord

El hombre de negro llamado Sebastián ataco directo al hombre rojo, llevándoselo lejos. Ahora solo quedaba el chico, la mujer muerta y yo. Él simplemente miraba a la mujer, pero su expresión no decía nada. Nos quedamos un rato en esa misma posición, se escuchaban los gritos del hombre rojo a lo lejos, Y solo me hacia una pregunta: ¿de verdad era hombre? porque su voz es irritante. El hombre rojo cayo al suelo con la cara ensangrentada y Sebastián encima de el.

- Voy a mandarte de vuelta a tu mundo con tu juguete preferido- le dijo Sebastián.

El hombre rojo suplicaba pero Sebastián ya estaba decidido. Cuando lo iba a matar una lanza de metal se interpuso entre la sierra y el hombre de rojo.

- Lamento la interrupción, pero me tengo que llevar a este shinigami.

El tal shinigami empezó a gritar como loco el nombre de esa persona. El hombre empezó con un discurso sobre las reglas rotas que no quería escuchar, así que simplemente lo ignore. Por ultimo el hombre se inclino hacia Sebastián mientras le dirigía una mirada de odio y se fue con el otro shinigami raro. Sebastián se volteo hacia el chico y dijo:

- Discúlpeme deje que se escapara.

- No importa volvamos a la mansión.

Pareciera como si el niño fuese su amo, no le había prestado atención a su tono de voz, pero es como si ya fuera adulto. De repente recordé el porque vine aquí. Me levante lo más rápido que pude, tambaleándome por el cansancio. Iba entrar a la casa de Mary cuando Sebastián se interpuso entre la puerta y yo.

- Yo que usted señorita no entraría ahí – su tono de voz era suave pero en realidad me daba una advertencia: que retrocediera.

- Apártese señor, no tiene derecho de negarme el paso- me sorprendí a mi misma de como pude elevar la voz tan alto, ya me comenzaba a frustrar, lo que quería era estar en los brazos cálidos de Mary.

-Lo digo enserio- sus ojos eran muy rojos, como si me quisieran devorar; dio un paso hacia delante provocando que retrocediera y me cayera- Amo ¿que hacemos con esta señorita?

Así que de verdad ese mocoso era el amo.

-Vamos a llevarla a la mansión. Parece que buscaba a Mary Kelly pero ella ya esta...

-¿La conoces?- lo interrumpí, quería respuestas y las iba a obtener como sea. Y ya notaba que el cansancio me estaba ganando.

-No. Solo vine a salvarla pero no pude.

Y ahí caí en la cuenta. Mary era un prostituta, así que había una alta probabilidad que el asesino la buscara tanto como a mi, y el mayordomo solo quería evitar que la viera muerta. Solo quería llorar, toda mi esperanza se fue con ella. Pero lo que salió de mi boca no fue llanto sino risa, una loca y desquiciada risa.

-Es increíble como tu supuesta nueva vida se destruye en pedacitos por un maldito asesino. ¡UN MALDITO ASESINO! ¿Puedes creerlo? Maldito sea el mundo y la vida y las personas. Ojala que caiga una bomba y os destruya a todos para que dejen de destruirles la vida a las demás personas que solo quieren ser feliz.

Ellos me miraban sorprendidos, claro debían pensar que estaba completamente loca.

-Me gusta. ¿Cual es tu nombre?- me pregunto el niño, y como no tenía más que perder le conteste:

-Ángela

-¿Y tu apellido?

-Lo olvide- claro solo era una excusa, recordaba muy bien ese maldito apellido.

-Hagamos una cosa, yo te doy una nueva vida en mi mansión y tú me ayudas a cumplir mi venganza.

-Tengo mi propia venganza- estaba loco o que, si creía que yo era ingenua que se vaya bajando de esa nube.

-Bueno, nos ayudaremos mutuamente. A por cierto, ya estoy escuchando los carruajes que vienen a buscar al hombre que mataste, ¿que pasaría si te encontrasen aquí?

-Nada, no tengo sangre encima de él, así que no me pueden inculpar de nada y con respecto a la pistola te la puedes llevar.

Él puso una sonrisa como si hubiese encontrado el tesoro de su vida.

-¿Y quedarte sola en la calle? Lo que quiero de ti es ese razonamiento y valentía tuya, y yo podría ayudarte también en tu venganza. No te pasara nada estando conmigo. ¿Así que tenemos un trato?

Pensándolo bien el me esta dando un lugar donde esconderme por un tiempo, él cree que me utilizara pero como todos los hombres son iguales caen en la trampa de la carne y lo mismo va para Sebastián, así que no es un mal trato.

-Por supuesto- le dije, lo que no sabia es que tenia los dedos cruzados así esta es mi victoria.

Nos dimos las manos cerrando el pacto con la risa del mayordomo acompañándonos.