Insomnio, insomnio, insomnio. Él es el causante de que escriba esto xD
Ya... en serio. No puedo dormir y me ha dado por escribir Johnlock en su más (no realmente) prohibida versión. Sugar Daddy John y Sugar Baby Sherlock :D Espero que disfruten de la lectura n.n Y como siempre, cualquier comentario es bien recibido :)
Alternate Universe - College/University / Teen Sherlock / Virgin Sherlock / Sexual Inexperience / Adult John Watson / 17-Year-Old-Sherlock / Sugar Daddy John / Hot Line / Praise Kink / POV Sherlock Holmes / Other Additional Tags to Be Added
- I don't know how to do it -
Nunca lo había hecho, y no lo decía por querer quedar como el chico tímido que juraba y perjuraba jamás haber visto porno en su vida. Lo había hecho, por supuesto, como todo adolescente al que la curiosidad le podía más. Pero la masturbación... la masturbación era un tema y acción en el que no había querido ahondar en lo mínimo. Todo estaba perfecto, demasiado diría yo, pero todo se fue a la basura cuando aquellas odiosas erecciones se hicieron horriblemente molestas e insistentes. ¿Por qué simplemente no dejaba de pasar? No podía haber un solo día en el que no despertase con una erección, o en su defecto, teniendo una pocos minutos después de meterme a la cama, precisamente como en ese momento.
Un cansado y largo suspiro emergió de mis labios mientras me frotaba el rostro con ambas manos, exasperado, cansado y sólo queriendo dormir. Un solo pensamiento, eso era lo único que había necesitado para ponerme duro como una roca. ¡Pero es que ni siquiera había sido algo sexual! Debía admitir que en él se encontraba aquel chico guapo del equipo de rugby, Víctor, usando aquellos shorts cortos, su cabello rubio despeinado y su piel sonrojada a causa de la agitación del entrenamiento. Pero sólo eso, no había más nada. Pero si es que sólo era aquello, ¿por qué estaba tan dolorosamente duro?
━ ¡Ugh! ━ gruñí, girándome sobre uno de mis costados y ocultando mi rostro contra la almohada, misma que usé para acallar mi grito de frustración. Mi pollita, completamente dura rozaba con insistencia contra mi ropa interior y me obligaba a gemir. ¿Cómo es que aquello debía causar placer a alguien? Era vergonzoso hacer aquellos sonidos por lo que todo el instituto me terminaría llamando maricón. ¿Acaso todos hacían tales sonidos? ¿Víctor lo hacía? No... No, no. Mala idea, no pienses en Víctor, no lo hagas. ━ ¡Dios! ━ exclamé con rabia, volviéndome a recostar sobre mi espalda.
El techo me parecía tan atractivo en ese momento, tan digno de recibir mi mirada en un inútil intento por despejar mi mente y apartar aquella erección que se negaba a desaparecer. Pero me estaba engañando, por supuesto que aquello no iba a hacer nada por mí. Con un largo suspiro y resignación, derrotado y obligado a hacer tal cosa como la masturbación, me enderecé y me estiré sobre la mesita de noche para tomar mi portátil. La abrí y desactivé el modo de suspensión. La última página que había visitado seguía abierta en todo lo ancho de la pantalla. La cerré con un sonoro gruñido y abrí otra, introduciendo en el buscador aquella página de pornografía que solía visitar.
Mi rostro se contrajo al instante cuando vi todos aquellos vídeos mostrando senos y traseros enormes. Aquello no era lo mío, ni de broma. Moví rápidamente el flechero y entré a esa sección especial para los hombres con preferencias como las mías. Un suave calor reptó por mis mejillas cuando todos aquellos hombres desnudos aparecieron a plena vista. El siguiente paso a tomar era seleccionar la categoría que buscaría, entre las que por supuesto figurarían chicos rubios y con un ligero parentesco a Víctor. Pero de la nada, en ese pequeño espacio publicitario en todas aquellas páginas, saltó un anuncio para una hot line gay. Fruncí el ceño y lo ignoré, pero de inmediato, al cambiar a otra imagen de la misma publicidad, mi atención se fijó de nuevo en ella.
¿Con la polla dura como una roca? ¿Aburrido de los vídeos de siempre y de chicos casi deformes por los músculos? ¡Llama aquí y crea tu propia fantasía! Hombres gay a tu disposición para una charla ardiente. ¡¿QUÉ ESPERAS?!
No pude evitar soltar una risa por lo chistoso y cierto que aquel anuncio era. Los chicos musculosos nunca habían sido lo mío, y en las páginas de pornografía no se encontraba más que eso. Pero yo no podía llamar a tal cosa. ¿Qué se supone que diría? Me reí y negué con la cabeza, incrédulo por siquiera haberlo considerado. Pero algo... Algo muy presente en mi mente quiso persistir, hasta que, mordiendo mis labios, me decidí a seleccionar aquella publicidad. Me sorprendió que al hacerlo no saltasen mil páginas sobre más publicidades que no tenían nada que ver. La página era sencilla, con colores negros y turquesas. Había siluetas de hombres en los costados de la página y al centro figuraba el número a marcar, junto, por supuesto, la tarifa por llamar y sus condiciones. Hice una mueca, ¿de verdad estaba a punto de hacer tal cosa?
Cuando menos lo pensé, me encontraba ya con mi teléfono en mano y presionando número tras número como la pantalla mostraba. Tomé un poco de aire, tratando de que el nerviosismo me abandonase. Iba a hacerlo, por supuesto que iba a hacerlo. Me llevé el teléfono al oído y, aguantando incluso la respiración, esperé a que me atendiesen la llamada. Un pitido sonó una, dos, tres veces, hasta que una voz suave pero profunda por fin se hizo escuchar contra mi oído.
━ Hot Line Velvet, ¿con quién tengo el placer de hablar? ━ me preguntó el hombre. Yo me quedé congelado, mirando el vacío frente a mí en la habitación. Pensé en colgar, pero no podía moverme, estaba demasiado nervioso. ━ ¿Hola?... Mira, si eres uno de esos idiotas que llaman para hacer bromas, desde ya puedes irte a la...
━ H-Hola... ━ murmuré con la voz ligeramente temblorosa por el repentino cambio de voz y actitud en el hombre que me atendía. ━ Hola... ━ repetí, mordiendo mi labio inferior en espera de una respuesta que no se hizo esperar.
━ Hey... Disculpa por eso. Nos llaman todo el tiempo para hacer bromas estúpidas. ¿Cómo te llamas? ━ me preguntó con un tono más gentil que hizo que mi cuerpo se estremeciera ligeramente.
━ Uh... m-me llamo Sherlock... ━ respondí con el mismo tono de voz bajo que en un principio. El hombre guardó silencio un momento, después habló de nuevo:
━ Sherlock, ¿te importaría decirme qué edad tienes? ━ inquirió, con una seriedad que yo, incluso sin verlo, pude notar. Sentí un nudo en la garganta, ¿cómo es que había siquiera pensado que aquello era para todo público? Boqueé como pez fuera del agua un par de veces, debatiéndome entre mentir o decirle la verdad. ¿El hombre se enojaría si se enteraba que le había mentido?
━ Tengo diecinueve... ━ mentí, sintiendo que mi respiración comenzaba a agitarse ligeramente. El hombre pareció suspirar de alivio al otro lado de la línea. Yo estaba aún más nervioso, arrepintiéndome ya por haber hecho tal estupidez.
━ Bien, Sherlock. Escucha, creo que podría haber un problema con esto. No lo haríamos de no ser porque tenemos una regla en este lugar que consiste en aclarar a nuestros clientes nuestra edad, ya que puede influir mucho tal cosa para la fantasía que quieras recrear con uno de nosotros. Entonces, me veo obligado a decirte dos cosas. Uno: Yo soy un hombre de mucha mayor edad que tú. Y Dos: Esto no significa que no puedas contratar el servicio, sino que es mi deber ofrecerte la opción de pedirte que esperes un momento mientras transfiero tu llamada a otro de los trabajadores más jóvenes. ¿Qué dices? ━ me preguntó con el mismo tono de voz suave.
Yo no supe cómo reaccionar. Sabía que el hombre era un adulto, por supuesto que lo sabía, pero aquel "Soy un hombre de mucha mayor edad que tú" me hizo sentir un extraño cosquilleo en el vientre.
━ Usted... ━ murmuré sin darme cuenta de que las palabras acababan de danzar fuera de mis labios. Mis mejillas se encendieron de golpe y me quedé mudo.
━ ¿Yo? ¿Te refieres a que quieres que yo continúe la llamada? ━ inquirió el hombre, sonando, a mi parecer, sorprendido por mi respuesta.
━ S-Sí... uh... quiero decir... si... si usted quiere hacerlo... ━ me apresuré a aclarar. Lo que recibí en respuesta me hizo parpadear con insistencia, sin comprender nada. El hombre se estaba riendo. Estaba riendo... No supe qué debía decir a aquello. Me sentía como un verdadero tonto. Una punzada de enojo me reptó hasta el pecho y me aparté el teléfono del oído, dispuesto a colgar y marcharme directamente a la ducha para bañarme con agua fría. Al demonio. Pero cuando estaba a punto de terminar la llamada, la voz del hombre volvió a sonar en el auricular. Fruncí el ceño, dispuesto a responderle alguna grosería, pero no me dio oportunidad alguna.
━ Escucha, Sherl. Aquí importa muy poco si queremos hacerlo o no, ¿de acuerdo? Me parece muy tierno que hayas mencionado tal cosa, pero quiero decirte que no te preocupes por eso. Si quiero o no, eso no debe importar. Estás pagando por un servicio que yo hago y debo atender la llamada sí o sí, ¿de acuerdo? ━ me explicó, haciendo que aquella punzada de rabia se evaporase al instante. Guardé silencio más tiempo del necesario sin siquiera notarlo, y aquello pareció instar al hombre a aclarar más el asunto. ━ Si te sirve de algo, quiero decir que de verdad será un placer atender tu llamada, Sherlock. De verdad.
Aquello me hizo sentir más relajado. No había notado que mantenía mi almohada aferrada con fuerza a mi lado. La solté y con algo de duda aún en mi voz, le respondí:
━ Está bien... Uh... ¿puedo saber cómo se llama? ━ pregunté, mordiendo mi labio inferior. Aparté la portátil de sobre mi regazo y la dejé en la mesita de noche. El hombre me explicó que podría llamarle como yo quisiera, pues a fin de cuentas, se trataba de hacer mi fantasía realidad, con ese alguien en quien pensaba, mientras yo me recargaba contra el cabecero de la cama y metía mis pies bajo las sábanas. Estuve tentado a preguntarle si es que podría llamarle Víctor, pero por alguna razón no lo hice, y terminé respondiéndole: ━ No tengo a nadie en mente ahora... Prefiero saber cuál su nombre, si no le molesta...
Le escuché reír un poco y yo sonreí de la nada ante aquel sonido. Moví mis pies por debajo de la sábana, mordiendo de nuevo mi labio inferior, en espera de su respuesta.
━ Bien, Sherlock. Ya que insistes. Mi nombre es John ━ me respondió el hombre, al que con gusto podía ya darle un nombre. ━ Dime, ¿tienes alguna fantasía en mente ahora mismo? ¿Algo con lo que quieras comenzar? ━ me preguntó después de que le escucharse carraspear un poco.
Y ya que lo mencionaba, me encontré dándome cuenta de que en verdad no tenía ni la más pálida idea de qué diría una vez que me contestasen la llamada. Me tensé un poco ante aquellas preguntas, vaya tonto había sido. Miré entonces de un lado a otro en mi habitación, buscando en ella algún objeto que por lo menos me ayudase a pensar en algo que pudiese resultar una fantasía. Pero por más que buscaba y buscaba, no me encontraba con nada más que libros de estudio, mi ropa para la clase de ballet y...
━ ¿C-Collar? ━ murmuré en forma de pregunta, cosa que no era lo que se suponía que dijese. Escuché lo que me pareció un zumbido de aprobación, seguido de:
━ ¿Entonces, te va usar un collar? ¿Como los sumisos? ¿Eres sumiso, Sherlock? ¿Tienes ya un dominante, dulce ángel? ━ me preguntó. Yo parpadeé de nuevo con insistencia. El color me había teñido por completo las mejillas ante aquellas palabras. ¿Yo, un sumiso? ¿Con un dominante? En mi vida había escuchado de tal cosa. Pero las palabras de John no terminaron en eso: ━ Apuesto a que no tienes un dominante. Nunca lo has tenido, lo sé. Pero eres sin duda un sumiso. Eres algo tímido, educado... y apuesto a que debes ser todo un sueño. Me imagino que debes lucir tan lindo como suenas cuando estás nervioso, Sherlock... ¿Es así?, ¿luces como alguna clase de querubín? ━ me preguntó, haciéndome desear de aquello fuese algo con intención de reírse. ━ Anda... dime para saber cómo eres... Para saber qué parte me gustaría besar primero de ti...
Sentí mi corazón latir con fuerza, casi desbocado ante aquellas palabras. Me había quedado quieto bajo las sábanas, nervioso, pero con mi pollita extrañamente más dura que antes de hablar con John. ¿Acaso su forma de hablarme estaba causando tal cosa? Sin saberlo del todo, me decidí a responder sus preguntas:
━ No... no sé si sea un sumiso, nunca he... nunca he estado con nadie... No tengo un dominante... Y soy... uh... soy alto, pero no tanto como la gente cree... Tengo... tengo ojos de color verde pálido aunque... aunque a veces lucen azules. Soy... ━ miré mis antebrazos al desnudo gracias por la camisa de manga corta que llevaba en aquel momento. ━... de piel muy blanca... Cabello rizado, negro… De… uh… complexión delgada… ━ murmuré, mirando un momento mi cuerpo, sabiendo que delgado no era del todo la palabra adecuada ya que sabía que era más que delgado. John, muy para mi fortuna, me sacó a tiempo de ese pozo en el que no quería hundirme entre horribles recuerdos.
━ Joder… de verdad que eres hermoso… ━ murmuró John, haciendo que mis mejillas se sonrojasen aún más. Nadie, nunca antes, me había llamado de tal forma, pero no sólo aquella palabra había tenido efecto en mí, sino la voz de John, la forma en que lo había dicho. Yo sabía que sonar sexy era exactamente su trabajo, comprendía de qué iba aquel trabajo, pero no tenía experiencia alguna en ello. ━ Si fueras mío, Sherlock… Dios, si lo fueras. No tienes idea de las cosas que te haría sentir. Las cosas que te haría decir, sin sentido alguno. Pasaría mis manos por tus cabellos, Sherlock… te tomaría con delicadeza y te besaría esos dulces labios que debes tener. Sería dulce y delicado contigo porque sé que nunca has estado con un hombre, con un dominante como yo. Necesitas confianza en tu dominante, que le dejes cuidarte para después aceptar sus ordenes cada que a él le apetezca. ¿Harías eso, Sherlock? Serías… ━ hubo un silencio tras esa palabra. Un silencio que me dejó con la respiración enjaulada en mi garganta. ¿Sería qué? ¿Por qué no continuaba? Me encontré esperando con ansias la continuación de aquella respuesta, hasta que por fin llegó: ━… ¿serías un buen chico para mí, Sherlock? ¿Mi dulce sumiso? ¿Serías un buen chico para Daddy?
Un suave gemido se me escapó de los labios al escuchar aquellas palabras que me recorrieron el cuerpo como una corriente eléctrica. Sentí mi pollita dar un respingo en los confines de mi ropa interior. Mi respiración, si es que antes no había estado ya agitada, en ese momento sí que lo estaba. Mi rostro estaba completamente sonrojado, hasta las orejas, podía sentirlo perfectamente. ¿Por qué es que aquello había tenido tal reacción en mí? Me asusté incluso creyendo que aquel sentir era algo horrible considerando la relación real que aquello tendría que significar. Mi pecho descendió con un prolongado suspiro, mismo al que le siguió de mi parte un bajo y tímido:
━ S-Sí, Daddy… Quiero… quiero ser un buen chico para ti… ━ otro cosquilleo pronunciado se hizo sentir en mi vientre. Deslicé mi mano libre por mi pecho hasta llegar a mi vientre bajo, donde me detuve por completo. Arqueé mis cejas, sin saber cómo proceder. ━ ¿D-Daddy? ━ llamé a John, a quien podía escuchar a la perfección cómo también su respiración había cambiado por una más pronunciada y persistente.
━ ¿Sí, hermoso ángel? ━ me respondió con su voz algo áspera. Mordí mi labio inferior, sin estar mínimamente seguro de que aquello sería algo tomado de buena forma, pero al final le pregunté:
━ ¿Cómo eres tú?...
Un silencio absoluto se hizo al otro lado de la línea y temí haber hablado lo que no debía. El nerviosismo hizo de todo aquello un infierno para mí y de nueva cuenta me encontré debatiéndome entre esperar o colgar la llamada, pero entonces lo escuché de nuevo, por fin.
━ Bien… Yo no tengo una estatura presumible, pero estoy perfectamente bien con ella. Tengo cabello cano, ojos azules. He estado en el ejército hasta hace algunos años, pero puedes apostar, encanto, a que estoy en más que buenas condiciones físicas para hacer de ti un verdadero desastre de gemidos y jadeos, Sherlock. Tú eres muy joven… me queda claro. Sin experiencia alguna, pero creo que lo que realmente necesitas es un hombre que te enseñe lo realmente bueno que puede ser el sexo con alguien que sabe de ello. Conmigo, Sherlock, no dejarías un solo segundo de estremecerte. Te excitaría usando sólo mis palabras, una par de caricias en tu piel de porcelana y serías todo mío, Sherlock. Estarías perdido. Dime, encanto, ¿te gustan los hombres con barba o les prefieres sin ella? ━ me preguntó.
Tuvieron que pasar varios segundos para que lograse procesar aquellas palabras. Mi cabeza era un desastre de pensamientos, tratando de dar un rostro a John, con ese cabello cano que me acababa de decir que poseía. Ojos azules… ¿serían de un color claro o profundo como el tono de su voz? Pero toda aquella información iba palideciendo conforme hablaba más y más de él. Un soldado… me encontré susurrando para mis adentros. Su promesa de ser capaz de hacerme tal cosa, hizo que cada vello en mi piel se erizase y un suave jadeo emergiese de mis labios. Había deslizado ya mi mano por completo hacia abajo, sobre mi entrepierna, sintiendo el calor de mi pollita bajo mis dedos. Dolía incluso lo duro que estaba ya, y entonces aquella pregunta final me trastornó por completo. Jamás había pensado en mis gustos exactamente. No sabía si me gustaban los hombres de mi edad, los hombres mayores, los altos o los bajos, o si es que una barba marcaría una diferencia importante para mí, por lo que, con la voz baja en un jadeo, respondí:
━ No… lo sé… ━. Una risa ronca me fue dada en respuesta y me estremecí por completo. Mordí mis labios e inconscientemente bajé la mirada. En la parte delantera de mi pijama se mostraba un pequeño rastro húmedo, justo donde podía notar que mi pollita se encontraba. Pensé en levantar un poco el pantalón en esa zona, pero la voz del hombre atrajo de nuevo mi atención, diciéndome:
━ Oh, Sherlock. Yo te haría amar el sentir de una barba en tu piel. Yo tengo barba, me la cuido mucho porque me gusta causar también placer con ella. Es una sensación completamente distinta… Es muy suave, Sherlock… Imagina cómo se sentiría en tu cuello mientras lo beso. En tus hombros, en tu pecho. Tan suave y haciéndote un par de cosquillas en tus pezones… Me gusta usar mi lengua para enloquecer a mis amantes, Sherlock. Y a ti… Oh, encanto, a ti te volvería loco. Lamería tus pequeños pezones hasta dejarlos duros, pero lo que de verdad me gustaría hacer, Sherlock… Lo que de verdad ansiaría poder hacer, sería darte la vuelta, separar esos firmes glúteos tuyos y lamer tu agujerito. Imagínalo, Sherlock… Mi lengua abrasando tu estrecho agujerito, con mi barba acariciando esos montes pálidos y delicados… Te follaría con mi lengua, Sherlock. Te follaría con ella hasta que me pidieras que me detuviese o que la remplazase con algo más… Mis dedos… ¿mmh?... ¿mi polla?... Lo que sea, Sherlock, te daría lo que quisieras…
━ Ngh… ━ gemí quedamente, con mis piernas juntas y todo mi ser estremeciéndose. Mis mejillas estaban calientes hasta el límite de lo insano, pero aquel calor también se había extendido hasta mis orejas, al igual que en parte de mi vientre bajo. Mi pollita dolía y estaba haciendo un desastre en mi pijama. Las palabras de John eran obscenas, vulgares y sucias, tanto como aquellas acciones que me describía y que no lograba entender por qué es que me estaban excitando tanto. Tratando de regularizar mi respiración, me aparté la sábana sobre mis piernas y me bajé un poco el pijama en torno a mis muslos, dejando al descubierto mi pollita que reposaba contra mi vientre, pálida y rojiza, completamente dura y palpitando. Estaba peor que en otras ocasiones. Había una pequeña gota de un líquido transparente en la hendidura en mi glande, además de otro poco más de aquel líquido sobre mis vellos púbicos. Pateé un poco el pijama para que se deslizase más fuera de mi cuerpo hasta que escuché de nuevo la voz de John al otro lado de línea.
━ ¿Estás tocándote, Sherlock? ━ me preguntó, permitiéndome percatarme de que aquellas palabras terminaban con una suave risa de satisfacción.
━ No… ━ respondí de manera entrecortada, frotándome un momento el rostro con mi mano libre. Mi respuesta pareció desconcertar a John, pues de inmediato me preguntó: ━ ¿No?, ¿por qué no, encanto? ━ yo gemí quedamente ante aquella palabra dirigida a mí y con la vergüenza inundándome a igual medida que la excitación, respondí: ━ No sé… no sé cómo hacerlo…
