Disclaimer: La cita textual de la revista 'El Quisquilloso' la he tomado de Harry Potter y La Orden del Fénix (p. 202, 203) obra que, como todos sabemos, es fruto de la prodigiosa imaginación de Joanne K. Rowling. Harry Potter y todos sus personajes le pertenecen a ella y solo a ella. Este fic, desde la primera letra hasta la última, es de mi propiedad, y es escrito sin ningún ánimo de lucro.
Warnings: Slash (relación chico/chico). Si no te agrada este tipo de contenido o te sientes ofendido(a) en alguna forma, este es el momento de cerrar la página. De lo contrario, espero que disfrutes la lectura.
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Stubby Boardman, alias "Sirius Black", … ¿celoso?
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En la cocina del número 12 de Grimmauld Place reinaba un ambiente relajado. Sirius se entretenía leyendo El Quisquilloso y, de pronto, comenzó a reír impetuosamente. Su ronca risa atrajo la atención de Remus, quien preparaba un poco de chocolate y unas cuantas tostadas para desayunar.
-¡Kingsley tenía razón! Esto sí que es gracioso, Remus -decía el aún prófugo de la justicia entre risas- Escucha…
"Hace poco han salido a la luz nuevas y sorprendentes pruebas de que Sirius Black podría no haber cometido los crímenes por los que lo enviaron a Azkaban. De hecho, Doris Purkiss, del numero 8 de Acanthia Way, Little Norton, sostiene que Black ni siquiera podría haber estado presente en el escenario de los crímenes. "Lo que la gente no sabe es que Sirius Black es un nombre falso -afirma la señora Purkiss- El hombre al que todos conocen como Sirius Black es en realidad Stubby Boardman, cantante del grupo musical Los Trasgos, que se retiró de la vida publica hace casi 15 años, tras recibir el impacto de un nabo en una oreja durante un concierto celebrado en la iglesia de Little Norton…
Sirius hizo una pausa en su lectura para mirar a Remus, quien lucía una expresión realmente desconcertada.
… Lo reconocí en cuanto vi su fotografía en el periódico. Pues bien, Stubby no pudo cometer esos crímenes porque el día en cuestión estaba disfrutando de una romántica cena a la luz de las velas conmigo. He escrito al Ministro de Magia y espero que pronto presente sus disculpas a Stubby, alias Sirius"
- ¿Qué te parece? -preguntó Sirius al borde de un ataque de risa.
Remus sonreía abiertamente.
- Así que Sirius Black es, en realidad, Stubby Boardman, un cantante de éxito, ¿eh?
- Ya ves -respondió Sirius, encogiéndose despreocupadamente de hombros. Mirando a su compañero con un brillo travieso bailándo en sus ojos grises, le guiñó un ojo y agregó:- Tú y yo sabemos que soy dueño de muchas y variopintas habilidades... -Remus sonrió sabiendo muy bien a qué clase de habilidades se refería el moreno-. Pero reconozco que nunca tuve buena voz para el canto -dijo Sirius, bromeando entre risas ahogadas- Si mi memoria no me falla, James era el más entonado de los Merodeadores. ¿Recuerdas aquella canción de San Valentín que compuso para Lily?
- Cómo olvidarla si nos obligó a memorizarla para cantarla a coro…
- Es verdad. Desafinamos tanto que Lily casi se puso a llorar -recordó Sirius con nostalgia. Con voz de circunstancias, añadió:- En ese momento supe que mi futuro no estaba en el espectáculo, pero ya ves las historias que se inventa la gente. Y no es la única historia ridícula -dijo Sirius cerrando la revista y lanzándola a las manos de Remus, que la cogió al vuelo.
Pero Lupin no tuvo oportunidad de echarle un vistazo siquiera porque en ese momento el timbre sonó y tuvo que dejar la revista para salir y acallar los ensordecedores gritos de la madre de Sirius, quien se había despertado. Cuando al fin atendió a la puerta pudo ver que Tonks le sonreía encantada luciendo su habitual cabello rosa chicle. Después de saludarlo efusivamente la chica se colgó del brazo del licántropo jalándolo hacia la cocina.
Mientras tanto, Sirius había vuelto a tomar la revista y aún se reía de las disparatadas ocurrencias de Doris Purkiss pero, al ver entrar a su sobrina colgada del brazo de Remus, la sonrisa desapareció de su rostro al instante. Tonks abrió la boca para saludar a su primo, pero justo en ese instante Molly llegó haciendo aspavientos con las manos para sacudirse el cabello lleno de telarañas.
Sin detenerse a darles los buenos días, la señora Weasley dijo:
- Sirius, ¿crees que podrías ayudarnos un poco con la limpieza de El Salón? Hay varias cosas ahí que me gustaría que clasificaras, y además los chicos han encontrado un…
Pero Sirius no prestaba atención a las palabras de Molly. Estaba absorto mirando cómo Tonks tomaba asiento a un lado de Remus. Éste le ofreció una taza de chocolate caliente y un par de tostadas a la chica, quien las aceptó feliz sin reparar en la mirada furiosa del animago.
- … hay tanto que hacer y tanto que limpiar -seguía diciendo la señora Weasley-. Menos mal que los chicos ayudan sin protestar demasiado porque lo que es ese elfo loco solo sirve para incordiar. Entonces qué ¿vienes?... -preguntó al ver que Sirius no se había movido de su lugar. Mirando que el animago no les quitaba ojo ni a Remus ni a Tonks, agregó:- No te preocupes, ellos también nos ayudarán en cuanto terminen el desayuno. Ahora anda ya, vamos...
Sirius quiso negarse, de hecho, lo intentó, pero después de que ninguno de sus pretextos valiera para no dejar solos a Remus y Tonks, salió de la cocina resignado pues Molly había insistido en que lo necesitaba. Finalmente, se perdió con ella en las escaleras que conducían hacia El Salón, no sin antes lanzar una mirada furibunda a las dos personas que se habían quedado desayunando.
Remus, al mirarlo salir, se giró hacia Tonks y dijo:
-Deberíamos...
- Tienes razón -respondió alegremente la joven sin darle tiempo de completar la frase- Si ellos están encargándose de la limpieza en El Salón, nosotros podemos ayudar un poco también. De hecho, en una de las habitaciones de arriba, hay un armario que requiere una sacudida... ¿por qué no me acompañas a limpiarlo?
Momentos después Remus era arrastrado escaleras arriba por una extrañamente emocionada Tonks.
Media hora después las blancas y torpes manos de la metamorfomaga temblaban tratando de ayudar al licántropo.
- ¡Oh, lo siento de verdad, Remus! Yo me olvide…
- No te preocupes -dijo Lupin tratando de quitarle importancia al asunto- No es nada grave.
Un pequeño marco de plata maciza estaba tirado sobre la descolorida alfombra de la habitación.
- ¿Qué sucede aquí? -Sirius iba entrando a la estancia llevando un saco lleno de basura (retratos familiares, varios lienzos despedazados, trozos de cortinas raídas, etc).
Al ver que la mano de Remus estaba llena de llagas y comenzaba a sangrar, soltó el saco de basura. Haciendo a un lado a Tonks, se acercó rapidamente a su amigo mientras decía:
- Pero, ¿qué demonios...?
- No es nada, Sirius. Estoy bien -dijo Remus.
- ¿Cómo que no es nada? ... La mano se te caerá a pedazos y ¿dices que no es nada?
Con un movimiento rápido, Sirius tomó la mano herida del licántropo y cuidadosamente la envolvió con un paño limpio.
- ¡No sé en qué estaba pensando cuando te pedí que me ayudaras a limpiar este viejo armario! -dijo Tonks, entre atribulada y molesta, al tiempo que le propinaba una patada al antiguo y apolillado mueble- Debí imaginar que podríamos toparnos con la plata. Lo siento de verd…
La chica se interrumpió y guardó silencio en cuanto reparó en la mirada fulminante de Sirius. Avergonzada, agachó la cabeza.
- En uno de los estantes de la cocina guardo solución de murtlap -dijo Sirius usando un tono duro y glacial- Ve a buscarla y tráela.
Al ver el rostro desorientado de la chica, Sirius la apresuró diciendo:
- ¡Date prisa, Nymphadora!
- Oh sí, claro…murplat… Enseguida...
La joven desapareció con un sonoro 'plaf'.
- 'No sé en qué estaba pensando' -rezongó furioso Sirius imitando la voz de Tonks y exagerando su agudo tono- Me como a Buckbeak si sus intenciones sólo se limitaban a limpiar el condenado armario…
- Pero, ¿qué dices, Paddy? -preguntó extrañado Remus.
- ¡Oh vamos, Moony! -respondió Sirius malhumorado- ¿No me digas que no lo has notado?
- ¿Qué es lo que no he notado? -volvió a preguntar el intrigado ex-profesor.
Sirius abrió la boca para responder pero en ese momento Tonks apareció de nuevo en la estancia llevando consigo una pequeña botella de cristal llena de la solución maravillosa.
- Yo puedo ayudarte a curarlo -ofreció la joven mientras que, con un acelerado golpe de varita, retiraba el corcho de la botella (mismo que al salir disparado dio con un enorme espejo haciéndolo añicos).
- No es necesario, Nymphadora -dijo Sirius mirando el estropicio. Tonks frunció el entrecejo al escuchar su nombre de pila, pero no replicó pues Sirius usaba un tono bastante correcto y eso no indicaba nada bueno. El animago le quitó la botella de las manos e hizo aparecer un cuenco de agua limpia con un suave y elegante movimiento de varita- Creo que ya has hecho más que suficiente.
El tono correcto de Sirius cambió a uno sarcástico cuando añadió:
- Si estás tan ansiosa por ayudar... ¿por qué no vas a echarle una mano a Molly y a los demás con la limpieza de El Salón? Te aseguro que tu ayuda resultará más valiosa allá...
Ante la evidente actitud agresiva del moreno, la chica no insistió más. Solo miró a Remus y musitó débilmente:
- Lo siento, Remus. Si necesitas algo,…lo que sea, sólo dímelo.
- Gracias, Tonks. No te preocupes por mí. Estaré bien.
La joven asintió mordiéndose los labios nerviosamente, y luego salió de la habitación con la cabeza baja.
- No tenías derecho a hablarle así -murmuró Remus levemente enfadado mientras Sirius vertía un poco de solución en el cuenco y colocaba con cuidado la mano del licántropo dentro.
- ¿Qué no tenía derecho?... ¡Claro que lo tengo! -espetó Sirius molesto. Con tono firme agregó- Soy tu pareja, Remus. Ese simple hecho me da todo el derecho del mundo a alejar a cualquiera que amenace con quitarme lo que es mío.
Lupin arqueó ambas cejas completamente sorprendido.
- Pero, ¿de qué estas hablando, Sirius?
El animago lo miró fijamente y declaró:
- Le gustas. La niña babea por ti -apuntó muy seguro Sirius poniendo demasiado énfasis en la palabra 'niña'
Remus se quedó pasmado un momento mientras Sirius analizaba su expresión y después comenzó a reír con esa risa grave y agradable mientras negaba lentamente con la cabeza.
- Hablo en serio -insistió el hombre de larga cabellera negra- He visto cómo te mira. La otra noche, cuando hablamos con Harry después de la cena y le contamos sobre los planes de Voldemort, no te quitaba los ojos de encima.
- ¡Oh vamos, Sirius! -dijo Remus sin dejar de sonreír- Eso no es verdad.
- ¡Claro que lo es! Además ¿cómo te explicas todas esas excusas tontas para quedar siempre contigo?
Remus lo miraba incrédulo. Sirius había comenzado a pasearse por la estancia; alzó el marco de plata que se hallaba en el suelo y tras mirarlo con asco lo lanzó al saco de basura.
- Estoy empezando a sospechar que ha sobornado a Dumbledore. Tal vez le ha prometido caramelos o ve a saber qué más.
- ¡¿Qué cosa? -preguntó Remus sorprendido- ¿Por qué dices eso?
- Verás... -dijo Sirius mientras soltaba el saco y se sentaba en el sofá junto a él- Yo iba a ir contigo y los demás a sacar a Harry de esa casa muggle, pero Dumbledore se negó y propuso que Nymphadora los acompañara en mi lugar. Yo quiero acompañar a los chicos a King Cross, pero Dumbledore ha decidido que sean otros, entre ellos, Nymphadora y tú quienes los acompañen,… esa niña y tú -Sirius lo miraba fijamente mientras su dedo índice se clavaba en el pecho del ex-profesor enfatizando el pronombre 'tú'- ¡Y del montón de misiones que Dumbledore les ha encargado realizar juntos mejor ni hablamos! -terminó diciendo Sirius bastante molesto.
Lupin sonreía y no paraba de menear la cabeza. No podía creer lo que Sirius afirmaba con tanta vehemencia, sobre todo porque siempre había sido él quien se moría de celos cuando alguna chica buscaba al animago. Aunque lo cierto era que eso fue antes de que el moreno y él fueran pareja pues, desde que su relación se formalizó, Sirius siempre rechazó toda propuesta recibida.
- ¿El famoso Stubby Boardman, alias Sirius Black, está celoso? -preguntó Remus sin dejar de sonreír mientras buscaba la mirada gris, que al encontrarse con sus ojos dorados se desvió hacia el suelo.
- Paddy, eso que tú piensas sobre Tonks es imposible... -dijo Remus con voz suave mientras el animago retiraba su mano completamente sana y restaurada del cuenco y la secaba cuidadosa y amorosamente con un paño limpio. Sirius no dijo nada porque sabía perfectamente bien que todo aquello era verdad. Él había pillado a Tonks mirando con ojos de amor a su Remus no una ni dos veces, sino multitud de veces. Sabía que esas sonrisas que ella le dedicaba a su lobo significaban más que simple amistad, y estaba completamente seguro de que aquellos apretones de mano que la chica le daba a su pareja cuando se aparecía por Grimmauld Place eran más que un simple saludo cordial. Él lo sabía muy bien y eso lo estaba reventando de celos- ... pero si hubiera algo de cierto en tus palabras no tienes porqué ponerte celoso. Tonks, como ya lo has dicho tú, es una niña… Yo soy muy mayor y demasiado peligroso para ella debido a mi condición.
Sirius apartó sus ojos grises del suelo para mirarlo, y Remus, acariciando lentamente los negros cabellos, lo atrajo hacia él y musitó:
- Además, yo nunca podría interesarme romanticamente por ella cuando eres tú el dueño de mis pensamientos. Tú eres lo más importante para mí, Sirius. Eres mi todo. Te amé cuando te conocí, te amo más que a mi propia vida y voy a amarte siempre. Más allá de cualquier chica, más allá de mí mismo, más allá de la muerte… Nunca olvides eso.
Entonces Remus lo besó suave y dulcemente sin dejar de acariciar sus largos cabellos durante un par de minutos. Su intención al besarle así era transmitirle la seguridad de que lo amaba entrañablemente, mucho más allá del amor sensual y físico (aunque lo cierto era que siempre que Sirius lo tocaba o lo besaba, Remus sentía que su sangre se prendía al momento). Fue por ello que se sintió incapaz de mantenerse ecuánime. Pegándose al cuerpo de Sirius, profundizó aún más el beso gimiendo y robándole todo el aire mientras sus manos corrían por la espalda del animago deseando sentirlo aún más cerca. Sirius respondió ansioso comiendole la boca sin miramientos y abrazándolo por la cintura. Estaban a nada de tenderse sobre el sofá cuando Remus escuchó las voces de Tonks y Molly que los llamaban desde el piso inferior. Sin muchas ganas se separó apenas de Sirius y entrecortadamente dijo:
- Tendremos que dejarlo, Paddy... Nos buscan.
El moreno hizo una mueca de inconformidad. No quería dejarlo.
- ¡Maldita limpieza! -exclamó malhumorado mientras se ponía en pie- De acuerdo, Moony, vamos.
Tomandolo de la mano lo ayudó a incorporarse. Cuando ya estaban por salir, Remus dijo:
- Paddy, antes de bajar quiero pedirte algo.
Sirius lo miró, y con su seductora voz aseguró:
- Pide lo que quieras, Moony, que yo haré todo por complacerte.
- ¿Todo?, ¿estás…seguro?
- Completamente. Después de ese beso tan delicioso que me has dado es lo menos que puedo hacer.
- De acuerdo.- Con una sonrisa que no tenía nada de inocente Remus añadió:- Esta noche quiero a Stubby Boardman en mi cama… Me muero por que me cante al oído.
Sirius elevó las cejas sorprendido. Pero al momento, sin abandonar su tono seductor, prometió:
- Lo tendrás. Stubby Boardman cantará para ti esta noche.
- Y yo voy a compensarte muy bien por ello -declaró Remus sin dejar de sonreír.
Ante tan tentadora afirmación, Sirius solo atinó a decir emocionado:
- Entonces debo afinarme. No quiero que el sensible oído de mi lobo resulte lastimado.
Después de darle un tierno beso en los labios, Sirius volvió a tomarlo de la mano y bajó con él las escaleras mucho más animado que de costumbre.
Continuará...
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