Explicación: Llevo tiempo dándole vueltas a hacer este fic. Porque: sabía cómo se conocieron los cuatro "protas" y cómo se hicieron "amigüitos"; sabía cómo empezaron su viaje; sabía cómo se cambiaron la ropa en Reload (está en el primer tomo de Reload). Incluso, el otro día leí el "pettit burial" o algo así del tomo 8 ó 7 de Reload no recuerdo bien, y descubrí como Gojyo y Gokû consiguieron sus armas. Pero lo que aún no sé, es como conoció Hakkai a Hakuryu (o Jeep, en el manga). Teniendo en cuenta el último capi que leí (el del burial) ya debe quedar poco para saberlo (con los ojos como platos babeando). Pero, como digo, ya hacía tiempo que le daba vueltas a la cabeza a este fic -2 años, creo; se lo comenté a Reiko en un salón del manga- y, bueno, estoy de guardia en el botiquín médico de Foret sin nada para entretenerme XP (vaya guardiana eh??? XP) hasta las 15.00 (y son las 8.30… aún me queda…) Así que allá voy.
Anime / Manga: Saiyuki X3
Autora: Yo (XP LoGiaRu)
Género: General, Comedia, Acción?
Resumen: De cómo el grupo conoció al Dragón Hakuryu (o Jeep)
Personajes: Los 4 protas (Sanzô, Gokû, Gojyo, Hakkai), el pequeño Hakuryu y algún personaje inventado por mí para la ocasión XP.
Disclaimer: Saiyuki, sus secuelas y pre-cuelas le pertenecen a Minekura Kazuya y a su equipo, yo sólo los tomo prestados-sin-permiso para mis delirios (y que delirios!!! Grrrr –imitando a Homer Simpson-)
-1-
En una noche oscura, con la tenue luz de las estrellas como única compañera, pues no había luna en el firmamento, unos pequeños ojos rojos curioseaban el frondoso bosque que tenían ante sí. El dueño de esos ojos, un pequeño dragón blanco, suspiró aliviado pues por fin podría descansar. Se fijó en un pequeño arroyo que corría por el suelo empedrado. El agua cristalina brillando por el reflejo de las estrellas, se antojaba refrescante. Ideal después de todo el camino que había recorrido. Se acercó a la orilla y estiró su largo cuello para beber un poco y acto seguido comenzó a acicalar sus alas.
En el silencio de la noche, unos pasos acercándose velozmente le indicaron que ya no estaba solo. Se giró rápidamente poniéndose a la defensiva. ¿Sería posible que no encontrara tranquilidad en ningún lugar? Estaba dispuesto a hacer frente a todo lo que viniera, hasta que vio que lo que corría en su dirección, era una niña pequeña que sollozaba, su actitud no hizo si no asustarla y acrecentar su llanto. Iba descalza, estaba sucia y su ropa se había roto.
El verla así, entristeció al dragón que levantó el vuelo y se acercó a ella. La niña se había arrodillado y con sus manitas se tapaba los ojos. Emitió un sonido suave tratando de hacerla sentir mejor. Ella bajó los brazos y miró al dragoncito que tenía delante. Este volvió a emitir el mismo sonido y lamió su mejilla, lo que la hizo sonreír. Pero su felicidad duró poco, pues un tremendo rugido resonó en todo el bosque y antes de que pudieran darse cuenta unos furiosos ojos amarillos les miraban. El grito de la niña apagado por otro rugido y el vuelo desesperado de unos pájaros asustados fue todo lo que se escuchó.
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Era una mañana como otra cualquiera en la ciudad: la gente en el mercado comprando, los niños correteando, las mujeres mayores cotilleando. Había salido de casa dejando a Gojyo aún en la cama, cuando el pelirrojo salía por las noches no había quien le despertara después. Tenía que ir a la compra, hacer la comida, recoger la casa e ir al templo a darle clases a Gokû. Un día normal, que diría Hakkai.
Iba caminando por la calle, como siempre, pero vio algo nuevo que le llamó la atención. Un cartel con la foto de una niña desaparecida. La miró detenidamente pensando que ayer no estaba allí, pues no había reparado en él, y no es que él fuese el despiste hecho carne como Gojyo. Al fijarse bien se dio cuenta de que la reconocía. Era Mira, le daba clase de apoyo con los deberes de la escuela de vez en cuando, cuando su hermana mayor se lo pedía. Entonces escuchó la conversación de dos "marujas".
-Te has enterado de lo de la niña esa que ha desaparecido?
-Es la hermana de Yuka.
-En serio? Pobrecita estará destrozada. Esas niñas se tenían la una a la otra nada más.
-Sí, desde la muerte de sus padres… pero desde hace algún tiempo Yuka se había vuelto una perdida.
-Sí ya había oído algo de que salía por las noches y volvía en la mañana…
-Pobrecita Mira, seguro que salió en busca de su hermana y no supo volver. Si su hermana hubiera estado en casa en vez de en no sé dónde.
Hakkai sintió cierta repulsión al escuchar a las mujeres hablar. Qué o quién les daba derecho a criticar, ya fuese cierto o no, la vida de otros. Iba a marcharse cuando vio a Yuka caminar por la calle con la mirada perdida, unas ojeras oscuras marcaban su rostro con una expresión de desesperación, despeinada y desaliñada. La gente la miraba con recelo y murmuraban por lo bajo. La chica se dejó caer de rodillas desesperada ya. Se acercó a ella.
-Yuka-san, está bien?
-Mira ha desaparecido. La casa… destrozada. Mira... Mira… -la chica no lo soportó más y estalló en llanto.
La gente se había acercado a ver qué pasaba. El moreno la ayudó a ponerse en pie y la sacó de allí.
Caminaron rumbo a la casa de la chica, que estaba bien lejos a las afueras de la cuidad. Hakkai, que se había ofrecido a ayudarla, estuvo valorando los daños de la casa, una pared destrozada, parte del techo se había desplomado, muebles arañados y desgarrados, escombros esparcidos por aquí y por allá, unas huellas de pies enormes y aberrantes con cuatro garras; sólo se le ocurría una explicación: algún tipo de animal enorme, había llegado allí atraído quizás por el olor de la comida y había encontrado a la pequeña Mira, sin embargo no se la habría comido –al menos no allí- no había sangre y sí un rastro de pequeñas pisadas que se perdía entre los árboles.
-Anoche salí de casa a eso de las diez para ir al bar a trabajar… -estaba sentada en lo que quedaba de un sofá, encogida, sosteniendo una zapatilla pequeña- no tengo más remedio, durante el día estoy con Mira cuidándola, así que cuando se duerme salgo y vuelvo por la mañana para llevarla a la escuela. Es la única manera de mantenernos a las dos. Ayer cuando me fui estaba dormida. Estaba todo bien, en calma. –las lágrimas regresaron y resbalaron por sus mejillas.
-Hagamos una cosa –dijo el chico acercándose a ella y poniendo una mano en su hombro- quédate en casa por si Mira volviera y yo iré a buscarla por el bosque, de acuerdo?
-Hakkai-san –se secó las lágrimas- gracias por todo. Es siempre tan bueno con nosotras.
-No tiene importancia, de verdad.
Se adentró en el bosque siguiendo el rastro de las pisadas que suponía podían ser de la niña. Encontró, también, fragmentos de ropa, que le indicaban por dónde seguir cuando no veía las huellas. El rastro cada vez lo guiaba más y más lejos, profundizando en el bosque.
Cerca de la media tarde, llegó a un claro cerca de un arrollo donde las pisadas se detuvieron. Observó dos juegos de pies más. Unos eran enormes iguales a los que había en la casa de las chicas y los otros eran largos y delgados y tenían 3 garras.
Viendo el lugar comprendió que había habido una lucha entre los poseedores de aquellas extremidades. Una lucha que parecía haber durado una eternidad a juzgar por los árboles caídos y los surcos del suelo.
Lo peor fue descubrir que había perdido el rastro de la pequeña. El hecho de que hubiera poca sangre indicaba que podría estar viva. Pero una niña tan pequeña y dos bestias tan enormes que seguramente se la estaban disputando como cena… Tenía que encontrarla cuanto antes, mas no sabía qué dirección seguir. Dejó que su intuición le guiara y siguió el rastro de árboles caídos río abajo.
A lo lejos percibió un leve resplandor y pudo ver el cuerpo de la niña tumbado bajo un árbol hecho un ovillo. Corrió hacia ella temiéndose lo peor, pero antes de que pudiera acercarse a la niña una figura alada volando se interpuso en su camino y tuvo que agacharse para evitar una ráfaga de fuego que iba directa hacia él.
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Mientras tanto, en su casa, Gojyo se levantó con una resaca monumental. Se había llevado hasta las tantas jugando y bebiendo, bebiendo y jugando; alguna que otra chica intentó acercársele pero no estaba de humor. Había tenido una conversación con Hakkai y éste le había dicho que iba a marcharse de la casa ya que se sentía una carga para Gojyo. Por supuesto el pelirrojo no le había dicho ni que si, ni que no. Que hiciera lo que quisiera, y después se marchó. Había estado toda la noche dándole vueltas a la cabeza. Seguro que por eso le dolía tanto y no tanto por los litros y litros de alcohol que había ingerido.
Salió del cuarto y se sentó en la silla y dejó su cabeza descansado sobre sus brazos en la mesa. Le extrañó no recibir ningún comentario ni reprimenda por parte del otro. Levantó la cabeza y no lo vio por ningún lado. Ni las bolsas de la compra, ni la comida… la casa estaba exactamente igual que el día anterior.
-Hakkai? –llamó en voz alta por si acaso estaba en la casa y no lo había visto.
Vio una nota encima de la mesa que decía: "he salido a comprar. Tienes la cafetera preparada. Le das al botón y listo. P.D.: los analgésicos están en el primer estante"
Así que había salido a comprar. Fin del dilema. Se preparó el café, cogió una pastilla para el dolor de cabeza y se sentó a "desayunar". Miró el reloj de la pared y se levantó repentinamente haciendo que la silla se cayera.
¿Las seis de la tarde y Hakkai no había vuelto de la compra? ¿O quizás si había vuelto? No, eso no era posible. Si hubiera vuelto habría quitado la nota. Porque él era así. Hakkai no era descuidado como él. Y siempre le dejaba indicado a donde iba por si necesitaba localizarlo.
Levantó la silla y se sentó de nuevo intentado pensar claramente. Estaba preocupado. Es cierto, para qué negarlo. Era la única persona por la que lo haría realmente y eso que hasta ahora no le había motivos para hacerlo. Sin embargo él sí se metía en líos y era el moreno quien le iba a sacar las castañas del fuego. Era la única persona en quien confiaba de verdad. Mayor motivo para protegerlo. Empezó a darse cuenta de lo mucho que se había acostumbrado a la presencia de Hakkai, aunque al principio fuera raro tener a alguien viviendo allí. Sacudió la cabeza no era momento de pensar en eso.
-"Está bien…-pensó para sí- cuando vuelva ya hablaré de esto con él…"
Bebió el último sorbo de café y dejó la taza en el fregadero. Cogió la camisa y decidió salir a buscarlo. Justo cuando estaba agarrando el pomo sonaron unos golpes en la puerta. Pensó que quizás era el otro; y por qué llamaba… ¿vendría cargado hasta las cejas? Abrió la puerta con una media sonrisa en los labios.
-Me tenías preocupado, donde te habías metido…? –la pregunta se entrecortó al ver al monje y al mono fuera, pero no a quien realmente esperaba ver.
-¿Está bien Hakkai? –Preguntó el mono con expresión preocupada- Hoy no ha venido.
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Allí seguía él, de pie intimidado por un pequeño dragoncito de color blanco y ojos rojos. Estaba herido lleno de golpes y cortes, algunos bastante profundos, algunos bastante antiguos. Por más que intentaba acercarse a Mira el animal le cortaba el paso. Levantó las manos a la altura de su cabeza para que viera que no iba con malas intenciones.
-No sé si puedes entenderme, pero no soy mala persona, no quiero hacerle daño.
El dragoncito ladeó la cabeza de forma curiosa, pareció entenderlo pues se quitó de en medio y voló hacia la chica. Hakkai se acercó a ella y comprobó que tenía algunas heridas leves y superficiales, pero nada más grave. La pequeña se despertó y sonrió al ver al animalillo.
-Gracias por salvarme dragoncito –el animalillo emitió un kyuu contento, ella se giró, vio al chico y de un salto lo abrazó- Hakkai-sensei!
-Hola Mira-chan! Estás bien?
-Sí, él me salvó –dijo señalando al dragón- un monstruo muy grande atacó mi casa y me siguió hasta aquí… Yuka! Yuka estará preocupada por mí!
-Tranquila, ella sabe que yo venía a buscarte. Vamos te llevaré a tu casa, ¿de acuerdo? –sonrió tiernamente, se giró a ver al dragón que se notaba estaba cansado y lo cogió- ven conmigo, pequeño, al menos me dejaras curar tus heridas, ¿no? Como agradecimiento.
El animal lamió la mejilla de Hakkai y se posó sobre su hombro. El moreno cogió a la niña en brazos y comenzó a desandar el camino; estaba atardeciendo tendría que darse prisa, seguro que su hermana estaba preocupada. Para colmo no había avisado a Sanzô ni a Gokû de que no iría esa tarde, claro que en ningún momento pensó que le llevaría tanto tiempo encontrarla.
-"Espero que Sanzô no haya pensado que me he fugado…"
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La visita del monje y del mono le había sorprendido y descuadrado. Si Hakkai no estaba con ellos, ¿dónde estaría? No podía haberse marchado no era su estilo marcharse sin decir nada, si hubiese decidido irse de casa se habría despedido de Gojyo.
Habían entrado en la casa, era más cómodo para mantener una conversación y teniendo en cuenta que ninguno sabía por dónde empezar a buscar al menos podían ordenar sus ideas.
-Entonces Hakkai no ha vuelto desde esta mañana. –decía con pena y preocupación el mono.
-Gokû estaba preocupado por el hecho de que Hakkai no había venido a darle clase y no ha parado de marearme hasta que ha conseguido que le traiga. –decía con desgana el rubio.
-Claro… y el hecho de que Hakkai no apareciera para la supervisión no te preocupó en absoluto, ¿no? –dijo con sarcasmo.
-Si crees que estoy aquí porque no me fío de Hakkai estás muy equivocado. Personalmente me da igual lo que haga –vio que el pelirrojo le iba a contestar de mala manera-, no obstante es la última persona de la cual desconfiaría en ese aspecto.
Se hizo un silencio un tanto incómodo.
-Tú tampoco le crees capaz de marcharse sin decir nada, ¿verdad? –vio que el monje enarcaba una ceja- ayer me dijo que se sentía una carga y que debía irse. Pero, él no se iría sin despedirse.
-No es su estilo. –respondió el monje.
-¿Por qué no vamos a buscarle? –preguntó el más joven.
-¿Y por dónde pretendes empezar a buscar, Gokû?
-Busquemos información entre la gente de la cuidad alguien le habrá visto. Quedándonos aquí sentados no descubriremos nada. –dijo el mono de manera obvia y algo mosqueado por la tranquilidad de los otros dos.
-Por una vez estoy de acuerdo con el mono –dijo el monje.
-¿Qué le has dado de comer para que su cerebro mejore así?
-EH! Que os estoy oyendo! Yo no soy tonto pero os dejo tiempo a vosotros para pensar. –dijo el chico para asombro de los dos adultos mientras salía por la puerta.
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Era noche cerrada y no se veía nada. Había luna nueva y la arboleda era tan espesa que eclipsaba la luz de las estrellas, así pues no veían nada a más de unos pocos metros. La pequeña se había quedado dormida y a Hakkai le dolían los pies de la caminata. No recordaba haber andado tanto en la ida, pero quizás la preocupación lo había enajenado. Decidió que era momento de parar y descansar un poco. Al alba volvería a retomar el camino.
FIN CAPI 1
Pensaba hacer un one shot y de hecho, asi estaba planteado en mi cabeza, pero tengo la mala costumbre de añadir y añadir datos… y lo que iba a ser un capi ahora serán como poco 2 o 3 XS gomen.
Bueno, a ver qué tal? Cualquier comentario que queráis hacer será recibido con los brazos abiertos, aunque sean pedradas, yo me pongo casco, rodilleras y coderas, me atrinchero tas el escritorio y eah! Ya podéis lanzar lo que queráis! XD
Ja nee!!
