¡Hola Gente!
Pues sí, aunque casi no ha sido leído por estos lares, vengo a dejar el capítulo 1x02 (jajaja) del proyecto de la CGIS, que sigue la historia, mundo y personajes vistos en la historia CGIS: La unión a la fuerza.
Espero que les guste este nuevo capítulo de este extraño spin-off de NCIS!
Disclaimer: Los personajes Borin y Omagi son propiedad de los productores de NCIS, Shane Brennan, Gary Glasberg y el guionista de ese capítulo: Lee David Zlotoff.
Prólogo
Guardacostas Muerto
I
El gimnasio donde se estaba celebrando el partido de basketball estaba a reventar. Los Linces y los Pegasos, eternos rivales colegiales en cualquier deporte que se les ocurriera practicar; estaban en uno de esos encuentros que eran vitoreados de inicio a fin aunque los atletas en sí, pudieran no estar haciendo el partido más emocionante del mundo.
Era, por lo tanto, el momento perfecto para que una pareja de adolescentes se escabullera por el colegio sin que nadie les dijera algo. Los pasos de los dos corriendo, las risas de su deleite al hacer algo prohibido entrecortados por los besos, se acercaron al lugar a oscuras con rapidez.
Aparecieron las cabezas de los dos jóvenes detrás del vidrio empañado de la ventanilla, besándose con una voracidad salvaje. La puerta fue abierta por alguno de los dos y se adentraron en el lugar muy oscuro, luchando por poder quitarse las chaquetas mientras seguían besándose.
Al lograr tirar esas prendas al suelo, dejaron de estar unidos por la boca y se sonrieron al mirarse. Entonces, ella pateó la puerta casi sin fuerza y él la cerró con seguro. Los besos no se hicieron esperar mientras iban a por la blusa y la camisa. Él tendió el brazo en busca de prender la luz, y fue cuando ella se le alejó, con rapidez.
—No, que si alguien pasa y ve la luz prendida...
—Están con el partido. Nadie nos verá. —el joven usó su mejor argumento al volver a besarla y prendió la luz mientras se adentraban en el salón de clases.
Ya iba a lograr quitarle la blusa, cuando la muchacha trastabilló hacia atrás y, para no caerse, se agarró más fuerte del otro.
Al tener de nuevo total equilibrio, ella volvió a intentar besarlo, pero él la alejó de su rostro, serio y pálido.
—¿Ahora qué?
Él la movió a su lado y le enseñó con lo que ella había chocado. El cuerpo del hombre en uniforme estaba amoratado, con los ojos abiertos y la lengua afuera. Las marcas en su cuello eran muy visibles aún con el color oscuro de su piel, pero lo que hizo gritar a la chica fue mirar más abajo en el cuerpo de él. Se alejó de las piernas del hombre hacia la salida mientras el joven, muy pálido, trataba de llamar por su teléfono celular.
