~ Malo…
Parejas Principales:
● SasuHinaGaa.
¿SasuHina? ¿Gaara?
Género: Drama/ Romance.
Categoría: M.
Universo Alterno.
Autora: Aika Yami
● Aviso: Los personajes no me pertenecen, sino aMasashi Kishimoto.
● Advertencia: Este Fic tendrá alto contenido sexual, temas delicados que no son aptos para gente sensible, mención de drogas, adicciones, lenguaje soez y/u obsceno. Las escenas del tipo 'Erótico' presentadas en éste FIC, son gráficas. No deja nada librado a la imaginación.
●.●.●…Malo…●.●.●
Happy House.
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Una chica de pelo azul oscuro, fijaba su vista en aquel aparato rectangular de su pequeño departamento. Escuchaba sin oír realmente de qué se reía la gente del show de comedia. O al menos, eso quería creer.
A veces sentarse frente al televisor con un bote de helado y palomitas mientras uno escuchaba las risas grabadas de dichos programas era… triste. Deprimente. O eso quería creer.
Hoy, como todos los días, no se encontraba de humor para salir con sus amigas.
Hoy, no tenía ganas de ver a la gente en el parque cercano a su casa mientras jugaba con sus hijos.
No, Hinata Hyuuga quería sentarse frente al televisor como todas las noches a sentirse cada vez más miserable.
El año pasado no había sido nada bueno para ella. Por supuesto que no.
Había sido tan doloroso que, en vez de ahogarse en llanto a causa de sus recuerdos, prefería enfrascarse en comida.
De cualquier tipo: Dulce, salada, líquida, pegajosa, pesada, rápida, gourmet.
Eso a ella no le importaba.
La comida le mantenía distraída.
Lo triste es que había empezado a ganar peso, así que, con todo el dolor de su alma –según ella-, accedió a inscribirse a un gimnasio junto a su amiga Ino un par de meses atrás.
Lo cierto, es que no sabía si había accedido a ir porque envidiaba un poquito a su amiga: tan guapa y de buen cuerpo; o porque su buena vibra se contagiaba, poniéndola de buen humor cuando estaba su lado.
Porque, pese a que no conocía a Ino de años, en un momento de tristeza le contó su pasado. E Ino la consoló como si se tratara de su madre. Desde entonces, siempre le ha brindado su apoyo. Sobre todo cuando quería obligarla a salir de su departamento.
Realmente, y pensándolo con la cabeza fría, a la Hyuuga no le importaba los estereotipos de: "Mientras más delgada seas, más bonita y atractiva eres". ¡No, al demonio con eso!
A Hinata no le importaba ganar o perder peso. Estaba consciente de que tiene que estar sana, pero… si seguía así, Ino le ahorcaría con la cuerda de brincar del gimnasio sin pensar.
Parece que ya la está escuchando gritarle: "¡Tanto esfuerzo para nada! ¡Qué idiota!".
La sola idea le hizo estremecer de pies a cabeza. Bajó su mirar al bote de helado en sus piernas, contemplándolo por unos largos segundos, suspirando al final— Demasiado helado por hoy… —Murmuró para sí.
Dejó el bote de helado de vainilla y el bowl de palomitas con mantequilla en la mesita del centro y volvió a recostarse sobre el sofá de tres plazas de su sala. Recargó su cabeza sobre su brazo derecho extendido y se cubrió de nuevo con su manta, mirando la televisión.
Sí, Hinata Hyuuga tenía una depresión que tenía acarreando por más de seis meses.
Y no, no sabía cómo salir de ella. Tampoco se esforzaba por ayudarse a sí misma.
Les rehuía a los hombres. O más bien, a las relaciones formales, a los novios, a las relaciones íntimas. A los besos también, a las caricias. Al sentirse expuesta y abrirse por completo a que la gente la conozca tal cual es… o tal cual fue.
Después de una serie de acontecimientos en su pasado, su padre, avergonzado y triste por su comportamiento, la mandó de Niigata a Tokio para que viviera con su primo. Aunque este, actualmente vivía en otro departamento con su novia Tenten.
Por el momento, ella se encontraba alquilando un cómodo departamento de una recamara, un baño y una sala comedor; con el dinero que obtenía, por ahora de su padre; pero esto –al menos así lo planeaba-, cambiaría pronto cuando salga a conseguir un trabajo.
Ella quería ser independiente. Suficientes problemas le ha traído a su familia.
Esa casa, era prácticamente como su pequeña cueva. Casi no salía más que lo necesario. Usaba ropa holgada, nada llamativa que le daba la apariencia de estar "rellenita". Al igual que casi no usaba maquillaje ni tacones o bolsos de diseñador.
Quizá sí en el pasado debido a los múltiples eventos de sociedad que presenciaba con su familia. O porque en la universidad en la que iba, se exigían que empezaran a vestir y lucir tal cual unos profesionales.
Secretamente admitía que extrañaba lucir sus bonitos vestidos, pero ciertamente no contaba con un buen estado de ánimo para ponérselos.
Ni siquiera tenía ánimos de retomar el piano, la guitarra o los lienzos que tenía sin terminar; sus viejos "grandes amores".
Quizás, por el momento, dormir un poco otra vez en esa tarde le daría las energías para salir a dar un paseo.
Cerró los ojos por unos instantes. Su respiración pausada era lo único que le relajaba.
Los sonidos provenían de la televisión, eran los únicos que llenaba el lugar. Abrió su boca para soltar un pequeño bostezo, cubriendo sus labios con el dorso de su mano derecha y rascó su cabeza con su mano libre.
El timbre de su teléfono celular rompió su adormilada atmósfera. No quería levantarse. Seguramente era un mensaje sin importancia.
Pero al escuchar que más y más llegaban, soltó un gemido frustrado y accedió a estirar su mano a la mesita de café frente a ella.
Tanteó la superficie con pereza y, cuando lo encontró, lo llevó a la altura de su cuello; achicando sus ojos para poder ver mejor y no dañarse los ojos con la luz del móvil.
Soltó un suspiro al ver que eran mensajes de sus amigas, exigiendo su presencia en aquel grupo de chat.
Se dio el tiempo de revisar uno a uno, enterándose que querían salir a bailar y a beber unos tragos.
Frustrada e incómoda porque, claramente, no quería salir de su guarida, se disponía a rechazar la invitación. Pero como acto de algún santo, una llamada entrante le detuvo.
Era su amiga rubia. Dubitativa, pensó en si contestar o no, pero pensando que si no lo había, quedaría como una grosera y mal educada. Y eso no era bueno.
Pulsó la opción en verde y pegó el teléfono a su rostro para responder— ¿Diga…?
—¿Estabas durmiendo? ¿Te desperté? —La Hyuuga, del otro lado del teléfono distinguió el ruido de una masa concentrada de gente. Seguramente ya se encontraban sus amigas ahí— ¡Hinata, apenas van a dar las diez! ¡¿Estás loca?! ¡No duermas!
Las mejillas de la chica se sonrojaron al sentirse atrapada. Se dispuso a sentarse en el sofá y frotó uno de sus ojos con pereza— ¿Se te ofrece algo, Ino? Hay mucho ruido…
Un bufido se escuchó, casi dejando sorda a la chica peliazul— ¡¿A caso no has visto los mensajes?! —Ino gruñó, Hinata sonrió pensando en que su amiga seguramente estaría enojada con ella— Estamos en un club. Así que ven y vamos a bailar. ¿Sí?
La chica se estremeció un poco y negó para sí. No, no quería ir a ningún lado— Pe-perdón, I-Ino… pero no cre-…
—¡Oh, vamos! Cariño, conozco tu situación, de verás que te entiendo. Pero no te puedes quedar toda tu vida encerrada, comiendo y perdiéndote de todo. —La peliazul frunció sus labios al escucharle, sintiéndose triste por su cruda realidad— ¡Ven! Vamos a bailar. Sal a despejarte. ¡Distraerse es una buena terapia, ¿sabes?! —Ella le escuchó reír— ¿A caso no deseas retomar la música y tu arte? ¡Vamos, yo sé que sí! ¡Tienes que dar el primer paso!
La Hyuuga, al oírle, se conmovió. Y estuvo tentada soltarse a llorar en ese momento. Soltó un sonoro suspiro y asintió aunque su amiga no podía verla— Está bien, pero nada de ropas ajustadas. Saldré cómo yo quiera, ¿está bien?
Ino rió divertida, haciendo que la chica sonriera— ¡Por mí perfecto, pero ven! —Se escuchó una pausa más el murmullo de personas acercarse a la rubia, al parecer— Dicen los demás que te esperamos en la barra del club, ¿de acuerdo? ¡No tardes!
Hinata, al confirmar, terminó la llamada y respiró profundamente para darse ánimos y energías.
Apartó su frazada de sus piernas y se dispuso ir a darse un baño.
Extrañamente su amiga rubia siempre buscaba las palabras correctas para ponerla de buen humor. Se alegraba mucho de haberla conocido en aquella ciudad.
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Después de la llamada con su amiga, llevaba casi cuarenta minutos de retraso.
Elevó un poco su cuerpo con la punta de sus pies, sintiendo la presión de sus botas de terciopelo sobre sus dedos.
A lo lejos, divirtiéndose, riendo y bailaban, se encontraban sus amigos. Sonrió ante esto y se dispuso a avanzar entre la gente.
—¡Por favor, Sasuke-kun…! ¡Dame una oportunidad! —Cerca de ella se oyó la voz de una persona que ella conocía bien. Discretamente, la peliazul divisó a su compañera de clases, Sakura Haruno frente a un hombre alto de cabello negro y alborotado.
Desafortunadamente no podía verle la cara al chico.
Este, llevó el vaso de licor que tenía hacia sus labios y le dio un gran trago— ¡Ya te dije que si no es para coger, que no me busques! —Dijo en voz alta debido a la música que transmitían las bocinas. Y sin decir más, el hombre pasó de largo de la chica y le dejó sin palabras.
Sakura, al sentir que su corazón se estrujaba con fuerza, apretó sus puños en el barandal que tenía a su lado.
Hinata no podía creer lo que había oído. ¿Podría existir alguien tan cruel? Sintió un poco de pena por la chica. Ser rechazada de tal manera debe ser terrible.
—¡Hinata! —El grito de la voz de su amiga rubia le hizo girar su cabeza hacia ella. Ino, con una radiante sonrisa plasmada en sus labios, se acercaba entre apretujones de la gente acumulada en aquella pista de baile. La peliazul le sonrió y se acercó hacia ella— Por Dios, tardaste demasiado.
—Lo sé, lo siento. —Dijo en voz alta mientras se acercaba a ella para que le escuchara claramente. La Yamanaka le restó importancia y le tomó de la mano para que caminara a su lado hacia donde estaban los demás.
La canción "Let me Love you" de Justin Bieber empezó a sonar, haciendo que las parejas se pusieran algo melosas entre sí.
—¡Hey! ¿Dónde estaban? —Un chico rubio alzó sus manos para saludar a las chicas. Les ofreció una copa a cada quien.
Hinata saludó a los presentes, sintiéndose algo fuera de lugar debido a que todos se veían animados.
—¡Tienen que probar estos 'Dragones'! —Exclamó un chico de cabello castaño, el cual tenía un pequeño vaso lleno de un licor con una flama arriba— ¡Son deliciosos!
—El chico virgen los acaba de probar. Por eso está emocionado, discúlpenlo. —La voz tranquila de un hombre se hizo sonar. Todos miraron hacía el chico con cabeza de piña decir aquello, haciendo que el castaño saltara de un brinco hacia él dispuesto a ahorcarlo.
—¡¿A quién coño le dices virgen?! —Las carcajadas explotaron.
La peliazul se acercó a una de las sillas de la barra y miró por completo el lugar. Las personas se veían felices. O al menos eso aparentaba.
Debía admitir que la música estaba amenizando el ambiente. Casi no se arrepentía de haber ido. Quizás no fue mala idea hacerle caso a Ino.
Aunque, lo que si se dio cuenta es que ni la chica de pelo rosa ni aquel pelinegro estaban cerca de ahí. ¿Será que esa mujer fue tras él? Pensó.
Negó inconscientemente con su cabeza. Llevó su bebida hacia sus labios para darle un sorbo, haciendo sin querer una mueca por el calor del alcohol en su garganta.
—¡Oye Hinata! —Ino se acercó a la chica y le abrazó por el cuello, sorprendiéndola y casi haciendo que la copa se le cayera— ¡Mira quién está allá! —La peliazul miró hacia donde señalaba su amiga.
Sus mejillas se sonrojaron como un par de tomates maduros y rojos. Intentó desviar su mirada al sentirse tímida de repente. Ino al ver su reacción, soltó una carcajada y le tomó de las mejillas— ¡Hey, no voltees! —Rió de nuevo, haciendo que la mirada de su amiga fuera de nuevo hacia allá— ¡Pero cómo te gusta, ¿cierto?!
La Hyuuga negó con su cabeza varias veces mientras apartaba la mano ajena de sus mejillas— ¡No-no, te equivocas! —Ino volvió a reír divertida.
Hinata comenzó a ignorar cómo comenzaba su discurso sobre la timidez que le ganaba. ¿Cuántas veces ya se lo había dicho? Muchas, quizá miles de veces. Pero era algo con lo que ella no podía lidiar por cuenta propia.
Miró discretamente hacia la zona VIP del club para divisar la figura masculina de Itachi Uchiha, el hombre que secretamente le atraía un poco –Y que no hace mucho había conocido-.
Debía admitir que su experiencia con los hombres no era… particularmente buena. Los conocía pero, o no tenían nada en común y se aburría o simplemente siempre había un problema de tras de ellos. Como su ex novio, Gaara. El cual, a causa de problemas con su padre, desarrolló problemas con el alcohol y la cocaína.
Problemas de los cuales ella no fue consiente hasta que ocurrió aquello que le marcó de por vida.
Pero en cambio Itachi, era un hombre tranquilo, estudioso, interesante y trabajador. Siempre era amable con todo el mundo. Hasta con ella, que constantemente era tachada de rara y asocial.
Itachi, siempre le saludaba cuando la veía en sus clases de idiomas como si ella fuera una persona "normalmente aceptada en la sociedad". Lo malo, es que cómo él iba unos semestres más adelantado que ella, no iban a las mismas clases y por lo tanto, nunca podía entablar conversaciones con él para conocerlo. Aunque, quizás por su experiencia con los hombres, no tendría ni siquiera cara para decirle 'hola'.
Sin darse cuenta y, con el tiempo que lo fue conociendo, poco a poco su atención fue atraída por ese joven. Aunque, lo único malo que le encontraba, es que Itachi fumaba de vez en cuando. Pero, según él, lo hacía cuando estaba entre sus amigos o estresado.
—¡Hinata! —Ino juntó con fuerza sus palmas frente al rostro para que su amiga reaccionara— ¡Ohh, escúchame! —La Hyuuga parpadeó varias veces, cayendo en cuenta de que no estaba prestando atención a lo que le decía— ¡Vamos de compras mañana! ¡O el lunes saliendo de la escuela!
La chica le sonrió a su amiga y le asintió algo tímida.
De pronto, la vibración de su móvil en el bolsillo derecho de su ancho abrigo negro, le llamó la atención.
Sus ojos se abrieron al ver el nombre de "Sabaku no Gaara" en la pantalla. Ino, siendo testigo de esto, frunció el ceño con enojo— ¡¿Por qué sigues teniendo el número de ese tipo?! ¡Te dije que lo borres!
La chica de ojos perla, le miró con un poco de angustia— ¡Lo siento! —Dejó su copa en la barra que estaba a sus espaldas y colgó la llamada. Con agilidad, desbloqueó su teléfono con uno de sus pulgares y entró a la opción de mensajes— Perdón pero debo contestar. —La mirada de reproche que le lanzó la Yamanaka le hizo fruncir su ceño con preocupación— ¡Gomene! ¡Te prometo que es la última vez! —Dijo la chica mientras escribía "Márcame en tres minutos" a dicho chico.
Y sin darle tiempo a regañarla, la rubia sólo vio cómo su amiga se perdía entre el mar de gente, suponiendo que iría a los baños o a la azotea del lugar para hablar con ese tipo.
—¡Hey, Ino! —La voz de un alegre Uzumaki le llamó la atención. Ella lo volteó a ver, seguramente ya estaba ebrio— ¿Quieres bailar? —Confundida, miró al chico que sin esperar realmente una respuesta, comenzó a jalarla hasta la pista de baile para que estuviera con él.
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Tras pasar unos cuantos minutos, la chica de ojos blancos subió con prisa las escaleras hacia la azotea del club. Tenía la respiración agitada, sentía que casi se le saldría el alma por la dificultad que tenía de respirar. ¿No se supone que para eso iba al gimnasio? ¿Para tomar condición física?
Pero se reprendió enseguida: Haz estado comiendo sin parar los últimos tres días.
Soltando un suspiro pesado, recargó la espalda en la pared. El teléfono volvió a vibrar con fuerza en su mano. La chica se sintió nerviosa de pronto por saber que le estaba marcando al celular.
Ya tenía meses sin saber de él.
El ruido volvió a hacerse presente y decidió que era mejor estar afuera. Así que subió los últimos escalones y empujó con fuerza la puerta metálica; a su vez que respondía el llamado.
—¿Ho-hola…? —Su voz tembló a causa de los nervios.
La voz masculina y grave al otro lado de la bocina, suspiró— Tardaste.
La Hyuuga relamió sus labios y miró hacia el cielo estrellado para darse fuerzas. Le prometió a su amiga que sería la última vez que hablaría con su ex, y así sería— ¿Qué es lo que quieres…? Te dije que no me volvieras a llamar. —Recordó mientras caminaba hasta acercarse al pequeño barandal del lugar, contemplando las luces de la ciudad.
—Escucha. —Pidió el chico— Mañana en la tarde te depositaré en tu cuenta bancaria. Sé que quieres estudiar sobre las artes, así que podrás usar ese dinero como quieras.
Al escucharle hablar, el puño de la chica se apretó con fuerza. ¿A caso estaba bromeando?
Se cruzó de brazos, apoyando el codo del brazo que mantenía arriba el celular sobre el otro brazo y se giró, recargando su espalda en el metal— No lo quiero. Guárdatelo. —Sentenció. Por otro lado, el silencio se formó al otro lado de la línea. Hinata sintió que su corazón se estrujaba de a poco, así que decidió dar fin a ello— ¿Ya terminaste?
—No. —Un suspiro de frustración sonó. Hinata se abrazó a sí misma y estuvo tentada a dejarse caer, pero no lo haría— Yo sé… yo sé que no quieres saber más de mí. Que tengo la culpa de todo, pero entiende. Aún me importas. Lo sabes… por eso quiero darte el dinero para-…
La chica soltó un pequeño grito ahogado y sintió que el coraje que tenía guardado por tanto tiempo en su cuerpo quería resurgir como veneno contra Gaara— ¿Quién te crees que eres para pensar que unos simples billetes remplazarán lo que tú me quitaste? ¡Eh!
—Hinata… —Susurró el chico, dolido por sus palabras.
—¡No, escúchame tú! —Gritó enojada. La mujer apretó sus ojos con fuerza y dejó que las lágrimas de frustración corrieran por sus mejillas— ¡Gaara, íbamos a tener un bebé! ¡Me empujaste e hiciste que lo perdiera! ¡Te dije que no quería saber de ti y ahora quieres que acepte algo de ti como si nada hubiera pasado! —La peliazul soltó un gemido ahogado y dejó que su cuerpo resbalara hasta sentarse sobre el suelo de la azotea.
Del otro lado, un fuerte gruñido frustrado hizo estremecer la piel de la chica— ¡¿Y crees que no lo sé?! ¡He pensado en meses decirte esto! ¡Pero soy un puto cobarde! —Hizo una pausa, en la cual la chica adivinó que él también estaría a punto de quebrarse— ¡Joder, Hinata! ¡Sé que tuve la culpa! ¡Estaba drogado y no estaba consiente de nada! ¡¿Crees que no daría lo que fuera porque tú estés aquí a mi lado mientras esperamos los últimos meses para que nuestro hijo nazca?! —Hinata soltó un fuerte sollozo mientras cerraba sus ojos con fuerza, dolida— ¡Maldita sea, mujer! ¡Le vendería mi alma a quien sea para regresar el tiempo! —De repente, un fuerte golpe se escuchó al otro lado— ¡Te extraño! ¡Y aún te amo… y acepto que no quieras estar conmigo! ¡De verdad que lo entiendo! ¡Nadie quiere estar con un monstruo como yo!
El silencio en aquella llamada se prolongó por varios minutos. Hinata trató de tranquilizar su llanto, no quería seguir llorando después de meses. No quería seguir deprimida. Quería ser como antes, ser feliz y estar tranquila— Ga-Gaara… No me vueltas a-…
El chico le interrumpió antes de que la chica le colgara— Iré a rehabilitación… —Dijo casi en un susurro— Te dejaré en paz a partir de ahora. Así que lo del dinero no está a discusión. Sólo me preocupo por ti, así que déjame hacer algo por última vez.
La chica apretó los labios y frunció el ceño— Que quede claro que eso no enmendará el daño. Jamás te perdonaré lo que hiciste…
El chico guardó silencio por un momento, pero después, la chica escuchó cómo suspiraba— Adiós, Hinata.
La chica bajó su mano de la oreja como si fuese el de una muñeca sin vida, miró cómo su pantalla marcaba 'llamada finalizada' y ésta se apagaba enseguida.
Su corazón se estrujó en su pecho con fuerza. Soltó un suspiro y llevó su mirada al techo para soltar sus lágrimas gruesas.
Cuanto deseaba estar con su familia, con su papá para que la abrazara. Con su hermana para que la consolara… Cuánto quisiera estar con ellos…
El sonido de unos lentos y fuertes aplausos se hizo escuchar, retumbando en la pequeña zona. Hinata detuvo sus sollozos y giró su cabeza hacia la dirección de dónde venían; su piel se erizó, un poco asustada al no haber notado que ya había alguien ahí.
La silueta de una persona comenzó a emerger de la parte oscura de la azotea. Un punto pequeño se encendió y apagó lentamente en rojo, para después, dejar sonar los aplausos que siguieron un par de veces más.
Y ella lo distinguió, era aquel chico que había rechazado a su compañera de clases de manera tan cruel. Observó atenta cómo poco a poco se acercaba a ella, hasta quedar frente a frente.
— ¡Qué historia tan triste! —Se burló el chico. Hinata le miró sin palabras, contemplando cómo lentamente y con torpeza él se dejaba caer a su lado, sentándose— Haz hecho que casi llore… —Hinata vio con más claridad su mirada, parecía drogado. El moreno llevó su "porro" hacia los labios y le dio una profunda calada— Lo cierto… —Liberó un poco del humo, ella cayó en cuenta que era marihuana— Es que tu puto llanto y tristeza me vale una mierda. Me molestan. —Le miró con unos intensos ojos negros— Cállate de una puta vez…
La chica parpadeó un par de veces, perpleja por lo que acaba de oír. Tragó fuerte y torpemente comenzó a limpiar sus húmedas mejillas— Pe-pe-perdón… —Tartamudeó sin pensar— No-no era mi in-intención mo-molestar…
El Uchiha, pese a su mente algo manipulada por lo que estaba consumiendo, entendía bien el porqué de la tristeza de la chica, no era imbécil. Por lo tanto, al ver que comenzaba a levantarse, la tomó de uno de sus brazos y tiró de ella— ¡Creo que te conozco! —Le señaló torpemente mientras le examinaba la cara— Eres… Hyuuga… la chica que dicen que está… —La mujer vio que hacía señas raras con sus manos, pensando que quizás si estaba muy mal ese muchacho— Ya sabes… "gordita"…
Algo incómoda y avergonzada, la chica desvió su mirada. Sasuke, al ver su acción frunció el ceño y le tomó del mentón.
Acercó un poco su rostro al de ella, provocando que se sintiese el olor a alcohol también— No, no, no, no, no, no, no… —Negó varias veces y se separó de ella— Que te quede claro que no soy tu puto ex novio para que puedas mandarme al carajo, ¿entendiste, coño? —La chica apartó un poco brusca su cara al escuchar sus crueles palabras, pero él la volvió a tomar de la barbilla.
—Su-suelteme… me… me está las-lastimando… —Murmuró a duras penas la chica. Sasuke sólo la miró por un momento y negó un par de veces.
—Oh… pero si no eres fea… —Bajó poco a poco su mirar hacia su cuerpo, pero le fue difícil apreciarlo debido a la ropa grande y holgada que utilizaba— Me pregunto cómo le hizo ese tal Gaara para cogerte…
—¡Su-suélteme! —Exclamó la chica, molesta por su atrevimiento— ¿Cómo se atreve?
Sasuke, molesto, le tomó de la nuca y acercó sus labios para besarle con furia. Entreabrió sus labios y comenzó a moldearse al rostro frígido de la chica.
Esta, por su parte, trataba de respirar pero la intensidad con la que el chico la besaba comenzaba ahogarla. Entreabrió sus labios y Sasuke aprovechó a meter su lengua, sacándole un gemido.
Poco a poco, comenzó a caer sobre ella mientras se perdía en aquel beso pero, de un momento a otro que no supo, la chica abofeteó con fuerza la mejilla del moreno, haciendo que este se apartara.
Sasuke, completamente enojado por lo que acaba de recibir, miró con odio profundo a la chica que acaba de rechazarlo. El efecto de la droga que tenía, se fue de su sistema nervioso y pensó con claridad sus propias acciones.
Relamió sus labios con lujuria y se juró a si mismo que esa mujer se las pagaría tarde o temprano.
Hinata, asustada por lo que ese chico pudiese hacerle, se levantó rápidamente y prácticamente salió huyendo de ahí, dispuesta a despedirse de sus amigos y marcharse a casa.
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Días después, las cosas estaban medianamente tranquilas. El día estaba soleado y agradable, el frío del invierno parecía que nunca existió porque, pese a la nieve, el clima estaba agradable.
La chica de cabello rubio y la de pelo azul, nerviosas, se pegaron una a otras mientras esta última comprobaba su cuenta bancaria en aquel cajero automático.
Ino, al ver tal suma descomunal de dinero, miró atónita a su amiga Hyuuga— Oye, ¿estás segura que él te dio todo eso? —Hinata tragó fuerte y terminó por sacar su tarjeta, sin retirar un solo centavo de ahí.
Miró nerviosa a la chica de ojos azul cielo y se encogió de hombros— Yo tenía dinero guardado, dinero que Neji me dio, el que me dio mi papá… pero sé que no era tanto…
Mientras ambas comenzaban a caminar por los largos pasillos de aquel concurrido centro comercial, Ino le miró de reojo, aun no creyéndose la plática que tuvo su amiga con su ex— Pues… vaya… si estuviera en tu lugar, ya me lo hubiera gastado —Hinata le vio con un pequeño reproche, Ino rió por su pequeña broma y negó un par de veces con su cabeza— Oh, vamos. Pero… en todo caso, ¿qué harás con él? ¿Te lo quedarás?
La peliazul dirigió su mirada hacia el frente, soltando un suspiro mientras se cruzaba de brazos— La verdad no sé… —Llevó una de sus manos hacia su mentón— Podría donarlo… pero, ¿y si surge una emergencia de vida o muerte? —Cuestionó preocupada, mirándola de lleno, haciendo que esta se detuviera por completo.
Ino llevó su mano hacia su mentón y pensó unos segundos— Creo que es mejor que lo guardes. —Suspiró levemente y de un momento a otro, deseando cambiar el ambiente, le tomó de sus manos y le sonrió ampliamente— Cómo sea, me dijeron que hay una tienda nueva de lencería. ¿Vamos?
La Hyuuga se puso nerviosa de repente, sonrojándose descomunalmente mientras trataba de seguirle sus pasos— ¿Pa-pa-para qué quieres lencería?
Ino soltó una carcajada— Ay, Hinata… ¿no me digas que no usas ropa interior? —Rió de nuevo, divertida mientras se aproximaban a la tienda "Happy House".
La peliazul se sonrojó y ante la obviedad recalcada, rió de nuevo. La rubia tenía razón, ¿para qué más se usaba la lencería?
La música de moda resonó en las paredes de aquella tienda. La ropa era de diferentes gustos: desde lo glamuroso hasta lo gótico y rockero.
Ambas féminas caminaron hasta llegar al área de la ropa interior. Hinata se sorprendió al ver prendas tan pequeñas… bragas con triángulos minúsculos que estaba segura que el que se la pusiera, si no se depilara el área del bikini, seguramente no le cubriría nada de nada y se vería fatal. Cerró sus ojos con fuerza y negó.
Comenzó a revisar distraídamente las prendas, realmente no había una que le llamara la atención por completo.
Ino, al ver un conjunto de una tanga blanca de encaje con un sostén di minúsculo del mismo material, el cual, iba acompañado de unos ligueros blancos. Se giró a su amiga para enseñárselo— ¿Sabes? —Llamó su atención. La peliazul le miró de lleno— Deberías dar el primer caso para llamar la atención de Itachi-kun. ¿No crees?
La chica de ojos blancos, comenzó a negar con manos y cabeza repetidas veces. No podía ni siquiera hablarle con claridad, mucho menos podría decirle algo su pequeña atracción que sentía hacia él— ¡Oh, no, no, no! —Llevó sus manos hacia sus mejillas para ocultar su cara abochornada— Qué vergüenza…
La ojiazul rodó los ojos y colocó sus manos en sus caderas— Entonces dime, ¿cómo quieres que te note? ¿Cómo quieres llamarle la atención? ¿Te conformas con ser su stalker?
Hinata comenzó a jugar con sus dedos índices, guardando silencio. La verdad es que sí… pensó muy, muy adentro de sí misma.
La rubia rodó sus ojos de nuevo y le tomó de la mano para llevarla a un probador y poder hablar en privado.
Apurada, cerró la puerta y sentó a su tímida amiga en el pequeño banquito— Oye, sé que es difícil… pero deberías empezar a salir del cascarón. ¿No crees? —Sintiéndose agotada, soltó un pequeño suspiro— Hinata, eres una persona muy bonita y un completo desperdicio de mujer si sigues ocultándote del mundo. —Frunció ligeramente su ceño— Gaara ya no está, ya estás soltera, sin compromiso, empezando una carrera que amas y, te apuesto lo que quieras, que estás que mueres de ganas por retomar la música. ¿Verdad?
Al sentirse un poco regañada, Hinata bajó su mirada mientras pensaba en lo que decía la chica. ¿Ya era hora de mirar hacia adelante y dejar el pasado fuera de su camino? Apretó los puños al pensar en eso… aún le dolía todo eso… así que no sabía si ceder o seguir hundiéndose.
Ino le miró con atención, ladeó un poco su cabeza para poder verle mejor el rostro gacho— Salir de vez en cuando, intentar ser más optimista, sentirte más segura contigo misma y con tu cuerpo son puntos importantes que debes tomar en cuenta… —Hizo una pequeña pausa— ¿A caso no te gustaría llegar a tu casa y sentirla como tu hogar en vez de tu cárcel? —Ella vio cómo la peliazul mordió su labio, seguramente dudando.
Sin pensarlo, posó su mano sobre la cabellera lacia y comenzó a repartir caricias por lo largo— Yo creo… que sea con Itachi o cualquier persona que llegue a atraerte, deberías intentar sentirte lo suficientemente segura como para saber que puedes atraerle la atención. ¿Me entiendes…? —Rodó los ojos y se encogió de hombros— Lo siento por Sakura, pero eres más inteligente que las cabezas huecas que siguen al malvado Sasuke.
Al escuchar ese nombre, Hinata recordó aquel beso que ese chico de mirada aterradora le robó aquella noche. Detalle que omitió contarle a su amiga. Ella pensó con la cabeza más fría que pudo las palabras y concejos que le daba la chica. ¿Podría dejar atrás su dolor? Sí. ¿Le costaría mucho? También, pero seguramente se sentiría más en paz consigo mismo. Y eso, lo anhelaba de sobremanera.
Soltando un suspiro, y sintiéndose mejor consigo misma, sonrió hacia ella— Te… te prometo que lo intentaré… poco a poco… —La rubia gritó emocionada por escuchar decirle algo cuerdo por primera vez que, sin pensarlo mucho, le dio un efusivo abrazo en el cuello; haciéndole reír.
—¡Me parece perfectooooo! —Rió de nuevo y se separó de ella— Cuando te sientas lista para un cambio de look, me dices. ¡Yo te ayudo! —Sin borrar su sonrisa, sacó bajo su brazo aquel conjunto de encaje blanco que encontró previamente— ¿Y si hacemos algo para Itachi?
—¿Ah? —La propuesta de la chica le descolocó de pronto. O sea, ¿ya? ¡¿Ya?! ¡¿Así de rápido?! Pensó frenética.
Ino se puso frente a ella con las manos en la cadera— ¡Sí, venga! —Le obligó ponerse de pie, atrapando con rapidez las orillas de su holgado suéter para sacárselo por sobre la cabeza— Ponte esto y te tomaré una foto para que se la mandes.
Al sentirse expuesta, Hinata negó una y otra y otra vez con su cabeza, sonrojándose descomunalmente— ¡No-no! —Pasó sus brazos sobre esa segunda camiseta de mangas cortas, ocultando sus voluptuosos pechos de la chica, del espejo y de ella misma— ¿Cómo crees? Pensará que soy una…
Ino le tapó la boca con su mano y la miró de reproche— ¡Ni se te ocurra decirlo! —Le apartó las manos del pecho, liberando sus labios para hacer que girara hacia el espejo de cuerpo completo del probador— Se la podemos mandar ahorita, le dices que estás indecisa en si lo compras o no. Así que, por eso le estás pidiendo su opinión. —Agitó su mano, restándole importancia al asunto mientras le ayudaba –obligaba a desvestirse— Toma, póntelo. —Exigió. Se apartó de ella y tomó asiento en el probador, cerrando sus ojos para "darle" privacidad para que se desvistiera por completo y se pusiera la lencería.
Hinata, no sabiendo qué hacer con exactitud, accedió después de unos largos segundos.
Se deshizo de su blusa, pantalón de mezclilla, tenis, calcetines y ropa interior. Se avergonzó al ver el tamaño de los trozos de tela que se hacían llamar "ropa". Eran muy chiquititos. Estaba segura que apenas y le cubrirían su monte de venus y los pezones rosados.
Ella cerró los ojos con fuerza y prefirió no ver su reflejo. Sino, estaba segura que se avergonzaría más de lo que ya estaba.
Terminó de ponerse las prendas, las medias y el liguero de la cadera y volteó hacia el espejo.
Sintió que estaba casi al punto del desmayo al ver su reflejo con ropa tan erótica. Porque, tal como había dicho, la tanga a penas y le cubría por enfrente, apretaba sus caderas y hacía lucir más redondo sus glúteos. Y el sostén, a penas y cubría sus aureolas y pezones. Con rapidez, tomó su abrigo y se cubrió por enfrente.
—I-Ino-chan… Creo que esto no es buena idea.
La nombrada abrió sus ojos y al ver a su amiga con dichas prendas, su boca se abrió descomunalmente y gritó emocionada— ¡Oh, por Kami! ¡Estás muy sexy! —Ella estiró una de sus manos y le arrebató su abrigo— ¡No te cubras! —Rápidamente buscó el celular de la peliazul y buscó la cámara fotográfica. Enfocó la misma y captó una foto de la chica sin querer— ¡Vamos, posa algo más sensual!
La chica de ojos blancos mordió su labio inferior. ¿Posar cómo? Ella no sabía cómo hacer eso.
Llevó una de sus manos a la altura de su pecho, sin dejar en paz su labio inferior y giró su rostro hacia el espejo. ¿Cómo debería posar si se sentía ridícula?
La luz del flash y el sonido de captura del móvil se hicieron sonar. La chica peliazul parpadeó un par de veces sin querer— ¡Está perfecta! —Hizo una pausa mientras buscaba la aplicación de mensajería instantánea para mandarle la foto junto a unas palabras "sensuales" a cierto número que se sabía de memoria.
Hinata, aterrada, se acercó a ella para arrebatarle el aparato, pero cuando oyó el "¡Enviado!" exaltado de la rubia, sintió que el alma se iba de su cuerpo— Ino-chan…
La ojiazul rió divertida al escuchar y ver la reacción de su amiga, rápidamente se puso de pie y se dirigió a la salida del vestido— No te preocupes, seguro le encantará. —Abrió la puerta y antes de salir, dijo— Ahora regreso, traeré más para que te pruebes. —Rió divertida mientras salía de ahí contenta por lograr su cometido.
Hinata, sintiéndose más nerviosa, soltó un suspiro pesado. Intentando liberar la presión que sentía en su pecho.
El sonido del mensaje le tomó de sorpresa. Le provocó un vuelco en el corazón al punto de un infarto.
—¿Será que… lo vea? ¿Lo abro? —Se preguntó en voz alta— ¿Le habrá gustado? —Inconscientemente se mordió su labio inferior dudando de sí misma qué hacer o qué no.
Con el pulso y las manos nerviosas, abrió a duras penas el mensaje. Sus ojos se abrieron como platos. Leyendo palabra por palabra, se sintió más pálida, la presión sanguínea bajó por los suelos y con ella su cuerpo— ¿Qué…? —Se preguntó, sintiendo cómo estaba a punto de perder la conciencia.
En la pantalla de su móvil, se mostraba la foto que Ino había mandado junto al texto: "Espero que te guste, Itachi-kun."
Más sin embargo, la respuesta que recibió le dejó sin habla, con la mente en blanco y prácticamente con la garganta seca.
"Pues yo no soy Itachi, pero me dieron ganas de follarte con sólo verte, Hyuuga.
Sasuke Uchiha."
╰✵●๋⌇Fin capítulo 01.
Notas de autora:
Sí, es otro fic nuevo. Y ya sé, a algunos no les gusta que publique cosas nuevas que por mis otras historias y blá, blá, blá. Asdjkasd ¡Pero no me importaaaaaaaaaaa! (¿?) Dx
En fin, ¡Hola! C: Me moría de ganas de traer este fic. Sí, será igual de intenso como fue Love me. Sólo que tocaré un tema delicado cómo le sucedió a Hinata. Procuraré hacerlo con la mejor seriedad posible. Sé que este tipo de temas es muy tabú para algunas personas, pero, básicamente está basado en la vida de alguien que conozco. Sólo que –por obviedad- no puedo hacerla tal cual. Soy una pervertida, así que, síp. Habrá muchos lemons intensos :33
Realmente llevo pensando por meses este fic, había pensado que inicialmente sería un GrimmNel, pero, hablando con Angeel O, me di cuenta que sería mejor para un SasuHina porque, ¡Quiero ver un Sasuke oscuro, malvado y sexy! :D
Gracias a ella se aclararon mis ideas y dudas y me la pasé escribiendo toda la tarde. (Gracias, linda –corazón rosa-)
En cuanto a los lemons, no se preocupen, empezaran en el capi que viene. Este fue más o menos uno introductorio. Si tienen dudas sobre el tema de Gaara y Hinata, pregunten.
Y por favor, dejen sus opiniones sobre el fic, sobre mí o lo que quieran. Es un poco decepcionante recibir muchos follows y favoritos pero casi nada de reviews. ¡Quiero escucharlos! Dx Me pasa mucho en Only One y eso me deprime :c (Y no sólo a mí, sino a muchas autoras).
En fin, espero hayan disfrutado la lectura y espero traer el siguiente capi pronto. Estoy entusiasmada con esta historia. Kukukuku~ ¡Los quiero! C:
Aika-chan.
