¡Hola! hace unos meses leí este libro y me encanto, así de tanto pensar decidí subirlo y adaptarlo con mi pareja ficticia favorita, amo el SasuHina y no me aguante en subir esta historia tan maravillosa.
AVERTENCÍA:
La personalidad de los personajes serán Oc un poco parecida a RTN si no les gusta, ¿Qué esperan para salir de la página? no están obligados a leer algo que no les gusta.
La historia Tendrá mucho Romance y Humor. Se tocarán muchos temas sobre celebridades que quizás conozcan, así que si escuchan el nombre de un actor o cantante reconocido no se preocupen es muy importante para el Drama. Ah y pues claro que tendrá su parte erótica y sensual entre los protagonista.
Esta historia es una adaptación, por lo tanto ninguno de los personajes me pertenecen. Sin más que decir, espero y disfruten este primer capitulo.
La gala musical en el espectacular auditorio de Los Ángeles era divertida y todos los asistentes lo pasaban muy bien. Productores Musicales, Cantantes, Actores, Modelos y Guionistas de cine bebían, bailaban y cantaban al sonido de la música del momento.
Unos de los asistentes más solicitados era Sasuke Uchiha, Un compositor guapo, simpático, seductor y moreno de ojos negros que las volvía locas a todas, y no solo por su profunda mirada, Sasuke era el menor de los Uchihas, hijo de la fallecida cantante Mikoto Uchiha, más conocida como La Leona, y cuñado de Izumi, la cantante que estaba pegando fuerte en las listas de ventas.
Sasuke era el soltero más cotizado de Los Ángeles y, vestido con aquel traje negro, la camisa blanca y la pajarita, era una delicia para la vista. Era un hombre que no se dejaba enamorar por nadie, pero que las enamoraba a todas con su mirada, su porte atlético y su sonrisa cautivadora. Mientras sonaba de fondo Treasure, de Bruno Mars, y la gente bailaba, él hablaba con una guapa modelo, consciente por cómo esta se tocaba el pelo, se mordía el labio inferior y sonreía, de que la noche prometía. Sin duda la mujer había caído en sus redes sin él apenas proponérselo.
—Sasuke, ¿Puedes venir un momento?
Al oír la voz de Izumi, le guiñó un ojo a la mujer que estaba con él y, tras pedirle un segundo, se acercó a su cuñada. Esta, con una sonrisa, cuchicheó en su oído:
—Me acaban de proponer grabar una canción con dos cantantes del momento, ¿Qué te parece la idea?
—Wepaaaaa —Respondió él.
Juntar a tres diosas de la música, guapas, sexys y triunfadoras era como poco una gran idea, y contestó encantado:
—Creo que será un éxitazo. ¿Quién te lo ha propuesto?
Con disimulo, la joven se movió hacia la derecha y murmuró:
—El que está hablando con tu primo Shisui.
Sasuke miró con curiosidad y, al ver quién era, asintió.
—Es una gran oportunidad.
Ambos reían contentos cuando Itachi el hermano mayor de Sasuke, y marido de Izumi, se acercó a ellos y, tras darle a su mujer la bebida que llevaba en la mano y agarrarla por la cintura, preguntó:
—¿Qué tramáis?
—Le contaba a Sasuke sobre la propuesta —Contestó ella, apoyando mimosa la cabeza en su hombro.
—¿Qué te parece a ti, Itachi? —Le preguntó Sasuke a su hermano.
El doctor Itachi Uchiha, un hombre bastante celoso de su intimidad sonrió al entender por donde iba la pregunta y, tras darle un beso en la frente a su mujer, respondió:
—Me parece bien.
Izumi y Sasuke se miraron extrañados.
—¿Ninguna objeción? —Insistió este.
Itachi soltó una carcajada. Si algo había aprendido en aquel tiempo era a confiar en su mujer y, sin soltarla, dijo:
—Confío en Izumi, ella sabe lo que hace.
Ella levantó las cejas divertidas y se puso de puntillas para darle a Itachi un beso en los labios.
—Si es que más guapo, precioso, buenorro y achuchable no puede ser, cariño —Exclamó.
Encantado, el doctor Uchiha sonrió y se dejó besar. Adoraba a su esposa. Ella era única y, sin duda alguna, lo mejor que le había pasado en la vida.
Sasuke puso los ojos en blanco. El amor que se profesaban aquellos dos era apasionado e increíble y masculló:
—Ya estamos con el besuqueo.
Ellos lo miraron divertidos y Izumi preguntó:
—¿Envidia?
—Noooooo —Se mofó Sasuke, mirando a la modelo que lo esperaba —. No digas tonterías. Tengo lo que quiero.
Izumi miró en la misma dirección.
—Esa mujer es muy guapa, pero solo con verla sé que no es para ti —Comentó.
Itachi soltó una carcajada y Sasuke replicó divertido:
—Cuñada, mi vida es estupenda. Hago lo que quiero y estoy con quien quiero. ¿Qué más puedo pedir?
Ella lo miró. Sasuke tenía razón, pero aun así, dijo:
—Sé que tienes lo que quieres, pero todas esas mujeres son más falsas que un dolar con la cara del Pato Donald. La mayoría solo quieren salir en la prensa contigo y promocionarse.
—Lo sé. Pero no olvides, que yo también quiero de ellas algo muy simple: Sexo. Nada más.
—A este paso, como se dice en España, te quedarás para vestir santos —Insistió la joven— Joder, Sasuke, que ya cuantas con una edad para tener una familia. Te recuerdo que ya no eres tan joven.
Divertido por su comentario, sonrío y, dándole un tirón de pelo, dijo:
—Ya os tengo a vosotros por familia y, por cierto, ¿Me acabas de llamar viejo?
—Eres un treitón...
—Itachi, ¿Por qué no le dices a la entrometida de tu mujer que cierre la boca?
—Si me hablas así, te voy a mandar a freír espárragos, Sasuke Uchiha —Masculló Izumi—. Me da igual lo que digas y lo que pienses. Creo que debes buscar a alguien especial y dejar de ir de flor en flor, o terminarás como tu primo Shisui.
—Wepaaaaaa, ¡Qué golpe más bajo! —Se mofó Itachi.
—¡Dios me libre! —Se carcajeó Sasuke.
Los dos hermanos reían por lo que había dicho Izumi cuando llegó Shisui, el cual era como un hermano mayor para ellos dos. Se plantó ante ellos, cogió a Izumi del brazo, y dijo, tirando de ella:
—Ven. Quieren hablar contigo, y ademas tienes que actuar en el escenario.
—Estamos en una fiesta, Shisui —Protestó ella—, no en una reunión de trabajo.
Shisui era un obseso del trabajo y de las mujeres, la miró e insistió, suavizando la voz:
—Lo sé, preciosa. Pero no olvides que en estas fiestas se cierran buenos negocios.
Tras resoplar mirando a Sasuke, Izumi le guiñó un ojo a su marido, que sonrió, y se marchó con Shisui.
—Izumi tiene razón —Le dijo Itachi a Sasuke cuando se quedaron solos—. Deberías encontrar a alguien que...
—Ya la tengo —Lo cortó él y, señalando con disimulo, añadió—: Guren. Metro noventa, exquisita elegancia y boca juguetona y sensual. Sin duda, voy a pasar una noche Increíble.
Itachi miró a la mujer. Era muy guapa, en efecto.
—No dudo que lo pases bien, pero...
—Itachi, por Dios, ¡no empieces tú también con eso! Bastante tengo con escuchar a papá y ahora a Izumi —Contestó Sasuke.
Al darse cuenta de que tenía razón, Itachi sonrió y, cambiando de tema, dijo:
—Shisui sigue en su línea. No para ni un segundo.
—Ya lo conoces. Trabajo y mujeres son lo único que le interesa.
Ambos miraron a su primo, que, junto a Izumi, hablaban con los invitados.
—A mí me tiene preocupado —Dijo Itachi.
—¿Por qué?
Le contestó mientras miraba cómo Izumi subía al escenario para cantar:
—Desde que se separó de Mei va pasando de vueltas con todos. Trabajo, viajes, fiestas, mujeres. Hace dos semanas ingresaron en el hospital donde trabajo a Deidara. Al parecer, se extralimitó con la cocaína durante una fiestecita, y ahí lo tienes de nuevo.
Sasuke miró a aquel amigo de correría de su primo, mientras los primeros acordes de la canción Delirio comenzaban a sonar y los asistentes aplaudían a Izumi.
Itachi, encantado de contemplar a su bonita mujer en el escenario, sonrió al ver que ella le guiñaba un ojo y comenzaba a cantar.
Si pudiera expresarte cómo es de inmenso
en el fondo de mí corazón
mi amor por ti.
Sasuke sonrío al ver la cara de tonto que ponía su hermano al oír cantar a su mujer y cuando la música continuo, murmuró:
—Siempre me ha gustado esta canción.
—Es preciosa —Afirmó Itachi, hechizado por la magia de Izumi.
Durante un rato contemplaron la actuación. Sin duda se notaba el talento que poseía Izumi. Al cabo de un rato, al ver a Shisui riendo con Deidera, Itachi retomó la conversación:
—Shisui sale mucho con él de fiesta y eso me da que pensar.
Ambos miraron a los dos hombres con curiosidad.
—No creo, Itachi —Contestó Sasuke—. Shisui nunca ha tonteado con las drogas y...
No pudo decir más porque de pronto se oyó el ruido de unas copas al caer al suelo y, al voltearse, vieron a una chica del catering con el pelo de colores, caída entre los cristales.
Rápidamente, itachi se agachó para ayudarla.
—¿Estás bien? ¿Te has cortado? —Le preguntó.
La joven negó con la cabeza y, levantándose, contesto:
—Estoy bien, gracias, señor. —Y al ver cómo la miraba, aclaró—: El suelo debía de estar mojado por alguna bebida, no lo he visto y... ¡Madre mía, pero si lo he empapado! —Exclamó, al ver la pierna al hombre que estaba con el que se había agachado.
Sasuke quien se encontraba distraído por el color tan hermoso de los ojos de la joven, se sobresalto cuando se dio cuenta que se refería a él, sonrió y dijo:
—Tranquila, señorita. No ha sido demasiado.
Pero la joven, angustiada, murmuró con apuro:
—De verdad, ha sido sin querer. Lo siento... lo siento...
Sorprendido por tanta preocupación, Sasuke la miró y vio que estiraba el cuello y echaba un vistazo a los lados, inquieta.
—Lo sé, mujer... tranquila.
De pronto, ella frunció el cejo al ver que otro camarero joven le hacia señas.
—¡Malditas sea! —Masculló.
—¿Qué ocurre? —Preguntó Sasuke.
Sin prestarle la atención que normalmente le mostraban las mujeres, la chica se retiró un mechón rosa de la cara y susurró:
—Ay, Dios, ¡Ya viene!
Itachi y Sasuke se miraron sin entender nada.
—¿Quién viene? —Le preguntó este ultimo, acercándose a ella.
Avisada por Kiba, Hinata había visto que su jefe, el señor Danzo, al que entre ellos llamaban la Momia, caminaba hacia ella, para su desgracia. Miró a los hombres que la observaban y al ver que no parecían tan estirados como otros que se hallaban en aquella fiesta, se acercó al que estaba hablando con ella y dijo:
—Tengo un jefe algo difícil de tratar y bastante pesadito para ciertas cosas. Y cuando vea lo que he hecho, estoy segura que me caerá una buena.
—¿En serio? —Preguntó Sasuke.
La joven del pelo de colores y ojos del color de las perlas asintió con un gracioso gesto y, poniendo carita de perrito abandonado, respondió:
—Totalmente en serio.
—Tranquila —Dijo él divertido—. Le explicaremos que no ha sido culpa tuya.
—Gracias. Es usted muy amable.
Los tres sonrieron y ella, al ver cómo la miraba aquel bombón moreno, añadió:
—Si este trabajo no fuera tan importante para mí, le aseguro que lo mandaría a freír espárragos, pero...
—¿Española? —Preguntó Itachi entonces.
La joven se encogió de hombros y respondió:
—Sí. ¿Por qué?
—Mi mujer también es española. —Explicó Itachi—. Y cuando has dicho eso de mandar a freír espárragos...
Ella sonrió y, al ver acercarse a su jefe, le preguntó a Sasuke:
—¿Realmente me quieres ayudar? —Él asintió y ella, olvidándose de formalismo, añadió—: Entonces, ¡Sígueme la corriente!
Itachi sonrió divertido cuando oyó que se hermano preguntaba:
—¿Qué te siga qué?
—Chissss... ¡Que se acerca!
Un segundo después, un hombre se plantó ante ellos y, mirando a la joven, le entregó un cepillo y un recogedor y preguntó:
—¿Qué ha ocurrido, Hinata?
La muchacha comenzó a recoger el estropicio y respondió:
—Un golpe me ha desequilibrado y...
—¿Un golpe? —Gruñó su jefe, mirándola, pero antes de que pudiera decir nada más, Sasuke mintió:
—Ha sido culpa mía. Ella venía cargando con la bandeja llena de copas, no la he visto, le he dado un empujón y se ha caído al suelo. Por suerte no le ha ocurrido nada ni se ha cortado.
Tras escucharlo, el hombre miró a la muchacha, que se encogió de hombros con gracia.
—He intentado esquivarlo, señor Danzo, pero me ha sido imposible.
—Ha sido un movimiento involuntario de mi pequeño hermano. Es un poco torpe —Intervino Itachi, ganándose una mirada asesina de Sasuke, él cual el ignoró para a continuación ponerse a aplaudir porque acababa de terminar la actuación de su mujer.
—Aun así, siento el desagradable incidente, señores. —Y volviéndose hacia la joven, siseó con voz seca—: Debes tener más cuidado y estar pendiente de lo que haces, ¿acaso no os lo he advertido antes de empezar?
—Sí, señor. Nos lo ha advertido, pero...
—Le acabo de decir que ha sido culpa mía —Insistió Sasuke molesto.
El hombre asintió y, tras sonreirle, volvió a mirar a la joven y concluyó:
—Sigue trabajando e intenta que no se repita lo ocurrido. Ya hablaremos cuando finalice el evento.
Y, sin más, ante la atenta mirada de los tres, se marchó. Hinata, convencida de la bronca que le iba a caer, terminó de recoger los cristales del suelo sin demora y cuando acabó, dijo con una sonrisa cansada, sin apenas prestarles atención:
—Muchas gracias por su ayuda.
Itachi y Sasuke asintieron y miraron cómo se alejaba. Al llegar a las cocinas, Hinata tiró los cristales en el cubo de la basura y al dejar el cepillo y el recogedor, vio que Kiba entraba con una bandeja vacía y, acercándose a él, murmuró horrorizada:
—Creo haber visto en la fiesta a Toneri.
—¡No jorobes! —Exclamó él, dejando la bandeja que llevaba en las manos. Toneri era el ex de Hinata. Un hombre que la había hecho sufrir más de la cuenta y del que había escapado tiempo atrás. Nerviosa y alterada, se dio aire con las manos y gimió:
—No sé si es él o no. No lo sé. Me he puesto nerviosa y me he caído al suelo y...
—Tranquila, tranquila —La interrumpió Kiba y, agarrándola de la mano con decisión, dijo—: Vamos, debemos saber si es él o no podrás seguir trabajando.
Salieron de la cocina con las bandejas vacías, sin que su jefe los viera. Con cuidado, recorrieron la sala en busca de aquel hombre y, al acabar, Hinata respiró aliviada al darse cuenta de que lo había confundido con otro. Una vez entraron de nuevo en la cocina, la joven sonrío y, bebiendo un trago de agua, murmuró:
—Menos mal... menos mal.
Kiba sonrió a su vez y tras beber agua él también, preguntó:
—¿Quiénes eran esos con los que hablabas, cachorra?
Ella se encogió de hombros.
—Ni idea, Kiba, pero me han ayudado con la Momia.
—¿Te han salvado el culo?
Al oír esas expresión tan española, Hinata asintió y su amigo dijo:
—Pues sean quienes sean, la palabra "Impresionante" se queda corta para describir a esos dos adonis de cuerpos esculturales y apolíneos. Por cierto, tendrás que haber visto a Tayuya con unos tíos de la fiesta. La muy descarada les servía mientras les enseñaba el canalillo.
Más tranquila, ella sonrió.
—Así me gusta —Dijo Kiba, cogiéndole la mano—. Sonriente estás mil veces más guapas. Por cierto, cada día me gusta más tu pelo, creo que me animaré a hacerme yo también unas mechas multicolores.
Hinata suspiró. Llevaba el pelo teñido de colores para ocultar su cabellera negra-azulado y para que Toneri no la pudiera reconocer.
—Pues te recuerdo que tenemos al mejor peluquero del mundo —Contestó ella mirando a su buen amigo.
—¡Mi Shino es el dios del tinte!
Hinata sonrió. Shino, el marido de Kiba, era peluquero, y lo que aprendía en sus cursos de peluquería creativa lo experimentaba con ellos antes de llevarlos a la práctica en el salón que regentaba. Sin aquellos dos inmejorables amigos, su vida en Los Ángeles serían un caos; más contenta, añadió:
—De una cosa no me cabe la menor duda. ¡Es tendencia!
En esas estaban cuando el señor Danzo, alías la Momia, se acercó a ellos. Como era de esperar, a Hinata le cayó una buena bronca por su supuesta torpeza. Al terminar, el hombre dijo:
—Kiba, Hinata, haced el favor de sacar la basura y llevarla al contenedor ¡Ya!
Sin rechistar, ambos asintieron y, cuando él se fue, Kiba murmuró:
—La Momia debe de llevar una vida sexual malisima. No es normal que esté siempre de tan mal humor, ¿No crees?
Hinata sonrió y cuchicheó:
—Anda, saquemos la maldita basura al contenedor.
Al hacerlo se cruzaron con Gaara, el jefe de seguridad de casi todas las fiestas en las que trabajaban, que al ver a Hinata dijo:
—Hola, cara bonita, ¿Todo bien?
Ella sonrió y Kiba marujeó al sentirse excluido del saludo:
—Helloooooooo, ¡Yo también existo!
Gaara sonrió ante su salida y, guiñándoles un ojo, desapareció sin decir más.
—Qué buenorro está el jodío. Y cuando va en su moto, con esa chupa de cuero y su pinta de mascara, ¡Está para comérselo enterito! Entre tú y yo, cachorra, todavía no entiendo cómo no te lo has zampado.
Hinata se encogió de hombros. Gaara era un buen amigo y, a pesar de sus continuas insinuaciones y la atención que le prestaba, no veía nada más en él.
Mientras, en la fiesta, los hermanos Uchihas seguían hablando de sus cosas y, tras terminar su copa, Sasuke miró a la modelo que los observaba no muy lejos y dijo:
—Te voy a dejar, Hermano.
—¿Por qué? —Itachi sonrió al imaginarse la respuesta.
Sasuke, con su gran sex-appeal, miró con lujuria el cuerpo de la mujer y respondió:
—Una guapa mujer requiere mi presencia y no me gusta hacerme de rogar.
Itachi, divertido, le dio un puñetazo en el hombro y vio cómo su querido hermano se alejaba. Instantes después, Sasuke se acercó a la modelo y, tras decirle algo en el oído, ella sonrió y se marcharon juntos de la fiesta.
—¿Sasuke se va? —Preguntó Izumi, que acababa de llegar junto a su marido. Itachi asintió. Miró a su bonita mujer y, agarrándola por la cintura acercó la boca a su oreja y murmuró:
—Has cantado maravillosamente bien, conejita. —Complacida, ella sonrió y él cuchicheó—: ¿Qué tal si me llevo a mi preciosa mujercita a otra parte?
—¿Adónde? —Le preguntó Izumi sonriendo. Itachi se sacó una tarjeta del bolsillo, se la enseñó y, una vez ella leyó Californía Suite, añadió:
—Una hermosa habitación nos espera.
Ella asintió complacida. Si algo le gustaba en el mundo era disfrutar de una buena sesión de fantasía y sexo con su marido y, encantada, respondió:
—Entonces no la hagamos esperar.
Sasuke salió del local riéndose con la modelo y, en cuanto el aparcacoches lo vio, le llevó rápidamente su Impresionante Audi R8 Spyder gris oscuro. Al ver el coche, Guren sonrió. No esperaba menos de aquel famoso compositor. Sasuke, con galantería, le abrió la puerta para que entrara. Cuando la cerró, rodeó su coche con paso seguro mientras se desabrochaba la chaqueta del traje.
Desde el otro lado de la calle, junto al cubo de basura, Kiba, que había presenciado la escena, miró a su amiga y preguntó:
—Cachorra, ¿No es ese uno de los adonis que te han salvado el culo en la fiesta ante la Momia?
Sin prestarle excesiva atención, Hinata lo miró y dijo:
—Sí.
Sin quitarle ojo, Kiba lo escaneó. Moreno, alto, con clase y, por lo que veía, con un Increíble coche que llamaba toda su atención.
—Visto a la luz de los focos y aunque sea de noche, es un hombre Impresionante. Qué piernas más largas. No quiero imaginarme cómo debe de tener el resto.
Hinata sonrió al oírlo y, mientras echaba la basura en el contenedor, contestó:
—Tampoco es para tanto, Kiba.
—Sin duda, nena, a ti el radar se te estropeó hace tiempo —Dijo él, negando con la cabeza y llevándose la mano al cuello—. ¡Ese tipo es una auténtica bomba sexual! ¿Cómo puedes decir que no es lo más de lo más?
Divertida, ella volvió a mirar al desconocido. No le cabía la menor duda de que aquel hombre podía ser una bomba, en España, en China, en Brasil y donde se lo propusiera. Todavía recordaba sus increíbles ojos negros, pero respondió:
—Pues muy fácil, corazón, porque tengo otras cosas en la cabeza que son más importantes que un tipo rico, sexy y atractivo para el que no existo. —Y suspirando, exclamó—: Eso sí, ¡El coche que lleva es una pasada!
—Pero ¿Cómo te puedes fijar en el coche teniendo a semejante adonis delante? —Hinata levantó las cejas y Kiba añadió—; Vale... vale... no he dicho naaaaaaaaaaa.
Ambos rieron.
—Al pobre le he empapado el pantalón, pero aun así ha sido amable conmigo —Comentó ella.
—Qué monoooooo.
Sin mirarlos no reparar en ellos, un sonriente Sasuke pasó por su lado y, cuando se alejó, Hinata comentó:
—El día que me toque la lotería, prometo comprarte un coche igual.
—¿Con un hombre dentro como ese?
—No creo que a Shino le guste la idea.
Kiba sonrió y, pasándose una mano por el pelo, respondió:
—A Shino le gustaría tanto como a mí. Pero vale, me has convencido. Cuando te toque la lotería, quiero un coche igual, pero amarillo pollo, para que todo el mundo me vea venir.
Hinata asintió divertida.
—Trato hecho. Será amarillo pollo.
NOTAS FINALES DEL CAPITULO:
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