El copyright y la Marca Registrada del nombre del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000. A excepción de sucesos no relacionados con lo antes mencionado.
¡ME LAS VAS A PAGAR MALFOY!
"Porque Scorpius Malfoy siempre ha sido el peor de los bastardos. Si tuviera que definir la palabra Perra en sinónimo de bastardo usaría su nombre. Él es el peor que alguna vez conocerás. Si eres inteligente sabrás que es mejor estar alejado de él, pero si no es el caso se una mosca más en la mierda". Rose Weasley entrecerró los ojos cuando vio pasar una figura masculina a cinco metros de ella.
"Siempre con ese cabello rubio tan bien peinado…" Justo en ese momento la luz del sol chocó sobre su platinada cabellera haciéndola resplandecer con la misma intensidad que 100 galeones. Entonces la chica se llevó una de sus manos a su mata pelirroja indomable, al hacerlo sus dedos quedaron enredados. La única manera que tenía por cepillarlo era cuando se encontraba húmedo, si lo hacía en ese instante se esponjaría más de lo ya lo tenía.
"Tan asquerosamente bien peinado, ningún cabello fuera de su lugar… Maldito" echó una bocanada de aire y lo siguió con la mirada hasta el lugar donde se fue a sentar. Ella se encontraba recargada a la sombra de un árbol en pleno Mayo. Sobre sus rodillas había una libreta donde escribía todo lo que su mente recitaba en forma de desahogo.
Y en esos momentos su problema era Malfoy y su arrogancia. Varias veces había tenido que lidiar con ello sobre todo en clases donde éste presumía de saber las respuestas a todo, cosa que ella también las sabía pero no lo alardeaba.
¡No lo soportaba!
"¿Quién se cree que es? ¿Casanova? ¿Don Juan? Asqueroso mujeriego de la iniquidad diría yo". Apretó más el puño haciendo su caligrafía más presionada hasta el punto que casi rasgar el papel.
Ella observó como Malfoy se inclinó descaradamente para ver debajo de la corta falda de Samantha O'Harold, una chica Irlandesa de último curso proveniente de Hufflepuff. Se decía que pudo haber sido sorteada en Slytherin si no fuera por su clara falta de ambición.
"Encima de pervertido egocéntrico. ¿Cómo es que vive sin recibir al menos un golpe al día? O ¿Cómo es que Albus se junta con él?". En aquel momento escuchó su tediosa y ridícula voz presumiendo abiertamente su gran léxico en hechizos. "Totalmente fuera de lo extraordinario. Todo mundo puede hacer esos hechizos, no hay nada de complicado".
El solo pensar que le quedaba dos años más en compañía de él la sacaba de quicio y sumándole que el rubio era prefecto. "Idiota, ¿Por qué es prefecto? ¿Qué pensaba su jefe de casa al hacerlo… ah.., claro ¡Cualquiera sería prefecto si ser cargara con una gran fortuna en Gringotts!". Volvió a estancar la mirada cuando se dio cuenta de lo sucedido, no hizo más que abrir su boca formando una "O". No sabía qué hacer, si actuar indignada o sorprendida. ¿Cómo lo hacía? De un momento a otro le miraba la ropa interior a una de séptimo, consecutivamente presumía a lado de unos alumnos de tercero ¡Y ahora hacía llorar a una chica de Ravenclaw! Eso ya era el colmo de los sinvergüenzas. "Pero será bastardo o cínico, ¿Cómo se atreve? Siempre usando esa buena cara para conquistar a quién demonios Merlín sabe quién para después botarlas una vez conseguido lo deseado. Eso es ser hijo de Banshee".
Rose observó la escena. La Ravenclaw lloraba al rubio quien tenía el ceño fruncido evitando su mirada "A ningún Malfoy les gustan que les den espectáculos dramáticos…", ella le decía algo a suplicas, el se llevo una mano a las sienes e intentó ignorarla olímpicamente pero ya era tarde, era presa de todas las miradas de los presentes. Rose sonrió al saber que Malfoy estaba siendo humillado "Tú te lo ganaste Malfoy, sólo porque eres guapo y atractivo no te da derecho de ir y jugar con las chicas". El Slytherin sabía que debía terminar con todo ese espectáculo de una buena vez, miró fríamente a la chica y le dijo algo que Rose no alcanzó a escuchar lo único que supo que debió haber sido tan terrible como para que la Ravenclaw saliera huyendo. Malfoy suspiró cansinamente y volvió a sus actividades como a quien no le importa la cosa. Rose siguió escribiendo.
Segundos después las risas chillonas de dos chicas de Slytherin acataron su atención, eran de séptimo y se encontraban abrazadas entre los brazos de cierto rubio. Él sonreía a los dos chicas siguiendo de su coqueteo. Rose no hizo más que rolar los ojos cuando una castaña le tocó los músculos. "Eres una persona sin decencia alguna ni escrúpulos, sólo te falta la Sra. Norris, McGonagall y yo para que hayas salido con todo el castillo. Qué repugnante". Una de ellas le besó la mejilla y la otra le tocaba la pierna. "Una prostituta sin clase…"
— ¡Rose, Rose! —la aludida soltó un chillido de sorpresa.
— ¡Lily, no hagas eso! —apretó los labios y los puños. Hoy estaba de pésimo humor.
— Alguien no amaneció de humor, pequeña banshee —soltó unas risillas que sólo hicieron sulfurar más a la pelirroja. Con un ceño fruncido acató las risas.
— ¿Qué quieres? —preguntó toscamente. Lily sonrió ampliamente, tomó una gran bocanada de aire.
— ¡Fred, Hugo y los gemelos consiguieron una salamandra y la están hechizando para que hagan cosas graciosas! —dijo tan rápidamente junto con una hiperactividad como quien come toneladas de azúcar.
— ¡QUÉ! —Se levantó de un salto— ¿Cómo es que consiguieron una salamandra? —Gruñó— ¿Qué no saben que es peligroso? ¡Argh! —Volvió a gruñir— Esto… esto tengo que decírselo a mamá ¿Dónde están Lily? —puso las manos alrededor de sus caderas como su abuela solía hacerlo cuando reprendía a sus hijos.
— ¡En la sala común! ¡Pero date prisa o te perderás lo mejor! —la tomó de la muñeca para llevársela arrastras.
Lily jalaba tan fuerte y a una velocidad increíble a Rose provocándole varias caídas y reclamos los cuales Lily ignoró. Cuando llegaron Rose Weasley soltó un chillido eufórico sobresaltando al bonche de alumnos que veían en espectáculo.
— ¡Más vale que liberen esa salamandra o me veré obligada a reportarlos! ¡Y eso cuenta para ti también Hugo! —los señaló con su índice mientras se hacía paso por la multitud.
— ¡Rose! —chillaron los niños.
— Relájate Rose, es sólo una salamandra ¿Qué daño podría hacerles? —La pelirroja volteó al protagonista de tal barbaridad con un semblante de no creer lo que escuchaba. Debía haberlo imaginado.
— ¡Tú! —Volvió a señalar con su ya famoso dedo índice— ¡Tú les diste la idea! ¡James Potter, eres Premio Anual! —él pelinegro echó una carcajada.
— Rose —pasó un brazo alrededor de su espalda y la atrajo hacia él—, yo creo que estos niños necesitan un poco de diversión, todos tenemos deberes… sólo míralos —la muy torpe le hizo caso, vio semblantes falsos de niños fingiendo sufrir por las grandes olas de tareas y trabajos que tenían. Arrugló el entrecejo— ¿No es mucho lo que sufren estos pobres niños? Ahora… llega una de quinto y les quita su diversión ¿Cómo crees que se sienten ahora? ¡Anda, míralos, que no te de miedo mirar el verdadero sufrimiento! —nuevamente los miró para encontrarse con unas caras aún más tristes.
— James… ¡Es una salamandra! ¿No sabes cuáles son los daños de una quemadura de salamandra? —Éste sonrió— me lo imaginaba… ¡Es peligroso! ¡Sí quieren diversión para eso están las canchas de Quiddicth! o ¡EL SNAP EXPLOSIVO! —ahora ella sonreía. Ah, qué bien se jugaba al Snap, buenos tiempos sin duda alguna.
— Por favor, nadie juega al Snap explosivo desde que Dumbledore era estudiante —replicó astutamente James.
— ¡James Potter, eres imposible! —suspiró cansinamente—. No digan que no se los advertí —ahora se dirigía a los niños de la salamandra—, informaré al Profesor Longbottom de esto —dicho y hecho se dio media vuelta ignorando las impugnas y reclamos de los presentes para ir a su habitación.
Hoy había sido un día demasiado agobiador.
Se tiró en su propia cama, se tapó el rostro con su almohada, necesitaba un sueño y lo haría aunque eso significara llegar tarde al almuerzo del sábado. Cerró los ojos, se acomodó en una posición confortable, soltó un suspiro y poco a poco comenzó a dejarse ir en el mundo de los sueños.
Primero, comenzó a pensar en sus deberes y lo que tenía que estudiar para sus TIMOS «Genial, TIMOS, otra preocupación más. Si estudio por lo menos 2 horas diarias contando más las horas libres podré tener Extraordinarios… ya es Mayo, sólo me quedan 2 semanas más y…2 semanas… también es la final de Quiddicth, espero que Slytherin no gane contra Ravenclaw, bueno con los puntos extras que he tenido dudo que gane Slytherin… lo siento Albus… como me encantará ver la cara de decepción de Malfoy… le pediré a ese chico Creevey que tomé unas cuantas fotos, ese momento es EPICO, así las podré distribuir por la sala común, decirle a James… ¡Oh, tú eres prefecta, tú no haces esas cosas! Juntarme con Lily me está haciendo daño… pero si se trata de Malfoy, creo que es comprensible… pedazo de hurón pervertido, asqueroso, insufrible, una serpiente sin duda alguna ¿Serpiente? Basilisco diría, hijo de la Banshee… ¡Uy, sí, Soy Malfoy y me creo porque tengo mucho dinero y tengo a las chicas a mis pies! ¡Cretino! ¿Alguna vez podrá pasar por un espejo sin verse? ¡YO QUE SOY MUJER NO ME VEO TANTO COMO ÉL! ¡Ja! esto se suma a la lista de odio hacia Malfoy, que por cierto…». Rose se levantó de salto.
— ¡Dónde está! —se abalanzó al piso en busca de su cuaderno mas no encontró nada, sólo un par de calcetines de lana de la navidad pasada.
Sintió como empalidecía.
«De acuerdo Rose, cálmate, seguro que se te cayó cuando entraste a la habitación, sólo hay que buscar bien… ¡Ay, a quién quiero engañar, no traía ninguna libreta!» Se mordió el labio, pasó sus dedos por su rojiza cabellera. Soltó un chillido, nuevamente sus dedos habían quedado atrapados en su mata.
Salió de su dormitorio maldiciéndose. Ahora tenía que estar ocupada buscando su estúpida libreta con comentarios hirientes hacia Malfoy y demás cosas personales que había escrito de ella, desde sus pensamientos más íntimos como situaciones. La presión arterial se le bajó.
Encontró al bonche de alumnos aún entretenidos con la salamandra, los presentes la miraron e intentaron esconder a la criatura, pero Rose estaba más preocupada por su libreta que un montón de niños tontos jugando. Suspiró. Se agachó y comenzó a gatear en busca de una libreta, seguro que se le había caído en la discusión o cuando James la abrazó, era lo más probable porque por nada del mundo se despegaba de esa libreta.
— ¿Rose, Qué demonios haces en el piso? —Preguntó Lily con la carcajada siempre abierta en la boca.
— ¡Lily! —Chilló— ¿No has visto mi libreta? —sintió como la gracia de Merlín la iluminaba.
— ¿Cuál? ¿Una morada con broches de bronce? ¿La que siempre cargas y no dejas que nadie vea? ¿Esa que tiene una "R" con pedrería de fantasía? —Sintió el mismísimo viento rosarle el rostro, como si alguien la abanicara.
— ¡Sí, esa misma! ¿La viste? ¿La tienes? —se alzó del piso sacudiendo su falda. Tomó de los hombros a su prima y la sacudió frenéticamente presa de la emoción.
— Por supuesto que no. Sólo preguntaba —había sido todo tan fácil para ser real. Su rostro cambió de uno emocionado a un lacónico serio.
— ¿Se-segura? Di-digo ¿No la viste sí la llevaba conmigo? —lentamente bajó sus brazos de los hombros de ella.
— Creo que sí… amm —miró hacía el techo como quién busca algo— este… creo que… no... no, no recuerdo —Rose Weasley gruñó.
— ¡Merlín, que he hecho! —«¿Criticar duramente a Malfoy cuando él no te había hecho nada? ¡Pero es Malfoy! Calla Rose, sabes bien que lo que hiciste estuvo mal, todo es Karma, según los Muggles hindúes dicen».
— Bien, fue un gusto ayudarte, tengo que seguir viendo la… —Rose la tomó del brazo.
— Ah, no. Esto es tú culpa, vienes conmigo —Lily la miró con horror.
— ¿Mi culpa?
— Sí. Si no hubieras venido a decirme lo de la salamandra aun tuviera mi libreta… ¡El árbol! ¡Ahí fue la última vez que recuerdo que usé mi libreta! —y entre jaloneos sacó a su prima de la sala común. Ya podía ver Lily las interminables horas en busca de una estúpida libreta púrpura.
«Has memoria Rose. Estaba sentada bajo la sombra de un árbol cerca de las jardineras del patio… frente a ti estaba Malfoy pavoneándose frente a todos… idiota» las chicas corrieron tan rápido como sus piernas se lo permitieron, tenían que llegar, no dejar pasar más tiempo, cualquiera podría ir y tomarla, leerla para después reírse de los vergonzosos escritos de una adolescente de 15 años, ridículos poemas, antecedentes, sueños… y una gran lista llena de insultos hacia Malfoy… cualquiera que la encontrara no se lo pensaría dos veces y repartiría copias por todo el alumnado… sólo de pensarlo ya no sabía si estaba roja de vergüenza o pálida de horror.
¿Y sí Malfoy la encontraba? Haría las maletas y se iría lejos de Inglaterra, tal vez allá por Alaska, un lugar donde nadie pudiera encontrarla ni recordarle sus peores momentos de humillación ¿y sí comenzaba una vida como Muggle? «Britanny Stanford, la chica nueva del Alaska… podría rentar una cabaña, junto a un lago congelado donde pescaría mi alimento y lo vendería… así podría ganarme mi dinero… ¿Qué moneda usan ellos? ¿La paga es buena?... ¡Rose Weasley eres la persona más dramática del mundo!».
Llegaron al patio principal, inmediatamente Rose localizó el árbol donde reposaba, se acercó a toda prisa… y sintió desfallecerse. Ninguna libreta se encontraba ahí. Soltó un gritó lleno de horror.
Miró alrededor suyo, la gente actuaba con toda la naturaleza del mundo, cada quien enfocada en sus asuntos sin prestar ningún gramo de atención a una pelirroja desquiciada con ideas paranoicas acerca de una nueva vida como Muggle. «Bueno, al menos quienquiera que lo haya tomado no se ha dignado de sacarle copias… seguro que está ocupado/a burlándose de mis estupideces". Volvió a echar un vistazo «Todo indica que Malfoy no lo tiene… no está por aquí… Merlín».
Ninguna persona podía tener tan mala suerte en un solo día, nadie era tan desquiciado para eso, así que Merlín tenía y debía apiadarse de ella y que si alguien se había encontrado su libreta que fuera lo suficientemente honesto para ni siquiera meter sus narices dentro de ella y devolvérsela cuanto antes, pero que ridículo, nadie era tan bueno ni honesto para hacer eso.
— ¡Albus, Albus! —gritó Rose cuando vio a su primo atravesando la puerta de la entrada hacia el patio. Él la vio, se encogió de hombros y se fue hacia ella.
— ¿Sí? —preguntó con indiferencia. Lily le sonrió, con un exagerado meneo de mano lo saludó. Él le correspondió con un seco cabeceo.
— Se me perdió una libreta…
— ¿Esa morada fea que siempre llevas a todas partes y que no dejas que nadie vea? ¿La de estúpidas decoraciones de diamantitos y rubíes? —si no estuviera en esa situación probablemente se hubiera enfado y hasta golpeado con un puntapié en la espinilla.
— ¡Sí! ¿La viste? ¡Dime que lo hiciste! —de pronto recordó esas fachosas fotos que había pegado en las primeras hojas de la libreta, fotos de ella de bebé y de excursiones a la playa del verano pasado. Sintió la sangre correrle al rostro.
— No, sólo preguntaba… —Rose soltó un chillido— ah… perdiste la libreta… debe ser bastante vergonzoso lo que escribías por tu expresión… que Merlín se apiade de tú alma —volvió a encogerse de hombros, pero la pelirroja lo detuvo antes de que emprendiera su retirada.
— ¡Albus tienes que ayudarme! —El chico arrugó el entrecejo.
— ¿Y por qué yo?
— Lo mismo me pregunto yo… buen punto ¿Qué hago aquí? Cómo si no tuviera la suficiente fuerza de voluntad para decirte que no, Rose —una sonrisa taimada se formó en los labios de la niña.
— Y si dijera que hay fotos de ustedes en las primeras páginas… —jamás le había gustado el chantaje, pero ahora era necesario.
— ¿Qué fotos Rose Weasley? —siseo el pelinegro con voz seca. Lily dejó de sonreír.
— Las del verano pasado… de la playa… —fingió avergonzarse, tapo su rostro con sus manos esperando los gritos que no tardaron en llegar.
— ¡ROSE WEASLEY! ¡ESAS FOTOS ERAN PRIVADAS! ¿QUÉ DEMONIOS PENSABAS? ¡Ahora todo mundo se reirá de mí! —gritó Albus y por lo general el chico era serio, tranquilo, evitaba a cualquier cosa los bramidos.
— ¡Qué te pasa, de mí también lo harán! ¡Rose, ese traje de baño es lo bastante vergonzoso hasta para Molly o Lucy! —«Estoy siendo sincera. Sí acercas una lupa hacia la foto podrás ver a Lily con ese bañador. Una pieza completa con florecitas, arcoíris y estrellitas, de verdad que está horrible; en otra parte Albus no sale tan mal, digo, es sólo un estúpido collar hawaiano; mas yo no tengo vergüenza, deberían meterme a Askaban por mi atrevimiento ¿Qué rayos estaba pensando cuando decidí posar con Victoire en bikini así? Mi padre no ha visto las fotos pero conociéndolo es capaz de darle un infarto, mandarme a un colegio de chicas y prohibirme usar faldas que enseñen mis tobillos, todo esto si llegara a ver sólo una… Si lo vieran los chicos… ¿Dónde puedo comprar un boleto para Alaska?».
— Si me ayudan a encontrar la libreta les prometo que nadie verá las fotos. Hace como media hora o 45 minutos que la perdí, yo creo que todavía podemos encontrar a la persona antes de que sea tarde —«Madre santísima, divina gracia de Merlín, tú que estás con nosotros siempre, ayúdame… Sé que el chantaje es malo, pero era necesario, mi persona, mi moral están en juego». Los hermanos le fruncieron el ceño, y con un rígido asentimiento aceptaron ayudar a Rose.
Cada quién salió por su lado. Rose fue directo hacia la biblioteca donde deberían haber muchos chicos a causa de las grandes olas de exámenes, TIMOS y EXTASIS que se estaban presentando las siguientes semanas. Lily fue a los campos de Quidditch dónde había alumnos practicando, jugando o siendo espectadores. Albus simplemente fue directo a los pasillos.
La pequeña pelirroja corrió por los pasillos hacia el campo de Quiddicth pero desafortunadamente había escogido el camino equivocado, había una gran estampida de alumnos sin embargo cualquiera diría que eran animales —era necesario dar codazos, empujones a la gente para poder pasar y claro que todo mundo lo hacía—.
— ¡Potter! ¡Cinco puntos menos por correr en los pasillos! —dijo un premio anual de Slytherin.
— ¡Estás de broma! ¡Aquí no se pueden correr! —protestó inútilmente porque el chico la ignoró.
Al llegar al campo de Quiddicth se detuvo entre todas las personas que estaban ahí, básicamente en los Slytherins ¿Quién mejor que ellos para robar una libreta personal? Frunció el ceño sólo de pensarlo. De pronto vio a unas chicas de sexto reír entre ellas, tenían una especie de libreta es sus manos ¡Por la sagrada Morgana! ¡Esa era la libreta de Rose! Tomó una gran bocanada de aire inflando su pecho como son de valentía y fue directo a ellas. Fingió toser para llamar su atención. Resultado: una de esas miradas fulminantes que sólo las encuentras entre un basilisco y otro basilisco.
— Disculpen —dijo la pelirroja— ¿Puedo ver esa libreta?
— Fuera de aquí niñata, no estamos para bromas de novatos —contestó una morena. Lily frunció el ceño.
— Sólo quiero ver la libreta.
— Y yo te dije que te largaras— iba a ser más difícil de lo que creía.
— Escucha, Sólo quiero ver si la libreta es mía, nada más —tomó otra bocanada de aire. Estas chicas eran lo bastante grandes y con más experiencia, no podía ir a jugársela, en un dos por tres acabarían con ella.
— Mira mocosa, esta libreta es mía, así que largo de aquí —se levantó de su asiento, las dos acompañantes de la Slytherin comenzaron a hacer coro.
— ¿Puedo echarle sólo un vistazo? La portada simplemente —comenzó a sentirse pequeña cuando las otras dos también se levantaron de su asiento. Eran por lo menos 15cm más altas.
— ¡Te dije que no! —Lily perdió la paciencia, esa era la libreta de Rose el sólo pensar que esas chicas vieron las fotos hervía de furia y vergüenza.
E hizo algo sumamente estúpido. Intentó quitarles la libreta. De pronto todo se oscureció.
OOO
Albus merodeaba por los pasillos de Hogwarts clavando la vista en cada alumno con libretas. Conocía la libreta de Rose, siempre cargaba con ella y una vez junto con James y Fred intentaron robarla con fin de saber qué tipo de cosas vergonzosas y ridículas escribía, pero no resultó con éxito, Victoire siempre estaba al tanto además de tener una relación muy cercana con Rose. La libreta nunca se tocó.
De pronto dejó de tener tanto interés por el horrible decorado de pedrería y porque cada intento que hacían fallaba, así que mejor abandonaron la idea, había cosas muchos más interesantes y divertidas que una tonta libreta de una adolescente de 15 años.
— ¿Buscas algo? —Albus refunfuñó.
— No —contestó secamente, lo que menos necesitaba era la ayuda de Malfoy, lo conocía perfectamente, ese tipo de cosas sólo eran tentaciones, no dudaría en burlarse.
— Entonces sólo les ves los culos a las de séptimo… comprensible, pero no te recomendaría a Janice Goyle que es donde hace unos instantes me pareció que mirabas —Albus hizo una cara de disgusto apartando su mirada rápidamente del bolso de Janice.
— ¿Y tú qué haces por aquí? —Preguntó casual.
— Nada. Estaba por ir a la biblioteca ¿Vienes o quieres seguir mirando culos? — Malfoy torció una sonrisa.
— No, tengo cosas que hacer —clavó los ojos donde le pareció ver una libreta morada en el bolso de la mastodonte. Malfoy arrugó el ceño como si estuviera oliendo algo sucio.
— De acuerdo… te dejo disfrutando de… Janice —y se retiró con toda la elegancia que uno pudiera tener, como aquellos modelos de túnicas costosas y finas.
Albus siguió con la mirada fija en aquella libreta, sus esmeraldinos ojos centraron más la vista con un gran descaro. Los chicos que pasaban lo miraron con repugna y las chicas con desaprobación. Cualquiera diría que le estaba viendo las bragas a Janice y más cuando la chica se agachó a recoger su bolso del suelo.
Alguien se acercó a la chica, le susurró algo en el oído continuamente sus ojos azabaches parecidos a dos escarabajos se dirigieron a Potter, quien seguía mirando el bolso.
Lo último que recuerda es que sintió un golpe tan fuerte como si una blugder lo hubiera noqueado.
OOO
— Disculpa ¡Disculpa! ¡Sí, tú! —preguntaba Rose por el pasillo que se dirigía a la biblioteca frente al aula de encantamientos— ¿No has visto una libreta? Es-es una libreta un poco gruesa —con las puntas del dedo índice y pulgar imitó el grosor de su cuaderno—, es de color pur-purpura a-a así como la túnica de la profesora de Aritman… ¿no? —la chica a quién preguntaba negó varias veces, tantas hasta que la pelirroja lo notó—. Gracias…
«Y Merlín no quiere ayudarme…».
— ¡Tú! —Se acercó corriendo a un chico de cuarto año— ¿No has visto una libreta por el patio principal, ba-bajo un árbol? Era de color purpura o morada… ¡De acuerdo, no la viste! —El chico se retiró malhumorado. Un Slytherin…
Dio unos pisotones sobre el piso de piedra. Es que nadie podía ser así de cruel ¿Quién iba a querer un cuaderno feo color purpura? ¡Nadie! Pero siempre estaba la tentación presente de querer saber que hay escrito, claro, no dudaba que quienquiera que se lo llevó hubo hecho eso.
Comenzó a pensar, debió haber sido un Slytherin, era lo más lógico, debido a que nunca se había llevado de maravillas con esas serpientes, siempre discutía con alguno de ellos cuando le tocaba hacer pareja en pociones o alguna otra clase, con una chica acerca de lo estúpida que se veía siendo superficial o con Malfoy mayoritariamente.
Se encaminó a la biblioteca a preguntar a otros chicos más, se fue directo a los Slytherins, unos le dirigieron una mirada ponzoñosa, otros le sonrieron como si ella fuera un chiste y otros simplemente la ignoraron. Los maldijo.
— ¡Flint, Flint! ¡Escúchame! —se acercó a una chica de su mismo curso, ésta roló los ojos con fastidio. Nadie soportaba la actitud de la pelirroja, siempre tan sabionda, tan a la defensiva, simplemente les desquiciaba.
— ¡Qué Weasley! ¡Tengo TIMOS que estudiar! —se cruzó de brazos.
— Mira, perdí una libreta. Es-es color purpura, con-con… —la chica la acotó.
— No la he visto —dijo secamente, después se giró sobre sus talones pero Rose Weasley no se iba a dejar, la tomó por el brazo evitando que se fuera.
— ¡Ni siquiera he terminado de describirla! —replicó furiosamente.
— ¡Pues no me importa! ¡No he visto ninguna libreta! —dicho y hecho se retiró la Slytherin.
Rose ya estaba en un enigma, entre el suicidio o seguir intentando.
Se desplomó pesadamente sobre una de las sillas de la biblioteca, recargó sus brazos sobre la mesa posteriormente hundió su cabeza entre ellos. «Tonta, tonta, tonta ¿Cómo pudiste ser tan… Tonta?». Se dijo a sí misma en voz baja, luego comenzó a golpearse ligeramente con mesa.
— Cada día estás en decadencia Weasley, si no actúas como hombre te golpeas a ti misma ¿Debería decir que me sorprendes? —Gruñó «Genial, el bastardo mayor ha llegado a importunar»—. No sinceramente no, ni siquiera podrías sorprender a un escreguto en plena época de apareamiento —«Hijo de Banshee».
— ¿Por qué no te largas y me dejar lidiar sola con mi coexistencia? —dijo aún con el rostro tapado entre sus brazos. Cerró los ojos mientras pensaba en que sería de ella en las siguientes horas. Necesitaba ya el boleto.
— Bien, de acuerdo me voy. Me extrañarás, todas lo hacen y más cuando podría tener algo que te interese —soltó con picardía y malicia.
— No hay nada de tu persona que me interese Malfoy… sólo vete —«Alaska… podría intentar Australia».
— Sólo tú puedes ser tan idiota y cabezota. Si así lo quieres me voy, tal vez haya alguien más a quien le interese… ¿Qué tal Zabini? He oído que le atraes… —Rose Weasley se sonrojó violentamente, mas ¿Qué rayos tenía que ver Zabini?
Su corazón dio un violento vuelco, se levantó de su asiento provocando un chirrido de silla, miró a Malfoy directamente con la mirada más severa y rígida que nunca. Ese bastardo tenía la libreta de Rose Weasley.
«¡Maldita culebra venenosa, juro que me las pagará!». Bufó totalmente contrariada y lo que más le sacaba de quicio era esa estúpida sonrisa arrogante que mantenía en esos momentos, siempre sonriendo como si todo se tratara de un chiste, como si todos fueran inferiores a él. Como le hacía enfadar eso.
— Tú… —dijo con cautela como quien trata de contener la ira— tienes… mi libreta —no preguntó, afirmó.
Él sonrió aún más de lo que ya hacía. La pelirroja extendió su mano a la altura de su pecho. Fuera como fuera ella recuperaría su libreta así tuviera que maldecirlo, hechizarlo o mandarlo a la enfermería de un puñetazo.
— Devuélveme mi libreta —demandó con una voz tan severa que sólo Hugo o Lily habían escuchado, pero él no pareció sorprenderse, soltó una ligera carcajada.
— Dijiste que no había nada de mi persona que te interesara, Weasley. Yo todo lo tomo literal —la chica lo fulminó con la mirada ¿Cómo podía ser tan imbécil y soberbio?
— Malfoy, te lo pido de la manera más atenta y amable ¡Que me des de una maldita buena vez mi libreta! —gritó. Pince la mandó a callar inmediatamente. La chica ahora consciente de haber gritado se llevó las manos a la boca, como quien ha dicho palabras impuras.
— ¿Rose Weasley ha gritado en la biblioteca? ¡Qué llamen a la prensa! —soltó una seca carcajada para después cambiar su semblante a uno serio que hizo flaquear a la chica.
Entonces comenzó a sonrojarse violentamente. Y ya no era porque Malfoy hubiera visto sus ridículas fotos en bikini sino por lo que había escrito de él.
Qué ironía, de las miles de personas que hay en Hogwarts tenía que ser él precisamente quien encontrara la libreta, irónico sin duda alguna.
La culpabilidad afloró su rostro, se sintió más pequeña e inferior. ¿Y sí decía que lo sentía? ¿Serviría de algo?
Algo es algo…
— Malfoy…
— Qué —contestó toscamente.
— Si-si leíste algo de lo último… este, no-no quise decir ¡Digo! No pienso-eso, bueno tal vez, pe-pero no de esa forma, bueno tal vez sí ¡Pero, no era mi intención! No se suponía que debías leerlo, quizás fui muy exagerada ¡De acuerdo, exageré! Pero en el fondo todos somos buenas personas… —bla, bla, bla; Malfoy se había desconectado desde que empezó con su monologo, sinceramente le daba igual lo que la gente pensara de él, el hecho que las personas gastaban su tiempo escribiendo sobre él hacía que su ego subiera, porque eso significaba que estaban al pendiente de él, en pocas palabras: era el centro de atención—… y por eso Malfoy, creo que todos merecemos una segunda oportunidad —sonrió socarronamente, Rose lo miró desconcertada.
Malfoy únicamente la había leído porque su dueño era Rose Weasley. Había cientas de formas de molestarla con esa libreta, manipularla si quería no obstante le había llamado la atención un párrafo y no iba a desperdiciar la oportunidad.
— Tienes toda la razón, Weasley. Toma —de su túnica sacó la dichosa libreta. Sólo de ver la portada se le vinieron los colores a las chica.
Frunció el ceño ¿Qué demonios pasaba con Malfoy? Ella se esperaba algo más entretenido, pero había sido… fácil.
— ¿Qué?
— ¿Eres sorda Weasley o ciega? Toma tú libreta —se quedó apreciado la escena por unos segundo, el rubio casi tuvo que aventársela para que la tomara. Con manos temblorosas lo hizo.
«Sin comentarios…»
— Hasta pronto, Rose— ¿Ahora la llamaba por su nombre?
— Definitivamente el mundo está de locos… —suspiró hondamente.
Abrió su libreta con cautela, lentamente como si lo que tocara pudiera romperse en cualquier instante.
Las primeras hojas, ahí estaban las fotografías y una mancha como del tamaño de una mosca Lily Potter saludaba a la cámara, de tamaño normal estaba Rose con ese bikini tan revelador que tía Ginny le había regalado a ocultadas de Ron. Había como 6 fotografías donde salía ella y cinco de ellas acompañada Victoire, cambió de página y otra manchita un poco más grande que una mosca tal vez de una abeja se notaba Albus, de perfil con el collar de flores hawaianas, seguro la mataría por exagerar las cosas y chantajearlos con ello. Sí ellos la matarían.
Comenzó a hojear hoja por hoja por si ese engendro de la discordia se le había ocurrido arrancar una, pero todo parecía en orden. Llegó hasta la última página.
La presión se le bajó, comenzó a flaquear…
"Tú te lo ganaste Malfoy, sólo porque eres guapo y atractivo no te da derecho de ir y jugar con las chicas... ¿Celosa Weasley? De cualquier manera ya sé que soy guapo y atractivo, pero gracias por reconocerlo, creí que eras ciega o con un pésimo gusto.
Pd1: Espero que no te haya molestado, pero he tomado una foto, ya sabes, he decidido empezar un inventario de las chicas con las que he y planeo salir.
Pd2: Este Domingo, Hogsmeade. A las 10 am en Las Tres Escobas. No llegues tarde.
Pd3: Te podría un 7.5 o 8 a escala de 10.
— Me las vas a pagar Malfoy —Dijo ella con las mejillas aún sonrojadas «Salir con Malfoy no podría ser tan malo».
…
— Vaya, Goyle sí que tiene la mano pesada. No entiendo porque te ha golpeado si es claro que le estaba haciendo un favor —dijo Malfoy burlonamente. Albus hizo una mueca.
— Ni una palabra.
— Nunca entenderé que rayos intentabas verle, Goyle es más hombre que mujer… o ¿intentabas de descifrar el enigma? —repugnó el rostro con socarronería.
— Scorpius… cállate o te juro que te mato —sentenció lacónicamente.
— ¿Sabías que tu hermana está aquí? Parece que Virginia Moon la golpeó porque intentaba quitarle una libreta… —Albus se dejó caer en la cama, cerró los ojos abatido por el cansancio.
— Scorpius… Largo —el rubio soltó una carcajada, se encogió de hombros para salir. Mañana sería un gran día.
N/A: este fic lo había escrito el 11 de noviembre de 11. 11/11/11. Funny. Como sea, espero que les guste, es un intento de comedia, no soy muy buena escribiéndolo pero suelo tener un gran sentido del humor. Bien eso es todo, me gustaría que me dieras tú opinión y si te ha parecido un poco gracioso.
Lamento cualquier error, lo chequé tres veces. Tengan un buen día, mis mejores deseos para este 2012. Sí es un poco tarde pero bien.
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Sí, todas mis cuentas tienen el nombre de LinvingInFairytale, el nombre se deriba de la canción Brick by Boring Brick de Paramore, me gusta esa canción.
