Disclaimer: Pokémon es propiedad intelectual de Game Freak y Nintendo. Asimismo, el anime es propiedad de TV Tokyo y OLM.


Monochrome Heart

por F.W. Zen


Capítulo I: Un encuentro inesperado.

Todos tienen un motivo de existencia. Desde lo más pequeño, hasta lo más grande. Cada Pokémon del mundo tenía un objetivo que cumplir. Pero, uno en especial estaba buscando su propósito, su motivo de ser. Ese Pokémon había sido creado por el ser humano, para ser el más poderoso que se haya visto. Pero ocurrió un inconveniente. Este se reveló contra ellos, queriendo "devolver el golpe" que recibió por parte de los humanos. Sin embargo, un niño le hizo ver lo equivocado que estaba. Y ahora, se encontraba viajando por distintas regiones para encontrar su propósito en el mundo, ocultando su identidad con una capa marrón. Aunque... él aún siente un vacío, un vacío que no sabe cómo llenarlo.

Ese Pokémon se trataba de Mewtwo, un Pokémon que era diferente al resto; él había sido creado por los humanos como un arma. Pero lo mejor es hablar de su pasado más adelante. Él era muy solitario, quizá porque no le gusta socializar con otros. O porque era completamente único; o eso era lo que estaba pensando.

En otro lugar muy lejano a la localización de Mewtwo se encontraba una criatura con características similares a él. ¿Cuál era la diferencia? Simple, sus rasgos eran muy femeninos. Se trataba de un Mewtwo hembra, aunque a diferencia del otro Mewtwo, ella era extrovertida, hablaba mucho con los demás Pokémon del lugar. La llamaban "quien va más allá del límite". Y quienes la conocían le habían inventado un seudónimo: Laia. Aunque en el fondo, para ella su nombre siempre será... Mewtwo. Ambos Mewtwo tenían algo en común; uno no sabía la existencia del otro.

Mewtwo busca su propósito en el mundo; mientras que Laia busca un lugar el cual puede llamar "casa". Aunque ambos objetivos eran muy difíciles de cumplir. Pero ambos no podían estar sin encontrarse por siempre, ¿verdad?

Un día, Mewtwo estaba en lo más profundo del bosque de Kanto; él había vuelto a esa región después de muchos años. Mewtwo podía ver a los Pokémon salvajes que habitaban en el lugar, en su mayoría eran criaturas pequeñas. Él los miró desinteresado, sabiendo que no había peligro a su alrededor. «Todo está muy callado por aquí, demasiado para ser más exacto», se dijo a sí mismo. Dio media vuelta con su mano extendida, emitiendo un aura oscura desde ella. Pero al no sentir una energía ajena a la suya a su alrededor, dejo de tomarle importancia. Se acercó a un arbusto lleno de bayas, y tomó unas cuantas para así saciar su hambre. Al escuchar de nuevo un ruido, se volteó lentamente; intentando acercarse hacia el emisor del ruido.

Al acercarse lo suficiente un Pokémon salió de su escondite, se trataba de un Raticate. Mewtwo levantó una ceja, suspirando.

—Espero que esto sea importante —habló cruzando sus brazos.

—Y claro que lo es —respondió acercándose a él.

—¿Y de quien estaríamos hablando? —preguntó.

—Se trata de una chica, dicen que es muy fuerte. La llaman "quien va más allá del límite" —contestó sorprendiéndose cuando observaba que Mewtwo se alejaba—. ¿A dónde vas?

—No me interesa. No es por ser machista, pero yo no lucho contra mujeres —dijo observando hacia atrás.

—Yo creo que, si te puede interesar, ella ha empatado contra un legendario. Y también ha podido ir más allá de la atmosfera y regresar con vida. Y que yo sepa, tú no has hecho eso.

Después de sus palabras Mewtwo se detuvo, recordando sus malos momentos. Aunque Mewtwo había aprendido a vivir con ellos, era un pasado que intentaba no recordar. Además, al escucharlo pudo suponer que esta vez no se trataba de cualquier Pokémon, posiblemente sea otro legendario; «qué más puedo perder», pensó. Dio un pequeño suspiro antes de volver a ver a la rata.

—Dime, ¿dónde está?

—Ven, sígueme —respondió. Mewtwo no sabía por qué, pero tenía un extraño presentimiento.

Ambos Pokémon caminaron un largo rato, dejando a un lado cada rama que obstruía el paso. Mientras se acercaban podían escuchar ruidos de un Pokémon aparentemente grande y feroz. ¿Acaso ella estaba combatiendo? Al parecer eso parecía. Mewtwo podía oír los ataques gracias a que tenía un oído muy desarrollado. La rata al llegar le hace una señal para que se asomara, sin que ella se diera cuenta. Y ahí estaba. Ese Mewtwo que, a diferencia de él, sus rasgos eran muy femeninos. Mewtwo se había dado cuenta de otra cosa, su armadura era muy distinta, teniendo algo sobresaliendo en la zona del esternón, aunque no sabía cómo llamarlo. De su mano salía un aura azul; la criatura atacante que había reconocido como un Ursaring iba a utilizar sus garras para acabar con ella. Pero, para sorpresa del propio Mewtwo, ella era muy rápida en su contraataque, utilizando lo que parecía ser Aura esfera.

Los dos pudieron escuchar al Ursaring quejarse del dolor, ella lo había lastimado. Él aún seguía debatiéndose si intervenir o no. Pero estaba esperando que recibiera un mínimo toque para que volviera a su forma original, no podía creer que hubiera otro como él.

—¿Acaso es un Ditto? —preguntó mirando de reojo al Raticate. La rata al escuchar negó con su cabeza—. ¿Un Zoroark? —volvió a preguntar, aunque recibió la misma respuesta.

—Ella... y tú son de la misma especie —informó, causando que él abriera sus ojos de par en par, de verdad se trataba de un segundo Mewtwo. Sus pensamientos fueron interrumpidos al escucharla hablar.

—Debes dejar en paz a estos Pokémon. —Su voz era profunda, como la suya, pero claramente femenino. Posiblemente había sonado igual si él hubiera sido creado como una mujer.

Mewtwo tragó ante esto. Si recordaba haber borrado cada evidencia de su existencia, cómo era posible que no hubiera borrado algunas cosas. ¿O acaso hubo algo que no le habían informado al momento de despertar? ¡Claro que no!, pensó Mewtwo sacudiendo un poco su cabeza; esto que estaba viendo parecía un sueño, o más bien, una pesadilla. Aunque él sabía controlarse, así que iba a confrontar esto cuando terminara la pelea. Mewtwo sabía el lio en el que posiblemente se metería.

El Mewtwo femenino solo le había bastado cinco minutos para dejar fuera de combate al Ursaring. Después de eso se dejaron ver unos pequeños Pokémon que resguardaban unas bayas. Ellos la habían dejado estar con ellos, permitiendo que comiera bayas con las pequeñas criaturas. Mewtwo suspiró en silencio, tal vez ellos eran iguales por fuera, pero por dentro eran muy distintos.

Los pequeños comenzaron a temblar, dándole a entender al otro Mewtwo de que había otro intruso en el área. Casi sin dudarlo se levantó de donde estaba sentada, dirigiéndose derechito hacia donde estaban escondidos ambos. Mewtwo le hizo una señal al ratón para que diera un paso atrás. Él frunció el entrecejo, emanando un aura oscura de su mano derecha.

—Quien quiera que seas, sal de ahí. —Habló ella, él al mirar a los pequeños detuvo su posible ataque. Sin más opciones se levantó lentamente.

Hasta que quedaron frente a frente.

Ella deshizo la esfera en su mano derecha, abriendo los ojos de par en par. Frente a ella había una réplica casi exacta de su ser. No podía dar crédito a lo que sus ojos mostraban, quedando casi paralizada ante ello. Con la mirada recorría el rostro de su doble, dándose cuenta de sus penetrantes ojos morados. Tragó dando un paso atrás, antes de irse volando rápidamente. Mewtwo parpadeó al ver el sorpresivo movimiento de ella. Pero su rostro reflejaba sorpresa, de eso no había duda.

Laia al detenerse miró hacia atrás, dándose cuenta de que no la estaba siguiendo. Ella pensaba que era única, pero resultó ser mentira; «¿por qué?», se preguntó mientras respiraba profundamente, intentando calmarse.

—No debo preocuparme, posiblemente solo era un Zoroark jugándome una mala broma; soy un clon, por ende, diseñado para ser totalmente único —se dijo a sí misma, intentando parecer calmada.

«¿A dónde habrá ido ella?», se preguntó Mewtwo al deshacerse de las hojas en su camino. Ignorando al Raticate que lo seguía.

—¿A dónde vas? —preguntó intentando seguirle el ritmo.

—Voy a buscarla, necesito muchas respuestas ahora —respondió.

—Pero ella parecía tan sorprendida como tú, te deseo suerte —dijo alejándose de él, Mewtwo recordó entonces que estaban en temporada de caza, y los Raticate eran los principales Pokémon en ser cazados. Los humanos no se preocupaban, ya que ellos solían reproducirse muy rápido.

«Lo mejor es encontrarla antes de que un cazador lo haga», se dijo asintiendo, retomando el paso. Sin evitar preguntarse cómo había sido posible la creación de otro Mewtwo. No podía entenderlo, ¿cómo fue posible que se descubriera otro fósil? Tal vez ella podía responder esa pregunta.

Laia estaba en un tronco hueco, sentada y abrazando sus rodillas. Pero no sabía por qué había huido de esa manera. Posiblemente debido a la sorpresa, pero ella era fuerte, no iba a dejar que ello la detuviera; y si de verdad se trataba de otro Mewtwo, necesitaba respuestas de su parte. Dudándolo un poco se levantó de donde estaba, y así ella pudo observar como una criatura se acercaba; tomó una posición de batalla rápidamente, creando una esfera entre sus manos. Mirando de reojo por todas partes, y al escuchar el mínimo ruido se volteó, apuntando con la esfera al otro Mewtwo.

—Tranquila, vengo en son de paz. —Ella desvaneció la esfera de su mano. Manteniéndose alerta.

—Tú, ¿quién eres? —preguntó—. ¿Acaso eres un Ditto?, ¿un Zoroark tal vez?

—No, yo soy un Mewtwo, como tú —respondió. Laia intentó tocarlo, dándole un golpecito en el estómago, y la ilusión o transformación no se deshizo—. ¿Estas convencida ahora?

—Lo veo y no lo creo; de verdad hay otro como yo. Pero, ¿por qué?

—Eso mismo me pregunto yo —respondió, intentando acercarse a ella. Aunque Laia lo impidió.

—No te acerques. No me importa que seamos de la misma especie. No dudaré en atacarte —dijo dando un paso hacia atrás.

Mewtwo se detuvo, manteniendo distancia con ella. Él sabía que posiblemente estaba ejerciendo presión sobre ella —y esa no era su intención—; aunque necesitaba respuestas, y ahora. Sabiendo que un solo movimiento en falso ella lo atacaría.

—¿Tienes algún nombre? Aparte de Mewtwo, claro. —Ella abrió sus ojos de par en par.

—Algunos me dicen Laia —respondió.

—Laia. Sabes que ambos necesitamos respuestas. Me gustaría saber cómo y cuándo fuiste creada.

Ella nuevamente se sorprendió, parpadeando y desviando su mirada. Ese era un asunto que no quería recordar. Suspiró con pesadez, haciéndole una señal para que la siguiera. En lo profundo del bosque, ella se sentó sobre una roca y ambos mantuvieron un profundo silencio. La chica apretó sus puños antes de hablar.

—Ha pasado un año desde que escape de ese lugar —pronunció, dándole a entender a Mewtwo de que se refería al laboratorio—. Yo solo fui objeto de sus experimentos, me trataban como si no valiera nada.

Mewtwo parpadeó, recordando como él mismo destruía el laboratorio, donde nadie había sobrevivido.

—Aunque... algunos sobrevivieron; y ahora, me están buscando. Ya lo intentaron una vez, yo sé que volverán a hacerlo. Yo no tuve el valor de matarlos. Fue mi error en tener piedad de ellos.

Mewtwo suspiró con pesadez, observando al Mewtwo femenino. Ella podía recordar cuando estaba en ese lugar, rodeada por aparatos eléctricos. Ellos no sabían que ella también sentía, que le dolía lo que le estaban haciendo. Él se quedó cabizbajo, sin saber que decirle. Laia suspiró poniéndose de pie, sintiendo como el ambiente se ponía incómodo. Ella intentó irse nuevamente, aunque esta vez, Mewtwo se lo impidió. "Suéltame", quería decir, pero no pudo. Ella suspiró, zafándose de su agarre.

—Eso es todo lo que recuerdo. No sé por cuanto tiempo estuve en ese tubo de ensayo. Ahora, déjame en paz.

Ella salió volando rápidamente, causando una pequeña ráfaga de viento. Mewtwo casi ni se movió con la ráfaga, pero intentaría seguirla desde el suelo. Caminando un poco pudo ignorar a los Pokémon que se escondían de él al notar su presencia. En su intento de encontrar al Mewtwo femenino debió seguir el rastro de su aura, el cual era algo notorio. Laia había llegado hasta una cueva, donde podía sentarse y pensar en lo sucedido. «Según ellos yo había sido la única en ser creada, pero resulta que han mentido, como siempre».

Suspiró en un intento de relajación, dándose cuenta de que todo era real, no era un sueño, ella no estaba sola.

—Parece que aún no estas convencida —habló el Mewtwo macho, causando que ella se sobresaltara.

—¡¿Me estas siguiendo acaso?! —preguntó con sorpresa. Aunque la única respuesta que recibió fue la mano de Mewtwo sobre su cabeza, logrando entrar en su mente.

Mewtwo pudo ver a los científicos que experimentaban con ella, con una tecnología más avanzada que en Isla Nueva. También pudo ver como ella destruyó parte del laboratorio. Aunque, como ella había dicho, algunos sobrevivieron. Ella había dicho la verdad todo el tiempo. Separó su mano de ella, causando que reaccionara, abriendo sus ojos «¿qué fue lo que hizo?», se preguntó.

—Tú que quieres de mí —dijo ella mirándolo fijamente. Mewtwo arrugó el ceño.

—Quería respuestas, aunque ya las he encontrado.

—Y, ¿qué hay de mí? Yo también quiero respuestas —respondió mirándolo con desdén. Mewtwo no la escuchó, intentando irse del lugar. Laia frunció el ceño, creando una barrera a su alrededor—. Y tú no te iras hasta dármelas.

Mewtwo la miró de reojo, apretando sus puños aguantando las ganas de atacarla. Él al principio dudaba, aunque suspiró volviendo hacia ella. Sin dejarle reaccionar Mewtwo tomó su mano rápidamente, inmovilizándola de un solo movimiento en el suelo.

—Maldito, suéltame —gritó intentando zafarse de su agarre.

—Tus respuestas serán contestadas si desvaneces tu barrera —dijo él apoyando su rodilla en su espalda. Laia suspiró resignada, deshaciendo la barrera a su alrededor.

Mewtwo la liberó de su peso, ella se levantó tomando su muñeca. Suspirando con algo de enojo ella se mantuvo callada, esperando que él le diera sus respuestas. Mewtwo se tomó unos segundos, sabiendo que no le gustaba volver a recordar esos momentos. Laia abrió sus ojos al escuchar lo que había hecho años atrás. Notoriamente, ella tenía cara de "estabas loco o qué"; Laia apoyó ambas manos en su cintura, mientras escuchaba atentamente su historia. Aunque en realidad no quería saber tanto de su vida personal. Solo sabía que él había sido creado primero, por ende, él era el proyecto original. ¿Eso significaba que ella era una copia más vulnerable?

—Interesante tu historia, debo admitirlo —habló cuando Mewtwo había terminado. Después de ello hubo silencio. Un silencio que se hacía incomodo a medida que pasaban los segundos.

Él comenzó a alejarse del lugar, casi dejándola sola «si él es el original, significa que soy solo una copia, ¡¿una simple copia?! No, yo demostrare que no soy un fracaso que debió ser desechado», se dijo mientras cargaba un aura esfera en la mano derecha. Mewtwo se detuvo volteándose, esquivando con facilidad la esfera azul. Mewtwo chasqueó la lengua, en un solo movimiento utilizó psíquico para intentar inmovilizarla. Laia terminó impactando con un árbol, quedando inconsciente. Mewtwo suspiró, sabiendo que posiblemente se había pasado un poco; sabía que no podía dejarla así como así, por ende, decidió cargarla, con sus manos bajo sus hombros y piernas.

Mewtwo se mantuvo en silencio por un largo rato, estando en esa cueva esperado a que ella despertara. Ya habían pasado tres horas desde que la había dejado inconsciente, «aunque, en realidad se lo merecía» se dijo mientras tomaba una manzana que había recogido para comer. Mewtwo se volteó al escuchar que despertaba. Sabía que Laia se enojaría por haberla llevado a otro lugar y por haber sido derrotada tan fácilmente.

—Me duele la cabeza, ¿dónde estoy? —vaciló un poco antes de despertar realmente.

—Por fin despertaste —dijo Mewtwo causando que ella reaccionara.

—Tú... te voy a...

—A no ser que quieras dormir un poco más, adelante, has lo que quieras —respondió con una mirada desafiante. Laia solo frunció el ceño, sentándose—. Debes tener hambre —continuó lanzándole la otra manzana que había conseguido.

Ella miró con desconfianza la fruta, para después mirar al macho con desdén. «¿Por qué él... me trajo hasta aquí?» se preguntó mientras mordía la manzana. Ella sabía que Mewtwo la había derrotado con tanta facilidad, ¿para qué traerla hasta ese lugar? Laia no podía encontrar una respuesta para ello. Mewtwo seguía mirando hacia el exterior, mirándola de reojo de vez en cuando. Aún había tantas cosas que no podía comprender acerca de ella, y eso, aunque le costaba admitirlo, le daba curiosidad.

Laia al terminar de comer la manzana la dejo a un lado, cruzándose de brazos «perfecto, no solo tendré que soportar que mis creadores me capturen, también tendré que soportar a alguien que se cree más poderoso que yo por ser el proyecto original de clonación». Para su suerte, Mewtwo no había escuchado eso; aunque ya se lo estaba imaginando. Lo que ya estaba claro es que no se llevarían muy bien, por ahora.

—¿Por qué me trajiste hasta aquí? —preguntó mirándolo de reojo.

—Por si no lo sabias es temporada de caza, si te dejaba ahí posiblemente habrías terminado como un adorno en una cabaña —respondió. Ya que al menos esa explicación le serviría para que Laia se calmara.

Ella arrugó el entrecejo, resignándose. No ganaba nada discutiendo a cada segundo. Mewtwo volvió a mantener su mirada fija en la salida de la cueva. Él también había terminado de comer su manzana, observando de reojo al Mewtwo mujer que le daba la espalda. Bufó antes de que ella se quedara dormida nuevamente.

Después de unas cuantas horas, Mewtwo casi no había dormido, y al mirar hacia atrás, se dio cuenta de que ella aún estaba ahí. Comprendiendo que lo ocurrido en el día anterior no era para nada un sueño. Aunque, sabía que Laia solo se estaba defendiendo, no lo estaba haciendo con mala intensión. Ella al despertar se estiró un poco para deshacerse de la pereza que la invadía. Dándose cuenta de que él no estaba, esta sería su oportunidad para escapar y seguir con su vida normal; sin embargo, algo de impedía irse, «no lo entiendo, yo quiero irme de aquí. Pero, siento que debo quedarme», se dijo agitando un poco su cabeza, pensando que así aclararía sus dudas. Pero ni eso funcionó.

Laia suspiró permaneciendo sentada en el lugar. Cuando Mewtwo llegó se volteó, notando que había recolectado muchas bayas. Al mirar la cantidad pudo sentir su estómago gruñir levemente.

—¿Tienes hambre? —preguntó, ella asintió moviendo su cabeza; Mewtwo le lanzó una baya para que la comiera, se trataba de una baya de color rojo. Por el hambre se la comió casi de un solo bocado—. Tienes un poco de... —Apuntó la comisura de su boca, causando que ella se limpiara rápidamente.

—¿Cuándo va a terminar la temporada de caza? —preguntó Laia.

—Está apenas comenzando, creo que terminara en tres meses.

«¡¿Tres meses?!», se gritó en su mente. Para ella tres meses eran demasiado, no quería perder el tiempo escondiéndose de los cazadores, le gustaba ir a donde quisiera, volar con sus amigos. No estar en una cueva escondiéndose. Levantándose de donde estaba sentada, dirigiéndose hacia donde estaba Mewtwo, al observar que no había hecho algo para detenerla, salió de la cueva. Deteniéndose a los pocos metros de salir. Al escuchar un disparo comenzó a retroceder, dándose cuenta de que no era buena idea por el momento. Mewtwo se quedó mirando hacia la salida de la cueva.

—Creo que lo mejor es permanecer aquí, por lo menos hasta que dejen la zona.

—Tienes razón. ¿Qué hay de tu amiguito? —preguntó, volteándose.

—Él sabe cuidarse solo —respondió.

Laia se quedó en silencio sentándose, mirando hacia el exterior. Mewtwo permaneció mirándola y suspiró antes de sentarse, pudiendo notar por sí mismo las diferencias que ambos presentaban. El tono de sus ojos era más claro que los suyos, incluso su piel era más clara. Haciendo que ella desviara su mirada hacia él, causando que Mewtwo girara la suya. Ella también se había fijado un poco en sus rasgos, en especial en sus ojos. Los cuales parecían brillar con la luz del sol. Cuando se miraron, ella casi se ruboriza cuando él se volteó a mirarla, esto hizo que se volteara evitando ser atrapada sonrojarse.

—¿Te ocurrió algo? —preguntó arqueando una de sus cejas.

—Nada —respondió, mirando hacia un lado. Le costaba creer el hecho de que ya no era la única, pero él parecía ser buen Pokémon. Mewtwo dejo de mirarla, notando que ello había causado un ambiente incómodo.

Laia observó hacia afuera, mirando como las aves comenzaban a volar lejos de los cazadores que esperaban que se descuidaran para disparar. Por un momento recordó a esa persona que la intentó capturar. Solo queriendo irse de ahí para sentirse a salvo de ellos. Pudo sentir como sus manos temblaban, su cola se acomodó entre sus piernas, apartando su mirada de la entrada. Mewtwo al sentir la energía de unos humanos dirigirse a la cueva la hizo levantarse, dirigiéndose hasta el fondo de la cueva. Laia se quedó interrogante, mostrando confusión en su rostro.

—¿Qué ocurre? —preguntó haciendo que desviaran su camino a la izquierda.

—Alguien viene hacia acá —respondió, haciendo que se escondiera. Mewtwo pudo divisar una roca en el camino contrario, manteniendo su concentración sobre ella.

Cuando esos humanos entraron, ambos clones de Mew guardaron silencio. Cuando vio que estaban lo suficientemente cerca, Mewtwo movió la piedra con sus poderes, llamando la atención de los cazadores, dirigiéndose por el camino de la derecha.

—Este lugar no es seguro —dijo, haciendo que ella lo mirara, asintiendo—. Debemos irnos de aquí.

Ella no tuvo tiempo para responder, ya que él tomó su brazo, sacándolos del lugar. Al salir fueron a donde habría menos cantidad de Pokémon posible, llegando hasta donde habitaban Pokémon de tipo fantasma, sabiendo que los cazadores no irían allí por seguridad. Por un segundo, ambos se mantenían cerca, sabiendo que algunos fantasmas eran capases de dañarlos. Sabía que sus ataques les haría el doble de daño.

Mewtwo hizo una señal para que se detuviera, apuntando un árbol hueco que había ahí. Ella al entender asintió, dirigiéndose hacia allí. Al estar lo suficientemente cerca pudieron ver que estaba vacío, y había suficiente espacio para ambos. Mewtwo entró primero, sentándose en el piso, Laia hizo lo mismo, quedando en un ambiente incómodo.

—Oye —dijo la hembra blanquecina—, ¿tú aún odias a los humanos?

—¿A qué viene esa pregunta? —preguntó.

—Por la forma en la que evitaste a los cazadores.

—Yo sigo con ese odio, mas estoy consciente de que no todos son iguales. En especial, ese chico con su Pikachu.

—¿Chico con su Pikachu? —preguntó levantando una ceja.

—Sí, por tus recuerdos tal vez ya lo conoces.

Laia se quedó un poco pensativa, pero como ese tema no iba al caso decidió ignorarlo.

—Yo también sé que no todos los humanos son malos, pero me es muy difícil confiar en los que no tienen maldad en sus corazones.

—Te entiendo. En mi vida solo he podido confiar en unos pocos. —Contestó fijando la mirada en el cielo estrellado.

Así, ambos se quedaron en ese lugar todo el día, buscando temas de conversación para no causar silencios incomodos. Al caer la noche, él comenzó a acurrucarse, con intenciones de dormir; Laia se lo quedo mirando, observando de paso la luna entre los árboles. Después de unos minutos, que parecían horas, se acurrucó en la otra esquina, quedándose profundamente dormida.