Disclaimer: Nada de lo que reconozcan es mío.

Hola!

Sé que debería de estar subiendo el próximo capítulo de mi fic Se te olvido (DBZ), pero esta idea se me metió en la cabeza desde hace algunos meses y no me la pude sacar.

Sé hay muchos fic como estos pero uno más no molesta a nadie, así que me dije porque no? además quería hacerlo y nadie me lo va a impedir muajajajajajajajajajajajaja

Si es que alguien está leyendo el fic antes mencionado. Solo le voy a decir que este lo voy a actualizar con más frecuencia que el otro (Pienso actualizar dos o tres capítulos por mes). Es que la musa se fue de vacaciones a Hawai y no me llevó u.u

Como ya no tengo nada más que decir, espero que disfruten de la lectura y me regalen algún review!

-Cornamenta… vamos cornamenta levántate.

- Aún es temprano Canuto, no se va despertar.

- Pero Lunático, es navidad! – dijo un joven con porte elegante, rasgos aristocráticos, cabello negro azulado largo hasta los hombros e intrigantes ojos grises, haciendo pucheros – y no me dejas abrir mis regalos hasta que estemos despiertos todos.

- Entonces espera a que despierte.

- No! – se acercó a la cama nuevamente y con varita en mano – Aguamenti!

Un chorro de agua salió de la varita mojando a un chico pelinegro con cabellos alborotados.

-Ahhhhhhhhhhhhhhh! - se levantó - Sirius! Ven acá perro pulgoso, déjame que te atrape.

- Vamos James, es Navidad y Remus no me dejaba abrir los regalos.

- Por eso me mojaste! – gritó colocándose sus anteojos que había dejado en el buró.

- Ya deja de quejarte.- haciéndole un gesto con la mano quitándole importancia, en ese momento le brillaron los ojos y se lanzó gritando. - Regalos!

Los tres chicos dejaron de lado la pelea y comenzaron a abrir sus regalos.

-Mira lo que me dio mamá Dorea! – grito Sirius moviendo un peluche de un perro negro.

- Yo también tengo uno. – Dijo con un peluche en forma de lobo entre los brazos, era un chico alto, con músculos ligeramente marcados, cabello castaño y ojos marrones casi dorados.

- Y yo – James enseñando uno con forma de ciervo.

- Es mini cornamenta – rió Sirius

- Y Canutito!

- Ya, ya, vamos a desayunar. Supongo que Peter también debe haber recibido uno.

Como eran las vacaciones de navidad, casi todos los alumnos de Hogwarts habían regresado a sus casas, por lo que el comedor estaba casi vacío.

De los alumnos de sexto de Gryffindor solo se quedaron cuatro estudiantes, tres de ellos conocidos por todos como los mayores bromistas de esa época, y se hacían llamar: los merodeadores. Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta son cuatro amigos con un gran secreto, tres de ellos son animagos ilegales y el otro un licántropo. Pero como Colagusano había regresado a su casa por navidad, solo quedaban Cornamenta, Canuto y Lunático.

-Déjame en paz, Potter – entró una pelirroja con maravillosos ojos verdes a la sala común seguida por tres chicos, dos de ellos con cara de resignación, acostumbrados a estas escenas.

- Pero Lily…

- Evans, Potter.

- Si… suena bien – dijo James con ojos soñadores, viéndola embobado.

- Que…

- Oigan, no quisiera interrumpir sus peleas maritales pero saben de quien es este regalo – se hizo escuchar Sirius que estaba al lado de Remus viendo un paquete que estaba en una mesa en el centro de la sala común.

- Porque no miras la tarjeta – sugirió Lily acercándose con James para ver.

- Dice… para Sirius, Remus, James y Lily – leyó Lunático.

- Es para nosotros – exclamó el chico con cabello largo y hermosos ojos grises. – hay que abrirlo. – cogió el regalo y comenzó a desenvolverlo.

- Una caja?

- Trae para acá – le quitó James y la abrió sacando cinco libros y una carta.

- Nah que aburrido… seguro era solo para Lunático o la pelirroja. – dijo Canuto perdiendo el interés y echándose en uno de los muebles.

- Lee la carta – pidió Lily con curiosidad.

- Eh, si…

Queridos Lunático, Canuto, Cornamenta y Lily:

Les enviamos estos libros…

Sabemos su secreto…

James!

Ouch. Rose porque la agresividad.

Para que dejes de hacer payasadas y te comportes.

Al! Como puedes ponerte en mi contra, somos hermanos tienes que apoyarme.

Oigan chicos, la carta.

Eh… si, cierto.

Les enviamos estos libros como regalo para que puedan conocer su destino y cambien su futuro ya que de esa forma salvarán muchas vidas inocentes y también las de muchos de sus seres queridos.

Estos cinco libros relatan la vida de un estudiante de Hogwarts durante su tercer hasta su séptimo año.

Y es alguien muy importante para ustedes, así que les conviene leerlos.

Solo les pedimos que no saquen conclusiones apresuradas porque muchas veces quien parece malo en realidad no lo es.

Y no pueden contarle de esto a nadie, mientras menos personas sepan de esto, mejor.

No hagan nada hasta que terminen de leer los cinco libros porque se pueden arrepentir, como dijimos antes no todo lo que parece es así.

Bueno si deciden leerlos ahí están los libros, pero si no las paginas se borrarán, quedarán en blanco y no volverán a tener otra oportunidad como esta.

Es su decisión, piénsenlo bien.

Bye!

Esperamos volver a verlos en algunos años!

J.S.P., A.S.P., H.W., R.W. y S.H.M.

- Quienes son J.S.P., A.S.P., H.W., R.W. y S.H.M.? – preguntó Remus

- No sé, supongo que deben ser del futuro? – Sirius contestó.

- Es imposible enviar objetos por el tiempo. – dijo Lily con voz de sabelotodo.

- Pero quizá en el futuro lo hayan descubierto.

- Y si es una broma?. – le cuestionó a James.

- No creo.

-Cómo puedes estar tan seguro? – le inquirió nuevamente la pelirroja.

- No sé, solo siento que estas personas son de confiar. No podría explicarlo.

- Mmm… está bien.

- Entonces… leemos – pregunto James.

- Aun así, es muy peligroso jugar con el tiempo – opinó Lily no queriéndose dar por vencida aunque por dentro moría de la curiosidad.

- Vamos no tienes curiosidad de saber si te casa con nuestro querido amigo Cornamenta – dijo Sirius haciendola sonrojar.

- Claro que no!

- Yo digo que deberíamos leer – sugirió Remus.

- Decidido! Somos tres contra uno. – gritó Sirius emocionado.

- Pero…

- Noo. Pelirroja mayoría gana. – lo dijo como si hablara con un niño de 5 años que no entiende.

- Está bien. – fingió hacerse la resignada ya que ella también quería conocer su futuro.

- Yo empiezo – Remus cogió el primer libro – se llama Harry Potter y el prisionero de Azkaban.

- Lee la contraportada para saber de qué trata. – pidió James, más atento a la chica que se había sentado a su costado, que a lo enunciado por su amigo.

- Ok

Harry aguarda con impaciencia el inicio del tercer curso del Colegio Hogwarts de Magia. Tras haber cumplido los trece años, solo y lejos de sus amigos, Harry se pelea con su bigotuda tía Marge, a la que convierte en globo,

-Me encanta este chico – dijo Sirius riéndose a carcajadas.

Y debe huir en un autobús mágico. Mientras tanto, de la prisión de Azkaban se ha escapado un terrible villano,

-Quien es – Preguntaron todos al ver como Remus palidecía.

Sirius Black, un asesino en serie con poderes mágicos que fue cómplice de lord Voldemort

-QUE! NO! NO ES CIERTO –Gritó James parándose del mueble en el que estaba sentado – no puedes unirte a ese bastardo!

- Ahí lo dice – dijo Sirius en shock, él no se veía como partidario de Voldemort por lo que no podía creérselo del todo, pero ese libro era del futuro quizá hubiera cambiado de opinión… muchas cosas pueden suceder en unos años.

- CALLATE! TU NUNCA te unirías a él – gritó no podía creerse que alguno de sus amigos se uniera a Voldemort, mucho menos Sirius, su hermano, y peor aún él no se convertiría en asesino. – escúchame bien Canuto, tu nunca te convertirías en mortifago, detestas la ideología purista. Siempre la has criticado. ERES UN TRAIDOR A LA SANGRE!

- James tiene razón Sirius – habló Remus – si no fuera así, no habrías dejado tu casa.

- Pero…

- Ellos tienen razón – le interrumpió Lily después de salir del shock – no te conozco tanto como James y Remus, pero sé que tu nunca traicionarías a tus amigos, para ti la amistad es muy importante y no eres ningún asesino.

- E-Esta bien.

Y que parece dispuesto a borrar a Harry del mapa. Y por si fuera poco, Harry deberá enfrentarse a unos terribles monstruos, los dementores,

-Dementores – Chilló Lily preocupada por el chico – como un chico de trece años puede enfrentarse contra esas criaturas.

Remus continuó leyendo, también preocupado por la seguridad del chico al igual que sus amigos.

Seres abominables capaces de robarles la felicidad a los magos y de eliminar todo recuerdo hermoso de aquellos que osan mirarlos. Lo que ninguno de estos malvados personajes sabe es que Harry, con la ayuda de sus fieles amigos Ron y Hermione, es capaz de todo y mucho más.

-Bueno, no creo que sea tan malo. – dijo James dudoso.

- El primer capítulo se llama Lechuzas Mensajeras

Harry Potter

-Potter? A qué es tu hijo Corn. – dijo Sirius divertido.

- Quien será la madre? – preguntó el aludido con ojos soñadores mirando a cierta pelirroja que estaba sentada al lado suyo.

Lily frunció el ceño algo molesta y él decía que era la única y que me iba esperar.

-Se dan cuenta que es como la tercera vez que digo Harry Potter y recién se dan cuenta del apellido. – mencionó divertido el ojimiel, los otros solo se miraron avergonzados.

era, en muchos sentidos, un muchacho diferente. Por un lado,las vacaciones de verano le gustaban menos que cualquier otra época del año; y por otro, deseaba de verdad hacer los deberes,

-Tu hijo se pasó al lado oscuro. –poniendo cara de terror, Sirius.

- Que sea responsable no quiere decir que sea del lado oscuro.- le tiró un zape Remus.

pero tenía que hacerlos a escondidas,muy entrada la noche.Y además, Harry Potter era un mago.

-Es un mago! – gritó Sirius sorprendido.

- No, la magia no existe – le regañó James

- Como puedes decir eso Canuto – siguió Remus

-Pero el libro lo dice – dijo antes de estallar en carcajadas, todos.

Era casi medianoche y estaba tumbado en la cama, boca abajo, tapado con las mantas hasta la cabeza, como en una tienda de campaña. En una mano tenía la linterna y, abierto sobre la almohada, había un libro grande, encuadernado en piel (Historia de la Magia, de Adalbert Waffling). Harry recorría la página con la punta de su pluma de águila, con el entrecejo fruncido, buscando algo que le sirviera para su redacción sobre «La inutilidad de la quema de brujas en el siglo XIV».

-Hasta ahora no sé como creyeron que los magos iban a dejarse atrapar.- dijo Lily

- La mayoría eran muggles y algunos magos y brujas se dejaban atrapar por diversión.- agregó Remus.

La pluma se de tuvo en la parte superior de un párrafo que podía serle útil. Harry se subió las gafas redondas, acercó la linterna al libro y leyó:

En la Edad Media, los no magos(comúnmente denominados muggles) sentían hacia la magia un especial temor,pero no eran muy duchos en reconocerla. En las raras ocasiones en que capturaban aun auténtico brujo o bruja, la quema carecía en absoluto de efecto. La bruja o el brujo realizaba un sencillo encantamiento para enfriar las llamas y luego fingía que se retorcía de dolor mientras disfrutaba del suave cosquilleo. A Wendelin la Hechicera le gustaba tanto ser quemada que se dejó capturar no menos de cuarenta y siete veces con distintos aspectos.

Rieron divertidos.

Harry se puso la pluma entre los dientes y buscó bajo la almohada el tintero y un rollo de pergamino. Lentamente y con mucho cuidado, destapó el tintero,mojó la pluma y comenzó a escribir,deteniéndose a escuchar de vez en cuando, porque si alguno de los Dursley, al pasar hacia el baño, oía el rasgar de la pluma, lo s probable era que lo encerraran bajo llave hasta el final del verano en el armario que había debajo de las escaleras.

-Dursley?

- Que clase de monstruos encierran a un niño en un armario por hacer sus deberes.

- Potter cómo puedes dejar que le hagan eso a tu hijo – le pegó Lily

- Yo… no sé – confundido y a la vez preocupado por su hijo. – ni siquiera sé quiénes son los Dursley

La familia Dursley, que vivía en el número 4 de Privet Drive, era el motivo de que Harry no pudiera tener nunca vacaciones de verano. o Vernon, tía Petunia

-Petunia! – gritó Lily sorprendida.

- Que, que pasa –pregunto James

-La conoces – no preguntó, afirmó Sirius

- Ella no es tu hermana? – preguntó Remus

- Si, ella es

- Como es que conoces a la hermana de mi Lily

- Yo no soy tu…

- Cornamenta te vas a casar con la pelirroja - grito Sirius

- Siii! Lo sabía, Lily nos amamos, nos vamos a casar y tendremos un hijo – celebró James haciendo un baile ridículo a la vez que se sonrojaba Lily.

- Que tengan un hijo no quiere decir que se hallan casado o que se amen – dijo Canuto

- Cierto. Puede que haya sido una poción de amor – le siguió Remus.

- Pero…

- O una noche de copas. – le interrumpió Sirius.

- Claro que no. Lily y yo nos amamos – dijo James algo decaído, no queriéndose creer las palabras de sus amigos – diles Lily a estos incrédulos, tu y yo nos amamos. – la miro con ojos esperanzados.

- Eh, yo… - estaba nerviosa, no sabía que decir, hace algún tiempo se había dado cuenta que estaba empezando a tener sentimientos por aquel chico con gafas y cabello alborotado.

- Jajaja viste Corn, fue producto de una borrachera.

- Claro que no!.- negó la pelirroja viendo como los ojos de James que se habían estado entristeciendo se iluminaron. Y los otros se quedaban con la boca abierta por la impresión, había prácticamente aceptado que James le gustaba.

- Siiii! Lily dijo que me quiere –gritó James eufórico. – quieres ser mi novia? – le pidió un poco más calmado pero aun así muy emocionado.

- Yo… si – dijo sonriendo sonrojada antes de sentir los labios de James sobre los suyos, en un tierno beso lleno de amor.

y su hijo Dudley eran los únicos parientes vivos que tenía Harry. Eran muggles, y su actitud hacia la magia era muy medieval. En casa de los Dursley nunca se mencionaba a los difuntos padres de Harry; que habían sido brujos.

La atmósfera llena de felicidad se desvaneció ante estas palabras. Remus estaba pálido y en shock, mientras que la nueva parejita estaban abrazados derramando lágrimas silenciosas

-NOOOOOOOO! – Grito Sirius con lágrimas corriendo por sus mejillas – NO te puedes morir! – le reclamó. – NO PUEDES MORIRTE! NO ME PUEDES DEJAR! ERES MI ÚNICA FAMILIA. No puedes morir… - terminó por derrumbarse cayendo de rodillas al suelo.

- Canuto… -se levantó James acercándose a su hermano para ayudarlo a levantarse – no estás solo, tienes a Lunático y a Colagusano.

- Pero… eres mi hermano… no puedes morirte. Yo… haría una locura si te mueres. – lo abrazó llorando.

- Sirius… yo no te dejaría hacer ninguna locura – se puso de pie Remus y se acercó a sus amigos.

- Eso no pasará.- Afirmó Lily – tenemos estos libros y podremos evitar todo esto. Nadie acá se va morir. Mi hijo no será criado por mi hermana y tú no irás a Azkaban.- se unió al abrazo grupal junto a los merodeadores, porque no dejaría que nada de eso suceda, porque se había dado cuenta de algo: los merodeadores no eran cuatro simples amigos, los merodeadores eran uno, siempre estaban juntos y no dejaría que se desintegraran; sin importar lo que tenga que hacer, los tres chicos que se encontraban en esta sala, apoyándose mutuamente rogando porque lo predicho en el libro no se cumpla, iban a seguir juntos por siempre.

- Lily tiene razón – habló Remus cuando se separaron ya más calmados.- evitaremos que todo esto suceda.

Durante años, a Petunia y o Vernon habían albergado la esperanza de extirpar lo que Harry tenía de mago, teniéndolo bien sujeto.

-Idiotas – dijo Lily – no pueden frenar su magia y mi hermana lo sabe.

Les irritaba no haberlo logrado y vivían con el temor de que alguien pudiera descubrir que Harry había pasado la mayor parte de los últimos dos años en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Lo único que podían hacer los Dursley aquellos días era guardar bajo llave los libros de hechizos, la varita mágica, el caldero y la escoba al inicio de las vacaciones de verano, y prohibirle que hablara con los vecinos.

Lily derramo unas cuantas lágrimas silenciosas, sabía que su hermana la odiaba por ser bruja pero aún así le dolía que después de tantos años la siguiera despreciando y a todo lo que tenía que ver con ella.

Para Harry había representado un grave problema que le quitaran los libros, porque los profesores de Hogwarts le habían puesto muchos deberes para el verano. Uno de los trabajos menos agradables, sobre pociones para encoger; era para el profesor menos estimado por Harry, Snape,

-Quejicus profesor! En qué clase de mundo se va convertir el futuro –dijo Sirius sorprendido y poniendo cara de horror.

que estaría encantado detener una excusa para castigara Harry durante un mes.

Lily frunció el ceño.

Los merodeadores gruñeron.

Así que, durante la primera semana de vacaciones, Harry aprovechó la oportunidad: mientras o Vernon, a Petunia y Dudley estaban en el jardín admirando el nuevo coche de la empresa de o Vernon (en voz muy alta, para que el vecindario se enterara), Harry fue a la planta baja, forzó la cerradura del armario de debajo delas escaleras,

-Tu hijo es genial.- rió Sirius.

cogió algunos libros y los escondió en su habitación.

-Retiro lo dicho. Eso es por tu culpa. – señalo a Lily

- Oye .- se quejó James. – aun así mi hijo sigue siendo genial

Mientras no dejara manchas de tinta en las sábanas, los Dursley no tendrían por qué enterarse de que aprovechaba las noches para estudiar magia.

-Oh la rebeldía, ya está entrando a la adolescencia. – dijo Lily con los ojos brillosos.

- Si, aunque sería mejor que utilizara esa rebeldía para mejores cosas.

Harry no quería problemas con sus tíos y menos en aquellos momentos, porque estaban enfadados con él, y todo porque cuando llevaba una semana de vacaciones había recibido una llamada telefónica de un compañero mago.

-Quién? – preguntó Sirius

- Si me dejas leer lo sabrías, canuto.

Ron Weasley,

-Será hijo de Arthur y Molly.

- Creo que ya tiene tres hijos

que era uno de los mejores amigos que Harry tenía en Hogwarts, procedía de una familia de magos. Esto significaba que sabía muchas cosas que Harry ignoraba,pero nunca había utilizado el teléfono.

-Que es el teléfono? – preguntó James.

- Un aparato muggle que sirve para comunicarse – respondió Lily

Por desgracia,fueo Vernon quien respondió:

¿Diga?

Harry, que estaba en ese momento en la habitación, se quedó de piedra al r que era Ron quien respondía.

¿HOLA? ¿HOLA? ¿ME OYE? ¡QUISIERA HABLAR CON HARRY POTTER!

-Por qué gritas Remus – se quejó Lily - no estamos sordos.

- Es que acá esta así – dijo medio avergonzado al ver las miradas burlonas de sus dos amigos.

Ron daba tales gritos que o Vernon dio un salto y alejó el teléfono de su oído por lo menos medio metro, mirándolo con furia y sorpresa.

Los cuatro rieron.

-Se nota que Ron nunca ha usado un teléfono. – Rió Sirius.

- Y tu si? – preguntó Lily entre curiosa y divertida.

- Por supuesto – colocó una mano en su pecho haciéndose el ofendido.

- Cursa Estudios Muggles – explicó James ante la cara de incertidumbre de su pelirroja.

- Eso le sacó canas verdes a mi adorada madre – rió Sirius

¿QUIÉNES?voceó en dirección al auricular—.¿QUIÉNES?

¡RON WEASLEY! gritó Ron a su vez, como si el o Vernon y él estuvieran comunicándose desde los extremos de un campo de fútbol—. SOY UN AMIGO DE HARRY, DEL COLEGIO.

No debió decir eso – concordaron los cuatro viéndose venir la reacción de Vernon.

Los minúsculos ojos de o Vernon se volvieron hacia Harry; que estaba inmovilizado.

¡AQUÍ NO VIVE NINGÚN HARRY POTTER! — Gritó o Vernon, manteniendo el brazo estirado, como si temiera que el teléfono pudiera estallar—. ¡NO SÉ DE QUÉ COLEGIO ME HABLA! ¡NO VUELVA A LLAMAR AQUÍ!¡ NO SE ACERQUE A MI FAMILIA!

Colgó el teléfono como quien se desprende de una araña venenosa. La bronca que siguió fue una de las peores que le habían echado.

¡CÓMO TE ATREVES A DARLE ESTE NÚMERO A GENTE COMO...

COMO !le gritó o Vernon, salpicándolo de saliva.

-No le hables así a mi ahijado! – Gritó Canuto

- Tu ahijado - dijo Lily enarcando una ceja.

- Por supuesto. Seré el mejor padrino del mundo y le regalaré la mejor escoba del mundo. – hizo pose orgullosa.

- Tú no serás el padrino – afirmó Lily

- Claro que sí. Dile Cornamenta.

- Eh… yo…

- El padrino será Remus – declaró Lily.

- NO! Corn nos prometió que si era varón yo iba ser el padrino y si era niña seria Lunático.

- Es eso cierto James? – lo fulminó con la mirada.

- Eh… porqué no vemos eso después, aun falta mucho para que nazca Harry.

- Te tiene controlado, amigo – rió Lunático

- Calla y sigue leyendo – ordenó ruborizado.

Ron, obviamente, comprendió que había puesto a Harry en un apuro, porque no volvió a llamar. La mejor amiga de Harry en Hogwarts, Hermione Granger, tampoco lo lla. Harry se imaginaba que Ron le había dicho a Hermione que no lo llamara, lo cual era una pena, porque los padres de Hermione, la bruja s inteligente de la clase de Harry, eran muggles,

-Como que Hermione me recuerda a alguien.- opinó Sirius haciendo ademán pensativo.

- Apuesto que será prefecta perfecta – le siguió Lunático mirando de reojo a su amiga.

- Solo falta que sea pelirroja – dijo James antes de recibir un zape al igual que sus dos amigos.

- Calladitos se ven más bonitos.

y ella sabía muy bien cómo utilizar el teléfono, y probablemente habría tenido tacto suficiente para no revelar que estudiaba en Hogwarts.

De manera que Harry había permanecido cinco largas semanas sin tener noticia de sus amigos magos, y aquel verano estaba resultando casi tan desagradable como el anterior.

-Por qué? Qué sucedió? – Pregunto la madre preocupada.

- Le estás hablando a un libro – dijo Sirius burlón.

- Ohh cállate – respondió sonrojándose haciendo reír a los tres chicos.

Sólo había una pequeña mejora: después de jurar que no la usaría para enviar mensajes a ninguno de sus amigos, a Harry le habían permitido sacar de la jaula por las noches a su lechuza Hedwig. Tío Vernon había transigido debido al escándalo que armaba Hedwig cuando permanecía todo el tiempo encerrada.

-Como puede tener a la lechuza encerrada todo el tiempo, se va estresar. – dijo indignado Remus.

- No es por ofender Lily pero tu cuñado es horrible. – dijo James.

- No me ofende. – contestó frunciendo el ceño.

Harry terminó de escribir sobre Wendelin la Hechicera e hizo una pausa para volver a escuchar. Sólo los ronquidos lejanos y ruidosos de su enorme primo Dudley rompían el silencio de la casa. Debía de ser muy tarde. A Harry le picaban los ojos de cansancio. Sería mejor terminar la redacción la noche siguiente...

Tapó el tintero, sacó una funda de almohada de debajo de la cama, metió dentro la linterna, la Historia de la Magia, la redacción, la pluma y el tintero,se levantó y lo escondió todo debajo de la cama, bajo una tabla del entarimado que estaba suelta. Se puso de pie, se estiró y miró la hora en la esfera luminosa del despertador de la mesilla de noche.

Era la una de la mañana. Harry se sobresaltó: hacía una hora que había cumplido trece años y no se había dado cuenta.

-Como no puede darse cuenta que es su cumpleaños. – exclamo horrorizado James.

Lily rodó los ojos ante la exagerada reacción de su novio.

Harry n era un muchacho diferente en otro aspecto: en el escaso entusiasmo con que aguardaba sus cumpleaños. Nunca había recibido una tarjeta de felicitación. Los Dursley habían pasado por alto sus dos últimos cumpleaños y no tenía ningún motivo para suponer que fueran a acordarse del siguiente.

Todos gruñeron.

-Señor cornamenta, estos sujetos necesitan de una buena broma. – Habló Sirius.

- Tiene toda la razón Sr. Canuto. Usted qué opina Sr. Lunático.

- Opino que esta debe ser la broma más grande que hayamos hecho. – dijo con una sonrisa maliciosa.

Lily se aclaró la garganta llamando su atención, haciendo que los tres chicos la miraran.

-Solo asegúrense de que sea legal y que no los atrapen. – Sonrió guiñándoles un ojo.

Harry atravesó a oscuras la habitación, pasando junto a la gran jaula vacía de Hedwig, y llegó hasta la ventana, que estaba abierta. Se apoyó en el alféizar y notó con agrado en la cara, después del largo rato pasado bajo las mantas,el frescor de la noche. Hacía dos noches que Hedwig se había ido. Harry no estaba preocupado por ella (en otras ocasiones se había ausentado durante períodos equivalentes), pero esperaba que no tardara en volver. Era el único ser vivo en aquella casa que no se asustaba al verlo.

Gruñido general se escuchó en la sala.

Aunque Harry seguía siendo demasiado pequeño y esmirriado para su edad,

-O eso es normal, igualito al padre. – rió Sirius recibiendo un zape de su amigo,

había crecido varios centímetros durante el último año. Sin embargo, su cabello negro azabache seguía como siempre: sin dejarse peinar. No importaba lo que hiciera con él, el pelo no se sometía.

-Eso es imposible. – Habló Lily.- ese cabello es indomable.

- Cómo lo sabes – dijo burlón Canuto mientras James la veía con ojos soñadores. – creí que siempre lo ignorabas.

- Ehh… yo… estudiamos juntos desde hace seis años, es normal que lo notara. – dijo sonrojándose.

Tras las gafas tenía unos ojos verdes brillantes, y sobre la frente, claramente visible entre el pelo, una cicatriz alargada en forma de rayo.

-Es decir, una copia de James, pero con los ojos de Lily. – dijo Remus.

- Excepto por la cicatriz. – añadió curioso el padre del chico.

- ¿Cómo se la habrá hecho? -preguntó Lily.

Aquella cicatriz era la s extraordinaria de todas las características inusuales de Harry. No era, como le habían hecho creer los Dursley durante diez años, una huella del accidente de automóvil que había acabado con la vida de los padres de Harry,

-Que!

-Esos… cómo pudieron decirle que Lily y James murieron en un accidente de coche. – gritó Sirius.

- Deberían haberle dicho la verdad. – Habló Remus.

- Me las vas a pagar Tuney.

- ¿Cómo morimos?. – preguntó James lo que le rondaba en la cabeza desde que se enteró de su muerte, haciendo que los demás lo vieran.

- Supongo que lo dirán más adelante. – dijo Remus encogiéndose de hombros también curioso al igual que el resto de personas en la sala.

porque Lily y James Potter no habían muerto en un accidente de tráfico, sino asesinados. Asesinados por el mago tenebroso s temido de los últimos cien años: lord Voldemort.

Los cuatro palidecieron.

Harry había sobrevivido a aquel ataque sin otra secuela que la cicatriz de la frente cuando el hechizo de Voldemort, en vez de matarlo, había rebotado contra su agresor. Medio muerto, Voldemort había huido...

-Pero… cómo es posible. – murmuró James atónito.

- Mi bebé… - sollozó Lily

- Sobrevivió a la maldición asesina. – dijo impresionado Remus.

- Imposible… Harry es increíble! – dijo Sirius después de la impresión.

- Siii! mi hijo venció a Voldemort! – festejó James.

- Cómo puedes decir eso. – le pegó con un libro en el brazo que había sacado de quien sabe dónde. – nuestro hijo fue atacado con la maldición asesina. Voldemort intentó matarlo!

- Calma Lily, él está bien. – trató de calmarla.

- Cierto, pelirroja, además eso no va suceder porque lo vamos a evitar.

- Por increíble que suene, pero Canuto tiene razón. – dijo Remus con una pequeña sonrisa.

- Oyeeee. – se quejó.

Pero Harry había tenido que vérselas con él desde el momento en que llegó a Hogwarts.

-A qué se refiere. –preguntó preocupada Lily.

- Seguro más adelántelo dice. – dijo James también preocupado por la seguridad de su futuro hijo.

Al recordar junto a la ventana su último encuentro, Harry pensó que si había cumplido los trece años era porque tenía mucha suerte.

Ahora todos se miraron entre sí, asustados.

Miró el cielo estrellado, por si veía a Hedwig, que quizá regresara con un ratón muerto en el pico, esperando sus elogios. Harry miraba distraído por encima de los tejados y pasaron algunos segundos hasta que comprendió lo que veía.

-Que es. – dijo Sirius.

- Si dejaras de interrumpir lo sabríamos. – Respondió Remus.

Perfilada contra la luna dorada y creciendo a cada instante se veía una figura de forma extrañamente irregular que se dirigía hacia Harry batiendo las alas. Se quedó quieto viéndola descender. Durante una fracción de segundo, Harry no supo, con la mano en la falleba, si cerrar la ventana de golpe. Pero entonces la extraña criatura revoloteó sobre una farola de Privet Drive, y Harry, dándose cuenta de lo que era, se hizo a un lado.

Tres lechuzas penetraron por la ventana, dos sosteniendo a otra que parecía inconsciente. Aterrizaron suavemente sobre la cama de Harry, y la lechuza que iba en medio, y que era grande y gris, cayó y quedó allí inmóvil. Llevaba un paquete atado a las patas.

Sirius rió

-Pobre lechuza. – dijo James.

Harry reconoció enseguida a la lechuza inconsciente. Se llamaba Errol y pertenecía a la familia Weasley Harry se lanzó inmediatamente sobre la cama, desató los cordeles de las patas de Errol, cogió el paquete y depositó a Errol en la jaula de Hedwig. Errol abrió un ojo empañado, ululó débilmente en señal de agradecimiento y comenzó a beber agua a tragos.

Harry volvió al lugar en que descansaban las otras lechuzas. Una de ellas (una hembra grande y blanca como la nieve) era su propia Hedwig.

-Es hermosa. – Dijo Lily. James le pasó un brazo por los hombros de acuerdo con ella.

También llevaba un paquete y parecía muy satisfecha de sí misma. Dio a Harry un picotazo cariñoso cuando le quitó la carga, y luego atravesó la habitación volando para reunirse con Errol. Harry no reconoció a la tercera lechuza, que era muy bonita y de color pardo rojizo, pero supo enseguida de dónde venía, porque además del correspondiente paquete portaba un mensaje con el emblema de Hogwarts. Cuando Harry le cogió la carta a esta lechuza, ella erizó las plumas orgullosamente, estiró las alas y emprendió el vuelo atravesando la ventana e internándose en la noche.

Harry se sentó en la cama, cogió el paquete de Errol, rasgó el papel marrón y descubrió un regalo envuelto en papel dorado y la primera tarjeta de cumpleaños de su vida.

-Malditos Dursley. – gruñeron.

Abrió el sobre con dedos ligeramente temblorosos. Cayeron dos trozos de papel: una carta y un recorte de periódico.

Supo que el recorte de periódico pertenecía al diario del mundo mágico El Profeta porque la gente de la fotografía en blanco y negro se movía. Harry recogió el recorte, lo alisó y leyó:

FUNCIONARIO DEL MINISTERIO DE MAGIA

RECIBE EL GRAN PREMIO

Arthur Weasley, director del Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles, ha ganado el gran premio anual Galleon Draw que entrega el diario El Profeta.

El señor Weasley, radiante de alegría, declaró a El Profeta:

«Gastaremos el dinero en unas vacaciones estivales en Egipto, donde trabaja Bill, nuestro hijo mayor, deshaciendo hechizos para el banco mágico Gringotts.»

La familia Weasley pasará un mes en Egipto, y regresará para el comienzo del nuevo curso escolar de Hogwarts, donde estudian actualmente cinco hijos del matrimonio Weasley.

-Wow cinco hijos. – Dijo asombrado James

- Seis contando a Bill. – aclaró Remus.

- Se nota que no pierden el tiempo. – rió Sirius

Observó la fotografía en movimiento, y una sonrisa se le dibujó en la cara al ver a los nueve Weasley ante una enorme pirámide, saludándolo con la mano.La pequeña y rechoncha señora Weasley,el alto y calvo señor Weasley, los seis hijos y la hija

-Siete hijos!

tenían (aunque la fotografía en blanco y negro no lo mostrara)el pelo de un rojo intenso. Justo en el centro de la foto aparecía Ron, alto y larguirucho, con su rata Scabbers sobre el hombro y con el brazo alrededor de Ginny, su hermana pequeña.

-Pelirroja… - dijo Sirius.

- Dime.

- No, tu no. – rió Sirius. – digo que Ginny es pelirroja.

- Y eso que tiene. – preguntó desconcertada.

- Es que si Harry sufre de la maldición Potter, podría ser tu futura nuera.

- Maldición Potter?

- Sí, veras, todo Potter…

- No le hagas caso. – le interrumpió James. – es algo que ellos se inventaron.

- Pero es cierto. – se metió Remus. – al menos en el primogénito.

- Claro que no. – refutó.

- Silencio James. – dijo Lily. – haber díganme en qué consiste esa maldición.

- Así se habla! – dijo Sirius recibiendo una mala mirada de parte de su amigo. – bueno como decía antes de que mi buen amigo me interrumpiera. Cada Potter se enamora de una pelirroja.

- Todo Potter tiene cabello alborotado, imposible de peinar. – Siguió Remus.

- Todo Potter es cegatón. – Continuó Sirius.

- Y por último, todo Potter hereda los ojos de su madre. – Finalizó Remus antes de largarse a reír con Sirius.

- Ya continúa con la lectura. – dijo James enfurruñado.

Harry no sabía de nadie que mereciera un premio más que los Weasley, que eran muy buenos y pobres de solemnidad. Cogió la carta de Ron y la desdobló.

Querido Harry:

¡Feliz cumpleaños!

Siento mucho lo de la llamada de teléfono. Espero que los muggles no te dieran un mal rato. Se lo he dicho a mi padre y él opina que no debería haber gritado.

Egipto es estupendo. Bill nos ha llevado a ver todas las tumbas,y no te creerías las maldiciones que los antiguos brujos egipcios ponían en ellas. Mi madre no dejó que Ginny entrara en la última. Estaba llena de esqueletos mutantes de muggles que habían profanado la tumba y tenían varias cabezas y cosas así.

Cuando mi padre ganó el premio de El Profeta no me lo podía creer. ¡Setecientos galeones!La mayor parte se nos ha ido en estas vacaciones,pero me van a comprar otra varita mágica para el próximo curso.

-Qué sucedió con su anterior varita? – Preguntó Sirius.

- Si te callaras lo sabríamos.

Harry recordaba muy bien cómo se le había roto a Ron su vieja varita mágica. Fue cuando el coche en que los dos habían ido volando a Hogwarts

-Llegaron en un coche volador a Hogwarts! – exclamó James.

- Genial! Hay que hacer eso para el próximo año, cornamenta. – dijo Sirius.

- Creí que querías una moto. – dijo Remus divertido.

- Ustedes no llegarán volando al colegio. – les gritó Lily.

- Pero Lily… es nuestro último año. – dijo James con ojos de cachorrito.

- Pero nada! Remus sigue leyendo.

chocó contra un árbol del parque del colegio.

Regresaremos s o menos una semana antes de que comience el curso. Iremos a Londres a comprar la varita mágica y los nuevos libros.

¿Podríamos vernos allí?

¡No dejes que los muggles te depriman! Intenta venir a Londres.

Ron

Posdata: Percy ha ganado el Premio Anual. Recibió la notificación la semana pasada.

Harry volvió a mirar la foto. Percy, que estaba en el ptimo y último curso de Hogwarts, parecía especialmente orgulloso. Se había colocado la medalla del Premio Anual en el fez que llevaba graciosamente sobre su pelo repeinado. Las gafas de montura de asta reflejaban el sol egipcio.

Luego Harry cogió el regalo y lo desenvolvió. Parecía una diminuta peonza de cristal. Debajo había otra nota de Ron:

Harry:

Esto es un chivatoscopio de bolsillo. Si hay alguien cerca que no sea de fiar, en teoría tiene que dar vueltas y encenderse. Bill dice que no es s que una engañifa para turistas magos, y que no funciona, porque la noche pasada estuvo toda la cena sin parar. Claro que él no sabía que Fred y George le habían echado escarabajos en la sopa.

Lily y Remus rieron, Sirius y James estaban rodando por el piso.

-Son geniales esos chicos. – dijo Sirius ya más calmado

Hasta pronto,

Ron

Harry puso el chivatoscopio de bolsillo sobre la mesita de noche, donde permaneció inmóvil, en equilibrio sobre la punta, reflejando las manecillas luminosas del reloj. Lo contempló durante unos segundos, satisfecho, y luego cogió el paquete que había llevado Hedwig.

También contenía un regalo envuelto en papel, una tarjeta y una carta, esta vez de Hermione:

Querido Harry:

Ron me escribió y me contó lo de su conversación telefónica con tu o Vernon. Espero que estés bien.

En estos momentos estoy en Francia de vacaciones y no sabía cómo enviarte esto (¿y si lo abrían en la aduana?), ¡pero entonces apareció Hedwig! Creo que quería asegurarse de que, para variar, recibías un regalo de cumpleaños.

-Es una buena chica y una gran amiga.- dijo Lily feliz porque su hijo tuviera personas que lo quieran y se preocupen por él.

El regalo te lo he comprado por catálogo a lechuza. Había un anuncio en El Profeta(me he suscrito, hay que estar al tanto de lo que ocurre en el mundo mágico). ¿Has visto la foto que salió de Ron y su familia hace una semana?Apuesto a que está aprendiendo montones de cosas, me muero de envidia... los brujos del antiguo Egipto eran fascinantes.

Aquí también tienen un interesante pasado en cuestión de brujería.He tenido que reescribir completa la redacción sobre Historia de la Magia para poder incluir algunas cosas que he averiguado. Espero que no resulte excesivamente larga: comprende dos pergaminos más de lo que había pedido el profesor Binns.

Ron dice que irá a Londres la última semana de vacaciones. ¿Podrías ir tú también?¿Te dejarán tus tíos? Espero que . Sino, nos veremos en el expreso de Hogwarts el 1 de septiembre.

Besos de

Hermione

-Le manda besos. – dijo Sirius moviendo las cejas.

- Solo es su amiga. – aclaró Remus.

- Hace rato decías que Ginny iba ser mi nuera. – dijo James.

- Ya, pero eso no quiere decir que salga con otras antes de ella.

Posdata: Ron me ha dicho que Percy ha recibido el Premio Anual. Me imagino que Percy estará en una nube. A Ron no parece que le haga mucha gracia.

Harry volvió a sonreír mientras dejaba a un lado la carta de Hermione y cogía el regalo. Pesaba mucho. Conociendo a Hermione, estaba convencido de que sería un gran libro lleno de difíciles embrujos, pero no. El corazón le dio un vuelco cuando quitó el papel y vio un estuche de cuero negro con unas palabras estampadas en plata: EQUIPO DE MANTENIMIENTO DE ESCOBAS VOLADORAS.

-Quidditch! – Gritaron los hombres con los ojos brillantes.

- Seguro está en el equipo! – dijo alegre el padre.

- Ya sigue leyendo. – dijo Lily divertida.

¡Ostras, Hermione! murmuró Harry, abriendo el estuche para echar un vistazo.

Contenía un tarro grande de abrillantador de palo de escoba marca Fleetwood, unas tijeras especiales de plata para recortar las ramitas, una pequeña brújula de latón para los viajes largos en escoba y un Manual de mantenimiento de la escoba voladora.

Después de sus amigos, lo que Harry s apreciaba de Hogwarts era el quidditch, el deporte que contaba con s seguidores en el mundo mágico. Era muy peligroso, muy emocionante, y los jugadores iban montados en escoba. Harry era muy bueno jugando al quidditch. Era el jugador s joven de Hogwarts delos últimos cien años.

-Lo sabia! – gritó James.

- Harry está en el equipo. – festejaron Sirius y James haciendo un baile ridículo.

- Y el más joven de los últimos cien años en la historia de Hogwarts. – agregó Remus.

- Es que mi hijo es fantástico. – dijo James orgulloso

Uno de sus trofeos s estimados era la escoba de carreras Nimbus 2.000.

Harry dejó a un lado el estuche y cogió el último paquete. Reconoció de inmediato los garabatos que había en el papel marrón: aquel paquete lo había enviado Hagrid, el guardabosques de Hogwarts. Desprendió la capa superior de papel y vislumbró una cosa verde y como de piel, pero antes de que pudiera desenvolverlo del todo, el paquete tembló y lo que estaba dentro emitió un ruido fuerte, como de fauces que se cierran.

Harry se estremeció. Sabía que Hagrid no le enviaría nunca nada peligroso a propósito, pero es que las ideas de Hagrid sobre lo que podía resultar peligroso no eran muy normales: Hagrid tenía amistad con arañas gigantes; había comprado en las tabernas feroces perros de tres cabezas; y había escondido en su cabaña huevos de dragón (lo cual estaba prohibido).

-Dime que no se ha topado con todas esa criaturas. –dijo Lily.

- Le estás hablando a un libro. – rió Sirius.

- Cállate Black.

Harry tocó el paquete con el dedo, con temor. Volvió a hacer el mismo ruido de cerrar de fauces. Harry cogió la lámpara de la mesita de noche, la sujetó firmemente con una mano y la levantó por encima de su cabeza, preparado para atizar un golpe. Entonces cogió con la otra mano lo que quedaba del envoltorio y tiró de él.

Cayó un libro.

-Un libro que muerde! – dijo James.

- Hay que regalárselo a Quejicus! – dijo Sirius.

-Ustedes no harán eso. – les detuvo Lily.

- Cierto. Mejor hay que mandárselo a los Dursley. – dijo Remus con un brillo maliciosos en los ojos.

Harry sólo tuvo tiempo de ver su elegante cubierta verde, con el título estampado en letras doradas, El monstruoso libro de los monstruos,antes deque el libro se levantara sobre el lomo y escapara por la cama como si fuera un extraño cangrejo.

Oh...ahsusurró Harry.

Cayó de la cama produciendo un golpe seco y recorrió con rapidez la habitación, arrastrando las hojas. Harry lo persiguió procurando no hacer ruido. Se había escondido en el oscuro espacio que había debajo de su mesa. Rezando para que los Dursley estuvieran n profundamente dormidos, Harry se puso a cuatro patas y se acercó a él.

¡Ay!

El libro se cerró atrapándole la mano y huyó batiendo las hojas, apoyándose n en las cubiertas. Harry gateó, se echó hacia delante y logró aplastarlo. o Vernon emitió un sonoro ronquido en el dormitorio contiguo.

Hedwig y Errol lo observaban con interés mientras Harry sujetaba el libro fuertemente entre sus brazos,se iba a toda prisa hacia los cajones del armario y sacaba un cintun para atarlo. El libro monstruoso tembló de ira,pero ya no podía abrirse ni cerrarse, así que Harry lo dejó sobre la cama y cogió la carta de Hagrid.

-Es una buena idea. – dijo Remus.

- Solo Hagrid regala algo así – rió Sirius.

Querido Harry:

¡Feliz cumpleaños!

He pensado que esto te podría resultar útil para el próximo curso. De momento no te digo nada más. Te lo diré cuando nos veamos.

Espero que los muggles te estén tratando bien. Con mis mejores deseos,

Hagrid

A Harry le dio mala espina que Hagrid pensara que poa serle útil un libro que mordía, pero dejó la tarjeta de Hagrid junto a las de Ron y Hermione, sonriendo con s ganas que nunca. Ya sólo le quedaba la carta de Hogwarts.

Los merodeadores comenzaron a cantar la canción del colegio, mientras Lily los veía divertida.

Percatándose deque era s gruesa de lo normal, Harry rasgó el sobre, extrajo la primera página de pergamino y leyó:

Estimado señor Potter:

Le rogamos que no olvide que el próximo curso dará comienzo el 1 de septiembre. El expreso de Hogwarts partirá a las once en punto de la mañana de la estación de King's Cross, anden nueve y tres cuartos.

A los alumnos de tercer curso se les permite visitar determinados fines de semana el pueblo de Hogsmeade. Le rogamos que entregue a sus padres o tutores el documento de autorización adjunto para que lo firmen.

También se adjunta la lista de libros del próximo curso. Atentamente,

Profesora M. McGonagall

Subdirectora

Harry extrajo la autorización para visitar el pueblo de Hogsmeade, y la examinó, ya sin sonreír. Sería estupendo visitar Hogsmeade los fines de semana; sabía que era un pueblo enteramente dedicado a la magia y nunca había puesto en él los pies. Pero ¿cómo demonios iba a convencer a sus tíos de que le firmaran la autorización?

- No pueden no firmarle el permiso. –dijo Lily

-Pobre de ellos si no le firman el permiso. –gruñó James

- Si. Iré de donde sea que este y lo lamentaran. – dijo Sirius.

Miró el despertador. Eran las dos de la mañana.

Decidió pensar en ello al a siguiente, se metió en la cama y se estiró para tachar otro a en el calendario que se había hecho para ir descontando los días que le quedaban para regresar a Hogwarts.

-Yo hago lo mismo. –dijeron alegres los cuatro.

Se quitó las gafas y se acostó para contemplar las tres tarjetas de cumpleaños.

Aunque era un muchacho diferente en muchos aspectos, en aquel momento Harry Potter se sintió como cualquier otro: contento,por primera vez en su vida, de que fuera su cumpleaños.

-Ese es el final del capítulo. – dijo Remus cerrando el libro marcando la página.

- Fue bastante interesante. – dijo Lily. – a pesar de todo no está tan mal, aunque hay varias cosas que tenemos que cambiar.

- Cierto. Bueno quien será el siguiente en leer

- Yo no! – gritaron al unísono James y Sirius.

- Arg, está bien yo leo. –dijo Lily. –pero de la próxima no se salvan. Cogió el libro que Remus había dejado en la mesa y leyó. – el próximo capítulo se llama El error de tía Marge.