Aclaraciones:
Narración.
— Diálogo —
"Pensamientos".
Advertencias:
Posible OoC en los personajes.
OC's.
Género: Romance | Drama.
Clasificación: T.
Disclaimer: La serie y sus personajes no me pertenece a mí, sino a ®Masashi Kishimoto.
Nota de Autor:
Bueno, para quienes ya la han leído no les sorprenderá, pero para los que no, les aviso. Estoy reeditando los capítulos y reemplazándolos. Nada más quería hacerlos partícipes del cambio.
Por lo demás, ya saben, cualquier duda o comentario, déjenlo ahí abajo en la cajita que les responderé en la medida de lo posible. Cuídense y hasta la próxima.
MATRIMONIO EQUIVOCADO.
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‹‹Las personas con miedo a cometer errores no aprenden mucho debido a que no saben mucho.
La mayoría de las personas saben que aprender es un proceso físico, así como un proceso mental››.
Anónimo.
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Amor o error.
La vida es una disyuntiva, un dilema que depende de nuestras decisiones, de lo bueno y lo malo que hagamos a lo largo de los años. De eso depende nuestro destino, de nuestras esperanzas. Sin embargo, no muy distante a esto. Está lo que planeamos, lo que queremos y lo que pensamos.
Conforme avanzamos y crecemos, nos damos cuenta que la vida no es como la proyectamos, que no todo sale conforme a lo que nos hemos planteado durante toda la vida. Eso sucede cuando nos enamoramos, entonces nos damos cuenta que el amor no es el sentimiento más hermoso y que tampoco dura para siempre; que el fuego se apaga, que la pasión se extingue. O por lo menos, esa fue la conclusión a la que llegó Sakura Haruno, ahora, Sakura Uchiha. Porque sí, se casó con Sasuke Uchiha. Después de todo el revuelo, de la traición, de su duda acerca de las intenciones al volver a la aldea, si eran sinceras o puras patrañas para engañar a los demás y llevar a cabo otros propósitos, para nada bondadosos.
Sakura acababa de darse cuenta que su amor fue tan efímero, como su relación con el menor de los Uchiha. Revisando aquel álbum de bodas, viendo como era su sonrisa. Vivaz y alegre, carente de cualquier sentimiento que no fuera felicidad y amor. Al ver el brillo de sus ojos ya extinto…
Entonces notó que ya no era lo mismo. Apenas tenían dos años de casados y su relación se había apagado. Fue como si al decir sí, su relación matrimonial estuviera destinada a fracasar, a acabarse instantáneamente cual chispa muere al tocar el agua. Veía las fotografías, una y otra y otra vez, pero ya no llegaba aquella sensación escéptica, aquella emoción inagotable de felicidad y gozo, de haber logrado casarse con el que consideraba su primer amor, el amor de su vida y que la acompañaría hasta la muerte.
Ahora, solo pensarlo, se imaginaba al lado de un ser desconocido y no de su esposo. Lo amaba, de eso estaba segura, pero ese amor se estaba apagando poco a poco y no por su culpa. Sino por la de él y su frialdad, su poco tacto y su indiferencia. Sin contar los múltiples engaños de los que era víctima.
Porque sí, ella estaba consciente de que era engañada por su esposo, no con una, sino con muchas mujeres de la villa. Civiles, shinobis… No hacía distinción, si la veía y le gustaba se la llevaba a la cama. Sakura lo sabía, sin embargo, hacía oídos sordos y ojos ciegos a las situaciones. A los reproches de su inner, a las críticas y advertencias de sus amigos. Porque sí, también le advirtieron de que su matrimonio sería un fracaso.
Su relación comenzó de la nada, y su boda fue rápida. Con veintiún años ya era una mujer casada y con un matrimonio, que en lugar de ser una luna de miel, era una cruz junto al calvario. No obstante, Sakura era orgullosa, les demostraría que estaban equivocados y que su relación con Sasuke no era un total y completo fallo.
Esa era su segunda razón, la primera, que creció en un matrimonio sólido. Sus padres se conocieron y se enamoraron, mantuvieron su relación de forma tan fugaz como la suya con Sasuke, se casaron jóvenes, cuando ella ya estaba en camino y su matrimonio duró por muchos años, aún permanecían así. Fuertes, como una de las relaciones matrimoniales más firmes que había visto. Sus padres supieron sobrellevar las altas y bajas del lazo conyugal, supieron como consolidar su enlace y se veían tan enamorados como en su juventud.
Algo digno de envidiar. Eso era lo que Sakura quería para su vida, para su matrimonio con el chico que había amado toda su vida. Eso era lo que haría con su matrimonio.
Pasó la hoja del álbum, sonrió escuetamente al ver aquella fotografía donde aparecía un sonriente Naruto (ahora aspirante a Hokage), abrazándola con mucho cariño y alegría. A su lado, Sasuke, con una media mueca que parecía sonrisa, atrás de ellos, su sensei con aquel impecable traje negro y corbatín. Había cambiado su banda por un parche, y la máscara azul oscuro por una negra, tenía el ojo arqueado adivinando una sonrisa bajo su máscara. Y ella… Ella estaba en medio, con aquel pulcro vestido blanco strapless con escote de corazón, ceñido en la cintura y con una hermosa caída hasta el suelo. Esponjoso, con un hermoso y largo velo. Con el cabello recogido en aquel sencillo moño, el rostro enmarcado por un maquillaje sutil, pero con una linda sonrisa. Amplia y feliz.
Los cuatro estaban ahí, como en aquella primera foto que se tomaron como equipo. Pero esta fotografía, era la primera que confería su amor y su espera… Más no sabía que sería también la del principio de su infelicidad…
Una lágrima furtiva descendió por su mejilla izquierda, la quitó rápidamente como si alguien la vigilara en ese instante. Sabía que nadie la vería, pero era una acción de coacción hacia sí misma, no se permitía lamentarse de su decisión. Sakura amaba a Sasuke, su juicio no fue malo ni erróneo. Solo, quizá, apresurado…
Con frecuencia llegaba a preguntarse si el casarse tan jóvenes fue lo correcto. Constantemente se reprendía cuando imaginaba que su pasión se interpuso ante su razonamiento, ante la espera. Sin embargo, ella ya no quería esperar, aguardó por él durante muchos años, no deseaba aguardar más tiempo para que su relación se solidificara. Simplemente su corazón no lo quería, aunque su consciencia se lo recalcara.
Suspiró, le dio otra mirada furtiva a la fotografía antes de continuar observando las demás. Nada era como le pareció que sería.
— ¿Sigues torturándote con eso? — la voz de su esposo le llegó de repente, con ese toque gélido e indiferente.
La peli-rosa se sobresaltó un poco al escucharlo, no lo esperaba tan temprano en casa.
— No te esperaba tan temprano en casa.
Fue lo único que logró emitir, con una voz bastante suave, indistinta a su tono normal, el cual era fuerte y claro. Sakura ignoraba que, poco a poco, Sasuke había minado su carácter, su seguridad y su autoestima.
— Terminé temprano mi misión — contestó simplemente.
— Ah.
Sakura se quedó en silencio. Así era siempre, él llegaba, intercambiaban unas cuantas palabras y luego se retiraba. Sin embargo, esta vez se quedó ahí, esperando por la respuesta a la pregunta que hizo inicialmente. Su esposa se sintió cohibida ante la mirada profunda, ante el semblante inexpresivo.
— Se parece mucho a Itachi…
Se dijo internamente, no perdió de vista el hecho de que su esposo la veía en busca de una respuesta. A Sakura se le atoraron las palabras en la garganta, ¿qué le podía contestar a su Sasuke?
"La verdad, que su matrimonio es una mierda por su culpa".
¡No todo es su culpa…" le respondió a su consciencia.
— Me gusta recordar el día de nuestra boda — respondió finalmente, fingiendo una sonrisa —. Aun no puedo creer que estemos casados.
— Ni yo — dijo él, dándose la vuelta para ir a la habitación —. Y no sé si casarme contigo fue una buena decisión.
Eso fue un golpe para su corazón, una respuesta que no se esperaba y le generó un horrible sentimiento de angustia en el pecho. El nudo de su garganta volvió, sus ojos picaron, pronto se llenarían de lágrimas.
— Sasuke… — murmuró, con voz dolida y ahogada.
Uchiha volteó a verla e hizo una mueca.
— No empieces, Sakura. No estoy de humor para tus lloriqueos — dijo saliendo de la sala.
Dejando atrás a Sakura con la mirada incrédula, el corazón cuarteado y sangrando poco a poco.
Debían solucionar sus problemas, o su matrimonio fracasaría por completo.
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Sakura desahogó su mal, luego se encaminó hacia la habitación que compartía con Sasuke y escuchó el ruido de la regadera. Su esposo se duchaba, seguramente porque estaba cansado y esa misma noche tenía una reunión con los jefes de los Clanes, el consejo y la Hokage. ¿Para qué? No tenía la menor idea. Y mientras su hermano mayor estuviera lejos, él era la cabeza del Clan Uchiha. Debía atender sus deberes.
¿Era verdad la reunión? Tampoco lo sabía, no le gustaba preguntarle a su shishou, seguro sospecharía algo. Y dado que ella fue una de las principales personas que le advirtió acerca de su matrimonio con el Uchiha menor, no quería darle más motivos para tenerle mala voluntad a su esposo.
Exhaló profundamente, no quería continuar pensando en lo mismo. No obstante, necesitaba hablar con Sasuke acerca de toda esa situación entre ellos, tenía que encontrar la manera de tocar el tema sin que se sintiera presionado o acorralado por ella. Y terminara reclamándole que de verdad no lo amaba porque deseaba cambiarlo, como siempre lo hacía, cada vez que quería hablar acerca de lo deteriorado que se encontraba su matrimonio.
Abrió la puerta de la cajonera y guardó el álbum, con mucho cuidado. En seguida tomó un par de prendas para cambiarse, pronto se iría a dormir. Al instante de haberse cambiado, Sasuke salió del pequeño cuarto de baño con una toalla atada a la cintura. Para Sakura, ver a su esposo con tan pocas prendas ya no era novedad, se había acostumbrado tanto a verlo en paños menores como al hecho de que él parecía no notar muchas veces sus miradas lascivas, su deseo porque le hiciera el amor… Hasta eso se había vuelto mecánico. Por lo menos con ella…
Lo observó abrir los closets, las gavetas y tomar unos frascos. Se cambió con mucha rapidez. Sakura registró cada movimiento y forma de comportamiento de su marido, no se le hizo nada raro. Solo costumbre.
Evitó soltar un suspiro, Sasuke no le prestaba la más mínima atención, extrajo un grueso libro que tenía debajo de su almohada y comenzó a leerlo. No importaba realmente si estaban en la misma habitación, cada quien hacía lo suyo.
No obstante, mientras Sasuke se colocaba bien el botón del puño de su camisa celeste, miró a Sakura por el espejo del tocador. Se le veía muy tranquila, sumida en la lectura. Lo que sucedía cada vez que se sumergía en un libro que captaba su atención, independientemente si era médico o una novela romántica. La peli-rosa se concentraba mucho en cada palabra que leía.
— ¿Alguna vez pensaste que las cosas nunca salen como se planean? — soltó él de repente.
Haruno no se sobresaltó, esta vez estaba atenta a los movimientos de su esposo y lo único que hizo fue elevar la mirada, encontrándose con los ojos negros de él reflejados en el espejo. Los orbes de su marido se clavaron en las suyas como dagas, en una mirada honda y seria. Algo en su semblante le dio un escalofrío.
— ¿A qué te refieres exactamente? — preguntó desconcertada, bajando el libro hasta dejarlo reposar en su regazo.
Sasuke continuó arreglando su camisa, por un instante perdió los ojos de su mujer para revisar la atadura del botón de la camisa y en seguida se dio la vuelta. Fijó la mirada en la kunoichi que aguardaba por una respuesta.
— A esto, Sakura. ¿A dónde vamos? ¿Te has preguntado eso? — inquirió, con mucha seriedad —. No has pensado, que a lo mejor casarnos no fue una buena idea.
Esa no era una pregunta, sino una afirmación, una dolorosa e infortunada aseveración.
— Sasuke, somos un matrimonio, debemos resolver esto. No podemos seguir así… — murmuró, en un tono suplicante.
Uchiha resopló, ya no sabía realmente si tenía remedio o ella no comprendía que no lo había. Sakura estaba cegada, y él tenía parte de culpa en ello.
— Nos casamos muy jóvenes, Sakura, debimos esperar un poco más.
Su mujer no respondió, él sabía que ella también lo había pensado, no por una vez, sino por muchas.
— Sí, eso me imaginé — respondió él por ella — ¿No has pensado que a lo mejor tú y yo no estamos hechos el uno para el otro?
Un golpe más para sus ilusiones y esperanzas. Le caló tan hondo, que tuvo que recurrir a morderse la lengua y deshacer el nudo en su garganta para poder hablar.
— ¿Qué quieres decir, Sasuke? — interrogó, agradeciendo que su voz no fallara, pero con mucho temor en el fondo.
Tenía miedo de la respuesta que su esposo podía darle.
— Nada exactamente.
Sakura no le creyó.
— ¿Has… Has pensado en alguien más? — indagó, esta vez dudosa y con cierto temblor en su voz.
— No precisamente — respondió fríamente.
Otro impacto a su corazón…
— ¿Estás pensando en dejarme? — su voz salió quebradiza, como un cristal rompiéndose.
Él frunció el ceño, ella ya sabía la respuesta a esa pregunta.
— No — contestó, tajante —. Ya sabes que en el Clan Uchiha no existe el divorcio — concluyó, seria y fríamente con la mirada clavada en ella —. Me voy, no me esperes despierta.
Seguido de esto salió de la habitación, y a lo lejos, escuchó el resonar de la puerta en la casa.
Sakura se quedó mirando el lugar donde hacía instantes estuvo su esposo y ahora estaba vacío. Las palabras resonaban en su mente, si bien Sasuke acababa de darle un golpe bajo a sus esperanzas de mejorar su relación, también le dio un motivo para continuarla.
"En el Clan Uchiha no existen los divorcios…"
Había dicho. Eso le daba una oportunidad, un comienzo para encarrilar su matrimonio. Para hacerlo bien, de la mejor manera posible… Debía encontrar otra forma de llegar a él, convivir un poco más, pasar más tiempo juntos, o buscar el tiempo; aun con las ocupaciones de ambos. Con sus misiones y diferentes demandas.
Sonrió interiormente a su consciencia, quien meneaba la cabeza en negativa y se cruzaba de brazos. Como diciéndole: estás demasiado esperanzada, no va a funcionar.
La ignoró, era lo mejor, para su corazón, para su mente, sus esperanzas e ilusiones.
Les demostraría que sus perspectivas acerca de su matrimonio con Sasuke no eran más que equivocaciones de ellos, no suyas.
Aunque mucho después, se daría cuenta que la única equivocada era ella…
