Advertencia: UkSpain x SemenRomano.
-Neee Espa –hip- ¡España! - grita Romano asomado en el umbral de la puerta principal.
-¿Romano? – lo mira de pies a cabeza, no creyendo lo que veía- ¿Estás… borracho?
-Nooo –hip – comienza a reírse acercándose a España – nee Spaiiin s- sabes –hip- ¿por qué lo hiceee? – le poquea la mejilla apretando los labios en una mueca infantil.
-¿Por qué? – lo sostiene antes que caiga al suelo.
-¡F- Francia! Me dio un juguito que sabia raritooo –hip- me lo dio porque – se aferra de la ropa de España y oculta su rostro en el cuello del mismo.
España frunce el ceño, enojado, pensando en las posibles cosas que el francés pudo hacerle a SU Romano.
-¿Francis te hizo algo Romano? – inconscientemente, lo abraza posesivamente.
-¡Quieres a Veneciano! – lo golpea débilmente, tropezándose - ¡Y me duele!
-Lovi – lo aprieta contra si – Yo te quiero a ti. Veneciano es solo un amigo, escucha bien, solo es un amigo – repite amigo lentamente.
-Sí –hip– comenzó hacerme cosas raras. Pero yo soy g- genial y salí corriendo. – posa su mano en la mejilla de España y las aprieta – Shiii lo –hip- Veneciano es cierto.
Nota mental de España:
Matar al gabacho por tocar a SU Lovi.
-Aii, eso duele Lovino – Romano frunce el ceño.
-Tú -hip- eres – acerca su rostro con el de España, a tal punto de que estaban a escasos centímetros de tocarse – ereeess MI tomatito – calla por pequeños minutos – ¡t- tu eres –hip- eres mío y solamente mío! Nadie puede –hip- verte solo yo – susurra contra sus labios antes de dejar caer su cabeza en el hombro de España.
Comenzó a preocuparse. Maldito francés.
-Sí Romano, soy tuyo, de nadie más. ¿Quieres comer? – tenía que bajarle la borrachera de alguna forma.
-¡No! ¡Primero –hip- tengo que asegurarme de –hip- q- que eres mío! – grita.
-¿Cómo aras eso? – pregunta divertido y curioso.
Lo aferra de la camisa y lo tira al sillón más cercano, posicionándose arriba antes de que este ultimo pudiera levantarse, lo observa con ojos entrecerrados, el ceño fruncido y un pequeño sonrojo antes de murmurar:
-Ro- Romano es el Jefe ahora.
¡Oh, si que era el Jefe! Le tomo completamente desprevenido. Nunca imagino algo parecido, ni en sus mejores sueños, bueno tal vez sí. Recordó que una vez Francis le dijo: Al estar borracho, haces y dices cosas que no te atreverías hacer cuerdo. Sonrió, así que Romano quería ser el Jefe por un tiempo.
-Eres el Jefe Romano y yo tú esclavo. – sonrió.
Su otra mano, acaricio un camino al zipper del pantalón de España. Bajo su rostro hasta el cuello de este, donde susurro contra su piel con cada beso que dejaba.
-Mío.
Joder, eso es el cielo. Romano tomando el control. Verlo así le excitaba, cada toque encendía su piel, hasta el mas mínimo toque.
Dejo el cuello de España y desabrochando la camisa recorrió todo su pecho besando y dejando a su paso uno que otro chupón en cada pedazo de piel expuesta.
-Para ser la primera vez… - gimió. Romano ahora mordía su pezón derecho, pasándole la lengua en círculos y volviendo a morder – lo haces bien.
Ese gemido hizo que él mismo comenzara a colocarse algo "duro" su rostro ahora sonrojado se separo del pecho de España y le susurro en el oído:
-Aún no he comenzado, tomatito – mordió el lóbulo y bajo el zipper de los pantalones metiendo seguidamente la mano.
Emborracharía a Romano, le agradecía al gabacho por hacerlo. Sus manos eran el mismo cielo, pero en tierra. Tomo su rostro sonrojado, no se quedaría fuera del juego. Pasa los brazos alrededor del cuello de Romano, atrayendo sus labios, besando con fervor.
Mordió el labio inferior de Antonio, y metió la lengua entablando un combate con la de España, hasta que finalmente, la necesidad de aire se hizo presente y se separo de su español, jadeando y dejando un delgado hilo de saliva.
España bajo las manos por toda la espalda de Lovino, quería sentirlo más, en ese momento, más que nunca, era su droga.
Gimió levemente, al sentir las manos de Antonio pasar por su punto débil, pero trato de contenerlo, hoy ÉL era el Jefe.
Siguió bajando hasta los glúteos, apretándolos. Beso su cuello, paso la lengua, lentamente, mirando a Romano, este con los ojos cerrados y labios apretados. Desabrocho su camisa, lanzándola al suelo, tocando y besando su pecho.
Aprisiona las manos de España, y con una sola las sostuvo arriba de la cabeza de este, aquellos cariños estaban provocando que el cediera a su toque, y esta vez no iba a permitirlo. Con manos hábiles, acaricia la parte baja de España, seguidamente deslizó sus pantalones hasta que este quedara solo en ropa interior.
Miro sus manos, la cosa se ponía interesante. Romano tenía que tomar el control más seguido. Sintió las mejillas calientes. ¿Se esta sonrojando? Ya entendía el porque Romano odiaba eso. Entreabrió los labios, dando una señal de querer los besos de aquel italiano, esperando que Romano entendiera.
Lo mira intensamente, acerca su rostro y susurra en sus labios:
-Quiero – hace presión en la parte baja de España, logrando sacar un gemido – que grites mi nombre – deslizo la lengua por el labio inferior del mismo.
-Ro- Romano – gime fuerte. Mordiendo uno de sus dedos, cerrando los ojos, sintiendo las caricias.
Lo besa ardientemente, bajando con suavidad la ropa interior. Lo voltea y se prepara para la entrada. Romano lame sus dedos y acercándose a España, le susurra en el oído.
-Van a entrar tomatito – no espera respuesta y mete un par.
-Um… es incomodo – aprieta el sofá al sentir el otro dedo entrar.
Su mano se desliza desde el cuello, seguidamente por el pecho hasta adueñarse una vez más de las regiones bajas de España.
-Aguanta.
Gime y arque la espalda. Abre los ojos, sorprendido de su propia acción. Vuelve a gemir, pero más fuerte, Romano apretaba de nuevo su región baja, disfrutándolo.
No podía aguantar más, dejo de darle caricias a España, para proseguir e insertar su miembro, en su español.
-A-AH –se sentía en verdad raro, demasiado. Un dolor se fue extendiendo en su región trasera, queriendo fuera el miembro. Pequeñas lagrimas se acumularon en las verdes cuencas. – Sa- sácalo.
Comenzó a besar su espalda, tratando poco a poco de calmarlo. Sus manos acariciaron los brazos de España, a ver si así le infundía un poco de tranquilidad.
-Un poco más tomatito.
Se relajo bastante, pero aún así dolía. La voz de Romano le infundía seguridad, sus cariños le volvían loco. El dolor desapareció, sin que se diera cuenta, soltó un suspiro.
Al verlo relajado comenzó a moverse, cogiendo ritmo con cada gemido de España.
-E- España – murmuro entre gruñidos y jadeos a medida que la velocidad aumentaba.
-Roma- AAH… Romano – grito. Romano había tocado el punto débil de España – más, más, más.
Romano no se hizo de rogar y aumentando la intensidad de aquellos asaltos, hundiéndose lo más posible, comenzó nuevamente a tocar, esta vez de manera mas violenta, todo el cuerpo de Antonio. Una fina capa de sudor ya comenzó a cubrir ambos cuerpos, cuando comenzó a morder levemente la piel del hombro de Antonio.
España no paraba de gemir y gritar el nombre de su amante. Se dejo caer en el sofá, sintiendo más profundas las embestidas. Jadeaba sin parar, ya segado de placer.
-¡Joder! – en cualquier momento se correría – Ro- Romano voy a co- correrme.
No respondió, pues él también estaba pasando por lo mismo, sin embargo aquello no quedo desapercibido, su mano volvió una vez más al miembro desatendido de España, masajeándolo.
-¿E- eres mío España? – grito seguido de un gemido, su mano desocupada, se limito a aferrar la cintura de España haciéndole mas fácil entrar mas profunda y fuertemente.
-Com- completamente Ro- Romano – inevitablemente se corrió, gimiendo ante la acción.
Romano termino de igual manera, jadeando se dejo caer sobre el cuerpo de su amante, mientras trataba a duras penas de controlar su acelerado corazón.
-Eres el mejor – logra susurrar. Se gira apoyando la cabeza de Romano en su pecho y abrazándolo con ternura.
-Tomatito… - susurra - ¡neeeee! – le abraza fuertemente – ¡Reclamo esta tierra en nombre de Roma! – comienza a reír, pues aún estaba algo borracho.
-Yo reclamo – besa sus labios – en nombre de España.
El sonido de la puerta alerto a España, las voces de Veneciano y Ludwig hicieron presencia. España intento levantarse, pero el cuerpo de Romano se lo impedía, además de que le dolía el cuerpo entero.
-Neeee N- no te muevas – murmura, aferrándose más al cuerpo de España, estaba muy cómodo donde estaba para que ahora lo tuvieran que quitar.
-Romano levántate – intenta incorporarse pero Romano sigue impidiéndoselo.
-Doitsu, creo que España esta con mi fratello.- escuchaba u murmullo de voces pero no lograba reconocerlas, ah bueno.
España recoge su abrigo y los cubre a los dos.
-No hables Romano – susurra, cerrando los ojos y fingiendo dormir.
-¿Segunda ronda? – sonríe.
Suena realmente tentador, sin embargo con Ludwig y Veneciano rondando por ahí no podrían.
-Más tarde. – le cubre la boca con la suya, callándolo.
-Nooo – comienza a descender el cuerpo español, dejando besos, hasta llegar a su región baja.
-Ro- Romano… no hagas eso.
-¿O sino qué? – desciende un poco más…
Los pasos se acercaban, podía sentirlos claramente.
-¡Romano, detente! – gime demasiado fuerte.
Pues llego y comenzó a besarlo, delicadamente.
-¡Fratello! – grito Veneciano sorprendido. Ludwig le tapo los ojos.
-¡Joder Romano! – tomo la cabeza italiana alzándola de su miembro.
-¡Oye!
Continuara…
Chicas déjenme un bonito comentario por favor. Por ultimo: ¡Que viva el Spamano!
