Prólogo: Era de Demonios.
Este mundo ah sido dominado por el diablo y sus demonios. ¿Cómo ah ocurrido eso?, simplemente por ganar contra los ángeles, la guerra era el juicio final. Si ganaban los Ángeles el Diablo y sus demonios se irían para siempre y si ellos ganaban tomarían control absoluto del mundo y Dios y los ángeles no podrían hacer nada. Se confiaron bastante ya que ''el bien siempre vence al mal'', pero esta vez no. El mal venció al bien.
Y ahora vivo en esta era, donde el diablo es el rey del mundo. Los demonios ocupan a las personas como esclavos, pueden hacer cualquier cosa con ellos, algunos sobreviven, algunos no.
Cuando nací mi madre me dio a luz en una iglesia, junto con otras, los demonios no podían entrar a las iglesias, haci que era el lugar donde uno siempre estaría a salvo. Me críe aquí y nací aquí, yo siempre eh creeido en Dios, sé que algún día esto terminará.
Tengo 21 años, mi nombre es Silver, haré todo lo posible por salvar este mundo y ver algún día la luz del día, el cielo y el sol, los árboles, las flores, los lagos, el mar, etc. Junto a mi mejor amiga Blaze, su madre también la tuvo en la iglesia, hemos estado juntos desde que nacimos. Nunca pudimos ver el caos de afuera, nunca nos dejaron salir por bien de nosotros.
Ahí otros con nosotros, somos más o menos 10, nos consideran como los ''sacerdotes y monjes'', cosa que no es así. El diablo dio la orden de que todos tenían que vestir con ropas negras, capas negras, accesorios negros, etc. Por el bien de nosotros lo hicimos, ocupamos sólo una manta negra en la cabeza, algunos tenemos como ''tiara'' por decirlo así de cruces.
Los demonios siempre han intentado entrar en la iglesia y destruir todo, pero aún no han podido y no lo lograran.
Hartos están un poco aburridos de estar encerrados en la iglesia, a mi igual me pasa un poco, pero si quiero vivir deberé aguantar hasta que todo esto termine... si esque sigo vivo.
Desde que era pequeño leí algunos libros sobre algunos demonios, tengo que admitirlo, algunos demonios si me llamaban la atención, algunas veces se me pasaba por la cabeza invocarlos, pero por suerte nunca lo hice.
Cuando aveces leía ese libro sobre los demonios sentía como si una voz me susurrara siempre, diciéndome que lo invoque y le libere, esa voz era algo extraña.
Aunque me pidiese que lo invocara nunca lo haría, no podría decepcionar ni a mis amigos ni a Dios.
