Su larga cabellera teñida de celeste, con un mochen más claro, se mecía a la par del viento mientras un insignificante suspiro salia de sus labios ligeramente rosados. Se sentía agobiado de tanto pensar, cansado más que todo, de tantas dudas que resolver, y sobro de todo, de pensar en él. Sí, llevaba aproximadamente mes y medio con una profunda hacia atracción hacia un rubio de mirada grisácea y de carácter serio y tosco.

Sin importarle mucho su personalidad, sentía una enorme atracción hacia él.

— Y entonces ¿Cómo le harás para estar junto a él? —pregunto un castaño de mechón color caramelo dirigiéndole una mirada curiosa que rayaba entre la preocupación y la seriedad. Sabia que su mejor amigo estaba llegando a la obsesión con respecto a su hermano mayor, Golden Fazbear.

— No lo sé, Eddy.—respondió sin dar muchos argumentos.— Él me gusta mucho, demasiado diría yo, pero mi instinto me dice que me aleje.

— Pero ¿Qué dice tu corazón, Bon?

El nombrado Bon bufo frustrado mientras apretaba con fuerza la barandilla de aquel balcón.

— Me dice que este cerca, muy cerca de él.—hablo bajando la mirada.— ¿Qué hago, Eddy? Me siento tan confundido.—le pregunto a su contrario en tono desesperado.— Estoy que me vuelvo loco.

El moreno lo miro preocupado. La actitud que mantenía su mejor amigo desde hacia mes y medio era sumamente preocupante, y verlo así de desesperado y ansioso era algo a lo que aun no se acostumbraba.

— ¿Por qué me tuve que enamorar de alguien así?

— Algunas personas buscan el amor en donde creen que lo hay.—respondió con calma su mejor amigo, colocando una de sus manos en su hombro.— Solo cree y atrévete. Ignora a tu instinto, consigue todo lo que tú quieras conseguir, a cualquier precio. Eso es lo que haría el Bon que conozco.

Con una furtiva lágrima escapándose de su ojo derecho, sonrío y abrazo a su amigo como si no hubiese un mañana. El castaño correspondió al abrazo sin decir palabra alguna, una simple sonrisa como respuesta.