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Dragones de Agua

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1: Una ausencia y dos regresos

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Frío.

Nunca era una buena señal.

Drarko se quedó en su cama, mirando el techo, hasta que pudo volver a moverse. Tenía el cuerpo entumecido, por más que apenas empezara el invierno y estuviera bien abrigado. Todavía recordaba lo que había soñado, pero no tenía la energía necesaria para anotarlo. Y cuando su cuerpo volvió a la temperatura normal para un ser humano, ya se había olvidado de casi todo.

Y también era tarde para ir a la escuela.

"Lo siento Danny, pero hoy no voy a ir" se dijo mentalmente.

Se frotó los brazos y las piernas antes de levantarse para ir a darse un baño caliente. Hoy iba a ser uno de ésos días.

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-¿Y Drarko?- preguntó Danny a su compañero de banco cuando vio que el gótico no aparecía.

-No vino- dijo el otro, bastante sorprendido también –Y no sé por qué, si nunca falta... –

-Ah-

Danny sabía que no iba a poder saber más preguntándole a su compañero, porque él mismo era el que más hablaba con Drarko. Se puso a pensar qué podría haberle pasado, pero si la ausencia del gótico fue una sorpresa, más lo fue el ver a quien entró a la clase.

-Vaya, señorito Taylor. Me sorprende verlo a esta hora- dijo el profesor, Y Danny pensó que podía ser un error auditivo. Pero cuando vio a Elijah entrar y sentarse en el lugar que antes había ocupado Elijah-Dan, casi se cae del asiento. Agradeció que el profesor no se diera cuenta.

-¿Pero cómo es posible?-

-Estaba de viaje, parece- le dijo su compañero de banco.

-¿Y quién estaba en su lugar todo este tiempo?-

-No lo sé. ¿Algún fantasma familiar?-

-Hablo en serio-

-No tengo idea-

Danny bufó.

"Gusto en conocerte a ti también" escuchó dentro de su cabeza, y no necesitó darse vuelta para saber que Elijah lo miraba.

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Y como si no hubiera tenido suficientes sorpresas, ésa noche Danny tuvo la mayor de todas.

Se había levantado a las dos de la mañana, después de tener una pesadilla. Recordaba el día en que Dan casi asesina a sus seres queridos, peor ésta vez Clockwork no acudía en su ayuda. Pudo ver con lujo de detalles cómo los restos de todo lo que había sido alcanzado por la explosión estaba quemado y deshecho, y entonces se despertó, agitado y transpirando frío.

Decidió darse una ducha, pero aún después de salir de su baño privado sabía que no iba a poder dormir. El sueño aún vívido y los sucesos en la escuela eran demasiado, así que decidió ir a la cocina a tomar algo. La leche tibia, decían, relajaba y ayudaba a dormir.

Si bien ya hacía medio año que vivía con Vlad, a veces le costaba orientarse en la casa-castillo, y demoró bastante en encontrar la cocina. Se sorprendió cuando vio la luz prendida, y se estaba preguntando si Vlad estaría ahí o si había sido un olvido cuando echó una mirada adentro.

Ahora sí se cayó de la impresión.

Había una mujer delgada de espaldas a la puerta, que parecía estar preparando algo. Una mujer más alta que él, con un traje conocido y el pelo corto y naranja. Se dio la vuelta al escuchar cómo Danny se caía sentado, porque sus piernas no lo sostuvieron, y pudo ver un par de ojos violetas que pensó que no iba a volver a ver nunca más.

-¿Sucede algo, Danny?- preguntó Maddie Fentom, al ver a Danny en la puerta.

-¿...mamá?- preguntó el chico, con un hilo de voz.

-¿Pasa algo, hijo?- preguntó Maddie, caminando hacia él y agachándose para estar a su altura –preparé leche y galletitas, pensé que te apetecerían porque oí el ruido de la ducha y... –

-¿Eres real?- Danny estaba al borde del ataque de nervios y no podía parar de temblar, agarrado al marco de la puerta.

-¿Y por que debería no serlo?- preguntó, levantando una ceja -¿Te sientes bien?- intentó ponerle la mano en la frente, pero el chico se apartó -¡Danny!-

-No-puede-ser-

-¿Qué no puede ser, querido?-

-¡Danny!-

El aludido giró la cabeza para ver a Vlad, en pijama y bata, quien caminaba hacia él, preocupado. Cuando volvió a mirar a la cocina, allí no había nadie.

-¿Qué te sucede, Danny?- preguntó el adulto, agachándose a su lado y poniéndole una mano en la cabeza, al ver cómo el chico se agarraba la cara con las manos.

-Vi a alguien en... la cocina- dijo, despacio.

-¿A quién viste?- preguntó Vlad, intentando tranquilizarlo.

-A un... fantasma... creo-

Danny empezó a temblar, y Vlad lo abrazó, intentando tranquilizarlo.

-Sabes que ningún fantasma te hará daño aquí, Danny-

-Lo sé pero... - trató de calmarse antes de seguir y miró a Vlad –Parecía... Era... ella-

-¿Ella? ¿Sam Manson?-

-No, ella no. Vi a mi madre-

Silncio.

-Y sé que no es posible, pero parecía viva y la vi preparándome algo en la mesada, y cuando volteó me habló y tenía sus mismo aspecto y su misma voz y no sabía qué hacer o qué pensar y no entendía ni entiendo lo que pasó- lo dijo todo muy rápido, como tratando de sacárselo de encima lo más rápido posible.

Y Vlad estaba algo inquieto. Si sólo había sido una ilusión, no debería haber un plato con galletitas y un vaso de leche caliente sobre la mesada. Y si había sido real, tenían muchas cosas más que preguntarse. Su sistema de seguridad (ésta vez sí, uno reforzado) no mostraba actividad fantasmal dentro de la casa.

-Será mejor que vuelvas a la cama, Danny. Mañana investigaremos sobre esto-

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La verdad, extrañaba a "Hijo del Agua" y aún tenía muchas cosas que contar, así que decidí continuarlo. Os había dicho que tenía planeados hacer un fanfic yaoi (que aún no termino de idear) y uno no yaoi, que es el que están leyendo. Espero que este fanfic os guste, porque van a aparecer más sorpresas: van a revelarse más cosas acerca de Drarko y vamos a conocer al verdadero Elijah (que, como ven, sí existía en la realidad)

Nos leemos

Nakokun