Nada, era lo que le quedaba, lo sabía muy bien desde que se volvieron amigos, él no era nadie y lo tenía perfectamente claro, sintió sus ojos escocer por las lágrimas, patético.
No le extrañaba que no lo eligiera a él, no era especial, no como ella, su prometida… ella es hermosa por dentro y fuera, odiaba no poder odiarla por eso, todo se derrumbó cuando le pidió ser su padrino de bodas.
No podía soportarlo, tomo aun un poco indeciso el cuchillo y le miro con amargura, no dejaría ninguna nota, no quería que se enterara del porqué, aunque tenía la pequeña y egoísta esperanza de que cuando notara que ya no estaba le importara lo suficiente como para interrumpir su boda, tal vez no era lo correcto pero ya no sabía qué hacer, no tenía a nadie más.
Sintió como el cuchillo cortaba su piel lentamente y como la sangre caliente brotaba de su muñeca, sonrió con alivio y suspiro cerrando los ojos.
-adiós Tooth…-
