Capítulo I
El amanecer estaba próximo, los débiles destellos de luz comenzaban a colorear el cielo. El silencio de la noche se disolvía entre los cantos de las aves y junto con el golpeteo de los zapatos de una joven mujer que cruzaba la calle. A pesar de su apariencia juvenil no podía ocultar el cansancio que reflejaba su mirada, después de todo no estaba acostumbrada a madrugar, sin embargo, alguna extraña fuerza la hizo levantarse peculiarmente temprano aquella mañana, y sin poder conciliar el sueño, decidió dar un paseo antes de comenzar su rutina.
Las mejillas de joven mujer comenzaron a enrojecer por culpa del frío, su nariz se sentía fría como la nieve al igual que sus manos. Por un momento pensó en la incoherencia de sus acciones, recordó la comodidad de su cama y en las horas de sueño que había desperdiciado "podía haber dormido una hora más por lo menos" murmuró entre dientes. Sin embargo, los detalles a su alrededor comenzaron a llamar su atención. Se encontraba en las mismas calles y avenidas que cruzaba diariamente, a pesar de eso, algo lucía diferente, un encanto particular embellecía su recorrido, tal vez se debía la tranquilidad que reinaba a la redonda, o tal vez, la naturaleza alegre de la joven mujer comenzaba a despertar junto con el nuevo día que le esperaba.
Al mismo tiempo, hace quinientos años, un hombre de cabellos largos y plateados descansaba a la orilla de un arrollo. Su semblante solemne y mirada fría contrastaban con la delicadeza de sus rasgos. Su belleza era el resultado de la lucha entre la exquisitez de su rostro y el aura de peligro que arrastraba su presencia. Sin embargo, la escena que lo envolvía, el constante sonido del agua, la frágil brisa sobre sus cabellos y el azul del cielo, lo hacía parecer en perfecta armonía, en paz. Una paz que no perduraría por mucho tiempo.
"Amo Sesshomaru" Chilló una voz rasposa "Encontré lo que me pidió" agregó.
A pesar de haber escuchado la voz de su sirviente permaneció con la mirada perdida en el paisaje frente a él. Mientras tanto, a lo lejos se acercaba un pequeño hombrecillo verde, no más alto que un niño y mucho más feo que cualquier infante. Sus pequeñas manos sostenían una caja envuelta en una tela con patrones coloridos, la cual resaltaba por el modesto ropaje que cubría el cuerpo de la criatura que la sostenía.
"Vámonos Jaken" Respondió Sesshomaru con molestia mientras se ponía de pie y se disponía a retirarse. A su vez, Jaken apresuró el paso para lograr alcanzar a su amo.
Habían transcurrido varios meses desde la ultima vez que cruzaron por aquellas tierras. Era costumbre de Sesshomaru visitar los alrededores de vez en cuando para confirmar la seguridad de su protegida, normalmente una visita cada par de meses era suficiente para calmar su preocupación. O tal vez, la seguridad de la joven se había vuelto en el mejor de los pretextos para garantizar sus reencuentros, que sin excepción alegraban el corazón de ambos, incluso el de Jaken, aunque este aparentara lo contrario.
Luego de unas horas de camino, lograron distinguir la aldea a la distancia. Jaken se detuvo unos momentos y limpió el sudor en su frente, se sintió aliviado por la cercanía de su destino ya que su carga parecía hacerse más pesada conforme pasaba el tiempo. Por su parte Sesshomaru continuaba avanzando sin darle importancia a la ausencia del pequeño demonio. Su mirada serena se perturbó al distinguir una figura conocida, un pequeño niño con cabello alborotado jugueteaba felizmente en los limites de la aldea.
Los ademanes y risas del infante resonaron en su cabeza, dándole motivos a su memoria para revivir la imagen de la dulce sonrisa de Rin. "Es tan fácil complacer a este humano" Llegó a pensar años atrás, cuando un mínimo gesto de interés era suficiente para alegar el corazón de la pequeña. Un destello de calidez invadió su cuerpo, ahora se encontraba reviviendo el primer encuentro con aquella niña sonriente de sus recuerdos.
La compasión que Rin sintió por él se convirtió en el primer gesto sincero que algún humano le hubiera ofrecido. Lo cual generó un interés genuino de su parte "¿Por qué un humano sentirá la necesidad de ayudarme?" Sesshomaru no pudo evitar sentirse conmovido en ese momento por la fragilidad e inocencia de la pequeña, pero sobre todo por la aparente falta de cuidados que reflejaba su apariencia... Sintió pena por un humano, tan solo por un instante sintió pena. La bondad de esa chiquilla era de lo mas extraño y provocaba las reacciones más extrañas en él.
"Oh, parece que el pequeño Haku vino a saludarlo! ¿Amo?" Preguntó Jaken un tanto agitado
Sesshomaru se sintió irritado al ser interrumpido tan abruptamente, sin embargo no dejó que su fastidio nublara la sensación de dicha que súbitamente había invadido su corazón cuando escuchó una voz familiar.
"Señor Jaken, señor Sesshomaru!" Gritó Rin salir de una de las chozas más cercanas al niño, quien lleno de confusión buscó con su mirada a los visitantes.
Rin corrió hacia los viajeros sin pensarlo. Hace varios meses que no había escuchado noticias sobre sus viejos amigos y estaba deseosa de verlos nuevamente, sin embargo, al estar a un par de metros de distancia de ellos se detuvo y los recibió con una sonrisa. Haku observó a Rin con curiosidad y en cuestión de segundos se encontraba siguiendo sus pasos con torpeza.
"El pequeño Haku ha crecido mucho" Mencionó Jaken "Me recuerda mucho a ti cuando recién te encontramos"
Sesshomaru permaneció en silencio
"Claro que no, Haku solo tiene cuatro años, es muy pequeño aún. Además todos dicen que se parece más a su padre que a mi…" Rin desvió su mirada hacia Sesshomaru esperando algún tipo de respuesta de su parte, su rostro se veía tan sereno como de costumbre, pero en esta ocasión algo parecía perturbarlo.
"Jaken, dale los presentes"
"Si, de inmediato" El demonio le entregó el paquete a Rin alegremente ya que al fin se había deshecho de su odiosa carga
Rin se sintió preocupada por Sesshomaru y comenzó a preguntarse internamente por la posible causa de su malestar. Sin embargo, una intensa sensación de nauseas la abrumó por completo. Sus rodillas comenzaron a flaquear y su mirada se tornó sombría. En ese instante las pupilas se Seshomaru se dilataron y observó con preocupación el rostro angustiado de la joven.
"Mamá, te sientes mal de nuevo?" Alcanzó a preguntar el pequeño Haku antes de que Rin se desplomara ante los ojos de su protector.
