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Y aquí estamos de nuevo pero aprovechando el hecho de que Dios me dio más vida pues hare lo que más me gusta; escribir. Espero les guste la historia. Como siempre será de mi pareja favorita de Naruto... NaruIno así que espero su apoyo.
Aviso que habrá lenguaje vulgar y escenas levemente fuertes así que espero no se molesten.
Sera un universo alterno.
Disclaimer:
Naruto no me pertenece.
Resumen:
¿Cómo es qué un ángel trabajaba en ese tipo de lugar? Seguía sin entenderlo sinceramente... - Ella no pertenece a nuestro mundo Naruto así que solo concentrate en tu prometida - le indico su mejor amigo con una ligera sonrisa, una sonrisa que detestaba en ese momento... ¿el amor de siempre o el amor de momento?... pasados que siempre deberieron quedarse ocultos... decisiones que marcan momentos... - Dejame repararte - le pido suplicante viendo como las lágrimas caían de sus hermosos ojos... - Cuando estoy contigo me rompo, no quiero sentirme así... sal de mí - la desesperación con la que se lo dijo logro romperlo a él en pequeñas partes
The Broken Angel
Preludio
Miro de nueva cuenta el catálogo de las variedades que le ofrecía aquel bar llamado "Exodus", miles de mujeres y hombres para comprar por una noche o por un tiempo indefinido, todos vestían diferentes atuendos, algunos iban desde épocas pasadas hasta apariciones místicas, veía a mujeres pasar con hombres en atuendos demasiado llamativos o diminutos mientras se deshacían en caricias y él seguía sin entender como es que estaba ahí, ya, ya recordaba, gracias a su querido amigo Shikamaru aunque Sasuke tampoco se quedaba atrás en eso de insistirle.
Tenía una prometida mucho menor que él, sin embargo, la apreciaba demasiado, le tenía un cariño infinito a Moegi que por la misma no debería de estar ahí pero lo estaba, estaba a punto de pedir a una chica de compañía, dio un suspiro continuando hojeando hasta que algo llamo su atención, una sección especial, ¿por qué especial?.
— Oh, ¿la sección especial?, es la mejor —le aconsejo su amigo castaño que llegaba con una copa entre los dedos y una sonrisa altiva mientras tomaba asiento a su lado, miro las imágenes que en esa sección se mostraba y se asombro al ver la belleza de las personas que estaban en la misma, sus dedos se detuvieron en una precisamente... una hermosa mujer rubia.
Estaba arrodillada en el suelo, parecía que lo miraba, su cabello rubio caía en ondas sobre su espalda, sus ojos azules destilaban pureza pero al mismo tiempo lujuria, sus manos estaban a cada lado de su cuerpo con grilletes que se perdían en los límites de la fotografía, usaba un vestido blanco que resalbata su piel y sus pechos, de su espalda salían dos alas negras que se alzaban como si fueran verdaderas, incluso podía jurar que las plumas de la misma eran verdaderas.
Uno de los tirantes del vestido caía por su hombro derecho dandole un toque seductor, temblo ligeramente mientras intentaba no perder la respiración — Oh, creo que ya encontraste a tu presa —le señalo Sasuke con una sonrisa irónica, siempre que hablaba de más era cuando ya estaba demasiado bebido, asintió colocandose de pie dispuesto a ir por la rubia que se llamaba; Angel.
Sus brazos dolían, sus caderas dolían por igual pero no podía quejarse, no podía hacer nada con esa vida, le había tocado vivirla y punto, noto que las piernas le temblaban y no era para menos si estar con Juugo siempre la dejaba molida, odiaba a ese hombre justo como odiaba a su padre, un suspiro salio de sus labios cuando su puerta fue tocada... otro cliente y realmente esperaba que no fuera Juugo.
— Adelante —la puerta se abrio dejando ver a Hinata, la niña a la que protegía siempre aunque no había logrado que solo fuera una simple mesera, en el fondo sabía que iba a terminar como lo que era ella: una chica de compañía... le sonrió con cálidez aunque la sonrisa era fingida, cada parte de su cuerpo dolía y cada pensamiento lograba hacerla sentir sucia.
— I-Ino-chan te llaman —asintió colocandose de pie luchando por no caerse, miro el atuendo de esa noche, le resultaba asqueroso mostrarse así ante los demás, no era una maldita cosa pero parecía que todo mundo la catalogaba como tal, antes de dar un paso más aparecio Suigetsu por la puerta con un traje de seda fina, seguro también satisfacería a una clienta.
— El jefe dice que vayas a la habitación especial, al parecer un hombre adinerado te alquilo —lo miro dando un suspiro, no le apetecía en lo absoluto tener que satisfacer a un viejito o algo así, la sola idea le daba asco, el peliazul la miro con una sonrisa condescendiente, se acerco a Hinata y le alboroto el cabello en un gesto de cariño infinito, era como su hermana menor y el ojilila era simplemente su mejor amigo, una muy buena persona.
— Si algo pasa no dudes en llamarme, cuídala por favor —le pidio a este que asintió de inmediato, tomo aire y comenzo a caminar hacía la puerta... una larga noche la esperaba.
Tomo asiento en la cama esperando a la que sería su compañía de esa noche, jamás se había arriesgado a pasar el límite de acostarse con una mujer de compañía puesto que de verdad amaba a Hanabi quien pronto sería una Uchiha, era mucho menor que él pero la estimaba, no la amaba pero si tenía un deseo enorme por poseerla, por cuidarla más que nada.
— Sasuke-san —ladeo la cabeza viendo a un mesero que le sonreía, seguro la mujer que había visto ya lo estaba esperando, se levanto aún con la copa entre sus dedos, el alcohol era su fuerte, podía beber demasiado pero nunca parecía ebrio del todo, odiaba eso pero siempre le había servido en diferentes ocasiones, comenzo a seguir al mesero que lo guiaría hacía las habitaciones especiales.
Finalmente llegaron hacía las habitaciones y este abrio una puerta, lo detuvo con la mano mientras le entregaba una propina, el tipo hizo una reverencia y se retiro, la mujer que había visto en la fotografía se hacía llamar Liar, su cabello pelizul estaba recogido en un moño dejando varios mechones caer por su rostro, usaba un kimono que resbalaba por su hombro derecho de color rojo que contrastaba contra su piel de porcelana.
De su espalda nacían dos alas blancas que se alzaban dandole un aspecto más que encantador, sus ojos estaban cerrados mientras que sus manos estaban unidas en su regazo atadas con unas cadenas que rodeaban su cintura, abrio la puerta y entonces jadeo al ver a aquella princesa recostada en su cama siendo camuflajeada por rosas rojas... la perfección hecha humana.
Estaba nerviosa, eso no podía estar pasandole, hace tan solo una semana había tenido un cliente que la había lastimado demasiado mientras la poseía, al mismo se le había prohibido la entrada pero por igual el daño ya estaba hecho, la había amordazado de una manera más que horrible además de golpearla, sentía aún sus huesos adoloridos pero eso no le importaba al jefe y es por eso que en ese momento tenía un nuevo cliente.
Quería estar entre los brazos de Ino o de Suigetsu, aquellas dos personas que la protegían demasiado, sintio una sútil caricia y apreto los ojos, el jefe le había dicho que si no satisfacía a esa persona tendría serios problemas así que comenzo a relajarse aunque eso siempre era imposible, no podía pensar en su familia porque no la tenía, desde los dos años había estado en un orfanato, a los 13 años Suigetsu "la compro" por obligación a la encargada del orfanato.
Desde ese momento conocio lo que era el infierno en vida, cuando conocio a la rubia esta contaba con 15 años y la protegio como a una hermana, con uñas y dientes durante años aunque ambas sabían que terminaría de igual manera, las dos lo sabían.
— Abre los ojos —un susurro se estrello contra sus labios... era momento de soportar lo que venía como siempre, la recibio la frialdad de unos azabache que la estremecieron de pies a cabeza... eso no estaba bien.
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Espero realmente me apoyen en este nuevo proyecto.
Gracias por leer.
