Stand by me.


—Te marchas.

Luce dio un respingo ante la voz masculina. La piel se le erizó y detuvo sus movimientos cuando notó que una mano se aferraba a su antebrazo, reteniéndola. Con una suave sonrisa se giró hacia el hombre que descansaba a su lado, aún con los ojos cerrados y sus sentidos alertas a su entorno.

Reborn abrió uno de sus ojos y la observó. Su mirada ónix la detalló de pies a cabeza, o mejor dicho, lo único que le permitía diferencia su cuerpo de la oscuridad. Luce se soltó de su agarre dulcemente y se puso de pie. Caminó hacia el gigantesco ventanal y corrió las cortinas de terciopelo con un seco movimiento. La luz de luna llena que ingresó por la abertura le delineó la silueta semidesnuda y su piel cremosa; se giró de una manera tan sensual que Reborn pensó que le era un pecado que llevase una sonrisa tan inocente y dulce en sus labios.

—Se ha hecho tarde —mencionó con un tono suave. Se paseó por la habitación recogiendo el resto de las prendas, que fueron testigos de la noche anterior, y comenzó a vestirse con lentitud.

Reborn se mantenía estoico en la cama, sin haber movido un solo músculo de su cuerpo. No obstante, su mirada se había intensificado y de a poco se iba incorporando hasta apoyar su espalda plenamente contra el espaldar de la cama matrimonial.

—No te vayas —su voz resonó con un eco. Luce se detuvo y lo miró por unos segundos, buscando en su rostro alguna señal de que aquello era cierto. Él nunca le pedía nada. Y esto la había tomado por sorpresa.

— ¿Qué?

—Quédate hasta el amanecer, aquí —palmeó el lugar vacío a su lado, sitio que había ocupado la mujer minutos antes.

Luce negó ligeramente con su cabeza y una sonrisa volvió a aparecer en sus finos labios.

—Me están esperando en casa —comentó, mientras acababa de colocarse la falda. Reborn la miró fijamente por unos segundos más, hasta que ensombreció su mirada bajo el sombrero de ala negro. Luce no supo decir cuándo él había vuelto a colocárselo en su cabeza.

—Lo sé, no me importa —ella hubiera jurado que aquella frase se oyó casi como un gruñido que ,sin embargo, se le hacía tan placentero al oído.

Ese tono y esa simple frase le pareció tan a él. Tan oscura, tan demandante y tan…Reborn. Y eso la tenía sorprendida, pues él nunca le había pedido algo de ese estilo. Siempre se despedían y no volvían a verse hasta la próxima luna llena. Era algo que mantenían oculto por diversas razones que en momentos como ese ninguno quería recordar hasta la mañana siguiente.

—Está bien —aceptó sin darse cuenta. Caminó a un lado de la cama y se tendió junto a él, apoyando su mejilla sobre la almohada y mirándolo fijamente, sin que él le devolviera la mirada. De alguna forma, estaba feliz y ella pudo notar el placer en su rostro al notar que la tensión de su quijada había desaparecido. Luce sonrió y entornó los ojos hacia Reborn.

—… ¿ya te he dicho que me encantan tus patillas?


Traducción del título: 'Quédate conmigo'. Famosa canción de John Lennon y de Oasis.

¿Qué les pareció? En mi opinión, que prefirero el Bianchi/Reborn, no es lo que más me gusta, pero de alguna forma yo lo escribí y lo amo. Para mi Luce fue como la luz de Reborn, irónicamente y aunque lo shipee con Bianchi, no puedo evitar caer ante los encantos dulzones de Luce. ¡Esa mujer me flipó! A quien no le guste, pues, lo siento, yo puedo decir que realmente lo amé, aún con sus errores y ooc.

¡Nos vemos!