¡Holaaaaaaaaaa! n_n a todos… este es mi primer fic, sobre esta pareja, por favor sean pacientes conmigo…

Capítulo I

El comienzo

La imponente mansión vestida con elegancia y riquezas dignas de un rey, un hecho que marcaria la familia poseedora de ese castillo imperial estaba a punto de dar comienzo.

Un grito desgarrador se escucho por todo el piso superior, resonando en cada pasillo y estancia de aquel lugar majestuoso.

Los cuadros se movían con expectación y los sirvientes esperaban ansiosos oír el grito de su nuevo amo.

Dentro de aquella habitación una mujer rubia sudorosa con sus hermosos cabellos pegados a su rostro, sus ojos se mostraban llorosos y su rostro detonaban constante muecas de dolor.

La mujer de ojos azules como el cielo, miraba suplicante al mendimago para que le diera una poción que calmara su dolor.

Pero este ignoraba dicha suplica.

Y solo se dedicaba a darles órdenes a las enfermeras a su disposición.

Narcisa grito nuevamente y los bellos de la espalda de lucios Marfoy que esperaba fuera de la habitación pegado a la puerta como una estatua se pusieron por milésima vez de punta. A su lado Severus su mejor amigo desde "bueno ya ni se acordaba desde cuando eran amigos" lo importante era que el profesor de pociones estaba a su lado en aquel día tan importante.

Ya eran las cinco de la tarde, y aun era invierno, la nieve cubría sus jardines con un manto blanco puro. Las escarchas de nieve brillaban con la luz de sol.

Un grito desgarrador de Narcisa seguido del llanto de un bebe retumbo por aquel armonioso lugar. Las palomas alzaron el vuelo huyendo despavoridas en busca de refugio.

Narcisa sonrió al ver al pequeño niño que era sujetado por el mendimago, algo sudoroso. Después de todo un día con dolores de parto Narcisa al fin veía la luz después de aquel doloroso día.

-¡Felicidades!, ¡es un hermoso varón!. -Sonrió una de las enfermeras mientras que el mendimago cortaba el cordón umbilical. Pero con lo que no contaba los presentes de aquella habitación fue con el segundo grito de Narcisa que se agarro con fuerza a la cama aquedando la espalda.

El mendimago cortó rápidamente el condón umbilical del niño dándoselo a la enfermera más cercana para así poder atender a Narcisa y ver que ocasionaba el dolor.

Una nueva contracción se izo presente y la cabeza de un bebe se asomo rápidamente, para después salir completamente. El bebe cayó sobre las mantas ensangrentadas de la cama, el mendimango se apresuro a ver el bebe inmóvil. Lo tomo con cuidado. Parecía no tener vida, estaba muy quieto, lo tomo por los pies y lo puso de cabeza y le dio una pequeña nalgada, y así reacciono el pequeño dejando salir de su garganta un sonoro gritito seguido de un llanto muy bajito.

-¡¿Ten... Tengo dos bebes?. – susurro Narcisa sorprendida, mientras una enfermera envolvía al beber entre unas mantas azules.

-¡Felicidades señora Marfoy!, ha tenido dos hermosos bebes. – la felicito el mendimago mientras terminaba de curar a la nueva madre. Narcisa asintió con la cabeza algo temblorosa, mostrando una mueca de dolor.

-Quiero verlos. – pidió en un susurro mirando a las enfermeras que limpiaban a sus bebes con toallas limpias. Una de las enfermera se acerco con unos de los pequeños bebes envuelto en una manta azul ya limpios de cualquier rastro de sangre o liquido.

-Por favor téngalo con cuidado. – pidio la enfermera dándole el bebe a la recién madre, que aun respiraba con algo de dificulta.

-Dejen pasar al padre. – ordeno el mendimago terminado de curar a la madre y cubriendo sus partes intimas con unas sabanas blancas.

A los pocos minutos entro con su porte imponente y aristocrático el patriarca de los Marfoy

-Felicidades señor Marfoy por sus dos hijos. – le dio la bienvenida el doctor mientras terminaba de revisar al más pequeño y el ultimo de nacer. Sonriendo felizmente de haber ganado puntos con aquella familia tan importante y influyente como los Marfoy.

-¡¿Hijos?. – la expresión de Lucio era de desconcierto, luego sorpresa, para luego pasar a una de total calma, escondiendo la felicidad que envergaba su corazón en ese momento. Camino asía la cama donde una sonriente y agotada Narcisa con lágrimas de felicidad en los ojos lo esperaba con ambos bebes en los brazos.

-Si su esposa nos ha sorprendido con dos hermosos pequeños. – sonrió una de las enfermeras cerca de Narcisa, respondiendo a la pregunta de Lucio el cual la ignoro completamente. En ese momento de felicidad lo importante era su familia, su esposa y sus hijos, no una enfermera coqueta.

-Dígame ¿cual nació primero?. – quiso saber ya al lado de la cama de Narcisa que veía a los pequeños susurrando al oído de cada pequeño. Aunque la pregunta de lucios fue algo seca y carente de sentimiento, era necesario y fundamentar para el futuro heredero de la dinastía Marfoy saber quién era el mayor de los pequeños, ya que ese seria quien llevaría la responsabilidad y el peso de su apellido sobre sus hombros para siempre.

-El niño. -Contexto el mendimago con frialdad en cada silaba. Su trabajo ya estaba hecho y ya era la hora de recibir su paga, y eso era lo más importante, a demás del prestigio que tendría por haber atendido el parto de los primeros hijos de tan importante familia mágica.

-¿Y los dos son niños?. – pregunto de nuevo manteniendo su semblante frio y distante, como si no le importara mas nada que no fuera quien sería el próximo heredero de la milenaria familia.

-No, es una niña y un niño. – suspiro el mendimago, terminando todo su trabajo por completo, dejando un pergamino con las pociones y recomendaciones para la madre y sus hijos en caso de emergencia y por supuesto los honorarios por su trabajo en un escritorio cercano a un amplio ventanal de la habitación maternal de los Marfoy´s..

-Y bien ¿qué nombre le darán a los pequeños?, ¿ya pensaron en él?. –pregunto Severus adentrándose en la habitación mirando a los nuevos padres, uno al lado del otro, aunque lucios no mostraba más que un serio y frio semblante este sabia que contenía las ganas de reír como idiota de dicha y felicidad.

-Sí, el pequeño se llamara Draco Lucio Marfoy. -Sonrió ampliamente Narcisa al darle el nombre a su primogénito. Un pequeño niño con mejillas sonrosadas y una pequeña pelusita blanquecina en su cabecita, que daba el indicio que sería rubio como ambos padres.

- Y la pequeña Hermione Luciana Marfoy… - hablo serio Lucio mirando con un brillo a la pequeña niña, que se mantenía dormida en los brazos de su madre, con sus mejillas algo pálidas, algo mas flaca que Draco, con abundante cabellos rorados. Como los rayos del sol que comenzaban a morir ante la presencia del crepúsculo que le daba la bienvenida a la luna plateada.

Y así aquellos primeros días de febrero cuando la nieve empezaba a desaparecer, nacieron los gemelos Marfoy, en su castillo medieval de amplias y trabajada arquitectura gótica, con pasillos oscuros y desolados, de amplias habitación y enormes cuadros de familiares y conocidos famosos y renombrados, de amplia biblioteca y salas. De esculturas trabajadas por grandes y famosos escultores, de reliquias invaluables y belleza embelesadora, de amplios jardines hermosos y coloridos e inmensas colinas y valles.

La riqueza que poseía dicha familia era simplemente imaginable, no por nada eran los más ricos de toda gran Bretaña y gran parte de América.

Los días pasaron rápidamente y las semanas se trasformaron en meses y los meses en años. Y los niños crecieron y desarrollaron altitudes y habilidades diferentes.

Su crianza incluso lo fue.

Y esa diferencia será lo que marque el destino de aquella familia… para siempre.

Una pequeña niña con risos dorados y ojos del mismo color, devoraba un libro con gran emoción, cada palabra la asía sentir dichosa de poder leer aquel maravilloso libro que leía por sexta vez desde que había aprendido a leer, y de eso asía ya mucho tiempo, desde que tenía 5 años, aprendió a leer primero que su hermano y fue precisamente en ese libro que logro leer sola su primera palabra, cada página la maravillaba como si fuera la primera vez que la leía, suspiro cuando las risas infantiles llegaron a sus oídos. La pequeña vio por la ventana de su habitación el resplandeciente sol. Si se concentraba podía oír los pájaros cantando bañándose en las numerosas fuentes de los jardines, tambien podía oír los susurros del viento entre los pinos y robles. Oh y lo más importante podía oler el pasto recién cortado, y la tierra mojada a causa del riego de los rosales de su madre.

La pequeña dejo su libro a un lado, serró sus ojos un poco agotada y se recostó de sus almohadas que habían sido arregladas por su única amiga. "su elfo domestico", las risas resonaron nuevamente como un constante eco en su cabeza, apretó sus puños y sus ojos, tratando de dejar oír aquellas voces que atormentaban a su solitario corazón.

Sin ser consiente una lagrima solitaria recorrió su pálida mejilla.

-La señorita Hermione esta triste. – susurro su elfa con ojos cristalinos, viendo los ojos de su ama entristecido.

La pequeña niña tendió su mano para acariciar el rostro de su elfa que levanto sus orejas puntiagudas moviéndolas como un gatico asustado.

-Liria… querida Liria, que aria yo si no te tuviera a mi lado… seguramente moriría de tristeza. –susurro manteniendo una sonrisa que se asemejaba a mas a una mueca.

-El ama se siente muy sola. –la elfa cerró los ojos sintiendo agradecida por el cariño que le ofrecía su ama. Desde que Hermione tenía 3 años Liria se había hecho cargo de ella, en todo el sentido de la palabra. La elfa se encargaba de sus comidas, de sus medicinas, de sus baños y de cambiarla de ropa, tambien de traer y llevar sus libros, de cantarle canciones de cuna y calmar sus pesadillas. Velar en algunas ocasiones sus sueños cuando enfermaba que era muy a menudo. Cuando cumplió los 5 años su padre se regalo y desde hacía ya tres años ya liria era libre, y muestra de ello era su forma de vestir. La elfa usaba medias coloridas y vestidos en formas de batas. Hermione siempre se encargaba de regalarle muchas telas y encajes de diferentes colores para que la elfa confeccionara su propia ropa. No había duda que para la peli dorado su elfa no era simplemente una esclava, al contrario para ella Liria era como la madre que siempre deseo. Lástima que fuera un elfo y no pudiera hacerse cargo de ella y sacarla de aquella habitación.

-Desafortunadamente, desde que nací poseo un cuerpo demasiado débil y enfermizo, y como sabes a mi padre no le gusta que haga esfuerzos innecesarios pequeña. – sonrió con tristeza. - por ello me han confirmado a esta habitación en el olvido. – susurro las últimas palabras con algo de amargura.

-El ama se equivoca, su padres y hermano la aman mucho se preocupan por usted. – trata de consolarla la elfa. Para Liria Hermione, era un rayito de luz que la había sacado de la esclavitud. La pequeña niña con un corazón puro, que siendo una pequeña de 8 años había comprendido que los seres mágicos no debían ser esclavos de los magos y como todo ser viviente con inteligencia, tenían derechos y privilegios al igual que lo magos, aun Liria recordaba aquel día que Hermione le había dado su primera prenda y con ella su ansiada libertad. Pero para ella no era un secreto que su señorita sufría y que el abandono de su familia le dolía y dañaba su corazón. Aunque ella estaba equivocada. La familia nunca la había abandonado y de eso tardaría mucho en darse cuenta. Quizás para entonces ya no quede ningún lazo entre ellos.

-No digas tonterías Liria, mis padres no me aman, siempre han preferido a Draco… Draco el posee todo lo que yo anhelo con el corazón. El tiene amigos, conoce el exterior, ha ido más allá de los muros de esta mansión. Sea maravillado con el mundo mágico, mientras que yo tengo que conformarme con imaginarlos, con ver ilustraciones planas y bacías. – apretó con fuerza sus puños mientras alzaba la voz llena de frustraciones y deseos de ser libre de aquella cama.

-¡Señorita!. – susurro sorprendía la elfa, por la explosión de sentimiento de su ama.

-Ve por la ventana y dime qué vez. –le ordeno con voz fuerte y llena de amargura. – ¿sabes lo que hay allí afuera?. – la elfa la vio algo confundida, sin saber que era lo que precisamente tendría que mirar.

-Hay muchas cosas ama Hermione. – contesto con algo de temor a sus gritos y a esos ojos que se volvían fríos y vacios como lo de su padre y eso era algo que la elfa temía muchísimo.

-Si hay muchas cosas, pero sobre todo hay libertad. En ocasiones deseo ser un ave y volar libre sobre los jardines, las praderas y el bosque… pero eso son sueños. - sonrió con amargura mientras sus ojos se volvían cristalinos. -… meras ilusiones que me lastiman, porque yo solo puedo ser un pajarillo encerrado en una jaula de oro, un pajarillo que la vida y el destino le corto sus alas en el momento que abrió sus ojos…¡Merlín! Ayúdame a sobrevivir… Necesito aire puro, necesito tocar el pasto verde, oler las flores y rosas del jardín de mi madre. Quisiera sentarme bajo la sombra del un sauce… hay tanto que deseo hacer, y no puedo… no puedo salir de esta habitación porque mi cuerpo débil lo impide. Soy tan patética, ni siquiera poseo el porte de un Malfoy y por ello padre y madre se avergüenzan de mí. Por la sangre de Merlín… yo… yo no merezco vivir una vida así.

-¿Que está diciendo señorita?. – pregunto alarmada Liria mientras sostenía la mano de su ama.

-Estoy diciendo que odio mi vida, que odio todo lo que me rodea, todo este lujo, todo… ¿y todo esto para qué?, - Liria se mantuvo en silencio. - contéstame ¿para qué?… si todo esto no vale nada si no lo puedo disfrutar, si no me puedo maravillar con ello. Yo estoy cansada. – termino en un susurro, se sentía un poco mejor por desahogar sus frustraciones y temeros.

Se recostó de sus almohadas que la dejaba en una posición muy cómoda.

-¿Quiere que le arregle las almohadas?. – pregunto la elfa con ojos brillantes y un poco entristecidos por no poder hacer algo para alegrar a su ama. Quizás si ella le llevara un libro nuevo su ama sonreiría un poco y sus ojos se llenarían de alegría.

-Yo solo deseo que me saques de aquí. – susurro mientras miraba por el ventanal.

-Yo lo siento, pero el amo Lucio ordeno que no debía salir de esta habitación. – dijo un poco apenada por no poder cumplir su deseo.

-Mi padre, el responsable de este encierro, el que no se ha dignado a visitarme en días. ¿Qué derecho tiene en exigirme algo?. – se pregunto indignada y dolida.

-El amo ha estado muy ocupado. – lo trato de justificar sin mucho excito,

-Por favor no lo hagas Liria. No justifiques su ausencia, cuando yo sé realmente a que se debe. El al igual que madre no desean ver a una Malfoy en tales condiciones y tan débil. Pero yo juro por todo lo sagrado que tubo Merlín que me levantare de esta cama, seré la más poderosa bruja que alguna vez haiga existido en la dinastía Malfoy, no me dejare vencer por mi cuerpo, no me dejare amedrantar por aquellos que no me valoren, utilizare mi don y sacare todo el provecho de mi mente privilegiada, no habrá bruja ni mango en todos los siglos pasados ni venideros que superen mi magia y mi inteligencia. Seré superior a todo, y todos tendrá que verme y reconocerme como un ser humano y no como un despojo de la vida, mis padres no tendrán que avergonzarse nunca más de mi. Eso lo juro Liria y tú en este momento eres testigo de mi juramento. – sin saber que ese momento sus firmes palabras se convertiría en la fuerza para seguir por un camino lleno de piedras y escombros que no le darán paso fácilmente. Primero tendría que caer muchas beses y sus rodillas, codos, manos y pies sangrarían hasta llegar a su objetivo. Sus ambiciones serian todo y a la vez nada cuando el momento de cumplirse llegara.

-Señorita.- la elfa asintió ante sus palabras. Ella sería su textico en aquel juramente y tambien lo seria durante todo el camino para cumplir aquel deseo que ardía como el sol en su corazón.

-Ahora llévame al jardín. A orillas del bosque. – pidió mientras alcanzaba una carpeta de cuero de dragón negra con detalles en oro.

-Pero Liria no puedo desobedecer el amo Lucios. – argumento la elfa al no sucumbir ante los deseos de su señorita.

-Pero tú me perteneces Liria, yo soy tu ama y tu deber es obedecer cada uno de mis mandatos. Ahora llévame lejos de este escándalo y esas risas de llenas. – pidió y aunque aquellas duras palabras sonaron como una digna Malfoy, en el fondo Hermione sabía que ella no tenía derecho a ordenarle de aquella forma a Liria, pero esa era un parte de su trato. Era cierto que Liria era libre y que ella la había liberado, pero tambien era cierto que ella le pagaba por sus servicios y aunque la forma de ordenarle que la obedeciera no fue la más apropiada, ella sabía que liria no se había ofendido con aquellas palabras, de hecho era todo lo contraria, liria se sentía feliz que Hermione la reclamara como de su propiedad.

-Si la ama Hermione manda a Liria, Liria obedece. – liria izo un reverencia no muy exagerada y con un simple plick, abandono llevándose consigo a Hermione.

En un amplio despacho una aristocrática mujer de rubia cabellera y túnica envidiable y una belleza que era confundida fácilmente con la de una veela, sentando como una reina en su trono estaba Narcisa Malfoy esperando a su marido que en ese momento arribaba a la mansión después de una semana de ausencia.

Unas llamas verdes estallaron en la chimenea dándole paso a un hombre alto y de porte orgullosos, con pasos seguros camino asía donde su esposa que se mantenía en su misma posición expectante e inmóvil. Lucios se paro frente a su esposa, su cabello rubio estaba peinado ordenadamente asía atrás cayendo como velo hasta mas debajo de sus hombros cuadrados. Su bastón estaba siendo sostenido con firmeza con su mano izquierda.

-Bienvenido a casa lucio. – logro decir Narcisa poniéndose de pie algo temblorosa, dándole un beso en los labios de su marido que solo respondió aquel rose, para luego caminar asía su escritorio.

-¿Que ha ocurrido? ¿La has visto?, ¿te lo ha dado?. – Narcisa parecía algo desesperada por recibir alguna respuesta de su esposo.

-Con calma querida. – Suspiro cansado por el lago viaje en busca de aquella ermitaña mujer.- si la he encontrado y me ha dado una solución más no una cura. – lucio miro a su esposa como las lagrimas caían sobre sus mejillas pálidas.

Narcisa se abrazo así misma temblando. Se sentía dolida, frustrada, sin esperanza, su pequeña hija seguiría sufriendo aquella extraña enfermedad.

-Entonces de nada ha balido tantos años en busca de aquella mujer. – nadie podía conocer el verdadero nombre de aquella ermitaña porque simplemente ella solo ignoraba aquellos que lo preguntaban, y por ello solo se le conocía con el nombre de ermitaña oscura. La ermitaña que le había dado esperanzas y que ahora se las rebataba. – ¿entonces qué aremos lucios?

-Ella me ha pedido verla, y e accedido…

-¿Hay algo mas no es cierto?.

-Si ella quiere educarla.

-¿Pero porque?, ella no puede salir de la mansión, es muy débil y frágil, podría enfermar a un mas. Y entonces no podría… ella no podría. – un sollozo se apodero de su garganta y sus ojos se volvieron cristalinos.

-Tranquila, recuerda que ella es una mujer muy sabia, conoce más que nosotros de magia y pociones. – para el algo muy duro, tambien pero en ese momento el solo pensaba en las posibilidades que tenia a la mano y no pensaba desperdiciar alguna posibilidad de salvación o de curación.

-Pero no comprendo porque quiere que sacarla de la mansión.

-Quiere que Hermione sea su pupila, quiere enseñarle, al parecer está en sus últimos años y quiere dejar un legado. Comprende Narcisa, nuestra hija heredara la sabiduría de la anciana.

- ¿Y si esa mujer está enferma?, entonces podría contagiar a mi pequeña. Por favor lucios ella está más segura aquí. – Narcisa se levanto de la silla con pasos temblorosos y puso sus manos sobre el escritorio de roble pulido.

-Narcisa seamos sinceros, sé que no has pisado su habitación en días, que no dejas que Draco se le acerque mucho. ¿Dime cual será la diferencia que ella esté lejos y que la anciana pueda estudiar su caso más a fondo?... quizás la ermitaña encuentre la cura que con tanto desespero hemos estado buscando durante años.

-Tú conoces los motivos por los cuales no voy con frecuencias a su habitación. Y tambien sabes que aunque no este físicamente a su lado velo sus sueños y me preocupo por ella como una madre devota a sus hijos. Y que aunque no la vea se que está allí protegida y bajo mi protección. – dijo algo dolida por las palabras de su esposo.

- ¿Y lo de Draco?. – lucio levanto una ceja, el conocía el amor de su esposa por su hija, pero el problema era que no se lo demostraba, y eso le dolía a su pequeña, el concia del dolor de estar solo encerrado en una habitación sin amigos y sin nadie con quien hablar que no fuera un elfo domestico. Lo mismo habían hecho con él, y lo mismo estaba el haciendo con su hija y se odiaba por ello.

-Draco es un niño con muchas energía, en ocasiones temo que agite mucho a Hermione o que la contagié del algún extraño virus al que él sea inmune. – argumento Narcisa con firmeza.

-Draco es un niño sano, casi nunca enferma. El no es igual de delicado que Hermione. Aunque su cuerpo sea frágil su inteligencia es fascínate, temeraria e inigualable para un niño de su edad. Si tan salo contara con la fuerza física y la resistencia a las enfermedades seria alguien de temer en el futuro. – la verdad era que Lucios no estaba errado en sus pensamientos.

Narcisa callo por unos minutos, ella pensaba igual que su esposo, su pequeña era una niña muy inteligente, quizás mas inteligente que un niño de su edad, cuando hablaba con ella quedaba sorprendida con la madures con aceptaba las cosas o ponían sus quejas o desacuerdos. Ella era una niña con una madurez que en ocasiones la asía sentir una ignorante y poca culta.

-¿Porque hay tanto escándalo Narcisa?. – pregunto después de unos minutos lucios después de oír en varias ocasiones los gritos de algunos niños.

-A se me olvidaba querido, Draco ha recibido la carta de Hogwarts hace ya una semana y mismo día que te marchaste, y mañana partirá a la estación nueve tres cuarto.

-Comprendo. ¿Y como se lo ha tomado Hermione?. – quiso saber. Él sabía que su pequeña anhelaba ir a la escuela de magia y hechicería mas privilegiada de toda Gran Bretaña, Hogwarts.

-Ella no lo sabe aun, sabes que su sueño es asistir a la escuela de magia y hechicería, pero sabemos que en sus condiciones actuales es imposible. Por ello le pedí a Draco que callara. –susurro Narcisa suspirando y tratando de limpiar su rostro de todo rastro de lagrimas.

-¿Pero crees que con este escándalo no se entere?. – pregunto con ironía. Algo molesto por aquel escándalo, que de seguro estaba atormentando a su pequeña.

-La única forma de saberlo es yendo a su habitación. –sugirió Narcisa.

….

En los jardines principales cerca del bosque que estaba al lado norte de la mansión, Draco jugaba y se divertía con sus amigos.

Era un día maravilloso, soleado después de varios días nublados y lluviosos.

Todos vivían y reían, criticaban a los más desafortunados o las estupideces cometidas por cualquiera de ellos. Claro a excepción de Draco, al cual mantenían en un pedestal.

Bajo un frondoso sauce con su troncó algo retorcida y sus ramas muy dispersas dejando colar algunos rayos cálidos de sol, se encontraba sentada Hermione con un su libreta de cuero de dragón de un color negro con acabados de oro sobre sus piernas.

De la carpeta extrajo un lienzo de un blanco inmaculado. Lo coloco sobre la carpeta para afincar.

Cerca de ella gracias a la magia de su elfa, aparecieron muchos colores y carboncillos para comenzar a trazar las líneas que se convertirían en un hermoso dibujo u obra de arte.

Cerca de aquel árbol, un niño paseaba sumergido en un libro de aventura, héroes, caballeros, dragones y magia. Sus pies lo llevaban lejos de aquel caos que se había convertido la fiesta de Draco Malfoy. Hasta aquella niña que se convertiría en la princesa de aquel mundo que creaba su imaginación.

Allí frente a él estaba una pequeña trazando líneas en su lienzo. Nott se quedo paralizado, embelesado, su corazón comenzó una loca carrera y su cuerpo se estremeció. Con algo de torpeza se acerco lentamente asía la pequeña.

Hermione sumergida en aquel jardín, tratando de captar toda belleza, de las flores, mariposas y hadas, que mostraban sus mejores vestidos en aquel día, tratando de estar los mas quietas posibles para la niña, que ignoraron aquel pequeño de ojos verdes y cabello negro que se acercaba como un cazador acorralando su presa, o como un marino atraído por la voz melódica de una sirena.

Y sin poder evitarlo abrió su boca sacando a la pequeña de aquel cuadro que deseaba pintar con tanto anhelo.

-¿Quién eres? – pregunto el pequeño moreno, atrayendo la atención inmediata de Hermione y a su elfa que apareció en ese instante con mirada amenazadora, como si él fuera una amenaza.

-¿La pregunta es quién es usted?. – Hermione recupero pronto la compostura mostrando la frialdad característica de su familia y ese porte amenazador que tanto usaba su padre para intimidarla.

-Perdone, que la interrumpa en su labor mi bella dama. – el niño izo una reverencia igual a la de un caballero de cuentos de hadas. – mi nombre es Teorode Nott, amigo de Draco Malfoy y invitado de la fiesta.

-Un placer conocerlo señor Nott, ahora si es tan amable de decirme que hace tan alejado de dicho festejo, y que lo ha empujado a interrumpir mi labor. – pidió con educación Hermione algo emocionada, era el primer niño con quien hablaba aparte de su hermano.

Nott, estaba alucinando, la voz de la niña para él era como campañillas de viento, sus labios se movían con suavidad y sus cabellos dorados eran movidos por la suave brisa, sus ojos dorados destellaban con luz propia y los pétalos danzante del jardín lograron hacer el cuadro perfecto de amor.

-Es un cuadro perfecto, -susurro al ver todos los elementos en aquel momento, incluso podía oír los pájaros cantando a su alrededor.

-¿Que ha dicho?. – pregunto Hermione un poco confundida por aquel comentario.

-He dicho que es un cuadro perfecto el que está realizando señorita… disculpe cual es su nombre. – se vio obligado a preguntar, quería oír su nombre para converse que no estaba alucinando con aquel ángel frente a él.

-Oh, perdone mis modales, mi nombre es Hermione… solo Hermione. – sonrió amablemente asiendo una breve inclinación con su cabeza.

-Bueno señorita solo Hermione, estoy un poco sorprendió por su talento, y temo que la estoy distrayendo y sus modelos no se encuentran muy contestas. – dijo refiriéndose a las hadas que se mostraban un poco indignadas.

-No se preocupe, señor Nott, si guasta puede sentarse a mi lado. – le ofreció con su mano un lado bajo el sauce.

-¿No le molesta?. – pregunto por cortesía, mostrándose algo tímido.

-Al contrario me alegra poder hablar con alguien de mi edad que no sea mi hermano. –Hermione volvió a sonreír, mirando como el pequeño se volvía sonrojar.

-¿El ama está segura?. –pregunto la elfa algo recelosa, mirando a Nott ya sentado al lado de Hermione serrando el libro que traía en la mano con algo de delicadeza.

-Si liria, tranquila. – Hermione vio la inteligencia en aquellos ojos verdes y la madures que mostraba aquel niño que estaba segura escondía muchos secretos a su corta edad. Pero lo que le dio la confianza para invitarlo a sentarse a su lado fue aquel libro que traía en sus manos, el modo de sostenerlo, el modo de cerrarlo y el modo con que lo había visto. No había duda que Nott era un amante de la lectura y eso era algo que ella no podía ignorar.

-¿Tienes tu propio elfo?. –pregunto con algo de recelo y a la vez fascinado.

-Sí, ¿acaso usted no posee uno?. – pregunto algo dudoso, ella no sabía a qué edad se le daba un elfo domestico a un niño para que este se hiciera cargo de sus necesidades.

-Aun no, mis padres me han dicho que tener un elfo es de gran responsabilidad y sobre todo debo poseer madurez. – resoplo algo molesto arregostándose del tronco del sauce, mirando el paisaje armonioso que Hermione trataba de plasmar en aquel lienzo.

-Estoy de acuerdo con sus padres. – opino Hermione cambiando de color y seguir con su labor.

-¿Y desde cuando usted posee un elfo?. – quiso saber algo intrigado, no todo los días podía se podía ver a un niño con su propio elfo, el ministerio no lo permitía. Pero había que reconocer que existían las acepciones y allí frente a él, estaban una de ellas. Quienes serian los padres de aquella niña para que se permitiera tal privilegio que a él, incluso hasta hace días atrás se le había negado a mismísimo Draco Malfoy.

-Mi padre me dio a Liria desde los 5 años. – dijo sin suavemente Hermione, sin ver la reacción de sorpresa que se adueñaba del rostro de Nott ante lo revelado.

-Vaya, y supongo que no has hecho ninguna travesura usando su magia. – quiso saber algo interesado, pero en el mismo momento que izo el comentario se arrepintió al ver como Hermione dejaba de trazar líneas con el color en turno para mirarlo a los ojos con un deje de indignación.

-Liria es mi amiga, jamás le pediría que hiciera tal cosa. Seria inmaduro de mi parte. – hablo con firmeza mirándolo a los ojos como su madre tendía hacerlo cuando hacia algo inapropiado.

-Si tiene razón, para ser alguien de mi edad, ¿por qué debes tener 11 años verdad?...

-Así es.- contesto la pregunta para volver a su trabajo que se estaba atrasando mas de la cuenta.

-Como decía, para ser alguien de mi edad, eres muy madura y estoy seguro que debe de ser tambien muy inteligente. -

-No se equivoca señor Nott. – confirmo con un tono de arrogancia que le izo recodar al pequeño moreno a Draco.

-Y tambien una persona muy hermosa. –Hermione dejo de trazar líneas, y levanto su rostro algo sonrojado para ver al joven a los ojos.

Nott tambien estaba sonrojado, ante su comentario algo imprudente pero halagador de eso estaba seguro.

-Muchas gracias, usted tambien es un niño muy simpático. – Hermione bajo la cabeza algo avergonzada, nunca nadie le había hecho tal comentario que no fuera un miembro de su adinerada familia.

-Solo eso. – quiso seguir avergonzándola sonriendo ampliamente.

-Por favor no presione. – Hermione desvió la vista mientras sus manos temblaban el nerviosismo se apoderaba de su cuerpo.

Lejos de allí una niña de cabellos negros como la noche y ojos azules profundo veía aquel que seguía sonriendo con aquella extraña que no conocía, pero que por su vestido de telas y encajes tan finas o quizás más finas que las que ella usaba en ese momento podría decir o mejor dicho asegurar que pertenecía a su misma clase social. Pero la pregunta era ¿a cuál de las familias pertenecía?. Ella conocía a todos los hijos de las familias más importante, aunque no lo podía asegurar, pero si ella estaba en la mansión Malfoy eso afirmaba que había encontrado un rival en cuanto belleza y delicadeza.

Un poco molesta, se dio la vuelta y regreso con pasos apresurados asía la fiesta. El único que podía decirle quien era aquella niña era su mejor amigo Draco.

Draco se encontraba en sentado en uno de los muebles blancos que adornaban el jardín. Detrás de el estaban como siempre dos regordetes niños con expresión de idiotas.

Draco alardeaba de sus a sañas y todos los hechizos de alto nivel que podía hacer para su edad.

Cuando una agitada niña entro en su círculo serrado de amistades.

-¿Que ha ocurrido Pansy?. – pregunto con el seño fruncido manteniendo su sonrisa torcida y escondiendo la curiosidad que sentía en ese momento por saber que era lo que traía a Pansy Pankinso de esa forma.

-Hay algo que me gustaría saber Draco. – su tono salió algo ronco debido a la agitación que sentía en ese momento.

-Sí y que es lo que te causa curiosidad para tenerte en ese estado. – la miro de arriba abajo, tenía el cabello un poco desordenado y un poco de sudor alrededor de su cuerpo. Su vestido se mostraba un poco arrugado y unas cuantas manchas de lodo, lo que indicaba que había estado muy cerca del jardín de su madre, que todos los días a esas horas era regado por los elfos.

-Bueno ase unos minutos estaba caminando alrededor del jardín de mi madrina y vi a Nott hablando con una niña. – hablo rápidamente Pansy sin detenerse a tomar aire.

-¿Y eso que tiene de extraño?. – pregunto algo mal humorado Draco, si era para eso que lo había interrumpido le aria una de sus pesadas bromas para que no le quedaran ganas de volverlo hacer.

-Lo extraño era la niña. – ante la afirmación de Pansy. Draco le prestó un poco mas de atención, desde que se había levantado en la mañana tenía un extraño presentimiento, y una angustia plantada en su corazón. Y él conocía el verdadero origen de aquel sentimiento. Hermione estaba triste, dolida.

-Y porque, mi madre invito a muchos niños. – trato de despejar su mente, un nuevo sentimiento más angustioso se apoderaba de su corazón, era una calidez que no sentía hacia ya mucho tiempo. Y esa emoción tambien prevenía de su hermanita.

-Sí pero esta niña nunca le había visto. –afirmo muy segura de sí mismo, lo cual planto un miedo inmenso en el Draco, porque aquella niña no podría ser ella. Era imposible.

-Así ¿y cómo es?. Quizás la puedo conocer. – pregunto escondiendo su ansiada detrás de aquella mueca a la cual él denominaba sonrisa.

-Ella estaba sentada bajo la sombra de un sauce cerca del bosque oscuro, creo que estaba dibujando el jardín de tu madre, llevaba un vestido muy elegante, su cabello recogido con una cinta dora y…

-Te pregunte como era, no lo que estaba haciendo y como estaba vestida, creo que eso irrelevante en este momento. – corto el rollo, el solo quería saber cómo era físicamente.

-Bueno, ella es muy pálida, sus mejillas por lo que pude apreciar no poseían ningún color, sus ojos no los pude distinguir, pero creo que son almendrados o dorados, su cabello es de un castaño dorado que resplandece como los rayos del sol y a su lado había un elfo que ahora que lo recuerdo estaba muy bien vestida. –sin saber Pansy había confirmado las sospechas de Draco, pero este estaba aun un poco renuente a creer que ella había abandonado la habitación nuevamente. La última vez que lo había hecho había tenido una fuerte recaída de la cual el había sido culpable y culpado pos sus padres, restringiéndole las visitas a la habitación de su gemela.

-La niña tenía el cabello rizado no es así, y su aspecto es algo enfermizo. – pregunto nuevamente deseando que Pansy le confirmara lo contrario.

-Bueno no sé si era enfermizo, porque ella parecía muy alegre hablando con Nott. Y bien ¿quién es la niña?. – pregunto de nuevo con curiosidad, estaba segura que Draco ya sabía de quien se traba por las diferentes muecas que había hecho mienta la describía.

-¿En donde la viste Pansy?. – pregunto amenazadoramente, poniendo sus ojos fríos, al enterarse de aquello ultimo.

-Ya te lo dije, bajo la sombra de un sauce cerca del bosque oscuro y del jardín de mi madrina. – Pansy repitió lo mismo que había dicho desde un principio algo temerosa de aquellos ojos gélidos que la miraban.

Y nada más que agregar Draco comenzó a caminar con un semblante oscuro asía aquella parte del jardín en donde Hermione le tendría que darle muchas explicaciones

-¿Puedes leer en voz alta mientras dibujo?. – pregunto Hermione mirando su acompañante que se había quedo callado mientras la veía pintar perdido en su delicadeza y belleza.

-¿No te molesta?. – una pregunta tonta, lo supo al ver la sonrisa de ella.

-No me tranquiliza oír una buena historia, y estoy segura que esa ha de serlo. – le señalo el libro que reposaba sobre una de sus piernas esperando ser leído nuevamente.

-¡Y lo es! de eso no tengo ninguna duda.- sonrió al recodar lo emocionante que había sido la historia que ya llegaba a su final lamentablemente.

-Bien espero oírte con ansias. – Hermione volvió a sonreírle y vio de nuevo el jardín de su madre detallando cada detalle para concluir su dibujo.

-Bien. La historia se trata de las aventuras de un hechicero en busca de la flor de la eternidad. – le dio una breve introducción de la historia para que no estuviera muy perdida.

-Suena muy interesante- susurro, aunque ella estaba mas familiarizada con otro tipo de lectura, pero nunca estaba de mas oír una de aquellas historias que muchas beses tenían algo de verdad oculta entre sus relatos y descubrimientos.

- Y lo es…- afirmo alegre, suspiro y se preparo para comenzar con el relato. - "el silencio reinaba, y mi varita iluminaba el oscuro desierto, en busca de aquel jardín ancestral que cada luna llena invitaba a los perdidos a sumergirse en su valles de espinas envenenadas. Después de años de búsqueda, al fin me acercaba a mi destino, la lucha constante con dráganos, centauros, hipogrifos y muchas gárgolas custodiadoras de aquel mapa milenario al fin vería el fruto de sus sacrificios, pero la ultimaba batalla contra las arpías en el bosque del silencio habían dejado muchos traumas en mi cuerpo, que empezaba a mostrar signo de vejes. Todo estaba por terminal, podría regresar a mi hogar después de obtener aquella flor. Tras unos minutos de caminar a siegas por fin la pude ver, el lo alto de una montaña estaba aquella flor azul floreciendo como cada noche ofreciendo su belleza y dones a los mortales y todo aquel que se aventurara a tomar aquel camino a si la inmortalidad.

La luna sobre aquella flor irradiaba mas luz. Suspire y me llene de valor había llegado el momento de ir por mi destino. Costaría aquella flor y bebería de ella. Esa noche no se marchitaría porque yo la alcanzaría ante que mi cuerpo sucumbiera ante el dolor.

Cuando di mis primeros pasos, un crujido cercano atrajo mi atención, era el sonido de un aleteo seguido de unas pisadas.

Sentí como mi corazón se alero y mi sudor comenzó aparecer sobre mi frente. Con firmeza sostuve mi varita preparado para a tacar cualquier criatura.

Un agila apareció frente a mi seguido de una hermosa mujer.

Al principio la confundí con una vampiresa, luego con una veela y por ultimo me di cuenta que era humana. Ella me sonrió y me señalo asía la flor que me otorgaría la inmortalidad y su voz nunca se me olvidaría, la suavidad con que pronunciaba cada palabra, era como la seda cayendo como cascada sobre el cuerpo de una doncella entregada. Ella dijo -lo miras con tus ojos y lo que tu corazón desea, no te serán otorgado- un mal de duda me invadió, no entendía bien sus palabras, yo era un sobreviviente, me había enfrentando a la muerte en cientos de ocasiones, ¿por qué le debía temer aquellas espinas?. Pero mis interrogantes no terminaron de formularse cuando ella me dio la repuesta que buzaba mi cabeza con tanto apuro. -la flor que crece en la cima de la montaña es hermosa y con grandes poderes, poderes que no te serán otorgados esta noche, porque como cada noche ella esta destinada a esperar a su legitimo dueño, aquel dueño que habré su ojos en medio del dolor y veneno le será su antídoto para su dolencias, aquel ser lleno de poder y valor, lleno de piedad y sin ambición, aquel ser que…"

-Lamento interrumpir. – el frio susurro de una serpiente lista para atacar a sus presas salió de los labios de un niño rubio que se acercaba con pasos lentos.

-¿Draco a que debemos tu presencia?. – pregunto Hermione sin mirarlo a los ojos continuando con su labor, lo que izo enfurecer mas al primogénito de los malfoy´s

-¿Qué crees que estás haciendo aquí Hermione?. –se detuvo a unos cuantos pasos de su hermana, se veía tan hermosa en aquella posición entregada a su dibujo, parecía casi irreal.

-Eso es algo que no de su incumbencia, ahora por favor retírese interrumpe el relato del joven Nott. – Hermione siguió ignorando a su megiso con descaro, no quería verlo ni oír su voz, conocía al motivo de aquella celebración, el tambien se marcharía. Y sobre todo podría ir aquel lugar lleno de maravilla y tantas historias "Hogwarts" él le volvía a rebatar sus sueños.

-¿Cómo te atreves?. – Draco se acerco amenazadoramente. Y Nott se puso de pie. Algo contrariado por la familiaridad con que se trataban Hermione y Draco y sobre todo la frialdad que mostraba ella en ese momento, cuando con el había mostrado una calidez confortante. Pero lo que estaba seguro era que el la defendería si Draco se ponía violento.

-Márchate Draco. – esta vez Hermione levanto los ojos de su lienzo para ver los ojos fríos de su hermano similar a los de ella pero en diferentes tonos.

-¡Pero cómo te atreves!, Draco es el hijo de dueño de esta propiedad. – hablo indignada Pansy ante la osadía de aquella niña, a la cual le había declarado la guerra en el preciso instante en el que la vio.

-¿Quién es usted?. – pregunto Hermione mirando a los ojos de Pansy que por un momento se sintió inferior, aunque Hermione estuviera sentada aun sobre las raíces del sauce.

-Pansy Pankinson. – contesto con arrogancia y el orgullo al pronunciar su nombre, ella pertenecía a una de las familias más adineradas del mundo mágico y con influencias en todo mundo mágico.

-Bien señorita Pankinson perdone si soy grosera, pero me podría hacer el favor de abandonar esta parte del jardín, su presencia me incomoda. – sonrió al terminar de pronunciar las palabras dedicándole una mirada maliciosa que asía temblar al mismo Draco cuando esta iba dirigida asía el.

-Draco como permites que me trate de esa forma, mi madrina se enojara mucho al enterarse la forma en la que me ha tratado esta señorita. – las últimas palabras las escupió mirándole como si Hermione fuera insignificante.

-Liria, por favor muéstrale el camino a la joven de regreso con los demás invitados por favor. – Hermione ignoro el parloteo de la morena y dio su orden.

-Si mi ama. –liria izo una cortes reverencia y se dirigió asía Pansy que se había ganado su desprecio.

-Ella no va a ninguna parte Hermione. – intervino Draco, no permitiría que su amiga fuera tratada de esa forma por su hermana.

-Tu actitud me está molestando. – le advirtió Hermione poniéndose cada vez mas furiosa y conteniendo su ira que amenazaba con salirse de control.

-Lo volveré a preguntar Hermione ¿qué haces aquí?, - Draco tambien estaba molesto por la irracionalidad de su hermana y ella que se creía la persona más sensata e inteligente que él, su madre y en algunas beses más que su padre, se estaba portándose de una manera caprichosa.

-No tengo por qué contestar tu pregunta. Ahora márchate Draco, en estos momentos no deseo hablar contigo. –Hermione retomo su labor con el lienzo, las hadas ya se habían marchado ante la presencia de tantos niños temerosas de que la magia de alguno de ellos se saliera de control y las dañara. Después de toda la magia involuntaria era una magia muy peligrosa ya que nunca se preveía que pasaría.

-¿Liria que significa esto?... cuando padre se entere no habrá nadie que te salvé de su castigo. – miro a la elfa con odio. Tratando de descargar su enojo con aquella impertinente elfa.

-El no tiene por que castigar a mi elfa. – hablo con voz tranquila Hermione mirando de nuevo las rosas que pintaba en ese momento.

-Es hora que regreses a tu…

-Creo que no has entendido Draco, no pienso irme. –lo corto Hermione con voz amenazadora. Nott, Pansy y Blaise estaban callados ante la discusión tan serrada de aquellos obstinados chicos que no pretendían dar su brazo a torcer.

-Te irás en este momento, no es bueno para tu salud estar en un lugar como este. – Draco suavizo la voz tratando de tranquilizarse el y tranquilizarla a ella, un poco temeroso de aquella agitada respiración por la cual estaba pasando su hermana.

-Eso lo decido yo, no tu. – siguió con su testarudez sintiéndose cada vez mas cansada.

-Liria te ordeno que la lleves a su…

-Lo siento amo Draco, pero liria no obedece la ordenes de usted. Liria solo óvese al ama Hermione. –lo corto con descaro desmedido el elfo ante la furia de Draco que la pateo sin contemplación alguna asiendo que la pequeña elfo soltara un alarido de dolor.

-Tu maldito elfo. – Draco se dispuso a patear de nuevo la elfa.

-¡Basta Draco!. –grito Hermione. - eres un salvarte, como te atreves a dañarla, padre se enterara de esto. – amenazo sintiendo ira en contra su hermano y él lo sintió fuertemente en cu corazón como un peso que se mantenía en su estomago.

-¡Dobby!. – llamo a su elfo domestico dispuesto a cortar con aquel royo de una vez por todas. Si Hermione no lo quería obedecer a él, le obedecería a su madre.

-Si amo. – el elfo apareció frente al rubio asiendo una reverencia exagerada a su joven amo.

-Ve por madre en este mismo instante. – ordeno sin dudarlo por un segundo, para el Hermione se veía cada vez peor, su respiración era irregular y la palidez de su mejillas era más palpable.

-Dobby va en este momento amo. – y con un plock Dobby se fue en busca de la madre de su señorito.

-Si piensas que voy a sentir temor por ello estas muy equivocado Draco. –Hermione sonrió con arrogancia y miro su lienzo ya casi terminado su dibujo.

-Es mejor que te marches Nott. – Draco no soportaba ver como Nott miraba a su hermana, esa mirada lo ponía enfermo, nadie tenía derecho de verla de aquella forma, nadie tenía derecho de hablarle y sonreírle, solo él era merecedor de cada uno de sus gestos. El y nadie mas.

-Si ella no se marcho el tampoco tiene el derecho de hacerlo al menos que ese sea su deseo. –Hablo Hermione desafiando a Draco nuevamente frente a sus amigos que solo los miraba como en un partido de tenis.

-Hermione creo que es mejor que me retire. –intervino Nott, no quería tener problema con Draco y menos que Hermione se viera en una nueva discusión con el rubio por su causa. A demás había una atmosfera extraña alrededor de ellos dos algo intrigante y que le daría mucho que pensar por mucho tiempo.

-No, no tiene que hacerlo esta propiedad…

-¿Como la llamaste?. – pregunto en un susurro amenazador Draco, antes que Hermione terminara de habar.

-Hermione ¿hay algún problema en ello?. –pregunto desafiante, y esa fue la gota que colmo el vaso de paciencia de Draco que apretó los puños con fuerza, eso era algo que él no toleraría, esa confianza entro ellos dos.

-Sí, sí que lo hay. – se acerco con pasos amenazadores asía el moreno que se mantuvo de pie sin mostrar temor alguno. Aunque en realidad estaba muy nervioso. Pero como la magia de Merlín es grande dos personas siguiendo un elfo se acercaban rápidamente.

-¿Hermione que haces en este lugar?. – la voz casi estérica de Narcisa se izo oír entre los niños que rápidamente giraron asía ella.

-Madrina. – Pansy inclino su cabeza en señal de respeto. - Esta joven impertinente a me ha ofendido.-izo un puchero con sus labios, mientras señalaba a una tranquila Hermione ante la acusación de Pansy.

-Ahora no Pansy. – Narcisa paso por un lado de la sorprendida morena hasta quedar parada frente a Hermione, que estaba mas pálida de lo normar y un poco agitada. Pero no a causa de la presencia de su madre. Y eso era algo de lo cual Narcisa estaba segura.

-Pero... – Pansy trato de protestar, pero cayó al ver los ojos de su madrina.

-He dicho que ahora no. – dijo rotundamente sin derecho a replicas por parte de la joven, en ese momento la prioridad de Narcisa era su hija, se había asustado cuando no la había encontrado en su habitación, había temido lo peor, creyó perder la cordura en esos minutos de angustia.

-¿Qué haces en este lugar Hermione?. – volvió a preguntar un poco más tranquila pero solo un poco. La preocupación se podía ver en sus ojos como si gritara la angustia que se había adueñado de su corazón.

-Yo solo quería tomar algo de aire fresco y pintar algo. – hablo tranquilamente Hermione ignorando la angustia de su madre, suspirando con algo de dificulta, el aire cada vez se le era más escaso, se sentía terriblemente cansada.

-¡Flama!. – llamo Lucio a su elfo dándose a notar, después de estar callado mirando a su frágil hija sentada al pie de aquel sauce, haciendo contacto con la naturaleza.

-Si amo. – el viejo elfo izo una reverencia realmente exagerada pegando casi su puntiaguda nadires del pasto recién cortado.

-Trae el velo de inmediato. –ordeno al elfo percatándose de la agitación de Hermione. -Sabes que está prohibido que salgas de tu habitación ¿en que pensabas Hermione?, -pregunto mostrando su enojo, que parecía no perturbar a su hija, ella no le temía estaba seguro, sabía que él no le aria nada más que encerarla en su habitación.

-Solo quería pintar. – hablo igual de tranquila, sin importarle el ambiente tenso que los rodeaba a todos, escribió su nombre en la esquina inferior del lado izquierdo del lienzo. Y suspiro mirando su obra.

Mientras tanto Pansy, Blaise y Teodore, no se atrevían ni a moverse, aquella discusión para ellos no tenía mucho sentido, porque en realidad no conocían la identidad de aquella joven y el vínculo que la unía a los Malfoy, y sobre todo su parecido a dicha familia. Lo único diferente a ellos era sus ojos y cabello. En el resto era igual a ellos, la forma de moverse, la elegancia y educación de la que hacía gala al hablar, aquella frialdad que expresaban sus ojos cuando se enojaba o algo le molestaba. Realmente los pequeños estaban muy confundidos.

-Creí que eras más sensata y madura. ¿Acaso no te das en cuenta todo lo que arriesgas con tu imprudencia?, - aquella tranquilidad le crispaba los nervios a Lucio, y eso era porque era la misma tranquilidad con la que él hablaba ocultando toda muestra de sentimiento. Si ella digna hija suya.

-¿Y eso que importa?. ¿A ustedes que les importa si enfermo aun mas?, ustedes ni siquiera me ven, que importa si me muero de una vez por todas. – dijo con un tono de ultratumba. Sin ser concierte izo que un frio corriera por la columna de todos los presentes, esa forma de hablar no era la forma que una niña de su edad lo aria. Ella no le temía a la muerte todo lo contrario la seducía para que tomara su vida. ¿Quién en realidad era su hija? Se preguntaba una y otra vez Lucio.

-Me estas decepcionando. – fue lo único que pudo decir el patriarca de la familia saliendo de su momentáneo shock.

-Y cuando no lo he hecho… -Hermione lo miro a los ojos con deje de amargura. - ¡yo soy Hermione la hija de la que se avergüenza!, ¡la hija que mantienen oculta!, ¡la hija que tienen en una aula!. ¿Qué les importa si enfermo más?, de todas formas ustedes no están a mi lado cuando ocurre y sinceramente dudo que esta vez se dieran cuenta. – los golpeo en donde más le dolía y ella lo sabía y se sentía bien por ello, porque así ellos sentirían un poco del dolor que ella sentía todos los días cuando esperaba que ellos atravesaran la puerta de su habitación esperanzada de una muestra de cariño y ellos no aparecían, la decepción que sentía cada noche a no escuchan un buenas noches como el que sabía que le daban a Draco cada noche, ellos la lastimaban, le hacían sentir mucho dolor.

-Tranquilízate, estas cosas no son para hablarlas en lugares tan inapropiados. – Lucio apretó los puños y Narcisa callo un sollozo al oír las quejas de su hija, mientras que Draco callaba el grito de dolor que lo ahogaba en ese momento, ese torrente de sentimiento que emanaba Hermione lo estaba torturando y el sabia que ella era consciente de ello.

-Ningún lugar es apropiado cuando se trata de mí y de lo que quiero. ¿Acaso creen que soy tan ingenua?, ¿que no me doy cuenta de las cosas?, no podre salir de mi habitación pero estoy enterada hasta el más leve movimiento que ocurre dentro de esa jaula. – la tos se apodero de Hermione, sin poder evitarlo cerró los ojos y las lagrimas que había estado conteniendo cayeron libremente por su mejillas. Se enojo consigo mismo por parecer tan débil, delante de todos ellos.

-Tranquilízate de una vez por todas. – le ordeno Lucio frustrado, acercándose a su hija que trato de alejarse de el, y ese rechazo le dolió mas de lo que pudo expresar el patriarca de la familia, lo que mas temía estaba ocurriendo, su hija lo comenzaba a odiar como el había odiado a su padre.

-Señorita por favor tranquilícese le hace mal. – le pido con voz chillona Liria muy preocupada por su ama.

-Me duele mucho. – se sostuvo el pecho en busca de aire. Lucio no perdió tiempo y la tomo entre sus brazos al tiempo que Hermione se agarraba con fuerza el en busca de protección, retorciéndose de dolor, y Draco caía de rodilla agarrándose el pecho respirando con dificulta, su vincula se hacía cada vez más fuerte y la enfermedad de Hermione lo estaba alcanzando.

-¿Que duele Hermione?. – pregunto Narcisa tomando la mano de su hija con ojos cristalinos.

-El pecho madre. – susurro Hermione quedando inconsciente al mismo tiempo que Draco caía inconsciente sobre el pasto verde ocasionando que Pansy gritara asustada.

Continuara…

Nota:

¡Hola!

Bueno chicos, soy nueva escribiendo historias de Harry Potter, y más un dramione. Pero espero dar mi mejor esfuerzo para el entretenimiento de cada uno de ustedes que le ha gustado el primer cap. Y sobre todo discúlpenme si tengo muchos errores ortográficos.

Acepto recomendaciones y críticas constructivas. Y por favor no se les olvide dejar un review y contestare a sus dudas con respecto a la historia.

Bueno besos… Yuuki Kuchiki