Fandoms: Death Note y Bleach.

Temática: El nacimiento y desarrollo de una banda de Rock, ubicado a mediados de los años 90's.

Advertencias: Por el momento, solo el uso de leve lenguaje explícito.

Nota: Guys, bare with me here. Estos primeros capítulos tienen sus años y lentamente estoy tratando de pulirlos y hacerlos más presentables a sus ojitos. Por mientras, !disfruten la lectura! - Marzo 2019

Letra Cursiva: Palabras a resaltar, canciones.

Disclaimer: Mello, Matt y Beyond, o cualquier otro personaje de Death Note no me pertenecen, ellos son creación y por ende propiedad de Takeshi Obata, Tsugumi Ōba y Nisio Isin, así como Grimmjow, o cualquier otro personaje de Bleach me pertenecen, son propiedad de Kubo Tite.


Revenge is good. I think revenge is healthy too, and if you can use music in that way, a sort of therapeutic way for yourself, it can't do any harm. [...] Like the guy who goes into a building, shoots a bunch of holes in the wall and then leaves. He didn't kill anybody.

Mike Patton


Zero Revenge

Capítulo 1: Dos rebeldes con causa, Mello y Matt.

Una ligera brisa jugueteo con el pelirrojo cabello de Matt, quien con su confiable cigarro, se regocijaba en la tranquilidad de una fresca mañana, junto al que fielmente podía llamar, su mejor amigo, Mello. Ambos sentados sin pudor en las escaleras que daban pasó a la enorme entrada de la universidad.

Su sencilla ropa, acompañada de un par de cadenas bien vistas desde su pantalón y unos goggles anaranjados colgando desde su cuello, le daba una apariencia de alguien que llevaba calmado la vida, casi con una sonrisa curvando la comisura de sus labios con cada inhalada de su cigarro. A diferencia de Mello, quien vestía un tanto más extravagante, un par de botas sobresalientes, y una chamarra parchada junto a sus cadenas y collares, le hacían ver un tanto más rudo e intimidante.

Muy a pesar de que ambos ya sobresalían entre los demás, Matt por su rojizo cabello y amigable verde en el color de sus ojos, y Mello por su rubio cabello y mirada azul intenso y agresivo.

Observaban a los demás universitarios pasar a su lado distraídamente, cada quien en sus asuntos, junto a un par de miradas coquetas parte de las chicas que se interesaban en aquellos dos enigmáticos jóvenes indomables y rebeldes.

Mello, recargando sus codos en un escalón detrás suyo y sentado despreocupadamente, miraba las hojas de los arboles que se mecían en un ritmo hipnotizador, provocado por el viento matutino, que siempre en las épocas otoñales hacía visita a aquel pequeño pueblo de Eureka, ubicado en California. Un lugar demasiado tranquilo y pacifico para Mello, pero perfecto para Matt.

El rubio chasqueó la lengua casi inconscientemente, realmente le vendría bien cambiar de ambiente. En ese pueblo, conocía a todos y todos le conocían, el lugar era tan chico, que realmente no se podía hacer casi nada sin que todos en su universidad y demás personas se enterasen, aunque claro, tampoco ayudaba el hecho de que ya era famoso por su personalidad, a decir verdad se le conocía como un busca pleitos despreocupado, era Matt quien casi siempre lograba calmarlo en sus arranques de ira contra idiotas que osaban molestarle, ya fuese por su vestimenta o simplemente por buscar quitarle algo tan tonto como su dinero o alguna pertenencia secundaria.

Aún que claro, irse de ahí, por ese momento solo era un vago y lejano sueño, no tenía el dinero suficiente, inclusive con su trabajo le resultaba difícil debido a sus gastos básicos…

Volteó a ver a Matt, con esa estúpida cara de felicidad en su rostro…Podría irse sin él, bien sabía que Matt ni a patadas se iría de ese lugar, era feliz ahí, en ese pueblo y su monótona vida llena de tranquilidad y sin un verdadero significado…

Con aquel pensamiento que solía darle nauseas, volvió a chasquear la lengua, cosa que esta vez, el pelirrojo no paso por alto.

— ¿Sucede algo, Mello? — Preguntó a modo curioso el de goggles mirando al rubio disimuladamente.

—No, nada realmente, sólo pensaba…

— ¿Hm? — Matt hubiera indagado el que estaba pensando, pero no alcanzó a formular la pregunta, debido al sonido de la campana, que indicaba ya el inicio de clases en la Universidad Humboldt State. — ¿Cuál es nuestra primera clase? — Mientras ambos se levantaban con calma, él preguntó, tirando su cigarro al suelo y apagándolo con el pie.

—Calculo— Contestó sin más Mello, no era que estuviese fastidiado, eso Matt lo sabía, pero realmente ya no le apetecía ir a la escuela, pronto saldrían finalmente de la Universidad, y últimamente solo tenían de dos a tres clases por día.

Ambos entraron, caminando por los pasillos, pasando junto a los otros alumnos apurados por ir a su clase. El ambiente se sentía bastante relajado, todos estaban entusiasmados por las vacaciones y relajarse de los estudios por un tiempo, aunque para Mello y Matt, sólo significaba otra temporada para pasar el aburrimiento en sus casas, saliendo de vez en cuanto, y si acaso, acampar en el bosque, en busca de cambiar de rutina por lo menos una vez.

No eran precisamente antisociales, pero no lograban congeniar mucho con las demás personas, por lo menos no Mello, el pelirrojo no tenía tanto ese problema, pero le gustaba más el comportamiento casi impredecible de Mello, le parecía… entretenido.

— ¿Sabes?... — Comentó repentinamente el de goggles mientras iban hacía su respectivo salón de clase — Estuve pensando, ahora que saldremos finalmente…Tendré auto, podremos viajar, hay bastantes lugares como Myrtletown…— Sugirió en tonó amable.

— ¿A que iríamos? Ahí sólo hay bosque y como cincuenta personas de población… inclusive es más chico que este pueblo… —Mello no lo miró, simplemente siguió su paso, con las manos dentro de los bolsillos de su chamarra, hasta que pensó dudoso — ¿Y desde cuanto tienes auto?

—Bueno, dudo que mi padre se de cuenta de que me robe el auto por un par de días, jeh… — Sonrió, llevando una mano a su nuca en ademán de despreocupación, sin dejar de caminar a lado de Mello.

El rubio suspiró. A veces Matt era un idiota…

—No lo sé, lo pensaré… Y no te acerques tanto a mí, apestas a tabaco.

—Oh, lo siento — Pidió una disculpa, mientras visualizaba el salón a un par de metros.

El rubio sólo suspiró por lo bajo, con algo de suerte, las clases pasarían rápido y estaría un día más cerca de ser libre de los estudios, y tener más tiempo para lo que le gustaba, además de poder trabajar a tiempo completo y así poder viajar, solamente debía ser paciente…

-.-

Mello miró perezosamente el reloj de pared, ubicado en el salón.

Doce cincuenta de la mañana.

Por lo menos las últimas dos clases habían pasado bastante rápido, y siendo esa la última, sólo lograba pensar en subir a su moto y perderse por el resto del día hasta la noche…

Así, con esos pensamientos, Mello escuchaba la clase aburridamente, con una mejilla recargada en su mano. No era que fuera un mal estudiante, si él y Matt eran los alumnos "brillantes" de la universidad, por así decirlo. Por eso mismo, solía aburrirse cuando ya sabía un tema, y la maestra hablando mil y un palabras como si fuera otra aburrida historia, no ayudaban.

Comenzó a jugar con su lápiz entre sus dedos, provocando un ligero sonido al golpearlo levemente con la madera de la larga mesa que se extendía, dando lugar para varias personas, aunque el sonido realmente no le molestaba a nadie, quienes estaban igual de divertidos que él con alguna otra cosa.

Casi se podía palpar la ansiedad de todos por salir ya de clase.

—Hey, Mello…

Un ligero susurró llamando su nombre… Y el susodicho supo que era Matt, justo a lado de él, llamándole. No estaba de humor…

—Mello… Mellooo…—Le llamaba entre murmullos infatigable el pelirrojo — Tss, Mello…

Mello frunció levemente el entrecejo, mientras trataba de no perder la poca paciencia que de por si poseía, y realmente que ese día no había amanecido de buen humor…

—Mell-

— ¿¡Que mierda quieres! — Gritó exasperado finalmente, olvidándose completamente de que estaba en clase.

—Joven Keehl. — La voz autoritaria de la profesora le hizo entrar en razón.

—Disculpe…— Musitó con fastidio Mello, desviando la mirada resignado.

Pasando por alto el alboroto, la maestra siguió con su clase, mientras él maldecía mentalmente la situación… casi sintió regresar al bachillerato, cuando a cada rato le llamaban la atención, y si, por culpa de Matt…

Y hablando de…

Lo miró amenazante, mientras le indicaba que era lo que quería.

—Mira de quien me llego un mensaje— Le mostró la pantalla de su celular, y Mello casi rechino los dientes.

¿Le había llamado sólo para mostrarle un maldito mensaje que una chica le había mandado?

—Jódete, Matt— Hastiado contestó entre dientes, casi intangible, volteando su vista hacía el pizarrón a modo agraviado.

Matt sonrió socarronamente, casi como si realmente le divirtiera molestar así a Mello, a pesar de conocer las consecuencias de enfadarlo por encima del limite.

Bien, genial, como si no fuera suficiente con la llamada de atención de la profesora… ¡Viva él, y su aburrida vida!

Por lo menos algo bien sucedió en esa mañana, y fue el casi glorioso sonido de la campana general que avisaba fin de clases.

¡Libres al fin!, o por lo menos por ese día.

Sin perder tiempo, rápidamente ambos rebeldes, tomaron sus cosas y salieron del salón, sintiendo literalmente ya entre sus manos el final de clases por definitiva.

— ¿Tienes algo planeado para más tarde? — Inquirió Matt, caminado despreocupadamente a su lado por el pasillo, con su fiel mochila estampada de nombres de bandas y cadenas colgando.

—No realmente, sabes que hoy es mi día libre en el trabajo, ¿Por qué? ¿Tenías algo planeado? — Miró de reojo al pelirrojo, con una pequeña pizca de interés. Incluso a veces, Matt salía con algo bueno para hacer por la tarde, aunque difícilmente algo era mejor que una buena recorrida en su moto por la carretera del pueblo.

Matt soltó una leve risa, mientras daban vuelta en el pasillo, logrando visualizar la salida.

—Sólo ir a tu casa, tocar guitarra y ver algún concierto, e insistirte nuevamente en que saques tu batería del garaje.

—Olvídalo— Cortó inmediatamente el hilo de conversación —, no pienso hacerlo.

— ¡Vamos! Casi me haces sentir que desperdicie mi dinero en conseguirte los platillos.

—Yo te lo advertí, Matt— Ostentó el rubio, mientras ambos bajaban las escaleras, en las cuales horas atrás, habían estado descansando —.Que hagas oídos sordos a las palabras que no quieres escuchar, es tu problema.

—Jeh, si lo dices de esa forma, hasta me haces sentir mal — Hizo un gesto apacible, el cual Mello inmediatamente reconoció, era ese mismo maldito gesto que usaba para conquistar a cualquier chica que le tuviese ganas.

—No uses tus expresiones de mierda conmigo, no funcionan y lo sabes — Aclaró inmediatamente, y sin embargo, él no aparto ese gesto.

—Oh vamos Mello, ¿Tan amargado te has vuelto este mes?

Él no respondió a eso, simplemente chasqueó la lengua y siguió caminando.

No se había vuelto amargado, así había sido siempre, Matt bien debía saberlo, después de más de dieciséis años de conocerse…

Recuerdos de infancia llegaron a su mente, a la vez que ambos tomaban camino por la acera. Nada había cambiado desde aquel entonces, Mello recordaba todo casi exactamente igual, incluso el camino de la universidad hacía su casa ya lo conocía a la perfección desde antes de ingresar a ésta… Él y Matt solían ir a andar en bicicletas por aquellas calles hasta llegar al bosque y perderse, imaginando tener aventuras…

Sonrió inconscientemente…

—Hey…— Mello volteó a ver a su compañero — ¿Por qué sonríes? — Indagó igualmente con una pequeña sonrisa, esperando que el rubio le invitara a unirse a sus pensamientos que provocaron que sonriera.

Rodó lo ojos, regresando su vista al camino.

—Este camino trae viejos recuerdos, eso es todo…

El de goggles ladeó un poco la cabeza, observando el camino frente a ellos.

—Lo único que a mi me recuerda, es a la vez que me correteo una manada de perros por diez cuadras, y tu te reías de mi desdicha. — Comentó un poco incomodo.

Casi como reviviendo parte de aquel recuerdo, Mello soltó una carcajada por aquel momento de hace ocho años.

—Y no has cambiado en ese aspecto, te sigues riendo de mi mala suerte — Agregó Matt, sacando un cigarro de su bolsillo y a la vez un encendedor.

—No es mi culpa, tu eres él que da risa — Le respondió divertido, un tanto más de humor.

—Jah, ¿Ósea que no me puedes tomar en serio? — Encendió su cigarrillo, y le dio una buena inhalada, soltando el humo cerca del rostro de Mello, sabiendo que eso le irritaba.

—Es difícil tomar en serio a personas como tu, ¿Sabes? Más con ese aspecto de vago bueno para nada — Disipó el humo del cigarro con una de sus manos, a la vez que ambos daban vuelta hacía la derecha al final de la cuadra.

—No eres él más indicado para decir eso, tu aspecto tampoco es de alguien organizado y bien visto — Le reprochó sonriente.

Mello le ignoro simplemente. Matt sería alguien tranquilo y quizá un poco sumiso hasta cierto punto, pero vaya que era terco y necio.

Siguieron caminando en silencio, ya con un ambiente un poco más relajado, incluso Mello ya había hecho a un lado los pensamientos de dar una vuelta solo en su motocicleta, comenzó a agradarle un poco más la idea de matar el tiempo en su casa con Matt, y quizá después, y sólo quizá, reconsideraría su oferta de sacar su batería del garaje y pasar el rato fingiendo que tenían una banda… como en los viejos tiempos…

-.-

Se recostó en el sofá con pereza, sintiendo su espalda descansar cómodamente, incluso se permitió dejar escapar un pequeño suspiro, abriendo la lata de soda, escuchándose el pequeño crujir del gas de la bebida al abrirlo.

Mello le dio un buen sorbo, mientras veía como Matt tomaba su guitarra eléctrica y la conectada a un pequeño amplificador de 50 watts, después de haber puesto un concierto en la televisión de la sala. Acostumbrado ya estaba a tardes como esa.

El ahora guitarrista, lo miró con una sonrisa, mientras rasgaba levemente las cuerdas de la guitarra con una púa negra y gruesa, un tanto hipnotizador y pegajoso eran los acordes que tocaba el pelirrojo.

— ¿Recuerdas esta? — Preguntó casi al aire Matt, sin ver al rubio, como si se encontrara en algún trance mientras tocaba.

—No me suena…— Hizo una pausa, tratando de adentrarse mejor en su memoria, para ver si lograba reconocer la canción —…13 De Diciembre, 18 años— Sonrió al recordar, que Matt inventó esa canción en su cumpleaños, a pesar de que había insistido en no ocupar un regalo de su parte.

—Así es — Respondió, asintiendo levemente con la cabeza, sin desconcentrarse de la melodía, a la vez que comenzaba a tararear la canción.

Ambos guardaron silencio unos momentos, al adentrarse en los recuerdos de su pasado. A pesar de cómo solían llevarse y como Mello a veces le insultaba a modo de muestra de afecto, o parecía distante, ambos se conocían de toda la vida prácticamente, y realmente no confiaban en nadie más…

Recordaba, cuando de más chicos, Matt se escapaba de la casa de su padre, ya que, su madre no estaba con ellos... Tocaba su puerta a las tres de la mañana… y él siempre le abría, no hubo un día en que no lo recibía…Y le decía, sin quitar esa sonrisa de su rostro, normalmente con un morete:

"Es que en tu casa no me pegan…"

Miró de reojo al guitarrista. Tenía los ojos cerrados y movía levemente su cabeza al ritmo de la música que tocaba y tarareaba. Mello sabía que Matt era todo menos una mala persona… Pero sufría demasiado. Era… Una buena persona, a la que le pasaban cosas muy malas, realmente malas. Y él lo sentía como a la persona que jamás estuvo lo suficiente con él como para llamarle "mejor amigo". No tenía familia, por ello vivía solo, y por ello, a Matt le encantaba estar en su casa… Que va, a Matt le gustaba estar en todos lados, menos en su propio hogar, él era una buena definición de lo que se denominaba como "Rebelde con causas"

— ¿Sabes?... —El pelirrojo cortó su hilo de pensamientos, llamándolo — A veces me pregunto… Porque a pesar de que ya sabemos lo que vamos a hacer cada tarde que venimos a tu casa, no nos aburrimos, y esto es hablando de años.

—A mi no me lo preguntes… Tú eres él que no se aburre de ver el mismo concierto, una y otra vez. — Le reprochó con desdén, tomando un poco más de su soda.

—Tú eres quien solamente posee un concierto… Lo cual es ilógico ahora que lo pienso, ya que trabajas en una tienda de música — Ostentó juguetón y con cierto matiz de sarcasmo en sus palabras. Dejó la guitarra y esta vez tomó la acústica que estaba a lado de él, mientras sacaba un cigarro y lo encendía.

—Coleccionar cosas no es algo que me gusta demasiado, y lo sabes, además yo te he conseguido millones de discos de música y conciertos, es tu problema si no quieres traerlos.

— ¿Conseguido? ¿O robado? — Alzó una ceja levemente y habló mordaz, colocando su cigarro entre las cuerdas del clavijero de la guitarra, tocando algunos acordes.

—Hey… Debo vengarme de alguna forma por el patético sueldo que tengo en ese mísero lugar. — Se rió al mencionar eso.

—Tsk, Tan siquiera tienes un trabajo.

Ambos se miraron unos segundos… Para después comenzar a reír por lo que ellos mismos decían.

—Hey, Mello— Detuvo un poco sus risas, mirándolo directamente con sus ojos verdes — Cambiando de tema…

El susodicho entonces rodó los ojos, al notar como Matt veía la puerta que conectaba directamente con el garaje, haciendo referencia a la batería abandonada que ahí se encontraba.

—Dime algo Matt, si la uso una vez ¿Dejaras de joderme la existencia?

Observó una enorme sonrisa, literalmente de oreja a oreja que se formó en el rostro de guitarrista, a la vez que asentía con entusiasmo.

—Si quieres hasta firmo un contrato— Añadió con diversión Matt. A la vez que ambos se levantaban y caminaban hacía la puerta.

El pelirrojo apagó su cigarro previamente en el cenicero de la pequeña mesa en la sala, y siguió a Mello hacía el garaje, donde ahí se visualizaba primeramente, su fiel motocicleta. De todas sus cosas, probablemente era de las que más apreciaba el rubio. Justo detrás de ésta se encontraba la batería, cubierta con una ligera sabana para evitar empolvarla.

Matt caminó rápido hacía ella y quito la sabana, revelando una batería totalmente negra y prácticamente nueva.

—Hola linda, hace tiempo que no nos vemos ¿Eh? — Le habló Matt al objeto inanimado, como si realmente le escuchase.

— ¿Vinimos a hablar como verdaderos dementes a una batería, o a tocar un poco? — Preguntó con evidente sarcasmo, mirando con reproche a su amigo.

—Tenía que saludarla, pero bien, ya voy — Avisó con fervor, corriendo por su amada guitarra eléctrica.

Mello observó su batería, regalo de cumpleaños por parte de Matt hacía un año. Fue divertido para él al principio, los primeros cinco meses, pero después con las tareas de la universidad y trabajo, le había perdido el afán de tocar. Pero claro, su fiel compañero jamás se rendía en inculcarlo de nuevo a que tocaran un par de covers para pasar el rato, aunque a decir verdad, ya tenía bastante más tiempo libre, más con la llegada de las vacaciones.

Suspiró y tomó asiento en la pequeña silla negra para batería, observó los platillos, la tarola y los toms, sintiendo una extraña sensación… Agarró las baquetas a su lado, y jugueteó un poco tocando, un ritmo básico sólo para entrar en calor.

—Hey, espérame tan siquiera ¿No? — El rubio volteó a ver a Matt, entrando con su guitarra eléctrica colgada alrededor de su hombro con la strap.

Ambos se miraron y sonrieron, sabiendo exactamente que hacer, Matt conectó directamente su guitarra en un amplificador más grande de 200 watts que tenía previamente guardado siempre en el garaje de Mello, que a decir verdad, era el único lugar donde podía tocar a todo volumen sin que destrozaran la puerta de su cuarto, y después le gritaran cientos de palabras insultantes hacía su persona.

Haciendo completamente de lado esos pensamientos, el guitarrista escuchó con atención los tres leves golpeteos que dio Mello con las baquetas contra si.

Inmediatamente, al tercero, Matt comenzó a tocar la guitarra, rápido y algo brusco, cerrando los ojos y escuchando a la vez que Mello comenzaba a tocar la batería, adaptándose sin ningún problema a su ritmo.

Era difícil pensar que ambos realmente estaban improvisando aquella canción, pues hubo un momento, en que ambos comenzaron un ritmo más rápido, deteniéndose pausadamente al mismo tiempo, para después comenzar a improvisar lo que vendría siendo un coro de su canción.

El rubio cabello de Mello, alborotado y unos cuantos centímetros debajo de su hombro, se removía entre el aire cuando el movía su cabeza y con euforia hacía los redobles y tocaba el pedal. Se permitió a sí mismo cerrar los ojos y dejar sentir su melena moviéndose de manera rebelde y dejar que sus oídos le permitieran coordinarse con las notas que Matt repentizaba.

Dos delgadas figuras yacían dejándose llevar, conectados completamente por la música que tocaban, sin errar nada, casi sintiendo como la letra de una canción amenazaba con hacer uso de sus cuerdas vocales hasta desgarrar su garganta.

Con enorme devoción ambos llegaron a un punto en que casi podían escuchar las alabanzas desgarradoras de un publico masivo que aclamaba por su música, ellos en un escenario, con algunos gritando y otros corriendo alrededor de un circulo formado en un baile de slam que hacía sentir la adrenalina en su sangre, sudando y gritando como sólo lo que aquellos dos rebeldes muchachos les hacían sentir con lo que tocaban.

Matt en ese momento tenía la necesidad de tener un micrófono frente a él, para cantar aquella letra que había nacido por el ritmo de la música, quería gritarlo, quería sentir arder su garganta en una canción que bien sabía Mello le seguiría, como si ya hubiese sido escrita.

Consientes ya de que estaban por terminar de tocar, sin pudor, comenzaron a cantar al unisonó, sintiendo sus pulmones a punto de explotar por la necesidad que tenían de cantar a gritos.

—Oh, trust in my, self-righteous suicide! , I cry when angels deserve to die! — Sin tener que escribir la letra, ambos comenzaron a cantar lo mismo, sus mentes se conectaron y sus almas vaciaron lo que sentían — In my self-righteous suicide ! I cry when angels deserve to die!

Mello terminó de tocar en la batería a la vez que Matt alargaba un poco la última nota. Sus respiraciones estaban aceleradas y ambos miraron unos momentos al suelo, digiriendo el hecho de lo que recién acababa de suceder…

El guitarrista se volteó y miro a Mello, hundido probablemente en lo que sería un mar de pensamientos sobre que demonios acababa de hacer, ¿Habían tocado y cantando una canción sin escribirla antes?

—La magia de la música es poderosa, ¿No lo crees? — Habló Matt con una sonrisa enorme en su rostro.

Mello lo miró, ya un poco más calmado pero aún con la respiración entrecortada, sentía un extraño hormigueo en su estomago y la necesidad de correr y golpear a alguien… Si no fuera porque sabía que necesitaba de un buen slam, pensaría que se estaba volviendo loco.

—Parece que acabas de tener un orgasmo — Respondió el rubio con un modo entre divertido y sarcástico, apenas una pequeña sonrisa curvo la comisura de sus labios.

Matt frunció levemente el entrecejo, observando el azul profundo en los ojos de Mello que le veían aún con ese sentimiento de emoción cuando tocaron.

—Mira quien lo dice, si tu cabello a ti te delata. —Lo señaló, haciendo referencia a su cabello alborotado.

El mencionado pasó una mano por su cabello, para después levantarse y caminar hacía Matt.

—Tu estas casi sudando.

—Oh, vamos, admítelo, fue excitante cantar a gritos — Le animó Matt.

—A decir verdad…Lo fue—Admitió finalmente, sonriéndole sinceramente por primera vez en el día.

Mello realmente no entendía muy bien que había sido eso… De todas las veces que había improvisado alguna canción con Matt, jamás habían experimentado algo así, incluso se atrevía a decir que realmente se había emocionado, como si verdaderamente hubiera estado dando un concierto.

Matt se descolgó la guitarra y la colocó en su soporte para guitarra. Justo cuando iba a ir con Mello de regreso hacía la sala, el vibrar de su celular le indicó que tenía una llamada entrante. Ninguna sonrisa se formó en su rostro, cuando identificó el número que le llamaba.

Bastó con la mirada que le dirigió Matt a él, para que supiera que era su padre quien le llamaba.

— ¿Qué sucede?... — Contestó sin ganas el de goggles.

El rubio lo miró, su sonrisa había desaparecido y una mueca de enfado la había remplazado, y no lo culpaba, tenía más o menos una idea de lo que sentía Matt cuando su padre le hablaba.

— ¡Esta bien! ¡Esta bien, ya voy! — Le gritó el pelirrojo, por lo que Mello dedujo que lo quería ya en su casa… No entendía como Matt se dejaba controlar de esa manera, sabía que era pacifista y sumiso, pero eso era demasiado. El susodicho colgó el celular, y lo miró con desdén —Bien, el viejo me quiere ya en la casa, resulta que ahora no puedo estar una tarde en la casa de mi mejor amigo…

Él removió un mechón de su frente soplando un poco, antes de pensar en que responderle a su decepcionado amigo.

—Vamos, tú eres él que dice que nada se gana con desvanecer la sonrisa, Matt.

—Aja, y me lo dice él chico más sonriente de la universidad — Contestó un poco divertido —, de igual manera, nos vemos mañana.

—Está bien.

Matt salió por la puerta del garaje, despidiéndose con un ademán de manos de su amigo antes de cerrar la puerta y tomar camino rumbó a su casa.

Para su suerte, no vivían tan lejos como para decir que le daba flojera ir caminando, pero si le gustaría bastante un auto o algo para ir más rápido. Sacó un cigarro del bolsillo de su pantalón y lo encendió con su encendedor favorito, observando el humo frente a sus ojos desvanecerse.

Hubiera preferido quedarse mucho más rato en la casa de Mello, o de ser posible, quedarse a dormir, pero sabía que le iría peor su no aparecía en su casa por más de un día, y eso lo sabía por experiencia. Sólo le faltaba esperar poco más de un mes más para cumplir sus veinte años, y aún no tenía trabajo…

— ¿Mello me dejaría vivir con él un tiempo? — Preguntó al aire sin esperar una respuesta, inhalando un poco más de su cigarro.

Fijó su vista en el cielo, mientras caminaba a paso calmado por la acera de la amplia calle que daba vista hacía un bosque, realmente era un lugar sumamente tranquilo que le daba algo de paz interna.

De los diecisiete años exactamente que llevaba conociendo a Mello, podía contar apenas con sus dos manos, las veces que le había dirigido una sonrisa así de sincera como la de minutos atrás. Estaba seguro de que como él, también había experimentado esa adrenalina al tocar la canción, y vaya que lo hizo, pues sin necesidad de ponerse de acuerdo, cantaron al mismo tiempo, y exactamente lo mismo…

Una pequeña brisa pego en el rostro de Matt, removiendo mechones de su cabello, con lo que se permitió sonreír y sentirse mejor… Lo cual le hizo recordar algo.

Abrió los ojos un poco más de lo normal y sacó el cigarro de su boca sin dejar de caminar.

— ¡La fiesta de vacaciones de la universidad! — Gritó para si mismo, chocando la palma de su mano con su frente — ¡Claro, que idiota soy! — ¡Era la oportunidad perfecta para convencer completamente a Mello de formar una banda!

Claro… Podría decirse que era uno de sus pequeños secretos, a pesar de que Mello sabía que él quería que tocaran canciones de grupos, no le había dicho aún que le fascinaba la idea de formar un grupo entre ellos dos, conseguir un vocalista y otro guitarrista… Pero convencerlo de eso no era tan fácil a como se escuchaba.

Suspiró sonoramente, y sin dejar de caminar, le dio la última inhalada a su cigarro, antes de tirarlo y apagarlo con una pisada, retomando su caminó hacía su casa. Realmente se sentía mucho más relajado, no podía negarlo, cantar a todo pulmón mientras tocaba con fiereza su guitarra, le dio una enorme sensación de alivio y desahogo.

Cuando menos se dio cuenta, ya había caminado mucho y se encontraba frente a la que era su casa. La miró con desconfianza, antes de sacar sus llaves y llegar hasta su puerta, abriéndola con algo de duda.

Asomó apenas parte de su cabeza, asegurándose de que nadie se encontraba en el recibidor, aunque claro, sólo vivía con su padre por lo que en realidad sólo se "escondía" de él. Cerró la puerta tras de si, y caminó con sigilo directo hacía las escaleras para subir a su habitación, cuando esta rechinó bajo sus pies, entrecerró sus ojos y se encogió de hombros…

—¡Hey! — Un gritó amenazante hacía su persona, le advirtió que ya había notado su presencia.

— ¡Ya se! ¡Ya se! — Le respondió sin ganas Matt, comenzando a subir las escaleras, sabiendo lo que aproximación venía. Escuchó decididos pasos llegar hasta donde él estaba, y ni siquiera se molesta en voltear para saber que era su padre.

— ¡Te dije que en cuanto te largaras de la escuela, llegaras a casa! ¿¡Eres estúpido o que? ¿No sabes escuchar? —Le insultó sin quitar ese tonó amenazador, un señor de no más de cincuenta años, de ojos apagados y gruesa voz.

— ¡Que te valga una maldita mierd-

Ni bien su propio insulto pudo terminar, cuando sintió como lo jalaba detrás de su camisa y casi lo hacía tropezar con el par de escalones que había subido. Volteó a Matt con suma brusquedad para que lo mirara a los ojos.

— ¿¡Qué me valga una que? — Alzó su puño, avisándole que dependiendo de su respuesta, reaccionaria su brazo.

Él miró fijamente aquel puño que bien conocía, y que tantos años le había hecho daño. Pero no podía hacer mucho en situaciones así contra su padre, además de ser demasiado delgado como para interponerse a él, que al contrario era mucho más grande corporalmente, odiaba pelear.

—Nada, olvídalo— Escupió con odio sus palabras, soltándose de un manotazo del agarre de su camisa y subiendo sin mirarlo una vez más por las escaleras.

— ¡No me des así la espalda! — Advirtió subiendo las escaleras detrás de él, por lo que Matt apuró su paso y casi corriendo, entró a su habitación, cerrándola con seguro inmediatamente.

Se recargó en esta, escuchando los pasos alejarse, se dejó caer sobre la puerta hasta quedar sentado en la alfombra, con su verde mirada perdida en un punto indeterminado de la pared.

Si por él fuera, se hubiera largado de ese lugar años atrás, pero no tenía a ningún lugar a donde ir, incluso si fuera con Mello, era demasiado luctuoso como para depender de su mejor amigo, por lo menos hasta que consiguiera trabajo, y vaya que llevaba mucho tiempo buscando uno. Pero si las cosas seguían así, tendría que tomar medidas drásticas e irse a antes de tiempo…

Se levantó y paso a sentarse en medio de su cama, tomando una vieja guitarra acústica que tenía ya fuera de su funda. Sus dos guitarras favoritas estaban en casa de Mello, pues en uno de los arranques de furia del viejo, podría entrar a su cuarto y romperlas, lo sabía porque ya le había pasado una vez. Además… Esas dos guitarras se las había regalado Mello, y ni en broma las dejaría a merced de su padre.

La ventana que quedaba justo en medio de su cama, la cual se encontraba pegada a la pared, le permitía ver el atardecer que ya recaía sobre el pueblo, iluminando su cuarto con un grato color anaranjado y haciendo relucir sus ojos. Él rasgaba las cuerdas de la guitarra, tocando unas de las primeras canciones que se había prendido cuando era más pequeño. Siempre había sentido una enorme fascinación por tocar instrumentos musicales… pero la guitarra era indudablemente su favorita.

Si… con algo de suerte y un poco de insistencia, seguro que lograría convencer a Mello, por lo menos Matt usaba mucho la frase de "La esperanza muere al último", y era algo que aplicaba a diario, así que, era un experto en saber esperar.

-.-

Ya eran bastante conocidos en la universidad como "Los dos rockeros rebeldes" y a decir verdad, en la universidad había varios "grupos de rockeros", pero se podría decir que eran los únicos que no tenían el más mínimo interés en hablarle a otro como ellos, y las pocas veces que lo habían hecho, más del ochenta por cierto, por poner un número, habían terminado peleándose… o Más bien él, Matt sólo le defendía la espalda cuando exageraban en numero de diferencia de personas.

Por lo que, cuando uno de los dos llegaba tarde, casi siempre andaban vagando solo por la universidad, o sentados en las escaleras de la entrada, como solían hacerlo. Pero esa vez, Mello solo se limitó a quedarse sentado en una silla frente a la mesa de la cafetería, no sabía porque Matt aún no llegaba, pero realmente le molestaban aquellas miradas de "¿Por qué tan solo?" por parte de sus compañeros o demás personas que ya le conocían y bien sabían que sólo le hablaba al pelirrojo. Y no se estuviera quejando mentalmente, de no ser porque su primera clase fue libre.

— ¿Sabías que comer con mala cara, sólo hacer que pierdas el apetito? ¿O es mera gula?

Mello miró a Matt parado frente a él, con la misma expresión que ya bien conocía, sonriente.

— ¿Sabías que es molesto ver a la gente comer? ¿O es sólo porque eres un acosador?

—Ey, vamos, nadie quisiera acosarte, comes con cara de cómo si estuvieras apunto de degollar a alguien o algo por el estilo, lo cual es... algo raro ahora que lo pienso — Tomó asiento a su lado, dejando su mochila en la otra silla. — ¿Tan de malas te pone que llegue tarde?

— ¿Estabas enterado de que no íbamos a tener la primera hora de clase, maldito traidor? — Le amenazó juguetón, señalándolo con el tenedor de su comida.

—En realidad me quedé dormido…— Rió levemente, llevando una mano detrás de su nuca a forma de disculpa — Pero me alegra saber que no fue en vano.

El rubio rodó los ojos, y en un último bocado, terminó su desayuno, dejando el plato de lado.

—Por cierto…— Llamó su atención el pelirrojo — Tengo que decirte…

— ¿Hum? — Sin decir nada más, Matt puso en la mesa frente a él, un pequeño anuncio que Mello inmediatamente reconoció… El flyer de la fiesta de vacaciones que hacía siempre la universidad. Torció su gesto en una mueca extraña, mirándolo — No pienso ir, si es lo que tratas de decir, no bailo y lo sabes.

—Hm, no, no es eso— Aclaró un poco tímido — Mira hasta abajo, señalan que están buscando bandas para que toquen…

Mello miró a Matt, después el anuncio… luego regreso su vista hacía él

—Aja... ¿Y que con eso?

— ¿No te interesa?, es decir, sería divertido, nunca hemos ido a ninguna fiesta de la universidad porque no nos acoplamos, pero tocar en un escenario sería interesante. —Ostentó mirándolo a los ojos, esperando una respuesta positiva.

Y Mello descompuso aún más su rostro… Cosa que siempre le extraño a Matt, siempre se preguntaba como Mello lograba hacer esas extrañas caras, y se hubiera reído… si no fuera porque realmente le interesaba el tema.

—Estas bromeando, ¿Cierto?

—En realidad, creo que es una buena idea

—Creo que conoces de antemano mi respuesta, Matt. — Sin más, se levantó tomando su mochila, seguido rápidamente del pelirrojo.

—Sería cambiar de rutina, siempre estas diciendo que sería bueno hacer cosas nuevas. — Le mostraba el flyer mientras ambos caminaban por el pasillo entre la multitud.

—Pero yo hablo de salir de este pueblo, no de ir a hacer el ridículo en fiestas universitarias.

—No es ir a hacer el ridículo, es ir a divertirse ¿Tan siquiera conoces el significado de esa palabra?

El susodicho se detuvo unos momentos, pensando en las veces que le había tocado ver las malas rachas de Matt, haciendo algo vergonzoso o siendo perseguido por perros… y rió.

— ¡Claro! Si tú me las enseñaste. — Le hizo saber a modo sarcástico, retomando su paso.

—Hablo en serio Mello.

—Yo también.

— ¡Pero yo más! — Matt era una persona en extremo paciente, pero a veces Mello era demasiado… mordaz. —Sólo por esta vez, si no te gusta, ya no volvemos a hacer.

— ¿Tan seguro estas de que me va a gustar tocar ahí?

— ¡¿De que están hablando¡? — Una tercera voz femenina se hizo presente en la conversación, ambos volteando a verla, el rubio la reconoció como una de las chicas que le hablaba al guitarrista.

—Oh, nada importante Tatsuki ¿Por qué lo preguntas? — Le contestó amable Matt.

—Hm, no nada, es que… se escucha raro de lo que estaban hablando…— Dijo ella con una sonrisa nerviosa.

Y fue entonces cuando Matt vio el morbo en las palabras.

— ¡No, no! —Negó rotundamente con las manos y a la vez negando con la cabeza — ¡No nos referíamos a eso! Es sobre la fiesta de la próxima semana, que están buscando bandas de rock.

La muchacha de cabello negro, entendió entonces la conversación que accidentalmente había escuchado entre ellos dos, y vaya susto que se había dado, aunque Mello, quien apenas había captado todo, había palidecido.

—Oh ya veo. Por cierto, te busca Matsuda, esta en el laboratorio de química, quería hablar contigo precisamente sobre eso —Acomodó mejor su mochila y se despidió de ellos —, bueno, nos vemos después, tengo clase de karate ¡Adiós!

Ambos la miraron irse. Era extraño que una chica japonesa se encontrara ahí, pero para ser alguien de intercambio desde Japón, no resaltaba mucho entre los demás.

— ¿Vas a ir con él? — Indagó Mello despreocupadamente, aunque Matt sabía que a él no le agradaba Matsuda… empezando porque fue él quien le indujo al vicio del cigarro hacía un año.

—No lo sé, a decir verdad, tiene un par de semanas buscándome, quiere formar un grupo, pero realmente no me gusta como canta… Además el tipo es algo enfadoso.

— ¿Te invitó a formar un grupo? — Se interesó repentinamente el baterista.

—Si, desde la última vez que me escucho tocando la guitarra acústica la vez que la traje, esta como obsesionado con eso, o algo así — Se rascó un poco la cabeza en ademán de desinterés…Pero fue entonces cuando tuvo una idea —. Aunque, claro, si mi intento de tocar contigo en la fiesta falla, tendré que acudir a él. — Agregó, esperando una reacción por parte del rubio.

—Lo dices como si fuera tan fácil remplazarme —Contraatacó seguro de si mismo.

— ¿Acaso lo dudas? — Sonrió con picardía.

Mello mordió levemente su labio inferior, realmente no tenía un muy buen presentimiento de lo que podría salir si él y Matt formaban una banda temporal para la fiesta, pero… Mucho menos le agradaba la idea de la influencia que traía Matsuda hacía Matt, y es que Matt era un reverendo despreocupado, no medía sus malas dediciones, por eso a veces tenía que andar detrás de él…

Resignado, rodó los ojos y suspiró.

—Bien, sólo esa noche.

Y una sonrisa de oreja a oreja se formó en Matt. Hubiera abrazado a Mello, pero bien sabía que terminaría siendo golpeado por él. Por primera vez en mucho tiempo, agradecía el hecho de que Mello se dejaba llevar un tanto por sus emociones, sin hablar de que aunque no lo aparentaba, celaba un tanto su amistad.

Mientras tanto, Mello se maldecía mentalmente, solamente quedaba esperar que su presentimiento sólo fuera eso, un presentimiento.

En todo caso… ¿Qué es lo peor que podría suceder?


N/A: Oficialmente, comienza este Crossover.

Le debo muchisimo a Zam, ya que ella, me dio la idea de cruzar Bleach con Death Note, y usar a Grimmjow precisamente, ¡Gracias por ayudarme con tus opiniones cada vez que te lo pido! No se quedan atrás mis lectores, que, aún que sean pocos, están al tanto de mi historias, realmente, que yo sin ustedes, ni me animaría a subir fics, ¡Miles de gracias!

Si les gusto algo de esta historia, quieren hacer una critica constructiva, o alguna opinión, yo con mucho gusto los leo, contestare por Replay Review los que no sean anónimos, y en caso de que si sea anónimo, los contesto en el siguiente capítulo. Así como agradezco que coloquen esta historia en sus favoritos, alerta, o la recomienden.

¡Muchas, muchas gracias por leer!

Hasta el próximo capítulo:

-EstephanyW

13/Dic/2010